Capítulo XVIII
Antes de que lean les voy a dejar este lindo fanart que me pasó una lectora ya que le recordó mi fic, @Yu-kki. Quien también hizo una persona portada para mi historia "Hardened Heart"
También quiero agradecerle a @FlxnnPlx por la nueva portada de "Moondance" y "Melpómene".
(Dejaré las portadas en su historia correspondiente)
Los regalos de ambas me hicieron muy feliz y todos los créditos son para ellas <3
No esperaba recibir dos regalos de este tipo uno después del otro jajajaja Parece incluso que quedaron de acuerdo para saber cual de cual historia mandaba una u otra, de verdad.
Gracias por tomarse el tiempo para hacer algo para mí <3
Gracias a todas por seguir leyendo <3
Escuchaba a los murmullos de los espectadores comenzar a llenar el teatro esa noche. En sonido de los zapatos con tacones y las ligeras risas de las personas eran cotidianas después de tantas presentaciones en las cuales estuvo como único pianista, y en ocasiones, en otros instrumentos.
Esa noche no se sentía totalmente listo para entrar y hacer lo que le correspondía. Su cabeza reproducía las imágenes de Yuuri durmiendo en su pecho y de repente se encontraba sonriendo al aire; y por supuesto, ignorando al resto de colegas que lo miraban como si fuera un bicho raro.
Si anteriores veces tenía problemas para ver a Yuuri después de sus sueños extraño ahora se sentía peor. Cuando se levantó en la madrugada aún tenía a Yuuri acurrucado contra él y no se movió hasta que el japonés despertó después de unos minutos. Ver su mirada desorientada fue lindo. Le hacía intensificar su deseo de verlo despertar en las mañanas con esa expresión somnolienta en su rostro.
Después de una incómoda despedida regresó a casa sin una pizca de sueño, los ojos cansados pero sin poder cerrarse y un desvelo tan ausente que no percibió el tiempo sino hasta que el sol entró por la ventana para golpear contra sus ojos resecos.
Sus pensamientos estaban completamente abrumados por la presencia del japonés, más aun, estaba extasiado cuando lo vio sentarse en uno de los lugares con una sonrisa dulce en su rostro. Una vez más le estaba demostrando que él cumplía sus promesas.
Miró la compañía del japonés y soltó una risa.
— ¡Hey, Yuri! —Exclamó Viktor, recibiendo una mirada seria por parte del adolescente—. Vino tu amigo.
El rubio se acercó para buscar en el público, su mirada se enfocó en el kazajo y él le dedicó una sonrisa, gesto que correspondió con movimiento de su mano y un gesto impasible. Otabek lo miró unos segundos más antes de volver su atención para hablar con Yuuri.
—También está tu novio—respondió Yuri—. Es tan molesto...
— Yuuri no es molesto—habló Viktor con paciencia y soltó una risa, dispuesto a molestar al menor—. ¿No estarás celoso?
— ¿Celoso de qué, idiota? —Bufó molesto el rubio.
—No sé, tal vez de que Yuuri se lleve tan bien con tu nuevo amigo. Es que él es tan lindo que es imposible que no se lleve bien con todos—sonrió.
Yuri lo miró con seriedad, indicando que no estaba de buen humor para aguantar el amor de Viktor o sus ganas de fastidiar.
—De todas formas, deberías agradecer a mi Yuuri por presentarte a ese chico. Parece que se llevaron tan bien como él lo predijo.
—No voy a agradecer nada—respondió—. Y ese tonto es molesto porque tenerte enamorado es peor de lo que imaginé. Creo que voy a volverme diabético. ¡Por Dios! Sólo declárate, cásate con él, adopten un niño. Deja de mirarlo a lo lejos, es mejor tocar que ver. No es tan difícil la felicidad.
—Si la felicidad fuera así de fácil todos estuvieran casados con la primera persona de la cual se enamoran y se declaran, Yuri—habló Mila, apareciendo detrás de ellos—. Sé realista.
—No sé a quién debo darle la razón—musitó Viktor—. Pero creo que ambos no me animaron nada...
