Capítulo 39
Capítulo 39: Blue Moon.
Hoy es un día muy bonito, pero no tan bonito como la mujer que está a mi lado cantando una de sus canciones favoritas. Tiene una voz hermosa, aguda y suave que en realidad no va mucho con el concepto de la canción pero aún así canta con la potencia adecuada. Canta con todo el gusto, fuerte y claro mientras sonríe con mucha emoción. Sus ojos observan todo el panorama y es que desde la carretera se puede ver la ciudad un poco más pequeña y por supuesto, el mar.
Ella ama esa imagen, es la razón principal por la que vivimos cerca de la montaña. Y yo amo la escena que está montando desde su asiento fingiendo que su cajita de jugo de fresa es un micrófono.
—Call my name and save me from the dark!
La letra de la canción de rock es bastante depresiva, pero ella la canta con tanta emoción y pasión que no lo parece. No puedo dejar de sonreír mientras conduzco a una velocidad no tan prudente porque uno, estamos en bajada y dos, no hay más autos por aquí ni los habrá hasta bajar más cerca de la ciudad. Hoy es un día especial, no es que sea una fecha importante o algo parecido pero debido a que estamos en el mes de la luna azul las cosas se vuelven un poco más... Místicas para todos los seres divinos.
La luna azul es la luna de la fertilidad para los bimbaio, pero para el resto de las criaturas esta también es un claro símbolo de festejo ¿Por qué? Sencillo, hoy somos mucho más vulnerables en cuanto a sentir nos referimos. Nos conectamos todos espiritualmente y tanto mi madre como yo bendecimos este mes como el de la suerte y la felicidad para todo el mundo. Por eso cada quien va a festejar a su manera.
Jimin y Grecia se han ido a quien sabe dónde juntos, la madre de Venus se ha ido a Rusia a través de un portal en compañía de un alma no visible al ojo humano, si algo sucede con Sasha estando cerca de Sunhee, Venus lo sentirá. Es un poco riesgoso pero ambos accedimos a su petición cuando dijo extrañar su hogar a y su pareja, y nosotros como culpables por alejarla de todo eso le dimos el permiso para ir y hasta explicarle a su novio que debía irse un tiempo del país por cuestiones de seguridad.
Ahora Venus y yo pasaremos todo el día en la ciudad, asistiremos a un festival organizado por Libra, una dama de la corte del zodiaco que habita en esta isla y adora celebrar a la última luna del mes. Planeamos pasarla bien en ese lugar, no es la primera vez que asistimos a uno pero si la primera vez en esta época, tampoco planeamos dormir en casa, de hecho ni siquiera queremos dormir. La idea está en disfrutar hasta que la luna ya no esté y de paso al sol de mañana.
Por eso ella está tan feliz y por ende yo también lo estoy.
Cuando estamos ya al pie de la montaña comienza a verse el atardecer y para ese momento la canción ha terminado. Entonces ella me mira y no puedo evitar reírme de su apariencia, de verdad parece salida de un concierto de rock con todo ese cabello despeinado por las sacudidas de cabeza.
—A todo esto ¿Cuál es tu canción favorita? —Me pregunta— Tiempo atrás ni siquiera existían estos cantantes, así que no lo sé.
De hecho, ahora que lo pienso ella sabe muchas cosas sobre mí en esta vida pero no todo. Y es que con todo lo que ha pasado en tan solo meses ni tiempo nos ha dado de charlar sobre otras cosas que no involucren trabajo y la palabra "futuro". Supongo que lo mismo pasa conmigo pues aunque ella es más abierta que yo, no tenía idea de que le gustara el rock tanto como a mí.
Como me pasó en un principio; Venus no es netamente como su impresión muestra. A simple vista parece una mujer más de pop y baladas más románticas, aunque ha puesto varias de esas durante el camino...
Lo pienso mejor.
—No soy de escuchar mucha música porque en sí nunca he tenido tiempo de esas cosas —le explico haciendo un cambio para pasar la curva, ya luego estamos en una recta de nuevo—, cuando mis padres murieron como hermano mayor tuve que hacerme cargo de todo y... Prácticamente maduré a la fuerza.
