Capítulo II

Una semana, ese era el tiempo en el cual se esforzó intentando encontrar a su misterioso bailarín nocturno. Fue todas y cada una de las noches a buscarlo, y como si eso no fuera suficiente, también lo buscó en varios talleres de danza y clubes que estuvieran dentro de la ciudad. Pero no encontró nada, era como si se lo hubiera llevado el viento.

Él era muy bueno para dedicarse a eso únicamente en privado, ¿verdad? Probablemente era parte de alguna academia. Y si ya había ido a todas las que habían en esa ciudad, ¿por qué no lo encontraba?

— ¿Dónde te escondes...? —Musitó para sí mismo. Estaba anocheciendo. No sabía si era una buena idea regresar al parque a buscarlo por octava vez. Llenó sus pulmones con aire y luego dejó que todo saliera de sí.

— ¡Sólo será esa noche, por favor! —Escuchó. Viktor vio a unos cuantos pasos a una mujer acompañada de un muchacho de cabellos rubios con un curioso mechón rojizo.

—Pero debes ir a tu entrenamiento, Minami...

—Sólo es por hoy, sabes que viaje para verlo—habló con una mirada brillante, parecía que estaba cerca de las lágrimas. Al parecer eso funcionó, porque la mirada de la mujer se tornó en una cariñosa y menos dura.

—Oh... está bien, si es solo mañana creo que podría hacer una excepción—habló. El chico se puso a saltar alegre. Viktor sonrió, ¿quién podía ser tan importante para suplicar? Debía ser alguien muy querido.

Siguió su camino, era normal escuchar conversaciones de otros mientras caminaba por las calles. Aunque no era bueno cuando se enfrascaban en conversaciones ajenas. No eran sus asuntos después de todo. La noche seguía cayendo, y con su pequeño Makkachin caminando alegremente se sentía más tranquilo de seguir rondando.

Al menos sabía que no estaba llorando, esperando a que regresara a casa. Oh, se había portado tan mal con su querido y fiel amigo, dejándolo solo en casa. Se lo iba a recompensar después, tal vez con alguna golosina que encontrara en la tienda de mascotas.

Se detuvo un momento, no entendía qué hacía vagando por las calles sin rumbo alguno. No quería decir que Yuri tenía la razón y que estaba malgastando su tiempo buscando a alguien de quien no sabía nada. No era lógico hacerlo. Se detuvo, mirando por un momento al cielo.

— ¿Está bien... que lo siga buscando? —Preguntó en voz baja, sus palabras siendo arrastradas por viento.

No tenía sentido preguntar algo al aire esperando una respuesta. Sin embargo, sintió un peso menos en su pecho. Habían cosas que no sucedían por un motivo en específico.

Unas luces se prendieron y escuchó música. Se enfocó en un muchacho que llevaba un antifaz en el rostro, siendo iluminado por nada más que dos reflectores de colores anaranjado y azulado. Sus vestimentas eran negras por completo y en su rostro se encontraba una gran sonrisa.

—Buenas noches—saludó. A Viktor le llamó la atención el espectáculo, por lo cual decidió acercarse para observar, al igual que un tumulto de gente se aglomeró alrededor del chico.

Un baile muy despacio empezó. Era más que nada elegante, pero también tenía un toque sensual que llamó la atención de más de uno. A Viktor se le hizo familiar, no lo suficiente para poder compararlo con el muchacho que había conocido—si podía clasificar el encuentro de esa manera—, hace una semana.

Escuchó varias palmadas, siguiendo el ritmo de la canción. Él se dedicó también a hacer un sonido con las palmas, observando el baile. Fue entonces cuando un movimiento le hizo recordar, cuando las manos pasaron por los costados hasta subir lentamente, era muy parecido—por no decir igual—, al movimiento que vio hace días.

No era él, era imposible. Para comenzar, el corte de su cabello, tono de piel y la estatura no concordaban para nada.

Cuando la música se detuvo, la ola de aplausos se escuchó en el lugar. El joven hizo una reverencia educada y las personas comenzaron a tirar monedas en un sombrero que se encontraba en el piso, a una distancia prudente.

—Muchas gracias—dijo el muchacho—. Si les gustó, no olviden que nuestro grupo va a tener una presentación mañana—siguió hablando, repartiendo varios panfletos. La curiosidad embargó a Viktor, no podía ser posible, ¿verdad?