—Pero Yuri tiene razón—habló Mila—. Debes decirle tus sentimientos a ese bailarín antes de que el tiempo se termine.
El rubio suspiró cansado, una vez más parecían ser alguna clase de consejeros para alguien que era mayor que ambos por varios años. Se arrepentía de haber iniciado una conversación que tuviera como tema principal a aquel asiático.
— ¿Cuántas posibilidades hay de que ese chico no sienta algo? Es decir, si no salió corriendo con el constante acoso cotidiano, su nombre en tus partituras y tus dos pies izquierdos al bailar con él...—habló Yuri. Aunque se mostrara asqueado de escuchar todas las palabras cursis de Viktor no quería decir que no prestó atención a lo que decía. Sabía muy bien de muchas de las cosas por las cuales pasaban ellos.
—Es probable que tengas una oportunidad, pero no lo sabrás si no lo intentas—apoyó Mila.
—Y por último, Chris regresa en enero. Habla con alguien de tu edad de tus problemas amorosos.
Viktor no respondió después de eso. Su semblante se tornó reflexivo, observando al bailarín mientras hablaba con el kazajo. Mila tenía razón cuando decía que el tiempo se iba acabando a cada día. Desde el momento en el cual recibió la noticia estaba contando en cuenta regresiva los días que faltaban para que él diera la vuelta y se marchara lejos.
Dijo que se iría en febrero, pero nunca le dijo si era terminando ese mes o peor aún, si era comenzando la primera semana de febrero. Debía aprovechar el tiempo en caso de que se diera cualquier situación que no pudiera controlar.
La hora de la presentación había llegado y después de tomar un gran bocado de aire para intentar despejar sus pensamientos, se enfocó en la presentación que estaba dando el resto de la orquesta sinfónica desde su lugar en el piano. En esa ocasión iban a tener una pequeña introducción que iba a ser interpretada por Yuri y él.
El público permanecía en silencio, observando como el muchacho que estaba en medio de los primeros violines cerraba ligeramente sus ojos para dar lugar a su pieza musical. Viktor no necesitó voltearse para imaginar cómo iba a estar su amigo, simplemente se concentró para poder hacer el dueto. Yuri era un muchacho talentoso, pero creía que ese día en especial se encontraba más vivaz en su presentación.
Él siempre invitaba a su abuelo a las presentaciones y él asistía con gusto para ver a su nieto utilizar aquel violín que llevaba desde que era un niño que aprendía a afinar las cuerdas de su pequeño instrumento.
Una vez que se silenció el violín hubo una pequeña pausa en la cual varias personas aplaudieron antes de que comenzara la música en general. Viktor tocó con pasión, permitiendo que sus sentimientos fueran enfocados en aquella melodía.
Los minutos pasaron entre tiempos y aunque Viktor se sintió tentado a regresar su mirada para ver a Yuuri, no se lo permitió por la completa atención que debía tener en su piano.
La cantidad de notas que utilizaba aquella canción era algo de lo cual estaba acostumbrado, era como una sonata desesperada. Pero se sentía demasiado agitado mientras movía sus dedos. Era como si sus emociones más guardadas estuvieran saliendo a flote sin que lo deseara.
Cuando la presentación terminó, buscó de inmediato a Yuuri, temiendo no encontrarlo entre el público. Sin embargo, no pudo evitar sonreír con alivio cuando se lo encontró de pie, aplaudiendo en una ovación entusiasmada y con sus ojos chocolates fijos en él.
Pesé a los aplausos de las incontables personas en los lugares, las alabanzas y las miradas de admiración nunca se sintió más feliz que en ese momento. No sentía la necesidad de impresionar ni complacer a todo el mundo si era Yuuri quien estaba feliz al ver su esfuerzo.
"Él era como una hermosa canción. La letra representaba quien era, la melodía, todos aquellos sentimientos que sentía por él y no podían ser expresado en palabras."
Una vez que terminaros los aplausos tuvo que esperar a que saliera la mayor parte de los espectadores para poder encontrarse con Yuuri. Al bajar se lo encontró con una rosa roja en sus manos, la cual extendió hacía él. La tomó entre sus dedos, manteniendo una sonrisa.
