[FOURTEEN]

"Si te sientes incómodo con la idea… será mejor que lo olvides. Comprenderé perfectamente tu decisión. No soy un niño, Jimin, por mucho que desee airear mis deseos en ti, nunca te obligaré aceptar algo que no estés dispuesto a compartir. Pero recuerda que si me necesitas ahí estaré… en el plano que sea, corazón mío."

Las sombras en la habitación se golpean contra los reflejos de las luces de la ciudad. Una capa de gélido sudor cubre la frente y la espalda de un hombre que se creía muy seguro de su definición hasta hace solo unas semanas.

Una mano cubierta de delicadas cicatrices se encarga de retirar los zarcillos de cabello castaño que enmarcan el rostro de Park Jimin. En el reloj de la mesita de noche pasan las tres de la mañana y no puede evitar que sus recuerdos se mezclen con más cavilaciones.

Noches atrás, atascadas en la línea de la incertidumbre y el desasosiego, había probado la fruta prohibida en la boca de su tutor y ahora nada era tan sencillo.

En un principio, sus acciones quedaron a la sombra del que vive una etapa. No había tenido el valor de contarle a Taehyung lo que había sucedido. No realmente, y la parada docente en el corte de semestre le ayudó a ocultarse de lo inevitable.

Haerim tampoco notó cómo el mundo se le caía a pedazos a su novio. No, para ella solo fue un hecho natural que Jimin le invitara a cenar y aprovechara el retiro de los Lee para dar "el gran paso."

Jimin se repitió a sí mismo que no había comparado el cuerpo delicado de ella con la fuerza acerada de Yoongi. Que donde predominaba el marrón con tonos de atardecer en la mirada de ella, anhelaba naufragar en el océano borrascoso de un hombre que hasta para afrontar el rechazo era elegante. 

La mañana después del fatídico desliz que había sacudido el mundo del más joven aún resonaba en su cabeza. Sobre todo en esas primeras horas del día en que se retomaban las actividades docentes en el Hospital y en que el programa destinado a fomentar la incorporación de jóvenes talentos con dificultades económicas constituía la prioridad. Lo que más había temido estaba a punto de llegar.

Hablar por el chat grupal o sostener una llamada telefónica no se comparaba a tener de frente al objeto de sus tribulaciones.

Era como si estuviera grabado a fuego en su mente. Como si su cuerpo se empeñara en recrear aquel beso incendiario y la conversación que habían sostenido en la mañana.

Cuando los efectos del alcohol habían remitido lo suficiente en su tutor, dando paso a lo que se escondía detrás de la máscara, Yoongi le había declarado sin rodeos sus intenciones.

No era un niño inmaduro, sino todo lo contrario, y Jimin se regañó internamente por explotar en un ataque dramático siendo él más que un receptor en aquella historia.

Podía haberlo apartado, negarse al coqueteo sutil de esa noche o al hecho de descubrir otro aspecto de la vida privada de Min, uno que lo confundía y conseguía hacerle retorcer las entrañas.

La primera alarma, la de las seis de la mañana, interrumpió la espiral de cavilaciones contra las que luchaba el castaño.

No tenía caso esconderse o fingir que podía apagar las pequeñas ascuas que su tutor había espoleado. Con un bufido de resignación, Jimin se liberó de las sábanas y cobertores para iniciar el ritual de alistarse de camino al hospital. 

La costumbre de esperar el autobús había quedado atrás, junto con el inicio del semestre y su despreocupación por el aspecto externo para ser uno de los tantos que rentaba un taxi.

Una camisa azul cielo y pantalones de vestir en gris acero se unían a los zapatos que aún estaba pagando gracias a los malabares en los empleos de medio tiempo que habían ocupado las vacaciones entre semestre. Eran de fabricación italiana y eso le recordó otra vez a Min.

—A este paso te vas a volver loco.

Masculló mientras escogía una corbata que le hiciera justicia al conjunto y anotó mentalmente que debía hacerle caso a Tae y escarbar más en las tiendas de segunda mano, eso y encargar aquel Rolex que solía espiar desde los escaparates de las boutiques del circuito de Myeongdong.

Continuaba divagando cuando un mensaje del chat grupal que compartía con sus compañeros lo obligó abandonar el pequeño vestidor de la habitación.

