04 ━━━ Day one.
CAPÍTULO CUATRO
día uno
El miedo siempre ha estado conectado con nuevos comienzos. Un principio puede significar muchas cosas, pero indudablemente marca un final. Algo tiene que llegar a su fin para que algo nuevo pueda surgir. En mi caso, lo que llegó a su fin fue la falsa sensación de seguridad y estabilidad, y cuando eso pasó, el miedo se intensificó y mi principio fue oscuro. Por primera vez en toda mi vida realmente sentí que nada era suficiente, y resultaba ser que ese era el primer escalón de una interminable escalera de pesares.
Este que les voy a contar fue mi día uno de mil.
M A N H A T T A N
Barcliff School for Girls
15:23 p.m.
Realmente pensé que podía escaparme de toda la situación con el director Bloom, pero eso no fue lo que sucedió. Esa mañana, después de que Steve me caminara a Barcliff y me hubiera encontrado con Peter Parker en la entrada, mi estadía en el instituto se convirtió en un mal chiste. Bueno, al menos más de lo usual.
Resulta que me tuve que quedar después de clases para una absurda sesión con el psicólogo, el doctor Maurice Lifton. Era un hombre de cabello blanco y piel arrugada, pues estaba bastante mayor. Su entrecejo casi siempre se encontraba fruncido y vestía ropa que en su mayoría era de colores marrones verdosos, con unos lentes de cristales pequeños y completamente transparentes. Miren, el señor no era malo, yo era quien se encontraba totalmente renuente a ser participe de ese circo. Era absurdo... ¿O acaso estaba yo en estado de negación? Bueno, no me importaba.
—Mi madre se enterará de esto —dejé caer con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Me recosté un poco más del chillón sofá de cuero color vino, pero no despegué mis ojos del doctor.
Maurice me miró por encima de los lentes y después anotó algo en su libreta.
—¿Con mucha frecuencia suele citar frases de películas, señorita Rogers? —inquirió en tono pausado. Eso ocasionó que yo rodara los ojos, hastiada—. Señal de inconformidad. Me parece que está tratando de escudarse de problemas reales, ¿me equivoco?
—Sí —respondí tajante—. Mi mamá ni siquiera está en la ciudad, seguro que ella no firmó nada para que me tengan aquí después de clases. Y ni se le ocurra traer a mi padre a colación, él no firma nada sin mamá presente porque le tiene miedo aunque no lo admita.
El doctor Lifton bajó la libreta y la dejó sobre su regazo. Acomodó los codos sobre las reposaderas del sillón en el que se encontraba sentado y estudió mi expresión por un largo e interminable segundo.
—Estoy seguro de que el estilo de vida que llevan tus padres puede llegar a ser agotador para ti, Vera. ¿Por qué no me hablas un poco de eso?
—Hemos estado aquí por cuarenta y cinco minutos y todo lo que ha hecho es preguntarme por eso, ¿no quiere tener las sesiones con ellos dos mejor?
—¿Es acaso por el hecho de que no pareces mostrar ningún signo característico que te ligue a tu madre, Vera? ¿Por eso esto te pone de mal humor? —preguntó al llevarse una mano a la barbilla.
Abrí la boca para contestar algo, pero se me cerró la garganta y tuve que carraspear.
Sí, bueno, yo estaba bastante consciente de que no compartía ningún rasgo similar con Victoria. Pero nada de nada. Ella era alta, esbelta, con el cabello y los ojos de un color avellana resplandeciente y la piel levemente tostada, mientras que yo era baja, pálida hasta lo inverosímil, con el rostro lleno de pecas y el cabello del mismo color de una calabaza. En aspectos de personalidad, ella era decidida, temeraria, calmada, y a veces podía pasar por seria, pero por el otro lado estaba yo: un chiste con patas, así de sencillo. La representación física de los emojis.
Y yo estaba muy consciente de ese hecho, pero no me gustaba que me lo recordaran. De por sí ya tenía un largo camino de expectativas que seguramente no cumpliría, y sumarle a todo eso que no era ni la mitad de lo perfecta que era mi madre era un calvario.
Si soy muy sincera con ustedes, cada vez que estaba con mi familia sentía que me ahogaba. Me sentía tan diminuta, tan pequeña, tan frágil e inútil. Me daba la sensación de que jamás sería igual de grande que ellos, igual de fuerte o poderosa, o que jamás llegaría a alcanzar el nivel de cosas buenas que ellos hacían. No me malinterpreten, yo amo a mi familia, en serio lo hago. El problema es que, cuando te has criado en un mundo de grandes y poderosos, las expectativas que recaen sobre ti son demasiado altas. Y yo estaba muy por debajo de todo eso. Era la simple hija de una Vengadora, la insignificante hijastra del Capitán América, tan humana como problemática y desastrosa.
