Capitulo 45
Capítulo final: alados atados.
Grecia Cambpell.
Nací con una misión, un solo maldito propósito; servir.
Servirle a Yaveh, cuidar de él, ponerlo por encima de mí. Mi única prioridad es él, sus necesidades y lo que se le antoje que yo haga. Si me ordena que me arrodille dos horas, lo hago. Si me ordena que le saque los mocos, lo hago. Si el condenado me ordena que le lave la ropa y le cepille los dientes, lo hago.
Pero ¿Organizar un evento? ¿Un evento ancestral? ¡¿Un evento al que asistirá una multitud?! ¡¿Y YO SOLA?!
¿No es eso como demasiado para alguien como yo? Por supuesto que sí, pero eso a mi amo le importa un huevo con cáncer.
Mierda, que si me hubiera pedido que fuera a Alaska y le trajera un oso polar en el lomo lo hago, pero esto ya es pasarse.
¿No le ha quedado claro ya en todos los milenios que hemos vivido juntos, que odio las ceremonias? Todo acto que sea social e incluya atender y convivir con más de tres personas me irrita, me agota, me pone de un humor de perros.
Además, estoy en esto desde hace mucho tiempo porque siempre están aplazando la ceremonia ¿La razón? Están muy ocupados. Pero claro, ahora sí les dio a estos dos por casarse, justo cuando me entero de que estoy embarazada.
Venus... Maldita, debió de avisarme.
—Me las vas a pagar, Jeon.
¡Odio esto! ¡Mi propósito de vida es únicamente su persona no andar de sierva de los demás! Pero el muy imbécil se ríe en mi cara, no veo la gracia. Me aprieta los cachetes y de un manotazo lo alejo. Cuando busco mi navaja para amenazarlo no la encuentro y al verlo él me la muestra muy divertido.
—Cálmate, Rayito, —resoplo—, deberías estar orgullosa de que he confiado la organización en ti ¿No crees?
—No me siento en lo absoluto orgullosa, por si no te has dado cuenta —comienza a caminar pretendiendo ignorarme—. Llevo todo un jodido año organizando esto ¿Qué te hace creer que...? ¡¿Me estás escuchando, mal nacido?!
Por supuesto que no lo hace. Me voltea a ver, ya ha recuperado su típica cara de culo habitual.
—Tengo que irme, mi traje está listo.
—Te voy a descuartizar.
—Arreglar ese nido que tienes por cabello es lo que deberías hacer.
Lo odio. Pero no me deja odiarlo a gusto porque se va trotando por las escaleras.
—¡Hijo de...! Ah, Shao, deberías ir bañando a la niña, su vestido ya debe estar en su habitación y... ¿En dónde está Jimin?
Continúo caminando, voy hasta la cocina para ver que todo va bien. Ya me está doliendo la cabeza, esto es mucho para mí. La mujer morena de rizada melena castaña me sigue detrás, normalmente es callada y obediente pero percibo la ansiedad que emana de ella.
—Con Venus, como tú dijiste.
—Cierto, cierto... Coño, necesito un asistente —ella se ríe mostrando sus colmillo, me acabo de dar cuenta de que se ha hecho otra perforación. Esta vez en el labio.
—No te preocupes ¿Está bien? Todo va de maravilla, en cuanto termine con Tili vendré a ayudarte.
Ja, con que se encargue de la niña ya es suficiente ayuda. Dos años tiene la mocosa y ni así deja de joderme la existencia, es demasiado inquieta, exasperante, y no tiene control alguno de su prematuro poder.
Camino apurada hasta el jardín para verificar que la decoración siga en pie. Diviso a las almas encargarse de todo justo como se los pedí y me alegra que al menos ellas sean tan obedientes y nobles. Suspiro, tengo que calmarme, he estado caminando de aquí para allá sin descanso alguno y aunque aún conservo buena energía no quiero gastarla estresándome más de la cuenta, aún queda mucho para el resto de la noche y parte del día siguiente. Al volver a entrar me topo con Sunhee e Inanna que no tengo idea de cuando llegó, entonces me permito aligerar el peso sobre mis hombros porque ahora que ellas estarán con Venus yo podré llevarme a Jimin para que reciba a los dioses mientras me cambio, ya estamos sobre la hora.
Por fin el idiota de mi amo tendrá los huevos para casarse.
