๑ 03; Final

❝Porque nunca supe que

podías sostener la luz de

luna en tus manos, hasta

la noche en que te tuve.

Eres mi luz de luna.❞

Moonlight – Ariana Grande

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Ahora estábamos en la recepción y la cena se estaba sirviendo. Mientras que yo me encontraba con la cabeza de Yoonie en mi hombro y nuestras manos entrelazadas. Es suficiente para mí sentir tu abrazo, ¿cómo se supone que viva sin ti? Ni siquiera puedo imaginarlo.

No puedo dejar de pensar en todas las cosas que amo de ti. Estoy bien solo con tenerte, cuando me ves, también tengo curiosidad, el dolor desaparece, mi cuerpo se siente más relajado. Te necesito al menos una vez al día.

Bajo mi mirada buscando tus ojos y ríes cuando nos vemos. Cuando te veo me siento tan cómodo, siento tu calidez y me haces sonreír. Estoy a punto de besar tus labios nuevamente cuando alguien golpea una copa y te hace levantarte. Buscamos a la persona que hizo aquel sonido y reímos.

— ¡Es hora del brindis! —dicen Jae y Rosé, quiénes eran nuestros padrinos—. Estamos muy felices de que estas dos personas de aquí se estén casando, nosotros los conocemos incluso antes de que notarán sus sentimientos por el otro.

— Es algo loco verlos casándose, pero estamos muy contentos por ustedes, así que les deseamos lo mejor, ¡por los novios! —Rosé alzó su copa.

— ¡Por los novios! —dijeron el resto al unísono.

Posteriormente el sonido del choque de varias copas se escuchaba y yo sonreí chocando la copa con mi esposo.

Cenamos con todo el mundo envuelto en una felicidad increíble, aunque estaba totalmente seguro de que nadie se sentiría más feliz que yo en este momento. Te amo, quiero que sepas que mi corazón es tuyo y que tal vez eres la persona más dulce de este mundo.

La cena terminó y era el momento de levantarnos a partir el pastel, el momento del postre. Realmente no tenía idea de cómo partir aquel pastel de 4 pisos, así que simplemente tomé el cuchillo contigo y dejé que hicieras todo. Probablemente me culparías si algo salía mal, pero no importaba. Por suerte cortamos bien el pedazo y regresamos a sentarnos, así le servirían a los invitados.

Sentía que el tiempo estaba pasando demasiado lento, pero era mejor, así podría ser más duradero este momento. Cuando menos nos dimos cuenta el anfitrión de la fiesta nos estaba llamando para realizar nuestro primer baile como una pareja casada.

Me pones tan ansioso cuando cruzamos miradas. Estábamos por bailar frente a muchas personas, era bastante normal sentir este miedo. Antes sólo habíamos bailado en grupos pequeños sin ser el centro de atención, pero ahora todos estarían mirándonos. Tomé tu cintura y miré tus ojos dónde se reflejaban las mismísimas estrellas. Cariño, tú eres mi único amor. Mi amor es sólo para ti y para nadie más.

Nos empezamos a mover al ritmo de la canción y me siento flotar. Tus mejillas están rojas y río al verte así.

— Sólo piensa que estamos los dos, solos —te susurro y asientes.

Seguimos moviéndonos al compás de la música y puedo notarte menos tenso. No tienes que preocuparte, amor. He dejado a cargo a mi corazón, ahora, sólo mírame. La persona que está frente a mí es lo mejor que le ha pasado al mundo entero, es un ser hermoso.

Sabes lo que siento, no puedo mentir, la sinceridad es la mejor opción. No quiero compartir esto con nadie, sólo quiero ser para ti. No te preocupes, soy tuyo, soy solo para ti y sostendré tus manos con fuerza, no me dejes ir.

Solo tengo un amor, no dos, solo a ti.

Doce horas después nos encontrábamos en un avión camino a Grecia, dónde sería nuestra luna de miel. Posteriormente a eso tenía planeado ir a Naxos, una de sus islas, para irnos directo a una cabaña algo lejos del resto de la ciudad, aunque para eso debíamos esperar todavía un día.

Estábamos a punto de llegar, aunque todavía nos quedaba otro viaje de como cinco horas hacia la isla, pero no era nada en comparación de las doce horas que habíamos estado viajando antes.
Finalmente el avión había aterrizado, ahora nos encontrábamos en Atenas, la capital griega. Bajamos del avión y el calor de la ciudad nos recibe.

No podía creer dónde estaba y aún más importante, con quién estaba.

Habíamos recogido nuestras maletas y ahora estábamos en un taxi para ir hacia el hotel dónde pasaríamos la noche, antes de ir a la isla. Debíamos descansar un poco, fue un viaje de más de doce horas y realmente no teníamos energía para viajar más tiempo.

El recorrido a la ciudad es asombrosa, en serio ver la arquitectura griega en persona es otra cosa que solo leerla en los libros de historia o leyendas griegas. Miramos por la ventana sorprendidos, era bastante agradable estar ahí.

Era más del medio día y nos encontrábamos llegando a la isla, habíamos pasado cinco horas en aquel ferry. Finalmente habíamos llegado, era un logro. Tocar tierra firme nuevamente se sintió genial y así decidimos almorzar en algún lugar cercano al puerto, nuestro desayuno fue demasiado ligero por el apuro de llegar a tiempo.

Estábamos almorzando cuando decides interrumpir con una pregunta.

— Para ti, ¿qué es lo mejor de estar aquí? —preguntas y te observo.

— Estar contigo, por supuesto —respondo sin más y sonríes tímidamente.

No podía mentir, definitivamente lo mejor de estar en este lugar era la persona. Tomé tu mano y entrelacé nuestros dedos, quedando así nuestros anillos juntos. Terminamos de comer y nos retiramos de aquel lugar en búsqueda de otro taxi para irnos hacia la cabaña.

Pasamos toda la tarde entre juegos y risas, paseando en la playa y nadando un poco en el mar. Haciendo castillos de arena y destruyéndolos. Debido a la diferencia horaria, no habíamos podido dormir tanto cómo esperábamos, pero el sol está saliendo y tú estás justo aquí a mi lado.

La película está comenzando, pero no la veremos esta noche. Cada mirada, cada caricia, hace que quiera darte mi corazón. Quédate así como eres.

Beso tus labios suavemente, el dulce sabor de ellos embriagándome cada vez más. Nuestros cuerpos empiezan a reaccionar y nos adentramos en las profundas llamas, dejando que nuestros cuerpos sean consumidos. Nuestros cuerpos ahora están unidos, pero todavía faltaba algo, aquella marca que finalmente remarcaria el destino que se nos había dado.

Susurro palabras llenas de amor en tus oídos, mientras pido permiso para morderte. Tú sonríes, aquella sonrisa que veré por el resto de mi vida, finalmente asientes y no puedo evitar sonreír aún más.

Beso las puntas de tus dedos, mientras deseo que seas todo mío. Pongo mis labios en tu cuello, dejando delicados besos antes de finalmente morder. Nuestro destino había sido marcado, dulce como caramelo.

Porque nunca supe que podías tener luz de luna en tus manos, hasta la noche en la que te tuve. Eres mi luz de luna.

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