En muchas ocasiones me sentía mal por mis padres, porque ellos eran tan rectos en todos los sentidos, y les había salido una hija más torcida que Tony Stark.
—Se acabó la hora. Me voy —farfullé al ponerme de pie. El doctor Maurice se me quedó mirando sin dar crédito alguno a mi exabrupto, pero tampoco hizo algo para detenerme.
—Nos vemos mañana, Vera.
Sí claro, no cuente con eso, mascullé para mis adentros. Mi mamá tenía que evitar que yo siguiera viniendo a esas sesiones, a como diera lugar.
Salí de la oficina del psicólogo sintiéndome incómoda y frunciéndole el ceño al piso. Ni siquiera tenía que intentar averiguar de dónde provenía mi incomodidad, porque esta se regodeaba ante la última pregunta que me hizo el doctor Lifton.
Los pasillos de Barcliff ya se encontraban casi solos, pues la jornada estudiantil había llegado a su fin hace unas dos horas y todos se habían ido. Quedaba un mínimo grupo de estudiantes en el gimnasio o en los salones del club de teatro, pero en su mayoría estaba vacío. Cuando llegué a la entrada y empujé las puertas de cristal procedí a bajar las escaleras de concreto hasta la salida final, encontrándome con una camioneta negra de cristales también oscuros estacionada junto a la acera.
Inspiré y seguí de largo. No tenía ganas de sentarme en la parte trasera de un auto, especialmente porque eso significaba llegar más rápido a casa, y si me apresuraba no iba a tener tiempo suficiente para recomponerme. De verdad no quería enfrentarme a las preguntas de Steve o Victoria, no tenía ganas de inventarme algo y sabía que si me aparecía con esa actitud todo empeoraría. No quería ser ningún problema.
Empecé a caminar por las nevadas calles de Manhattan mientras reflexionaba sobre todo aquello. Sabía que tanto mi mamá como mi papá estaban completamente inmersos en la situación de Crossbones, especialmente porque eso les daría un cierre final a todo lo acaecido en nuestra infructuosa estadía en Washington hace casi dos años, y por eso mismo no quería causar otro inconveniente con mis tonterías. Eso también involucraba a Natasha, pues ella se sumergía en el tema con ambos por otras causas también interconectadas. Tony y Beverly estaban bastante ocupados con sus propios dilemas personales, especialmente en ese momento tan crucial de sus vidas con todo lo del bebé en camino y el hecho de que casi no se soportaban el uno al otro. Todo el mundo tenía sus propios asuntos, no podía sumar los míos también. Que si estaba desanimada entonces iba a tener que resolverlo yo misma sin involucrar a nadie de mi familia.
Porque algo estaba pasando conmigo, solo no sabía qué era... Al menos no aún.
Exhalé un suspiro. Lo único que había hecho había sido perder el tiempo con ese psicólogo, y tenía una pila de trabajos por hacer para el día siguiente. Iba a tener que recurrir a mi arma secreta: llorar y esperar hasta que papá me viera llorando y accediese a ayudarme con lo escrito. Sí, definitivamente era una manipuladora.
—¡Vera!
Detuve mi caminata al oír mi nombre y alcé la cabeza en dirección al grito. Me aferré un poco más a la tira de la mochila que reposaba sobre mi hombro y observé con confusión hacia la calle.
—Queens queda del otro lado, niño Star Wars —señalé hacia atrás con una mueca graciosa.
Peter Parker trotó desde el otro lado de la calle hasta donde me encontraba. Llevaba la misma ropa de la mañana: jeans azules, abrigo y suéter negro y zapatos de correr desgastados, acompañados de una mochila de color caqui y un par de auriculares blancos guindando de su cuello.
—En mi defensa esto es más bonito —me sonrió medio apenado—. Pero en realidad quería hablar contigo. Tardaste más en salir que el resto de tu clase —observó curioso.
—¿Volviste de Queens a esperar que saliera de clases? —pregunté en tono inextricable.
El castaño abrió la boca, avergonzado, y un ligero rubor cubrió sus mejillas, dándole un semblante más colorado. Eso me hizo reír un poco.
—S-Sí, b-bueno, es que...
