03 ━━━ Pretty lies.
CAPÍTULO TRES
lindas mentiras
¿Quieren saber qué pasó después del incidente del museo? Mi mamá se volvió una histérica, eso pasó. Y también puede haber empezado a practicar eso de «mentiras por omisión», porque siempre es mejor no decir algo que inventar algo para ocultarlo. ¿Y por qué no agregar el secreto de alguien más a la lista? No sabía que me estaba convirtiendo en una mina de secretos, y todo comenzó con Peter Parker.
M A N H A T T A N
Barcliff School for Girls
7:20 a.m.
—No estoy en tercer grado, no tienes que caminarme hasta la escuela.
Ni siquiera me molesté en dirigirle la mirada a mi acompañante. Estaba tan malhumorada por ese hecho, porque no me dejaran respirar ni un minuto fuera de sus alas, que mi compostura empezaba a desaparecer poco a poco.
No trataba de ser malagradecida, insensata o malcriada —aunque definitivamente esos eran los adjetivos que mejor me describían—, ¿pero es que acaso se les había olvidado el significado de «espacio personal»? Podía comprender la situación: mi vida había estado en peligro, se sentían responsables, sentían que pudieron haber hecho más para evitarlo y querían hacer las cosas bien; lo entendía, en serio. Pero una cosa era enmendar algo que ni siquiera ameritaba ser enmendado, y otra muy distinta tomar el suceso y apretarlo tanto para intentar moldearlo a tus deseos que finalmente acaba por estallar. Yo iba a estallar si no me dejaban respirar pronto, y eso no sería bonito ni para ellos ni para mí.
Habían pasado dos semanas completas desde el incidente del museo y las aguas se habían calmado, al menos en lo que se refería a los súper asuntos de ellos y su búsqueda. Si antes estaban tratando de encontrar a Crossbones, ahora sus motivos habían aumentado y sin duda alguna lo iban a lograr. Solo era cuestión de tiempo. Sin embargo, por mucho que hubiera esperado que ese hecho los mantuviera ocupados, sucedió todo lo contrario. Los tenía respirando sobre mi nuca de tal manera que ya me había cansado todo, y eso se notaba, mucho.
Steve Rogers me miró por fin, con una expresión de disculpa en el rostro.
—Vera...
—¿Y dónde siquiera está mi mamá? —resoplé, clavando la vista en mis zapatos y las grietas de la acera—. Además, honestamente, ¿qué tanta diferencia crees que hagan unos lentes de sol en invierno? La gente aún sabe que eres tú, solo parece que estás en un comercial de Ray-Ban. Las señoritas de la calle veintidós casi se pegan con el poste de luz por mirarte.
El rubio sacudió la cabeza para esconder la sonrisa que le provocó mi queja.
—Tony está fuera de la ciudad, así que tu mamá está acompañando a Beverly a una cita médica para ver al bebé —contestó con el semblante tranquilo—. Además... ella quería que conversara contigo. El director Bloom la llamó.
Bueno, traduzcan la palabra «jodida» y en consecuencia les saldrá una foto mía.
—Si esto es acerca de un chicle en el cabello de Lauren, en mi defensa tengo que decir que lo pegué en las extensiones así que nada natural se...
—El tema del chicle es algo que discutirás con tu mamá —sacudió la cabeza, como si le pesara—. Yo quiero hablar de otra cosa.
—¿Qué otra cosa?
—El director Bloom cree que deberías visitar... al psicólogo.
Fruncí el ceño, revisando con rapidez en mi mente los eventos de la escuela que pudieran haber orillado al director a hacer esa conclusión irracional. Me rompí la cabeza tratando de recordar el haber hecho algo fuera de lo normal, pero no se me ocurría nada. Mi situación con Lauren estaba igual que siempre, había estado así desde que éramos niñas en preescolar, ¿a estas alturas se les daba por creer que debían mandarme al psicólogo por eso? No tenía sentido, al menos no para mí. Sí estaba siendo malcriada, e incluso un poquito manipuladora, pero en reglas generales yo no era una mala persona. Tampoco estaba loca. Mi presencia en la escuela mucho menos era tan sustancial como para que se tomaran el tiempo de observarme a detalle.
No encontré ningún fundamento lógico que respaldara la opinión del director Bloom.
—Pero no he hecho nada malo —protesté, aunque no me sentía capaz de enfrentarme a la mirada de mi padrastro.
—Nadie ha dicho que hayas hecho algo malo —continúo sin dejar de caminar—. Él piensa que has estado muy... quieta.
—¿Y eso es algo malo?