Tenía que administrar bien mi tiempo entre la secundaria, Boram, y una forma de llevar nuestra comida del día a día a nuestra casa porque la pensión de nuestros progenitores solo alcanzaba para pagar los servicios y las consultas con el psicólogo de mi hermana menor.
—No tuviste la adolescencia que querías —asiento—, eso lo sé.
—Pero antes de ingresar a la marina sí tenía mis momentos de chico joven que quería ser genial.
Pasaba pena en pocas palabras, como todos los adolescentes en sus dieciséis.
—Eras genial, todos te querían en la secundaria.
Me tomo un momento para analizar lo que ha dicho. No sé exactamente desde cuando ella y su escuadrón estuvieron vigilando al palacio y quiénes trabajan para la familia, pero si algo es seguro es que fue lo suficiente como para que ella supiera todo de todo el mundo. Conoce mi historial casi a la perfección con tan solo mover teclear un par de cosas en su ordenador.
—Acosadora loca.
—Es mi trabajo.
—Era —corrijo, ella afirma con la cabeza—. Bueno, me gustaba de todo un poco... Pero en ese tiempo no dejaba de escuchar a Bon Jovi.
—¿Tenías muchos amigos? —la miro un segundo antes de devolver la vista al camino, está hermosa, de verdad. Se ha recogido el cabello en dos moños atados con cintas, su flequillo se mueve por la brisa que se cuela al tener los vidrios abajo.
—Era popular porque tenía cara de emo con trastornos mentales —recordarlo me da risa y por eso sonrío tratando de no echarme a reír—, a las chicas eso le parecía interesante pero no más, mi único amigo era Brandy Smith y cuando me fui no volví a saber de él.
—Brandy Smith... ¿El pelirrojo de intercambio? —Le miro divertido, ella realmente sabe todo de todo el mundo—. Ese chico estaba loco, le gustaba la adrenalina pero no es muy inteligente.
Exactamente así es como era, la mayoría de los castigos que me daban mis padres cuando comencé la secundaria eran por culpa de Brandy y su poder del convencimiento para hacer locuras no del todo legales.
—Si mal no recuerdo creo que regresó a Canadá con su mamá —digo recordando lo último que supe de ese idiota cabeza roja, no éramos nada iguales pero en apariencia teníamos mucho en común.
Si miro mi vestimenta ahora mismo pues todavía parezco un emo, pero un emo elegante y no callejero.
—Hoy en día tiene una banda local de rock, también está criando a su hija pues la madre murió en el parto.
—¿Cómo es que sabes esos detalles pero no mi canción favorita?
—Eras muy reservado cuando te conocí ¿Lo olvidas? De hecho lo sigues siendo.
En eso le doy la razón en su totalidad, no es como que me guste hablar de mi vida con todo el mundo.
—Have a nice day.
—Vaya, tienes buenos gustos.
—Si no los tuviera no me gustarías tú.
Sonrío de lado cuando espero a que diga algo pero nada pasa, y cuando vuelvo a verla para saber por qué me encuentro con que tiene la cara roja y se está mordiendo los labios. Sus ojos grandes están en mi dirección pero no me ve a la cara.
¿Se ha avergonzado? Eso también es nuevo.
—Por primera vez no sé qué decir... Pondré tu canción.
—Vaya, te he dejado sin palabras eh —suspira—. Punto para mí.
—¿Qué te pasa?
—Pasa que me tienes a tus pies ¿No ha quedado claro?
—Oh cállate —se cubre el rostro con ambas manos sonriendo.
—Cállame.
Vuelvo a esperar su reacción, pero otra vez nada ocurre. Mi mano —que descansaba en la palanca de cambios— toma la suya para llevarla a mis labios y besar sus nudillos. Entonces cuando vuelvo a verla está haciendo un puchero muy tierno y sus ojos se han cristalizado.
Y aquí vamos, se ha puesto sensible.
—Ay no, quiero llorar.
—No, no, no llores no hagas eso.
—Es que eres tan lindo... Yo... Soy una llorona, estrellas —cuando una lágrima se le escapa seguido de un sollozo por mucho que no quiera una risa se me escapa. Es muy gracioso cuando pasa esto, de un momento a otro su estabilidad emocional flaquea y se vuelve impredecible, parece loca— ¡¿De qué te ríes?!