—Si es por lo de esta mañana —lo interrumpí estirando una mano hacia adelante—, no tienes que preocuparte por nada, Peter.
—Peter —repitió, como un eco—. Sí, mi nombre es Peter.
Ladeé la cabeza para esconder la sonrisa.
—No le voy a decir a nadie, Peter. En lo que a mí respecta, no sé nada acerca de un niño en pijamas que usa telarañas para columpiarse.
—¡Oh, muchas gracias, en serio! ¡Estaba muy preocupado!
Aparentemente, mi alegato consiguió despertar una chispa en el interior de Peter Parker. Se exaltó y dio una zancada hacia adelante para tomarme de las manos mientras me repetía una y otra vez lo agradecido que estaba porque guardara su secreto.
Mis ojos fueron de sus manos que sostenían las mías y después a su rostro.
—Lo siento —se disculpó con el rostro colorado, soltando mis manos y dando un paso hacia atrás—: Pero en serio, muchas gracias.
Negué.
—Qué va, no es nada.
Una bonita y cálida sonrisa se extendió por su rostro, y entonces fui yo la que se sintió avergonzada. Bajé la vista hacia el suelo y me pasé un mechón de pelo detrás de la oreja, dando pasos torpes hacia atrás.
—Eh, pues, fue un gusto verte —admití, sorbiendo por la nariz—. Pero debo seguir caminando. Mi casa no está tan lejos, en realidad.
Peter alzó la cabeza.
—Oh, sí, claro. ¿Quieres que... —tragó saliva sonoramente—. ¿Quieres que... te acompañe? Si no es mole...
—Está bien. Puedes acompañarme —lo interrumpí.
—¡Genial! Digo, qué bueno, porque es muy peligroso caminar sola, está nevando y te puedes caer y...
—Estás divagando.
—Lo sé, lo siento.
Me acomodé el gorrito de invierno sobre mi cabeza y esbocé una sonrisa al tiempo que señalaba el camino hacia adelante. Peter se apresuró a caminar a mi lado por las nevadas calles de Manhattan.
—¿Siempre viajas de Queens a Manhattan con esta frecuencia? —inquirí sin dejar de caminar.
Peter negó con la cabeza.
—No, la verdad es que no —admitió con una risa penosa—. Lo de la mañana fue una coincidencia pero sí regresé a buscarte.
—Supongo que tenías miedo de que contara tu secreto —murmuré mientras hacía un mohín.
—Sí, bueno, era eso y también...
El castaño suspiró, pero acabó dejando la oración en el aire. Fruncí el ceño, pero no me atreví a preguntarle qué era lo otro.
Relajé los hombros.
—¿Me quieres hablar de ti? Dime cómo es que te adhieres así a las paredes —le pedí, infligiendo un poco más de ánimo a mi voz.
—Solo si me dices cómo es ser hija de Victoria Clare —alargó con una sonrisa.
Estiré mi mano para darle un apretón a la suya.
—Trato —decidí.
La sonrisa de Peter se ensanchó al tomar mi mano.
—Un trato es.
M A N H A T T A N
Rogers Clare Residence.
19:25 p.m.
Mi plan se estropeó cuando volví a casa y me di cuenta de que, para variar, no había nadie. Tuve que hacer por mi cuenta todas y cada una de las tareas mientras que Emma, la ex niñera que ahora ayudaba en la casa, trataba de hacer que comiera algo verde con un montón de vegetales. La rechacé lo suficiente como para que al final acabara dándome un pequeño tazón de cereales, que sin duda era mucho mejor que ese revoltijo de cosas verdes.
El silencio llegó a su fin cuando la noche cayó en su totalidad y Steve y Victoria regresaron del complejo.
—Hola mamá, hola papá —saludé al escuchar la puerta sin levantar la cabeza, pues estaba bastante concentrada en terminar el ensayo para la clase de italiano en la computadora portátil.
Como estaba sentada en la alfombra de la sala con la computadora sobre la pequeña mesa del centro, papá tuvo que agacharse bastante para besarme el pelo.
—Emma dijo que no comiste —me dijo, lanzándose al sillón que estaba detrás de mí. No tuve que volver la mirada para verificar que estaba viendo por encima de mi hombro y le estaba prestando especial atención a lo que escribía en la computadora.
—Eso es porque lo que cocina Emma es asqueroso.
—Ninguna comida es asquerosa, Vera.
—No dijiste eso cuando Tony te enseñó el vídeo de las ratas que se comen en China.
Me dio un empujón leve en la cabeza.