Me detuve a mitad de la pregunta para acomodarme el gorro sobre la cabeza. En Nueva York apenas había empezado el último mes de invierno, pero marzo estaba arrasando con todo. La nieve aún seguía cayendo, especialmente en este lado de la ciudad, y las gélidas temperaturas hacían que la presencia de grandes abrigos y guantes fueran más que necesarias. Estaba segura de que mis orejas y mi nariz estaban rojas como un tomate, de la misma manera en la que lo estaban las del rubio.
—No —él dirigió su mirada hasta mí, haciendo que se encontrara con la mía. Frunció el ceño, como si le costara encontrar las palabras adecuadas, pero entonces añadió—: Todos tus profesores han notado que estás decaída, o desanimada. Tus notas bajaron considerablemente, y por mucho que luches por prestar atención en clase...
—No me está pasando nada —lo interrumpí—. Es solo que las últimas dos semanas me he sentido ansiosa con todos respirando sobre mi nunca y...
—Dijeron que llevas así todo el semestre, Vera.
Levantó su mirada y yo controlé mi expresión. Bueno, ¿todo el semestre? ¿De verdad? Aquello me revolvió el estómago de sobremanera.
—Él quería saber si algo estaba sucediendo en casa, por el... estilo de vida, que Victoria y yo llevamos —me explicó con más detalle—, y eso es precisamente lo que tu mamá no entiende. ¿Algo que ella, o yo, o cualquiera haya hecho te está perturbando? ¿Hay algo que nos quieras decir?
Me lo pensé un segundo.
Siempre había sido distraída, pero nunca tuvo algo que ver con mi familia o las personas que me rodeaban. Incluso en ese momento no tenía nada que ver con ello. Mi mente solo era un revoltijo, y aunque desde que tenía memoria había sido así, ahora solo parecía haberse hecho un lío más perceptible para mí. No era algo que pudiera explicar, porque yo misma no lo comprendía. Él quería una respuesta, ¿pero como se la daba si yo no la tenía?
—No lo sé, quizás solo estoy distraída. Lo siento, pondré más atención —me disculpé en voz baja, encogiéndome de hombros ligeramente.
—Si sientes...
—Lo sé, papá. Lo sé. Estoy bien, te lo aseguro. Si algo malo me sucede se los haré saber. Pueden decirle al director Bloom que no me está pasando nada.
Él apretó los labios, para nada convencido con mi contestación, pero lo conocía lo suficiente como para saber que no insistiría. O al menos no de momento. La verdad era dolorosa, en serio. Era dolorosa porque sabía que tanto él como Victoria estaban preocupados y querían hacer algo para ayudarme, y yo realmente no sabía qué me estaba pasando. Tampoco le había prestado la atención necesaria. Era como ver las letras pero no entender nada de lo que decían; se sentía justo así. Ver pero no comprender. Y era mi culpa, porque era yo la que estaba sintiendo y no podía entender qué era.
No sabía por qué mi cabeza era un lío tan revuelto, pero así era. Y supongo que no le di importancia hasta ese momento: cuando una de las personas que más admiraba me habló de ello y me hizo caer en cuenta que, en realidad, sí estaba pasando algo.
¿Nunca les ha pasado? Empiezas a sentir algo, te das cuenta de que está ahí, pero simplemente lo dejas de lado. Lo ignoras porque no crees que es importante, y entonces, alguien significativo para ti te señala eso que deliberadamente decidiste ignorar y es cuando, por fin, te das cuenta de que has estado haciendo las cosas mal desde el principio.
—Sé que no ha sido fácil para ti. Volver a Barcliff después de lo que pasó en Washington, pero tu mamá solo quiere hacer las cosas bien contigo, Vera —continuó diciendo Steve una vez estuvimos en la esquina de la escuela—. No te enojes con ella por eso.
Apreté los labios en una línea recta y le eché un vistazo al cielo nevado. Relajé los hombros, mientras una bocanada de aire salía por mi boca.
—Lo sé —murmuré—. Lo siento.
—Muy bien —estiró las manos hacia adelante y me bajó más el gorro sobre la cabeza—. ¿Quieres que te deje aquí? Así no te ven llegar con este vejestorio.
Me eché a reír.
—Claro, porque llegar con el Capitán América es tan malo como llegar con chofer. Caminaré desde aquí, gracias por acompañarme. Nos vemos después de la escuela.
—Nos vemos después de la escuela, calabaza —se despidió con la mano.
Avancé con pasos lentos hasta detenerme en la entrada de Barcliff. Cuando eché un vistazo hacia por donde me había venido, ya no había rastro alguno del rubio.
Una ventisca helada me congeló los nervios e hizo que se me volaran las hojas de la carpeta cuando giré el cuerpo hacia la calle. Mascullé una queja y volví a acomodarme el gorro para echar a correr en dirección a todo lo que se me acababa de traspapelar. Genial, como si mi estatus académico no fuera lo suficientemente malo, ahí iba mi trabajo de italiano. La entrada estaba repleta, pero por supuesto que en ese colegio nadie tenía la más mínima decencia de ayudarme a recoger la volada de hojas. Claro que no, se les congelarían los dedos si lo hacían.