Hago una reverencia ante ambas, no sonrío porque no es mi fuerte pero ellas si lo hacen. Es extraño ver que la madre del novio se lleve bien con la madre de la novia... Pero no con la novia en sí. Ellas suben las escaleras y las sigo detrás, si la luna ya está aquí entonces el sol debe de estar con su hijo. Al llegar a la habitación de Sunhee ni siquiera toca la puerta, las tres entramos para ver a Venus ser peinada por un profesional, o sea mi novio.
—¡Pasen, pasen! —nos llama aún sin siquiera vernos.
Jimin se ha lucido, le está dando los últimos retoques y la verdad es que se ve hermosa. Su cabello negro está recogido en un moño alto de gala del que algunas ondas muy finas caen. Hay broches plateados que simulan ser flores diminutas colocadas en varios puntos de su cabello, el peinado resalta mucho la elegancia de su blanco cuello. Su maquillaje no es que sea sencillo pero da esa sensación, un delineado rojo muy pronunciado que se extiende desde sus ojos hasta sus sienes dibuja espinas y espirales, muy feroz. Sus labios carmín, su rostro blanco, muy bonita.
El vestido no está aquí, está en su habitación en dónde Jungkook no puede entrar para no verlo. Me siento en la cama, todos están vestidos y emperifollados menos yo.
—¿Y? —habla Sunhee— ¿Nerviosa?
—¿Yo? —se señala— Pfff, a mí lo que me preocupa es que a Nash le guste mi conjunto.
Aquí vamos otra vez.
—¿Conjunto de qué? —Pregunta Inanna en su ignorancia, todos la miramos a la vez con los ojos abiertos pero ya es muy tarde, abrió la boca— ¿Qué pasa?
Venus se echa a reír y yo no sé en dónde esconderme. Lleva semanas hablando de esto, le preocupa más la noche de bodas que la boda, es increíble.
—Olvidaba que en el espacio son muy básicos —murmura divertida—. Lencería, señora Luna, ya sabe... Ropita para hacer guarradas con su hijo después de que usted se largue de aquí.
Y... Ya está, lo dijo. Sunhee se ríe, Jimin sigue retocando el peinado e Inanna, bueno ella obviamente está indignada.
—Para tu información, Vida, los dioses del espacio tenemos otros métodos de cortejo y seducción sexual.
No le digas eso ¡No le digas eso!
No quiero imaginar cuales son pero Jimin ya me había dicho algo sobre el tema... Los dioses parecen animales, me estremezco.
—¿En serio? Cool, sexo intergaláctico.
—Ay no puede ser —dice Jimin—, no tienes remedio.
—Amor, si ya has terminado entonces ven conmigo —él asiente, ella le asegura que guardará el maquillaje y yo camino hasta la puerta—. Les avisaré cuando Jungkook esté listo para traerlo.
Es parte de la tradición que, antes de la ceremonia de unión, el novio pinte la espalda de la mujer con símbolos, promesas y halagos, así como también las iniciales de su nombre. Así que una vez esté vestido tengo que traerlo hasta aquí con la tinta y el pincel. Que por cierto ya se están tardando él y Shamash.
—¿Quieres que te peine? —Jimin me saca de mis pensamientos, los cuales seguían preocupándose porque todo salga bien pues es mi responsabilidad.
Odio tener esta responsabilidad.
Sus manos se enredan en mi cabello para peinarlo con sus dedos, pero termina encontrándose con varios nudos que le impiden la tarea. Jimin sonríe burlón ante eso cuando nos detenemos entonces en la puerta de nuestra habitación.
—Deberías estar al pendiente de los invitados —sugiero—, estarán por llegar.
—Primero tú, las almas y Shao pueden recibirlos. Ahora ve a bañarte... ¿O quieres que te bañe yo?
Definitivamente la única que conoce este lado de Jimin soy yo, por eso no me sorprende que me acorrale contra la puerta de la habitación mientras sus labios carnosos se curvan en una sonrisa coqueta. Dejo un beso rápido en su nariz para abrir la puerta detrás de mí y escapara de sus garras.
—Quieto —él solo se ríe, buscando entonces en el rincón de armario la ropa que casi no uso si no es estrictamente necesario. Ropa confeccionada por Venus, obviamente.
—¿Traje o vestido?
—Sabes que no soy fan de los vestidos.
—Traje, entonces.