—Disculpa—habló Viktor, llamando la atención del muchacho.

— ¿Si?

— ¿Has dicho que tendrán una presentación mañana?

—Así es—respondió alegre, entregándole uno de los últimos panfletos que le quedaban. Viktor los observó con curiosidad—. Venimos de una academia algo lejana, nuestra primera presentación será mañana y es completamente gratuita. Nos sirve para darnos a conocer.

—Supongo que todos son extranjeros...

—Somos una variedad de bailarines de diferentes países—contestó amable—. Estaremos aquí una temporada antes de trasladarnos a otro país.

—Entiendo—. Viktor miró el papel, debía preguntar, no tenía nada que perder—. De casualidad... dentro de su grupo...

— ¿Si?

—Busco alguien, es un hombre—habló—. Cabello negro, ojos cafés, piel blanca, un poco más bajo que yo...

—Amigo, me temo que esa es una descripción muy generalizada—respondió llevando una mano a su nuca.

—Él bailaba algo parecido a lo tuyo, audífonos, su cabello iba peinado hacia atrás... y parecía algo tímido cuando intenté hablarle...

El desconocido lo inspeccionó unos segundos.

—No, no es posible... —musitó en voz baja en un idioma que Viktor no entendió, hablando a cada palabra más bajo hasta no entender sus balbuceos—. No estarás hablando de mi Yuuri...

—Perdón, no te entiendo—cortó Viktor. Parecía que el muchacho había encontrado la respuesta a sus oraciones.

Entonces, él dio la vuelta, guardando algunas cosas en una mochila. Luego tomó el sombrero en sus manos antes de dirigirse hacia él.

—Escucha, no sé si estás buscando a la persona que creo que buscas—respondió sincero—. Pero si es quien creo que es, será mejor que vayas mañana. Te aseguro que si es él a quien buscas, vas a encontrarlo y lo sabrás solo cuando lo veas.

Después de eso, aquel muchacho le regaló una sonrisa.

—Nos vemos.

Viktor se apresuró a dejar un billete en el sombrero del chico, él lo miró con curiosidad en sus oscuros ojos a través del antifaz.

—Gracias, y por cierto... buen baile.

Sostuvo el panfleto en sus manos, observando con atención el lugar, hora y fecha en la cual se iba a realizar ese espectáculo de danza. Parecía tan cercano y lejano al mismo tiempo, aunque sólo fuera al día siguiente. Las probabilidades de encontrarlo eran tan altas como bajas, podía ser que apareciera o que terminara siendo lo mismo que cuando visitó varios centros de danza.

Pero segundos antes se había preguntado por una respuesta. Y parecía que el universo le había contestado. Si las cosas no salían bien al día siguiente, podía seguir buscándolo. No por fallar algunas veces iba a dejar de intentar. Después de todo, ese no era su estilo. No era el estilo de Viktor Nikiforov.

Así que esa noche regresó a su departamento. Tenía muchas nuevas ideas en la cabeza para poder escribirlas todas a tiempo. Era mágico como un poco de incertidumbre y nervios podían lograr que su mente se activara para intentar crear cosas.

"Él era arte... y lo que yo creaba, lo hacía para él"

Tomó un lápiz cercano y comenzó a escribir lo que se le ocurriera. No era algo que tuviera una secuencia, sólo eran fragmentos de diferentes cosas, pero deseaba poder lograr que esas piezas fueran compatibles entre sí. Quería unirlas de manera apropiada, no con trozos.

Una vez que su mano se detuvo, dejó las hojas dispersas en el escritorio. Su inspiración se había vuelto extraña. Era buena, pero sentía también que era algo incompleta. Ahora pasaba más tiempo en su cabeza que hablando.

No era molesto, era inquietante y algo reconfortante. Sonrió, mirando por la ventana de su habitación. La vista era hermosa y siempre le habían gustado las noches en las cuales podía apreciar las luces de la ciudad, y la oscuridad cuando la mayor parte de ellas se apagaban.

Antes podía decir, sin titubear, que era una de las cosas más bellas que había visto. Adoraba la vista y le provocaban una gran variedad de emociones. Una gran parte de su inspiración en años pasados venía de esa vista.

— ¿Dices que es posible encontrarlo porque hablaste con un desconocido?