—Fue una gran presentación—dijo educadamente Otabek, sus palabras sonaba sinceras.
—Muchas gracias—respondió cortésmente Viktor. No se conocía muy bien con el kazajo y eso le impedía decir algo más.
—Excelente presentación, igual que siempre...—habló esta vez Yuuri, manteniendo una sonrisa en sus labios.
—Me alegra que te haya gustado, porque esta presentación te la he dedicado a ti.
El rustro de Yuuri enrojeció, desviando ligeramente su rostro.
—Ugh... creí que ya podía bajar, pero creo que mejor me voy—habló Yuri, rompiendo el ambiente entre ambos. Yuuri lo saludó con una sonrisa y el ligero meneo de su mano. El rubio simplemente asintió con la cabeza antes de dirigirse a Otabek. Ambos iniciaron una plática a lo que Yuuri volteó para hablar con el ruso.
— ¡Vamos! —Dijo alegre, tomando el brazo de Viktor antes de caminar unos cuantos pasos.
—Espera un momento—repuso Viktor—. ¿A dónde?
—No lo sé, a cualquier lado—respondió el japonés—. Es el último día de este año, ¿no te quieres divertir en otro lugar?
Viktor miró de reojo a la orquesta y a Yuri. Él estaba feliz con su nuevo amigo y su abuelo, no tenía ninguna razón por la cual quedarse. Le sonrió al japonés y afirmó con la cabeza varias veces.
—Salgamos.
Salieron del lugar, sintiendo el frío viento de invierno de la ciudad. Los nueve grados bajo cero se sentían mucho, pero Viktor lo dejó pasar. Era el clima de la ciudad en la cual siempre vivió, no era como si no hubiera pasado peores tiempos en nevadas mucho más complicadas y frías. No por nada Rusia era tan conocida por su frío invernal.
Caminaron por las calles principales, llenas de personas que estaban ansiosas por recibir el nuevo año. Las brillantes luces que decoraban los lugares públicos daban un ambiente muy festivo, pero aun así, Viktor no se sentía el ambiente de esa época del año.
—Me he estado preguntando...—comenzó a hablar Yuuri, llamando la atención del ruso—. Creo que es porque has pasado mucho tiempo con nosotros, pero en Rusia las cosas son muy diferentes en estas épocas, ¿no? Aun no termino de comprenderlo...
—A decir verdad, he pasado el tiempo suficiente con ustedes para que me olvidara de algunas cosas de aquí—respondió Viktor. Hacía muchas cosas por Yuuri, pero no se había tomado la molestia de recapacitar en que Yuuri apenas conocía a un cierto número de personas en Rusia, y la mayoría eran extranjeros.
—Emil me dijo que aquí celebraban navidad en enero—comenzó a hablar Yuuri—. Me confundí cuando aceptaste que era navidad en la fecha que nosotros celebramos.
Viktor le sonrió, esa era una idea que no había pasado por su cabeza.
—El veinticinco de diciembre es un día laboral cualquiera. Aunque para otros sea navidad, aquí no es el caso—respondió—. En realidad, preferí ignorar ese hecho y unirme a ustedes porque no había celebrado una navidad en mucho tiempo, había olvidado todas las fechas de diciembre y varias de enero, incluyendo mi cumpleaños... Además, tengo un amigo que también celebra navidad ese día, así que podría llamarlo una costumbre.
— ¿Por qué? —Preguntó Yuuri con curiosidad—. Es muy... extraño.
El ruso se detuvo, mirando al cielo. Su mente evocaba recuerdos amargos a su mente. Estaba recordando porque en esas fechas era tan fácil olvidar lo que para todo el mundo importaba. Detestaba enero, y por esa misma razón prefería tener la cálida navidad que le ofrecía Yuuri, sin importar que esas no fueran sus costumbres.
Ni las brillantes decoraciones de la ciudad, ni tampoco el colectivo iba a lograr cambiar su indiferencia por aquellas fechas. Le gustaba más el calendario que estaba ofreciéndole el japonés, era una clase de salida refrescante a las fechas que no le gustaban-
—En realidad, prefiero no hablar de ello—respondió con una sonrisa—. Me gusta como hacen las cosas ustedes, me hicieron sentir el espíritu de estas fechas.