El conjunto de color naranja lo deja sobre la cama, en eventos así prefiero que él se encargue de vestirme porque si por mí fuera yo saldría con mis pantalones rasgados, botas patea maleantes y alguna camiseta de él. Me meto al baño esperando relajarme, Jimin lleva días diciéndome que no debo dejar que el estrés me afecte más de la cuenta porque eso también afecta al bebé.
Bebé, bebé, bebé. Otra vez unos once meses más.
De tan solo recordar el nacimiento de Talasea me dan arcadas, y eso que no estuve viendo todo. De tan solo oír lo que pasaba en esa habitación Shamash y yo quedamos en que definitivamente estas cosas no nos gustaban en lo absoluto. Me imagino a un pequeño ángel si saber siquiera como guardar sus alas, corriendo de aquí para allá y siendo un rompe ovarios porque así son los niños, aún más si tienen habilidades especiales y ese instinto natural de querer ser los héroes de todo como lo es un guardián.
Pero bueno, debo admitir que mi ángel bebé producto de nosotros dos ya me estaba haciendo falta.
Debido a las complicaciones con Eva la última vez que dio a luz, Gabriel no tuvo suerte como Shao y murió después de haber perdido a su deidad. Así que como madre que fui y seré, espero que mi hijo esta vez sí pueda cumplir con su misión y no pase nunca por lo que yo pase alguna vez; existir sin proteger a nadie.
Serán años de crianza entretenidos, Gabriel regresara y como sus padres no encargaremos de él como es debido.
—¡Por Juno! Quédate quieta Talasea.
Pero no, no me hace caso. Ella sigue empeñada a soltarse de mi mano para salir corriendo a quien sabe dónde. La ceremonia empezó hace ya unos veinte minutos, trato de que haya silencio pero una niña de dos años que se tambalea al caminar no me lo facilita. Por eso la cargo en mis brazos, entonces una de sus manitos se cuelga de mi arete e intento no quejarme por el dolor, tiene mucha fuerza esta criatura.
Los invitados están todos aquí, ni una sola deidad ha faltado a excepción de Eva pues si trae a su hijo será riesgoso para Talasea, así como tampoco han faltado los más allegados de los protagonistas. Personas como los príncipes Seokjin y Namjoon, la reina Dasha de Corea están aquí. Taehyung ha conseguido venir con su esposa y Boram, y tuve que ponerles la pequeña mentirilla a aquellas dos de que se trataba de una religión rara para que no preguntaran por qué el ritual era diferente. Gracias al cielo no tienen que usar magia ni los guardianes sus alas.
Pero me está costando un poco eso de mantener a raya a Talasea.
—¡Mira! Esos son mami y papi ¿No se ven lindos juntos? Por supuesto que sí, así que quédate quietecita ¿De acuerdo?
Suelta mi arete para meterse mi collar a la boca, debo verme estupenda.
—Es una niña, no te entiende.
Mi salvación.
—¡Genial! —Tomo a Jimin de la mano— Llegaste, ahora encárgate de ella.
No se opone, le entrego a la niña y claro que se queda quieta porque bueno, los infantes parecen odiarme pero a él lo adoran. Debería ser él el embarazado no yo.
Me sonríe hasta que sus ojos se ocultan, yo solo recuesto mi cabeza en su hombro viendo cómo Jungkook y Venus hacen un pequeño corte en las palmas de sus manos, dejando salir un poco de sangre. Luego vierten ambas gotas en una copa azul con un líquido que ni puta idea qué es y cada uno bebe un trago sin dejar de mirarse.
La verdad es que creí que ella se casaría de rojo pero no, ambos van vestidos de blanco. Ella con su corona y él con una diadema de lunas, estrellas y soles tallados en bronce cortesía mía y de Jimin. No le gusta usar mucho la corona que su padre forjó, dice que es peligroso.
—Míralos, han pasado por tanto —murmura mi novio—. Me alegro mucho que por fin estén completamente juntos, sin riesgos, sin enemigos, solo haciendo su trabajo y amándose profundamente para la eternidad.
—¿Vas a llorar?
—Y tienen a esta hermosa niña —si va a llorar—. Todo es tan bonito.
—Jimin, oye, tranquilo nene —acaricio su espalda, Tili entonces comienza a jugar con su propio vestido y por un momento entro en pánico porque un destello de luz chispea en sus deditos pero pronto se apaga.
—Grecia ¿No se te antoja?
—¿Qué?
—Todo esto.
—... ¿Eh? ¿Hablas de una ceremonia? —Asiente— Pues no, es... ¿No crees que es mucho?
—Podemos hacer algo pequeño.