CHAT GRUPAL. KTH

"Adivina a quién le entregaron su coche nuevo hace unas horas."😌

Jimin negó con diversión. Una sonrisa genuina extendiéndose por su rostro después de haber luchado consigo mismo.

CHAT GRUPAL. JM

"Escribe al privado."

Le regañó el castaño. Estaba consciente que cualquiera en línea podía ver lo que hablaban, incluso cuando no era nada comprometedor.

Taehyung reaccionó con el emoticón destinado a los likes. Minutos después, un despampanante deportivo rojo de los fabricantes Porshe le esperaba en una de las plazas del estacionamiento del edificio. 

—Le haría un monumento a tu madre cualquier día de estos.

Comentó Jimin admirando el vehículo como si fuera su nueva pretendiente. Taehyung negó antes de desbloquear la puerta del copiloto.

—Ugh… se oye pervertido cuando hablas así.

—¿En qué sentido? La señora Kim es todo un referente. Deberías besar por donde camina tu madre, otra persona en su lugar no te habría regalado un coche después de quedar último en la clasificación del semestre.

Una imperceptible mueca se dibujó en las facciones de Taehyung. El menor de los Kim había abandonado el rubio dorado de sus rizos, por el brillante color azabache de su cabello natural.

El aspecto de niño mimado quedaba un poco fuera de lugar con el suéter de cuello de tortuga negro y los pantalones de ante. Taehyung vestía bien, pero hoy, sinceramente se había esmerado.

Después de su pelea no habían compartido mucho el uno del otro, pero Jimin sabía que su mejor amigo estaba en una relación con Jeon Jungkook, el jefe administrativo y director del cuerpo médico del hospital.

Algo en lo que no debía meter la nariz cuando él cargaba con una cruz similar al cuello.

—Olvidé que estaba hablando con Mr. Perfección. En fin, la buena noticia es que ya podemos ir a donde nos apetezca. Esta belleza nos llevaría a la Luna si pudiera.

La mención de la eterna compañera de la noche o del estímulo para que ciertas flores emergieran una vez, dejaron a Jimin fuera de lugar.

—¿Pasó algo? Te has quedado en blanco cuando era obvio que intentabas decir más.

—No… yo… ¿A quién crees que le dejarán la promoción este semestre? No creo que Min mantenga a Nam, aún cuando ha sido el mejor líder.

Taehyung se detuvo en un alto. Sus ojos azules escanearon la expresión ajena antes de ladear la cabeza.

—Tú podrías iluminarnos mejor. Después de todo, eres el pupilo del ogro.

—Tae…

—No lo niegues, Chim. Después de la cirugía de emergencia de Yoongi, has comenzado a mirarlo como el ser humano que no es. Que no te engañe la suavidad con que te lleva ahora, estoy seguro que es solo una mascarada para ponerte las garras encima, aunque, bueno… Para qué preocuparse cuando a ti no te gustan los tíos.

Las últimas palabras cayeron como un balde de agua fría y Jimin agradeció el cambio de luces en el semáforo antes de que Tae retomara el control del coche.

Escenas de aquel beso del infierno se repetían en bucle frente a sus ojos, mientras intentaba encausar la conservación hacia un terreno seguro donde el nombre de su tutor no fuera recurrente. 

Como el deja vu que acompaña a todos los reinicios, pudo encontrar rostros irrelevantes y las mismas facciones de Chae Young, ahora con un corte de pelo al estilo paje y nuevos lentes de sabelotodo; Hoseok, quien había sustituido su comportamiento altenero después de la pelea en los lockers del quirófano por algo más semejante a la cordialidad.

El heredero de los Jung estaba enfundado en telas caras de la casa Louis Vuitton, un conjunto a juego con su brillante cabello, recogido en una atractiva coleta.

Namjoon, si es posible unos centímetros más alto y corpulento; la dulce Eun Ji con otra perforación para ocultar en sus pequeñas orejas.

El mes en que no se habían visto estaba obrando sobre la apreciación externa de sus compañeros de promoción, pero Jimin no era tan idiota como para dejarse engañar por las apariencias.

Nuevas ambiciones se agazapaban bajo el manto de la circunspección, nuevos giros tendían el final del año lectivo como una carrera hacia la supervivencia, mientras se mezclaban con el grupo de estudiantes pendientes a recibir la bienvenida en el Paraninfo del Hospital.

