Tu deber.
Capítulo 3.
Tu deber.
Si volvía a escuchar las palabras "porque es tu deber" probablemente se tiraría al vacío desde el balcón de su habitación.
Sus padres, Adolfo y Beatriz Arrieta, los Alfa de la manada tenían muy grandes y altas expectativas.
—Sólo tranquilízate.
—No voy a tranquilizarme Duncan; es mi vida, mi futuro; no me gusta que ellos decidan eso— Julián estaba molesto porque sus padres habían tocado nuevamente el tema de su matrimonio con Gina, una total desconocida por cierto. La chispa esmeralda en sus ojos oscuros delataba el hecho de que sus emociones estaba a flor de piel.
—Al menos vas a casarte pronto, seguramente con una guapa y fértil hembra; y como dice tu madre, incluso podría ser tu verdadera pareja destinada— dijo el muchacho de cabello castaño y ojos miel antes de dejarse caer sentado en la enorme cama; estaban en la habitación de Julián.
—Eso no me consuela.
—No se supone que lo haga, sólo lo dije— se miró las uñas.
—Qué cabrón— murmuró Julián ya un poco más relajado.
—Oye, mi madre supo que alguien rondó las caballerizas sin permiso la otra noche—cambió el tema.
—¿Se lo dijiste?
—No seas idiota— frunció el ceño, —por supuesto que no; los malditos perros guardianes son los chismosos.
—Uf, pues qué suerte la nuestra— tomó asiento al lado de Duncan, pasando la diestra por su cabello negro.
—Qué suerte la mía— le corrigió, —me hizo confesar mi crimen y he recibido un castigo tremendo; dijo que si quería salir de noche lo haría pero como un verdadero macho, me asignó a la guardia nocturna con Alberto, ese tipo está completamente loco.
Alberto era uno de los miembros sobresalientes del equipo dedicado a la defensa de la manada, el que lideraba la madre de Duncan.
—Eso he escuchado.
—No no, las historias se quedan cortas; entre ronda y ronda hace ejercicio, que si cien flexiones, abdominales, saltos; y lo peor es que me obligó a hacerlo también.
Julián rió, sabía que su amigo sólo se ejercitaba lo necesario para ser un buen cazador y para verse bien.
—Búrlate maldito— se quejó el castaño, —deberías agradecerme porque no te mencioné, pero la próxima vez le diré a mi madre que en realidad fue tu idea y tú también estabas conmigo.
La risa del pelinegro fue cesando poco a poco; —eso no lo harías.
—Pruébame— le retó con un gesto de falso enojo.
—No lo harías porque eres un gran amigo— Julián rodeó los hombros de Duncan con uno de sus brazos y lo acercó a su cuerpo; —el mejor que tengo.
—El único que tienes.
—Sí, también— le besó en la sien y agregó, —es por eso que quiero proponerte algo.
—¡Ajá! Ya me las olía, eres un interesado.
—¿Ves como tengo razón? Eres tan buen amigo que me conoces como la palma de tu mano.
—Deja de alagarme y escupe de una vez.
Julián se aclaró la garganta tomando así un poco más de seriedad y dijo, —Vámonos a la ciudad; pronto me presentarán a Gina, no quiero casarme sin antes haber vivido.
—¿Qué has dicho?— abrió enormemente los ojos.
—Que vayamos a la ciudad a divertirnos.
—No, lo otro. ¿Quieres casarte; lo has aceptado ya?
—Me he resignado, que es distinto— Julián suspiró, —aunque mi madre lo afirme dudo que Gina sea mi pareja destinada, no quiero estar en el altar sin saber que al menos intenté conocer a la mujer correcta.
Duncan le miró con una mezcla de intriga e incredulidad, luego exhaló; —antes de decidir si ir contigo o no, tengo algunas dudas.
—Te escucho.
—Primero. ¿Cómo planeas hacer que tus padres te dejen ir, llevarás escolta? Segundo; cuando la encuentres, si es que la encuentras, ¿cómo sabrás que es la indicada? Pocos han hallado a su otra mitad. Y tercero pero no menos importante, si no la encuentras, ¿en verdad te resignarás a casarte con Gina, no objetarás ni volverás a discutir con tus padres?
Julián quitó el brazo que hasta entonces había permanecido sobre los hombros de Duncan para adoptar una pose diferente: separó las rodillas y apoyó los antebrazos en los muslos, dejando caer su cabeza al frente.
—Como regalo adelantado de cumpleaños le pediré el dinero suficiente para irnos una temporada a la capital sólo nosotros dos; para no llevar guardias o compañía extra juraré no volveré a discutir y acataré sus órdenes sobre la boda cuando estemos de regreso.
—O sea, no sabrán que en realidad vas en busca de tu pareja, sólo creerán que vamos a tu único y último viaje de soltero. ¿Cierto?
—Exacto.
—¿Y si sí la encuentras?— la voz de Duncan mostró preocupación; —habrás hecho un juramento que sabes que no podrás romper.
Porque los Alfas se tomaban muy en serio los juramentos, algunos incluso los hacían con sangre.
—Si es así entonces escaparé o ya veré como me las arreglo. ¿Qué dices, me acompañarías? Aún no se lo he dicho a mis padres hasta no saber si cuento contigo.
—Lo que planteas es una real locura, es la cosa más idiota que he escuchado; —Duncan hizo una pausa y sonrió ampliamente, —¿pero alguna vez te he dicho que no?
Julián se echó a reír, feliz y aliviado; —gracias, amigo.
~*~
La mirada de Adolfo era de por sí dura, la cejas pobladas y oscuras le daban más fuerza y ahora que tenía el ceño fruncido realmente era de temer.