—¿Me estás pidiendo matrimonio mientras nuestros amos se comen la boca en público?
—Sí.
—Que romántico, acepto.
—Está bien, no te preo... ¿Qué? ¿Aceptas?
Me río, no se lo esperaba.
—Sí, eso fue lo que dije.
—Wow, fue más fácil de lo que pensé.
—Mejor cállate.
Ambos volteamos a la entrada para ver quién ha llegado tarde, y por lo que veo se trata de una malhumorada Suni y un risueño Yeonjun. Bueno, ahora sí están todos los invitados. Les alzo la mano para que nos vean y cuando lo hacen toman asiento a mi lado. Suni se ve radiante, su cabello castaño está mucho más largo que antes y tiene vestido de gala que jamás pensé que la vería usar, me alegra ver a mi amiga lobuna sana. Yeonjun por el contrario viste más casual, con un saco y pantalones negros normales, zapatos brillantes, gafas de sol y su cabello ahora es rosa.
Este niño...
Lo que yo realmente no esperé eran los anillos de pareja que comparten.
—Dos años, Suni —le digo entre susurros—, te descuido dos años y te tiras a un bebé.
—En realidad ya soy mayor, rubia.
—¿Desde cuándo tienes la voz tan ronca? —interviene Jimin y el chico me ve con cara de ¿Ves? Ya soy un chico grande.
—¿Ah sí? —Suni me olfatea, mierda— Pues yo te descuido dos años y ya estás embarazada, joder Grecia ustedes no pierden el tiempo.
—¿Ella es la famosa Talasea que tiene a Jungkook como un pendejo? —su acompañante estira los brazos hacia la bebé y esta se baja de las piernas de Jimin para ir con él.
—Shh, está casándose —regaña Dasha sentada delante de mí—, estúpido.
La risa de Seokjin no falta y Namjoon también le hace callar.
—Ven bebita, tío Yeonjun por fin te conoce.
La ceremonia continúa y termina una hora más tarde. Los dioses se retiran porque tienen cosas que hacer y pronto solo somos nosotros y nuestros amigos. Ellos lucen felices, más de lo usual. Ahora están unidos en todos los sentidos y no hay poder que pueda romper tal conexión. Venus tiene en sus brazos a la menor de la familia y a su lado está Jungkook sonriendo como nunca antes le había visto hacerlo. Luego todos los demás van con ellos para posar ante la cámara que Shao sostiene y el flash indica que la foto ha sido sacada.
Ya son las dos de la mañana, más o menos. Una última foto en la que estamos nosotros, Shamash la toma. Ellos no pueden estar en el grupo, la cámara no los capta. Luego proceden a hacer lo que se les da la gana y con eso me refiero a beber más de lo que ya han hecho.
En los brazos de Park duerme una linda niña pelinegra de piel brillante babeando su hombro, le hago una señal para que me siga adentro y lo hace. Subimos las escaleras para cruzar por el pasillo, frente a la habitación de los recién casados está la de su más grande adoración. Abro la puerta y lo dejo pasar encendiendo la luz, luego veo como con cuidado la deja sobre su cuna.
—¿Papi? —susurra la niña entre sueños, ambos sonreímos.
—Papi está abajo con mami —respondo pasándole su peluche favorito, un conejo blanco que le dobla en tamaño.
Pronto vuelve a quedarse quieta.
—¿Le diste de comer?
—¿No la viste? Todo lo que Shao le daba se lo devoró. Le hice masticar algunas hojas por si algo le hace mal.
Apagamos la luz saliendo de su cuarto, Shao no tardará en venir y dormir con ella. Esas dos no pueden pasar mucho tiempo separadas, por eso la cama de esa mujer está aquí. Jimin posa lentamente sus manos en mi cintura para girarme hacia él y sin darme tiempo a nada reparte beso tras beso en mi cuello.
—¿Qué haremos cuando todos se vayan?
—Dormir, obvio.
—No —lloriquea—, dormir no.
—Park Jimin, mejor vayamos abajo. Esos dos no tardarán en fugarse y debemos quedarnos con los demás.
—Grecia Camphell, amo como pronuncias mi nombre.
—Y yo te amo a ti —correspondo a su tacto con un beso en su mejilla, lo que hace que sonría victorioso—, ahora vamos.
Bueno, creo que mi esfuerzo ha valido la pena. Ya que, no me puedo quejar más.
Todo ha salido de maravilla.
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