—Es posible, cuando lo describí pareció recordar algo. Creo que lo encontré, o estoy cerca.

Yuri lo miró incrédulo. No estaba seguro de cuando se convirtió en los oídos de Viktor. Pero era su amigo y al parecer él se sentía cómodo hablando con él. Aunque no lo dijera en voz alta, al menos una parte de eso le alegraba, porque eso significaba que le tenía la confianza necesaria para acercarse y hablar.

—Bien, entonces ve y me avisas si lo encontraste o si prefieres rendirte.

— ¿No me quieres acompañar esta noche?

—No puedo,  voy a acompañar a Mila en su práctica con el violonchelo. La presentación es en una semana y ha estado preocupada porque todo se encuentre en orden.

—Había olvidado que el próximo fin de semana era la presentación.

—Claro, si has estado más ausente... pero, después de todo, tú ya estabas listo. No creo que hayas olvidado como tocar el piano.

—No, estoy en forma para tocar lo que me pidan—respondió Viktor.

—Me alegra, no quiero un problema cuando Yakov se entere de que estás recorriendo todo San Petersburgo detrás de un muchacho extranjero.

—Bailarín. Y no le veo nada de malo, al fin y al cabo, es un artista igual que nosotros.

—Como sea, ya sabes lo que opino de acercarse a personas que no entienden de música.

Viktor afirmó con la cabeza y sonrió. Yuri no cambiaba, pero lo quería de esa manera. Después de todo, sólo tenía quince años, aún le faltaban muchos años para crecer y madurar. Ni siquiera su mentalidad tan centrada llegaba a ser completamente madura.

Después de eso se despidió, viendo al muchacho alejarse con el estuche de su violín en la espalda. Ese era su instrumento, el que manejaba mejor que cualquier otro. Si querían ver a Yuri con otra faceta podía ser encontrada cuando tocaba el violín. Entonces demostraba su verdadero encanto y pasión por la música. Muchas de las jóvenes que recién ingresaban eran víctimas del encanto de Yuri cuando tocaba el violín.

Salió del conservatorio con un poco de atraso después de hablar con algunos estudiantes que se acercaban a él. No le molestaba, puesto que era una costumbre que se acercaran a hablar, así fuera la cosa más irrelevante del mundo. Procuraba ser educado y amable con cada persona que lo admiraba a él y su trabajo.

Miró su reloj. La presentación comenzaba a las ocho de la noche, lo cual le daba tiempo para regresar a su departamento, encargarse de Makkachin y dejar las cosas que tenía de más para estar más cómodo.

Se vio a sí mismo en un grupo de personas, todos ordenados en una fila mientras entraban ordenadamente. Al parecer habían logrado atraer a mucha gente, supuso que los integrantes de esa academia de danza se esforzaron mucho.

Viktor imaginaba que muchos debieron hacer lo que el bailarín que le dio los panfletos para llamar la atención. Bailar en un lugar por el cual hubiera gran tránsito de personas para llenarlos de curiosidad .

Cuando se posicionó en un lugar, el telón de espesas cortinas rojas aún cubría el escenario. No estaba del todo seguro de que iba a ver en ese lugar. Aunque viendo un par de personas con vestimentas que llamaban mucho la atención le daba diferentes ideas de lo que iba a encontrar.

Algunos integrantes con trajes de brillantes colores y otros con trajes oscuros, pero eran diferentes unos de otros. Aunque la mayor parte eran pegados y llevaban algo de brillo plateado.

El lugar se fue llenando hasta encontrar tener el salón repleto. Cando esto ocurrió las luces se apagaron y el silencio llegó gradualmente hasta estar en una calma definitiva.

Las cortinas se abrieron y una música muy teatral comenzó a sonar. En medio del escenario habían dos personas, aquel muchacho que ya conocía y a su lado, otro de estatura más alta de cabello castaño.

Se movieron igual en un principio, pero sus movimientos fueron cambiando hasta hacer un reflejo del otro, un bien planeado efecto. Era perfecto, parecían verse a un espejo y hacer lo mismo, incluso en expresiones faciales. Luego hubo silencio y otro grupo apareció entre ellos.

A simple vista era un gran truco que hacía a cualquiera admirar la precisión. Viktor, por su parte, se dedicó a observar a detalle a los bailarines. Decir que podía diferenciarlos era demasiado, aquellos que vestían igual llevaban máscaras.

