p. ━🌕 under the full moon.
☆*・。゚⋆☾⋆ ━🌕 under the full moon.
Había algo hermoso sobre la luna, tan antigua como misteriosa. Una fuerza que atraía a todas las criaturas de la tierra como polillas a la luz, mágica y etérea. Lo cierto era que la luna no tenía luz propia, brillaba gracias al sol, atraída por la gravedad del planeta y causando, aún así, grandes cosas. La luna maneja las mareas, el clima, el ciclo de la vida terrestre, tiene el tamaño perfecto y la distancia justa para causar un eclipse, era preciso decir que sin el satélite la vida no podría haberse desarrollado. Y simplemente dejarnos maravillados con su mera existencia.
Pero lo más importante, ha sido testigo de grandes sucesos, ha visto guerras, ha visto paz y dicha, vió corazones romperse y confesiones temerosas, vió encuentros de amantes y votos hechos bajo su protección. No importa la distancia ni el tiempo que transcurra, al final todos vemos la misma luna y con ella miles de promesas hechas a lo largo de la historia de la humanidad.
Era de noche, la primera vez que se vieron. Ella había estado apresurada y hambrienta, no había nadie en casa y sus dotes culinarios no eran los mejores, la época de exámenes y admisiones para la universidad la estaban dejando deshecha. Se desencantó entonces por un minimercado que había a la vuelta de su casa, arrastrando sus pies y dejando que su mochila colgara por sus hombros como un peso muerto. No sería la primera vez que iba a comprar para su cena, se atrevía a pensar que ya se estaba haciendo costumbre para este punto y prefería que fuera así, si era sincera consigo misma.
Bostezó una vez visualizó la tienda y la fuerte luz causó que cerrara sus ojos por un momento, probablemente necesitaba dormir unos seis meses como mínimo para recuperarse y ni quería pensar en que apenas empezaba. Solo a ella se le ocurre elegir estudiar algo tan difícil, pero es algo que siempre quiso, realmente no le importaba lo mucho que estaba peleando por lograrlo, sabía que podía conseguirlo y que valdría la pena en el futuro. En este momento solo quería quejarse.
Empujó la puerta con pereza, dejando que el aire acondicionado y el suave aroma del local la recibieran. Seguía siendo un saludo más cálido del que recibía en casa, porque ahí siempre estaba vacío y en silencio, por lo menos aquí podía saludar a alguien.
—Bienvenida —saludó el chico encargado del lugar, ella alzó la mirada notando que no se trataba del mismo de siempre. Llevaba una gorra y un barbijo, igualmente se podía ver su cabello rubio escondido debajo.
—Oh, buenas noches. —Devolvió el saludo mientras ingresaba, se dirigió hasta el sector de comidas sabiendo exactamente dónde estaba, ocultándose detrás de las repisas mientras pensaba en lo mucho que se le antojaba un kimchi. Al final eligió llevar un tteokbokki, una soda y un kimbap en forma de triángulo.
Cuando volvió hasta la caja, el chico estaba arreglando los productos detrás de él. Se veía igual de cansado que ella y supuso que sería porque le tocaba el turno de noche, no le dió mucha importancia puesto que no era de su incumbencia. Dejó los productos sobre la mesa para que pudiera pagar, mientras el encargado pasaba la máquina por su cena, se aventuró a ver los productos que se encontraban a los costados para ver si podía llevar algo más. Volvió a bostezar aún más cansada que antes, tapó su boca con su mano y unas lágrimas se acumularon en sus ojos debido a esto.
—Serían siete mil wones —avisó el chico una vez terminó de registrar los productos que vendía, ella asintió parpadeando para alejar las lágrimas, mojando sus pestañas negras en el proceso. Deseaba comer, darse una buena ducha y tirarse a la cama. Buscó su billetera en su mochila, para luego dejar el dinero sobre la mesa registradora—. ¿Va a querer bolsa?
—Si, por favor —asintió pasando su mochila de vuelta por sus hombros y se estiraba, una vez toda su comida estuvo en una bolsa lista para llevar se la entregó con amabilidad. Recién en ese momento, ella se dió cuenta que él era demasiado alto y él, en cambio, notó sus ojos azules. Sin embargo, la chica estaba demasiado hambrienta como para darle importancia al hecho de que el nuevo encargado era guapo, lo único que quería era la salsa del tteokbokki picándole la lengua y tener la barriga llena. Sujetó la bolsa sonriendo sin mostrar dientes—. Gracias, ten una bonita noche.