—Estoy seguro de que Emma no te estaba dando ratas de comer —repuso con la voz graciosa—. ¿Por qué no mejor me dices que estás haciendo?
—Un ensayo en italiano acerca de mi punto de vista en la cultivación de papas. Súper interesante.
—Mucho mucho —exclamó mamá, apareciendo descalza en la sala y con el cabello recogido en alto—. El director Bloom me llamó en la tarde, dijo que tenías cita con el psicólogo. ¿Qué tal te fue con eso?
Bufé.
—Una pesadilla —rodé los ojos al sacar la atención del ensayo—. Todo lo que hace es hablar de ustedes dos. No voy a seguir yendo.
Mi mamá alzó una ceja, y entonces vi cómo sus ojos se clavaban en los de papá, solo por un momento. La interacción no debió haber durado más de cinco segundos, pero me dio la impresión de que se hubiera desatado una conversación completa entre ambos nada más con solo mirarse.
—Mañana le hago una llamada a Bloom, no te preocupes por eso —contestó mamá después de un segundo. Cruzó la sala de manera grácil y se agachó para besarme la frente—. En otros temas mucho más animados, tu cumpleaños es el domingo —me sonrió ampliamente, sentándose a mi lado en el suelo—. ¿Algo especial que quieras?
Estiré la cabeza completamente hacia atrás, hasta quedar volteada, para buscar al rubio con mis ojos.
—Solo hamburguesas, por favor —pedí en voz exageradamente aguda—. ¿Y existe la posibilidad de no ir más al instituto como por... Nunca?
Mamá me dedicó una sonrisa brillante.
—Eso no va a pasar.
Bueno, al menos lo había intentado.
Terminé todos mis deberes, cené la comida de Victoria y lavé los platos antes de las diez. Por algún motivo me sentía bastante agotada, así que me dirigí hacia mi habitación sin siquiera reparar en el desastre de papeles, cuadernos y lápices que estaba dejando en la sala. En la mañana los recogería. Me eché en la cama y ni siquiera me molesté en cubrirme con la colcha cuando mis ojos empezaron a cerrarse. Estaba exhausta.
Y al principio todo fue negro, mientras mis pestañas eran vencidas poco a poco por el sueño. Todo lo que sentía era el frío de la habitación y mi cara contra la almohada, pero nada más. Me quedé quieta en la cama por un tiempo que me pareció muy largo, hasta que por algún motivo que no pude alcanzar, mis pestañas comenzaron a levantarse de nuevo. Luché para mantener los ojos cerrados y no interrumpir esa inusitada sensación de entumecimiento que me adormilaba, pero no pude.
Primero sentí calor, aunque el aire acondicionado estaba encendido y aún estábamos en invierno. La sensación de calidez explotó en el interior de mi pecho y entonces me puse a temblar. Me dio la impresión de que alguien me estuviera mirando, y eso hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo entero. Tal vez debí haber dejado al menos una lámpara encendida, mierda. Entonces me pareció ver un destello, aunque mis ojos aún se encontraran cerrados.
Era un destello, una serie de puntos negros y rojos que de tomaron formas psicodélicas: Un grito de dolor, el llanto de un bebé. Una mujer de cabello oscuro, el aroma inconfundible de la sangre. Las imágenes se reprodujeron en mi cabeza a toda velocidad y sin dejarme tiempo a detallarlas, haciendo que me abrumara una necesidad devastadora de gritar.
Cuando la visión pasó, los párpados se me abrieron de sopetón y un grito ensordecedor salió de mis labios.
[NOTA ORIGINAL, 2018]
***
N/A: las visiones de Vera dicen presente 🙋
¿Captaron de dónde viene esa visión? Hay como dos o tres Easter Eggs en este capítulo de cosas que ya pasaron lakskskskd si tienen buena memoria entonces ya deben saber cuál es el resultado de la visión de Vera y a quién le sucede 🧘
Eso también significa que CW ha llegado amigos míos 🔥🔥🔥🔥
Orgullosamente puedo decir que el acto uno de Moondust ha sido planeado en su totalidad y que tendremos un número final de once capítulos en este acto antes de lanzarnos a Homecoming 🤘
Cuéntenme, ¿les ha gustado el capítulo?
Ahora que aparecieron las visiones vienen los desmadres hehehe
Also #Pera🥕🕷️
En fin, nos leemos muy pronto bbs 👀
No olviden dejarme sus comentarios!
Peters virtuales para todas 🖤
Ashly se despide xx
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