—Si no estuviera conduciendo probablemente te grabaría.
—Que imbécil insensible eres, ya no me hables.
Dejo de reírme cuando cruza los brazos sobre su pecho y voltea a ver por la ventana, ahora que estamos entrando a las calles de la ciudad debo bajar la velocidad. Blanqueo los ojos sin dejar de sonreír, ni siquiera las deidades se salvan del descontrol hormonal.
—Hey ya, solo estoy jugando —me ignora— No llores ¿Si? Estás muy linda y se corre el maquillaje.
—Es aprueba de agua.
—De agua, no de mocos —lo que digo la hace reír de repente, y no era mi intención pero bueno. No sé si realmente fue gracioso pero algo es algo porque las dos únicas lágrima que logró derramar las ha limpiado.
No, definitivamente eso no ha sido gracioso.
—Eso fue estúpido —termina diciendo después de darse cuenta que se ha reído de una tontería.
—Ah pero te reíste.
Bipolar, y todavía quedan como dos meses de todo esto. Magnífico.
La ciudad, o más bien pueblo con edificios y casas de lujo muy coloridas, está más movido el día de hoy. Por eso nos decidimos después de buscar algún espacio en que será mejor dejar el auto en algún estacionamiento. No me gusta mucho la idea de que Venus camine tanto porque le dan más ganas de ir al baño frecuentemente pero ella asegura que está bien y que deje de preocuparme demasiado, así que después de tomar su bolso y colgarlo en mi hombro cierro la puerta y tomo su mano para caminar hacia afuera.
Lo más que se ve es movimiento peatonal, personas admirando mi atardecer de muchas tonalidades en espera de la aparición de la dichosa luna. Algunos van de compras, otros van en grupos de adolescentes y universitarios que ríen y juegan. Luego están parejas como nosotros que caminan sin un rumbo fijo por doquier mientras el festival nocturno aún no inicia.
Viendo hacia todas partes respiro hondo, esta es la clase de felicidad que me gusta sentir. La felicidad es momentánea, momentos como este; tomar la mano de mi esposa embarazada, verla sonreír, salir con ella a donde queramos sin miedo ni preocupaciones, sentir la energía latente de la fe y la emoción instalada en el pecho de cada mortal que nos rodea. Ver como criaturas y humanos se mezclan y conviven entre sí sin saberlo realmente.
Para mí, algo tan sencillo como esto es considerado felicidad absoluta. Sin embargo, algo tan sencillo como esto es difícil de conseguir, por eso lo valoro tanto.
—¿Ya tienes hambre? —en eso me mira con los ojos un poco más abiertos.
—¿Me leíste la mente? —yo simplemente me encojo de hombros.
—Te conozco bien.
Continuamos caminando por la acera, algunos se nos quedan viendo y sé que se trata de no humanos, seguramente para ellos es extraño ver a deidades caminando entre ellos y mucho más aún porque ven que Lyra es una diosa pero no saben cuál. Tampoco están del todo seguros sobre quién soy yo pero los ojos que voltean a vernos rápidamente vuelven a pasar de nosotros para disimular.
No importa en qué reino o república estés, si eres una deidad verás de todo; parejas de bimbaio y ninfas, miembros de la corte del zodiaco con humanos, amistades entre ángeles aprendices y duendes, incluso hijos híbridos de dos razas diferentes como los mitad sirena y mitad hada.
Y ninguno sin saber quién es el otro, a excepción de los bimbaio pues ellos si pueden diferenciar especies.
—Quiero un helado —Venus señala la heladería cruzando la calle—, O mejor dos, pero antes veamos esos collares ¡Son tan bonitos!
Ella tira de mi mano obligándome a caminar más rápido y usa tanta fuerza que por un momento que creo que me arrancará la extremidad. Nos lleva hasta un puesto en la calle, en donde una duende ojos zafiros y sonrisa gatuna nos mira con un poco de sorpresa al acercarnos a ella.
—¡Majestades! —Hace una leve inclinación— Es un honor tenerlos en la ciudad ¿Disfrutarán de la luna azul?
