❝¿He mencionado? Que estoy

enamorado de ti. ¿Y he

mencionado? Que no hay nada

que pueda hacer.❞

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Did I Mention – Mitchell Hope

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Debía ser honesto, estaba muy nervioso.

Había decidido volver a la misma casa donde tuvimos aquella cita especial hace un año. En aquel lugar donde hicimos aquel picnic bajo la luz de la luna y las estrellas, aunque sigo creyendo que eres más hermoso que ellas. Esta vez es mucho más especial que entonces, tenía una gran propuesta que hacerte y estaba realmente nervioso.

— Hemos llegado, bebé —abro la puerta del auto, esperando a que bajes. Lo haces y observas el lugar, asombrado como la primera vez.

— Hyung, ¿por qué estamos aquí de nuevo? —preguntas observándome con aquel brillo particular en tus ojos.

— Para recordar viejos tiempos, así que entremos —cierro la puerta del vehículo y procedemos a pasar a la vivienda.

— Sigue siendo tal y como la recordaba —miras alrededor y sonríes.

— Eso es cierto —afirmo—. Ahora sólo sigue el camino, debo llevar algo más.

— Está bien —respondes y puedo verte dirigiéndote al patio.

Puedo sentir mi cuerpo entero temblando, este tipo de situaciones no eran fáciles de manejar para mí. 

Tenía que saber qué camino tomar y estuve esperando a que me dieras una señal. Tienes que mostrarme que solo serás mío, no quiero ir ni un minuto más sin ti. Eso sí, si tu corazón simplemente no me quiere, no sé qué haría. Porque mi amor por ti es ridículo, nunca supe que puede ser así.

Finalmente salgo al patio y te observo, me haces feliz con simplemente ver tu lindo rostro observando todo, como si estuvieras descubriendo un montón de cosas nuevas. Volteas y me miras viéndote, tus mejillas encendiéndose. 

— ¿Cocinaste tú solo de nuevo? —preguntas y rio.

— Diría que sí, pero pedí un poquito —puse énfasis en la ultima palabra—. De ayuda.

— Está bien, te creeré —ríes y te miro ofendido—. Es una broma, tonto. Ven, comamos.

Cenamos bajo la luz de la luna mientras hablamos un poco y reímos, en serio era una velada increíble. Luego tenia planeada una caminata por la playa, antes de realizar mi propuesta.

¿He mencionado? Que estoy enamorado de ti. ¿Y he mencionado? Que no hay nada pueda hacer. ¿Y por casualidad dije? Que sueño contigo todos los días, pero déjame gritar en voz alta si eso está bien.

— Esto está delicioso —hablas.

— ¿Sí? —asientes—. Eso lo hice solo —admití—. También preparé flan, sé que te gusta.

— ¡Oh por Dios! —gritas emocionado—. Tengo el mejor novio del mundo.

Reímos mientras terminamos de comer. No podía estar más feliz, era la segunda vez que preparaba toda una cena para ti, anteriormente había preferido irme por la opción más fácil de pedir comida o simplemente ir a un restaurante. La noche era especial, así que debía convertirme en un cocinero especial.

— La luna está tan hermosa hoy —hablas. Llevábamos un rato recostados en la arena viendo el cielo, en un completo silencio que decía más que mil palabras.

— Lo está —afirmo—. Tú estás más hermoso.

—Ríes y cubres tu rostro—. Basta, no quiero terminar como un tomate.

— Pero luces muy tierno así —nos volteamos a ver y retiro algunos mechones de tu rostro para poder mirarte fijamente a los ojos.

Mientras el mundo se hace más frío, mi corazón se calienta con tu flama azul. Con solo encender la llama azul, empiezo a correr a ti, arroje mi todo, caí. Caí ante ti, como a la llama azul, entre tus dedos, como si me controlaras. Derritiendo mi temperatura corporal.

— No —haces un puchero—. No luzco tierno.

— Está bien, bebé —reí, levantándome—. No luces tierno entonces. Ahora, ¿podría acompañarme a dar una caminata en la arena? —extendí mi mano.

— Le acompañaría a dónde quisiera ir, siempre —tomas mi mano y empezamos a caminar.

Eres el único por el que me siento atraído. Si tú también te sientes así, esto no es en vano. Yo reaccioné y tú aceptaste, así que ahora quiero realizar todo el recorrido.

— Me sorprende no ver muchas casas ocupadas por aquí —me dices—. Si fuera más tarde supondría que todos duermen, pero es bastante temprano, no tendría sentido.

— Claro, ¿quién dormiría a las nueve de la noche? —pregunto.

— Por esa misma razón, hyung —aprietas más mi mano—. Pero es algo bueno, así podemos estar tranquilos por aquí.

— Nadie nos molesta.

— ¡Exacto!

Tus días se hacen cortos y las noches más largas. Mis días también y tú eres la razón.

— No había venido a la playa desde que vinimos la última vez —me cuentas—. ¿Mañana podemos pasar el día en la playa?

— Cómo quieras, sabes que podemos hacer todo lo que te haga feliz. Tu felicidad es la mía.

— Ya, qué cursi.

— Perdón por tanta diabetes que debo estarte dando.

— ¡Disculpas aceptadas! —dices y sales corriendo.

— ¡Oye! Está oscuro, no es justo —trato de alcanzarte y te abrazo al lograrlo.

— ¡Tramposo! ¡Tú ves mejor en la oscuridad que yo! —reclamas.

— Yoonie, vemos exactamente igual.

— ¡Mentira! O quizás yo soy muy lento —cruzas tus brazos.

Era el momento.

— ¿Sabes algo? —pregunté.

— ¿Qué cosa?

— ¿Te he mencionado que me enamoré de ti? Conocí a este chico que mueve mi mundo como si nunca hubiera sido sacudido —empecé a cantar y tú cubrías tu rostro, ligeramente avergonzado—. Y ahora sólo vivo para él y nunca me detendré. Nunca pensé que podría pasarle a un chico como yo, pero mira lo que has hecho, me tienes —me empecé a arrodillar mientras me observabas aún emocionado—. De rodillas.

Puedo notar la emoción en tus ojos y lentamente cubres tu boca por la emoción. Me dirijo al bolsillo del short que llevaba y saco aquella caja con el anillo dentro. Lo observo por un momento y abro la caja.

— Quédate conmigo, seamos dos para siempre —tus ojos brillan más que las estrellas, mientras me observas atónito—. ¿Serás mi esposo? —termino de abrir la caja y te observo, nervioso.

— ¡Sí! —respondes finalmente.

Me levantó sacando el anillo y poniéndolo en tu dedo. Una hermosa promesa de una larga vida juntos.

— Kook —pones tus manos en mis mejillas y te agarro de la cintura para besarte.

Definitivamente sería uno de los mejores momentos de mi vida.
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Quedan dos partes más que subiré a lo largo del día.

— Kearne.