—De todas formas, me gustaría saber lo que hacen aquí—comentó Yuuri—. Es decir, se supone que viajo para conocer distintos lugares, pero en realidad no he hecho nada parecido a eso.
—Nuestras costumbres chocan un poco—dijo Viktor, soltando una suave risa. El pensamiento había rondado en su cabeza antes, pero esa observación por parte de Yuuri lo hacía aún más notorio. Ambos diferían en muchas de sus costumbres. Lo único que él hacía era intentar adaptarse a lo que Yuuri le estaba mostrando.
—Eso es lo interesante ¿no?
— ¿Por qué dices eso?
El rostro de Yuuri se tiñó de un sutil tono rojizo.
—S-Supongo que de esa manera tenemos más cosas de las cuales hablar...
Le dedicó una suave sonrisa, enfocando su mirada en la vista frente a él al tiempo que retomaba su andar. Yuuri fue tras él, aun con su rostro avergonzado y frotando sus manos para poder calentarse. Viktor encontró a Yuuri observando como al exhalar se formaba alguna clase de vapor de agua por la temperatura.
—Creo que a esta hora es imposible encontrar un lugar en el cual podamos cenar, los restaurantes están llenos—habló Viktor, observando la multitud aglomerada en las calles y la mayor parte de los locales que se encontraban abiertos.
Yuuri lo miró unos segundos y Viktor intentó descifrar que estaba pensando en ese momento. Sintió los dedos frío envolverse alrededor de su mano y se dejó guiar en el lugar.
Llegaron al final de una fila que tenía una cantidad considerable de personas esperando. Se quedó a un lado del japonés sin preguntar nada, más enfocado en como los dedos contrarios se negaban a soltar su mano y permanecía con una imperturbable sonrisa.
Después de varios minutos en la fila llegó su turno. Antes de que pudiera moverse Yuuri pagó por un par de cafés y una clase de donut con glaseado que tenía un excelente aroma. Recogió los alimentos y salió de la fila.
—Listo—dijo Yuuri—. Sé que no es mucho o lo que una persona espera en año nuevo pero...
—Es perfecto—respondió Viktor. Dio una mordida a la donut y sonrió por el agradable sabor que tenía. El café lograba mantener el calor mientras esperaban los momentos restantes. Yuuri miraba atento su café, como si fuera la cosa más interesante del mundo.
Cuando él miraba algo fijamente sin ningún objetivo era porque estaba pensando en algo importante para él.
— ¿Hay algún deseo de año nuevo que tengas en mente? —Preguntó Viktor
—Ninguno en particular—respondió Yuuri. Sus ojos lo evitaban, como si estuviera ocultando algo—. ¿Qué tal tú?
—Te diré lo que deseé cuando termine la cuenta regresiva—respondió Viktor. Yuuri se vio totalmente interesado, con la atención puesta sobre él un prolongado instante en el cual se miraron.
Decidieron alejarse un poco de las demás personas para poder hablar, encontrando un lugar más apartado cerca de un local cuyas puertas y ventanas estaban cerradas. Las luces resplandecientes de la ciudad brillaban en los cristales de Yuuri y Viktor prestaba atención al reloj, escuchando como las personas se impacientaban
—Pensé que ibas a estar con tus amigos este día—comentó Viktor.
—En realidad, me invitaron a salir con ellos—se sinceró Yuuri—. Pero les dije que tenía una promesa que cumplir antes de que se terminara este año.
—Así que estás aquí por una promesa—habló, y aunque permanecía sonriendo su semblante decayó.
—Estoy aquí porque quiero—repuso Yuuri—. He estado con ellos otros años... Los puedo ver mañana.
Observó al japonés, terminando la donut de en sus manos. Las palabras de Mila estaban resonando en su cabeza.
—"Es probable que tengas una oportunidad, pero no lo sabrás si no lo intentas."