Otra alma igual de contradictoria se las arreglaba para rectificar la impoluta corbata de su traje color verde bosque. Una elección que en otra persona se hubiera presentado anacrónica, pero que en Min Yoongi sólo denotaba sofisticación.

La bata sanitaria se unió al complemento antes de que abandonara su despacho a paso seguro. No quería admitirlo, pero la expectativa burbujeaba en su interior.

Regresar después de un descanso forzado, tomar el control de sus responsabilidades y sobre todo volverlo a ver.

Una sonrisa maliciosa adornó las comisuras del mayor antes de pulsar el número uno en el tablero del ascensor. Cerca de la tercera planta la presencia de Jeon Jungkook interrumpió el flujo de sus cavilaciones.

—Alguien está a punto de abrir la caja de Pandora…

Comentó el pelinegro mientras se apoyaba contra una de las esquinas del ascensor. Despreocupado, con los brazos cruzados a la altura del ancho pecho y esa nota irritante que Min odiaba la mayoría de las veces.

Aún cuando era un año menor, Jeon siempre había sido de los que hace todo bien aún cuando ni siquiera lo intentaba. Yoongi sospechaba que la mayoría de las veces se aburría. Por eso decidió atacar poniendo el dedo en la llaga.

—Deberías ser más cuidadoso en cuanto a Kim. Por muy liberales que sean sus padres, sigue siendo un heredero y tú sexualidad no debería estar expuesta cual banderín a la entrada del Hospital.

Lejos de cortarse en su propia diversión, Jungkook esbozó una sonrisa perezosa.

—Por eso la analogía, a Pandora solo le quedó la esperanza. A ti te queda la desesperación. Dime… ¿aún no te metes en los pantalones de ese pupilo tuyo?

Bastaron cinco segundos para que la circulación de oxígeno se cortara en el cuello del pelinegro más joven. Yoongi escupía fuego por los ojos mientras sostenía a Jeon por las solapas de la camisa. De todas formas, el lado cínico del menor prevaleció.

—Opss… quizás lo entendí todo al revés y a Park no le gustan las pollas…

—¡Qué te jodan!

Masculló Min antes que las puertas de la cabina tintinearan anunciando la llegada a la primera planta. Jeon aprovechó para recomponer su ropa. Estaba seguro de que le quedaría una marca en el cuello por culpa del bruto de Min.

—Yoongi hyung… te devuelvo el consejo. Cuida tu espalda a partir de ahora.

—¿Me estás amenazando? No seas un mocoso solo porque te tiras al mejor amigo de Jimin, lo que suceda entre nosotros fuera del hospital no es…

—No debes ser tan descuidado—interrumpió el menor—En menos de unos minutos me has dejado ver más de ti que lo que llevo acumulando por años. Resuelve tu mierda personal pero no me crees problemas en el servicio. Park es bueno, tiene potencial y por eso este semestre no serás su tutor.

Las cejas de Yoongi se alzaron un poco. El resto de su rostro parecía más una máscara cetrina a punto de agrietarse. Jungkook suspiró.

—No fue mi decisión, no controlo todo el hospital. Siwon está moviendo ficha y eso no es todo. Después de la reunión en el Paraninfo no sé si quieras seguir trabajando aquí. Shin Suran será la nueva responsable de Primero.

El nombre de aquella mujer llegó con todo lo que el más pálido había intentado enterrar con años de alejamiento. Ojos verdes sobre el azul, el inicio del fin y la urgencia de correr hacia quien más ansiaba se cerraron en la nuez de Adán del doctor.

Una sonrisa irónica se trazó desde el lado izquierdo de la boca de Min. El mundo se le estaba abriendo bajo sus zapatos italianos pero nunca dejaría al enemigo ganar.

—Entonces no me conoces para nada, mocoso. Tendrán que hacerlo mejor si quieren sacarme de este hospital.

Jungkook se quedó en silencio mientras Min desbloqueaba la puerta del ascensor y se dejaba rodear por el ajetreo del pasillo que llevaba al Paraninfo.

—No hyung, no tengo dudas de tu valía, pero esta vez es diferente. Tengo miedo del poder de tu ansiedad.

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MOONFLOWER 

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