Estaba de cuclillas en el suelo cuando me extendieron la carpeta de color naranja chillón.
—Creo que se te cayó esto.
Lo primero que vi fue un par de zapatillas de correr desgastadas, pero cuando alcé los ojos me encontré con un rostro inusualmente familiar.
—Niño Star Wars, hola, gracias —exclamé sin aliento. Tomé todo el reguero de papeles en las manos y acepté la carpeta, metiendo todas las hojas en su interior de forma muy desordenada. Entonces me di cuenta de algo—: ¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que ibas a Midtown, y eso está en Queens. Una hora completa de distancia.
El castaño abrió la boca, tartamudeó por un segundo completo y luego su mano señaló la calle detrás de él.
—S-Soy P-Peter, por cierto —carraspeó—. Mi amigo Ned y yo nos quedamos en casa de su tía anoche porque estábamos en una... exposición —arrugó la nariz, y estuve segura de verlo tragar saliva—. Se le quedó su c-c-carpeta así que yo me adelanté, y te encontré aquí... ¡Y vas a Barcliff, wow! Eso es g-genial y... ¿Cómo sabes que voy a Midtown?
Le sonreí sin mostrar los dientes.
—La chaqueta que llevabas el día del museo tenía la insignia de tu escuela, no soy ciega. O sorda, para aclarar.
—¡No! D-Digo, obviamente no, no eres eso —se le escapó una risita histérica y acabó rascándose la nuca con nerviosismo—. Tienes razón. Yo no, yo, solo no me fijé en tu uniforme, pero es genial. Tu escuela es genial, dice que su programa de ciencias es increíble.
Abracé la carpeta contra mi pecho y asentí levemente.
—Bueno, sí, es bastante buena. Me gustaba más la de Washington, en realidad, aunque no debo quejarme. A mamá le costó mucho que Barcliff me admitiera de nuevo cuando nos regresamos de la capital, ella cree que no lo sé pero se fueron miles de dólares en donaciones para eso —resoplé e hice un mohín—: Y yo no debería decirte esto a ti. Disculpa, Peter.
El castaño me sonrió.
—Así me llamo. P-Peter. Parker. Peter Parker —estiró su mano a modo de saludo, así que le acepté el gesto con entusiasmo.
—Vera. Vera Clare.
—¿Estamos... —inspiró profundamente—. ¿Estamos... Ya sabes, después de lo del museo... La verdad es que, tú no viste lo que crees que viste y todo tiene una explicación y...
Negué con la cabeza.
—Yo no vi nada.
Peter arió los ojos como platos, tanto que por un segundo temí que se le salieran de las cuencas y rodaran por el suelo como un par de pelotas de golf.
—¿¡En serio!?
—Por supuesto que te vi y también te escuché —entorné los ojos—. Solo trato de ser amable contigo. Es tu vida, niño Star Wars, tú decides qué hacer con ella. Además tengo un poco de experiencia en el área de superhéroes.
Su sonrisa se ensanchó.
—Sí, bueno, se puede decir que soy un superhéroe —comentó con orgullo.
—Claro —alcé las cejas, y en ese momento sonó el timbre de entrada—. Tengo que irme, Peter. Gracias por ayudarme a recoger las hojas, que tengas un buen viaje hasta Queens —le sonreí a modo de despedida.
El castaño alzó la mano.
—Adiós, Vera... ¡Espera! ¡No puedes decirle a nadie! ¡Vera!
Sacudí la cabeza. ¿Hasta ahora recordaba ese detalle tan sustancial? Definitivamente era distraído.
—Adiós, Spider-Man.
[NOTA ORIGINAL, 2018]
***
N/A: les pregunté qué querían que subiera y ustedes dijeron Moondust así que aquí estamos🥰
Capítulo lento después de la movida de los dos primeros, pero no se preocupen que esta parte es CW y ya se vienen todos los bombazos que probablemente ya vieron en Sapphire 👀
Also, #Pera is Rising 🥕🕷️
Algo le está pasando a Vera que la tiene desanimada, y todavía no sabe qué es pero es muy importante, solo eso les diré LSLSKSKSKSKS
Also Steve llévame a la escuela también pls :(
También pasaba a decirles que subí un social media de Tom en el que #Pera existe, pasense por mi perfil y lo pueden encontrar bajo el nombre de Locked Out of Heaven 🧡
Anyway, no olviden dejarme sus votos y comentarios. Nos leemos pronto, un abrazo!
Peters virtuales para todas 🖤
Ashly se despide xx
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