Duncan bajó la cabeza evitando el contacto visual y maldijo el momento en el cual aceptó acompañar a Julián a la audiencia con los Alfa y la Beta de la manada.
Julián tragó fuerte esperando algunas palabras por parte de sus padres; sin interrupción había expuesto su petitoria y también el juramento de "no causar problemas a su regreso"; ahora aguardaba por el veredicto.
—¿Por cuánto tiempo dices que deseas irte?— habló por fin su madre.
—Por seis meses— contestó firme.
—Es mucho; estábamos planeando la primera reunión con Gina dentro de tres semanas.
—¿Para qué tanto; qué harás durante seis meses?— intervino Adolfo —no pensarás buscar una amante. ¿O sí?
—Ya se los he dicho; me gustaría tener la experiencia de vivir fuera de casa y lejos de la familia, y seguramente también una despedida de soltero— resumió.
—Cariño, si eso es lo que deseas mejor hagamos una fiesta— dijo Beatriz.
—No, madre. Ustedes insisten en que me case pronto, entonces debo valerme por mi mismo. ¿Cómo podré liderar la manada en el futuro si nunca me dejan resolver mis asuntos solo, si ni siquiera conozco cómo son las cosas fuera de este territorio?
Adolfo resopló, su primogénito tenía un buen punto, —tienes mi permiso pero sólo será un mes.
—Tres— pidió.
El Alfa gruñó, —dos, y es lo único a lo que puedes aspirar, Julián.
—¡Acepto!— no se arriesgó; luego miró a su madre, sabía que también ella pondría condiciones.
—Llamarás a casa por lo menos cada segunda noche, y si no estás a gusto, tienes problemas o hay alguna emergencia volverás a casa inmediatamente.
Julián asintió, —entendido.
Adolfo miró a Dafne, su beta y prima hermana; —Julián tiene mi permiso para salir de nuestro territorio, pero sobre lo que concierne a Duncan es tu decisión; si tu respuesta es negativa entonces se le asignará un acompañante a mi hijo.
—Sí, Alfa— Dafne cabeceó; sus ojos miel era la herencia más evidente que había recibido Duncan de ella.
Por un momento Julián pensó en quejarse de la posibilidad de un acompañante asignado por su padre, pero confió en que Duncan pudiera convencer a Dafne.
~*~
—Seguramente tú has participado en la planificación de ese viaje. ¿O me equivoco?— preguntó Dafne a su hijo, ahora estaban en la habitación del joven. Por ser los más cercanos a los Alfas ambos vivían en la gran casona.
—No madre; en verdad no fui yo.
—¿Esperas que lo crea?
—Espero que confíes en mi— hizo un mohín con los labios en un infructuoso intento de gesto infantil.
Dafne suspiró y se sentó en la silla cerca a la cama donde estaba él, —confío en ti, hijo—, sus ojos miel mostraron su sinceridad, sus orbes contrastaban con su piel canela, era una mujer muy guapa; algunos lobos la habían intentado cortejar pero ella jamás se mostró interesada, después de enviudar dedicó todo su tiempo en crecer a Duncan y en sus responsabilidades como Beta.
—Cuando Julián lo propuso verdaderamente pensé que era una locura pero entendí su punto; está bien querer probar algo de libertad antes de permanecer atado a algo que él no quiere.
—Estás siendo un buen amigo al apoyarlo— le sonrió, —¿Pero tú en realidad quieres ir?
—Por supuesto que sí quiero ir; aunque sea un mal amigo— gimió antes de declarar, —en realidad el propósito de su viaje es buscar a su compañera, no quiere casarse sin saber que lo intentó. Sé que lo de la pareja destinada es sólo un mito pero no quise romperle sus ilusiones, soy un pésimo amigo.
La mirada de Dafne se suavizó, acarició el antebrazo de su hijo y le preguntó, —¿En verdad crees que es un mito?
Duncan la observo y declaró con firmeza, —Por supuesto, no se sabe de alguien que haya encontrado la suya.
La mujer apretó los labios y cabeceó asintiendo casi imperceptiblemente, —Comprendo. ¿Pero, sabes? No creo que seas un mal amigo; dejarlo que sueñe con que en verdad la encontrará está bien.
—¿Y cuando no lo haga? Mientras más alto viaje en su nube más dura será la caída.
—Entonces tú estarás allí para ser su paracaídas.
—¿Qué quieres decir; tengo tu permiso para ir?
—Claro, pero tómalo como una prueba de tu responsabilidad y madurez— Dafne se puso de pie, —llevarás esto contigo— de su cinturón tomó un arma con todo y su funda; —no sólo para protegerte a ti, sino también al primogénito del Alfa. ¿Entiendes la importancia de eso?
Duncan palideció, no por lo que tenía ante sus ojos ya que él sabía manejar muy bien la pistola, el rifle, el arco y la ballesta, su madre se había encargado personalmente de ello; su real preocupación era porque no había reparado en la magnitud del asunto.
—¿Duncan, lo comprendes?— repitió.
—Ss-sí.
—¿Qué has dicho?
—Sí, lo comprendo, madre.
—Bien, porque durante los próximos dos meses será tu deber mantener a salvo al próximo Alfa— y colocó el arma en las manos del joven.
----------
ESPACIO PARA CHARLAR: Les recuerdo que los "adelantos" y comentarios están en "El baúl del tesoro". Se supone que el link / liga / url está en mi perfil de esta cuenta, pero parece que algunos de ustedes no lo pueden ver, así que pueden encontrarlo en FB como "Indigo: El baúl del tesoro.", o como "IndigoER.TheReal". No hay pierde, estoy usando los mismos avatares (la cola de sirena color aguamarina). [Índigo]
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top