Aunque estuviera su bailarín ahí, no podría reconocerlo con una máscara. Borró esos pensamientos cuando encontró que el baile tenía una historia, bastante trágica. Trataba de un joven que se buscaba a sí mismo, y que terminaba perdido en muchas situaciones hasta poder reflejarse en un espejo. Todo gracias a una persona que conoció en medio de una mala experiencia. El complicado asunto de llevar una máscara y no conocerse a uno mismo.

Algunas de las danzas intermedias eran muy pasionales. Entonces, creyó verlo bailar detrás de una vestimenta negra y una máscara blanca. Tomando la mano de su pareja mientras se sumergían en su propio mundo.

Sus cuerpos pegados, los brazos rodeando el cuello y cintura. Lo único restante era la expresión que podían tener sus rostros, porque al llevarlos cubiertos era cuestión la imaginación del espectador el recrear la expresión que podían tener.

Él, por su parte, se imaginó esos ojos cafés, mirando profundamente. Aunque eso no era algo sacado de su imaginación, sino un recuerdo que no podía evitar revivir al ver ese baile.

Debía ser él. Sólo él llamó su atención de entre el grupo. Tenía algo atrayente que hacía que sus ojos terminan irremediablemente encima de cada uno de sus movimientos, por más sutiles que fueran.

Era como estar en un sueño. Y cuando se terminó y el lugar se llenó de aplausos, él sentía que había visitado otro mundo durante esa hora que pasó mirando al escenario. Sus manos estaban aplaudiendo, sin recordar cuando comenzó a hacerlo. Su mirada azul, fija en aquellos que hicieron una reverencia y siguiendo al fascinante joven.

Las personas comenzaron a salir, todos excepto él. No quería irse sin primero estar seguro de que no era una alucinación suya el haber visto a quien había estado buscando horas y horas durante días.

— ¡Hey!

Viktor se fijó que de entre las cortinas salió una cabeza. Un par de ojos oscuros lo observaban, acompañados de una sonrisa.

—Así que al final si viniste.

—Sí, ha sido un gran espectáculo.

— ¿De verdad? ¡Qué bien! Al final valieron todas esas horas.

Un suspiro cansado y satisfecho sonó.

—Por cierto, ¿no quieres subir? Pensé que buscabas a alguien. ¿Lo encontraste?

—No estoy seguro, creo que si lo he hecho, pero...

—Adelante, puedes subir. No te dirán nada si entras conmigo.

Viktor agradeció antes de trepar al escenario. Varios bailarines se habían quitado las máscaras y estaban festejando entre ellos. Pero aun viendo a todos los lados, no encontraba a quien estaba buscando.

—No está.

—Creo saber a quién buscas...

El chico se volteó para hablar con otro joven que se encontraba festejando con más calma que el resto de las personas.

— ¿Dónde está Yuuri?

—Salió rápido, dijo que tenía algo que hacer.

El semblante del chico decayó.

— ¿Yuuri?

—Creo que buscas a mi mejor amigo, aunque no lo puedo asegurar. Afirmarlo cuando lo veas—habló antes de acercarse a su maleta y sacar su teléfono celular. Él extendió el aparato y Viktor pudo mirar una foto. Al parecer había sido tomada antes de que entraran a escena.

Y ahí estaba, en un traje negro, cubierto hasta su cuello, con una sonrisa deslumbrante y un par de marcos azules adornando unos bellos ojos cafés.

—Es él...—musitó.

Al menos ahora sabía su nombre.

Yuuri, su misterioso bailarín.

¡Hola!

Quiero agradecer a todas las personas que han votado, comentado y dado su apoyo a esta historia. Me hace muy feliz que este universo alternativo haya sido tan bien recibido.

Esto comenzó con una pequeña idea, y no planeaba que fueran a hacerlo largo, pero al final decidí extenderlo un poco, porque a esta pareja le he cogido mucho cariño.

Tengo varias ideas y espero desarrollarlas bien, porque, aunque parezca que algunas cosas serán rápidas, en realidad no lo son. Además, espero cumplir con las expectativas que tienen con este fin.

Gracias a todos por leer <3 

Me hace muy feliz ver cada voto, comentario y agregada a listas de lectura <3

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