¿Cuántas posibilidades podía tener de que Yuuri sintiera lo mismo? Pasaban tiempo, juntos, pero él era alguien naturalmente dulce y amable con todos. Había algo entre ellos, pero no sabía cómo debía categorizar esa relación. A un poco más de un mes para terminar con ese tiempo de felicidad se preguntaba cuál era el momento correcto para hacer algo. Si siquiera existía un momento en el cual podía intentar algo.
Cuando estaban juntos, el tiempo pasaba increíblemente rápido, tanto que no notaba cuando los minutos se escaparon como arena entre sus dedos. Como un reloj de arena que estaba cayendo grano por grano, marcando un tiempo exacto.
Así, escuchando la multitud exclamar que faltaban menos de cinco minutos, sólo pudo llenarse de aire.
—Faltan diez minutos.
—Gracias, no entendí que dijeron—respondió Yuuri. Retiró de sus manos el contenedor vacío del café y un par de servilletas antes de tirarlas a un bote de basura cercano. Cinco minutos restantes. Se quedó en silencio, y buscó la mano ajena con sus dedos, sintiendo levemente como estos también buscaban los suyos.
—Cinco, cuatro, tres, dos...uno—contó Viktor, al coro de todas las personas. Escuchó a Yuuri murmurar, probablemente diciendo la cuenta regresiva en su idioma natal.
Los fuegos artificiales llenaron el cielo de diferentes colores, todos vivos en un gran espectáculo nocturno. Un grito colectivo se hizo presente y las personas comenzaron a celebrar mientras se abrazaban unas a otras y se felicitaban entre sí.
Se volteó para abrazar al chico de cabellos oscuros. Él pasó los brazos, correspondiendo el gesto.
—Feliz año nuevo.
—Feliz año nuevo, Viktor.
Se separaron y con una expresión feliz, observaron el espectáculo nocturno hasta que la voz del japonés volvió a hablar.
— ¿Cuál era tú deseo?
—No tiene importancia, ya se cumplió—habló, reduciendo el volumen de su voz gradualmente—. Al menos la mayoría.
Yuuri hizo un puchero.
—Viktor...
—Desee pasar comenzar este año contigo—respondió. Sabiendo que la mitad de eso era cierto.
"Mi deseo era comenzar otro año contigo a mi lado... y que te quedaras para siempre."
Recibió una sonrisa tímida y de nuevo fue jalado mediante la unión de sus manos para caminar por las calles concurridas.
— ¿A dónde vamos?
—No tengo ni la menor idea—respondió Yuuri—. Pero es primero de enero y no tengo nada que hacer. ¿Qué quieres hacer, Vitya?
Viktor tuvo que desviar su rostro enrojecido. ¿Por qué Yuuri tenía que ser tan lindo? Lo avergonzaba llamándolo de esa manera.
— ¿No hay nada que Yura quiera hacer?
El japonés se detuvo, volteando interrogante cuando escuchó un nombre que no era el suyo.
— ¿Yura?
Viktor soltó una risita al ver la confusión en su rostro.
—Digamos que es otra manera de decir Yuri en ruso—explicó con una sonrisa.
Yuuri sonrió una vez que entendió lo que estaba diciendo el ruso, se detuvo aun con una expresión alegre, sus ojos castaños brillantes y los mechones despeinándose por el viento.
—Entonces para Viktor puedo ser Yura si eso quieres.
Viktor sonrió, quería que las cosas fueran así de felices por siempre.
Hubiera sacado el capítulo antes, pero mi hermano mayor vino como el diablo a tentarme a ver Boku no Hero Academia y terminé por comenzar y acabarme el anime ayer e.e
En fin, sé que algunas están ansiosas, pero prometo que no estamos muy lejos de algo. Sigan teniendo paciencia con cada capítulo, que esta historia es muy lenta x3
Por último, quisiera pedirles un favor. El otro día leí que una parte de la historia estaba dañada en la versión de celular y revisé. Pero cuando yo veo en la computadora todo esta en orden mientras que otras partes, en mi celular, se ven realmente mal. Esto se debe a los arreglos de ortografía que estoy haciendo en capítulos anteriores, ya saben, esas versiones que hice solo con el celular.
Si ven alguna parte dañada o que se ve mal, no duden en avisarme. Se los agradecería mucho <3
Ahí nos leemos~
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