Con aquel despido, se dió la vuelta para salir del local y dirigirse bajo la luz de la luna creciente hasta su casa. Aquel primer encuentro no había sido muy significativo y posiblemente el valor del momento se apreciaría en algún futuro, lo interesante ocurrió con el paso de los días, pues ella iba a comprar todas las noches sin falta. A veces variaba sus comidas, en otras agregaba más cosas como para una chica de su edad. En ninguna de esas veces ella se quedaba a comer ahí y no cruzaban más palabras que las adecuadas. Fue una noche, cuando la luna llena había llegado a su punto más alto, cuando algo cambió.
El chico se veía aún más cansado que de costumbre, ella lo notó ni bien entró aquella noche al minimercado. Había algo en sus ojos, tal vez las ojeras poco visibles debajo de la sombra de su gorro o el brillo opaco en su iris, ella sabía que no debería de importarle pero cuando se puso frente a él con su compra del día, él siguió entre sus pensamientos. La chica pasó la mano por enfrente de su rostro viendo como él parpadeaba rápidamente, bajándose de la nube donde había estado. La miró entonces, por un momento breve se había olvidado dónde estaba y comenzó a vagar por recuerdos dolorosos. Tal vez se debía a la luna.
—Hola, ¿estás bien? —preguntó ella, alzando la mirada, sus ojos azules, que podían significar su ascendencia extranjera, lo vieron con genuina preocupación. Él parpadeó bajando la mirada hasta la mesa viendo lo que había decidido comer esta noche, agregando una bebida temática de Kuromi por esta vez.
—Ah, si, lo siento. —Sacudió su cabeza ligeramente antes de comenzar a pasar la máquina por las etiquetas y dejar de robarle su tiempo. Ella no se vió convencida, ladeó la cabeza, puso una mueca y desvió su mirada hasta el paquete de ramen que comería esa noche.
—No te preocupes —murmuró, quedándose en silencio un momento—. ¿De verdad estás bien? —Él la miró de nuevo por unos segundos sumamente largos, asintiendo al final.
—Si, estoy bien, solo pensaba en algo —respondió sacándole importancia, cuando terminó de registrar su compra comenzó a ponerlo en una bolsa como acostumbraba hacerlo desde hace dos semanas—. Serían diez mil wones.
—Sabes —comenzó a decir ella mientras contaba el dinero que debía entregar en su billetera—, vengo aquí todas las noches y básicamente te veo todos los días, y pienso seguir viniendo, pero no sé cómo te llamas.
Él alzó las cejas sin haber esperado aquello, ella se veía completamente despreocupada mientras sacaba sus billetes, simple y respetuosa amabilidad, casi parecía indiferencia si no fuera por la pequeña sonrisa en sus labios. Era una completa extraña que aparecía cada noche para buscar qué comer y él era el encargado de vendérselo, más por el momento, era la única que le hablaba y le saludaba como una persona normal. Era la única que le hablaba, más bien, desde que se aisló de todos. Ladeó la cabeza y el silencio se extendió hasta que ella dejó el dinero sobre la mesa y lo miró con aquellos ojos tan azules como el mar de aquel día de playa.
—Dohwa —respondió finalmente, ella sonrió y fue entonces que el rubio le devolvió una sonrisa que no mostraba desde hace mucho, aunque fue pequeña, estuvo ahí.
—Un gusto Dohwa, soy Miyeon —se presentó pasándole la mano, él no pudo evitar extender aquella sonrisa que le sentaba tan bien antes de aceptar el gesto y tomar su mano.
Ella siempre se veía cansada y él parecía odiar su vida, pero aquella noche pudieron conocerse finalmente y con nadie más que la luna como testigo.
ㅤઇઉㅤㅤ𓈒ㅤ𝅭ㅤㅤ﹙♡﹚ㅤׅㅤㅤ५
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holis, prólogo cortito para empezar, esto lo tengo escrito desde septiembre del año pasado dios y recién lo saco lmao.
en fin, no tengo mucho que decir, espero les guste ¡nos leemos! (desaparece)
Mag.
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