Yo asiento simplemente, Venus es quien responde sonriente:
—Por supuesto que sí, la primera luna azul de la semana debe de ser celebrada por todos.
Observo cada prenda, tiene desde pulseras muy sencillas hasta diademas, collares y anillos. Todos son tejidos con piedrecillas de colores que juntos crean formas y diseños, tienen un estilo muy parecido al de los gitanos. De hecho eso son los duendes, gitanos. La chica de piel bronceada ensancha su sonrisa cuando sus ojos captan el bulto de Venus, de repente me mira y luego la vuelve a ver a ella. Lo cierto es que yo siempre estoy atento a todo mientras veo las prendas en exhibición.
—Veo que habrá un nuevo miembro en la familia ¿Puedo tocar? —miro a Venus, ella simplemente asiente y la duende, emocionada, pone sus manos en su vientre sobre la tela del largo vestido playero que le cubre los tobillos— Hm sí, es una niña ¿Luz tal vez? —Ambos afirmamos, los ojos de la chica que no debe pasar los veinte adquieren un brillo bonito— ¡Qué emoción! Esta diosa será la envidia de las demás deidades.
—Por supuesto que lo será —respondo yo totalmente orgulloso—, tiene buenos genes.
Los duendes son seres que, son algo parecidos a los paganos en cuanto a habilidades y espiritualidad, pero no tienen la misma fuerza que los guardianes lunares. Ellos son muy inteligentes y se dejan llevar bastante por su instinto, por eso es que aunque ella no tiene una certeza de quién es la mujer a mi lado aún así está muy feliz por nuestra espera y también porque se trata de mí, el famoso hijo del sol y la luna.
—¿En qué puedo ayudarles? —pregunta por fin.
—¿Tú los haces? —Le pregunta la de cabellos negros de vuelta— Definitivamente los duendes tienen manos mágicas.
—Literalmente, sí.
Mis manos terminan rozando el material de un par de collares muy finos hechos únicamente con azabache, una piedra negra un poco costosa de conseguir. En el centro tienen un dije de madera pintada en rojo con un símbolo tallado en el centro, cada uno con un símbolo o signo diferente.
Virgo y Tauro.
—Me gustan estos —digo a lo que me prestan atención—, son muy... Nosotros.
Los tomo en mis manos, definitivamente voy a comprarlos. Venus me sonríe tomando el suyo para admirarlo de cerca.
—Deberíamos llevarles a los chicos... Ay, esta pulsera es muy linda, se la voy a llevar a mi mamá.
—Falta algo para Shao.
—Oh, ¿Sabes? Deberíamos llevarle ropa a Shao, cuando nazca la bebé la necesitará.
—Cierto.
Cuando la noche llega nosotros ya estamos entrando a la playa. Ambos comiéndonos el sexto helado del día, son adictivos estos sabores. Al tocar la arena decidimos quitarnos los zapatos, hay muchas personas en el lugar. Música se oye en toda la playa, hay luces de colores gélidos en combinación con la temática del festejo. Encontramos todo tipo de criaturas y unos que otros humanos jóvenes curiosos que aunque no saben bien de qué se trata esto vienen solo para ver. Normalmente ellos ven este tipo de cosas como tradiciones típicas de alguna religión extraña, por miedo a lo desconocido es muy raro que alguno llegue a investigar lo suficiente y nunca dan con la verdad. De igual forma la luna azul no es visible para ellos, solo los no humanos podemos ver su color real, para ellos solo es la segunda luna llena del mes y nada más.
La música que suena es una mezcla entre la modernidad y lo tradicional de estas celebraciones. Como es obvio todas las personas aquí, incluyéndonos, visten de tonos diferentes de azul. Varios se balancean a la orilla del mar con los brazos enlazados en una forma de bailar junto al viento y liberar su energía.
—Hay muchos bimbaio aquí ¿No crees que es riesgoso? —yo niego.
—Los guardianes creen erróneamente que si me ven sabrán de inmediato quién soy, pero no es así —tiro de su muñeca cuando el helado se ha terminado y nos dirijo a una mesa para tomar asiento—, si yo no quiero ser encontrado no sentirán nada.
—Físicamente te pareces mucho a Shamash, pero tus actitudes y aptitudes son muy similares a las de Inanna.
—No lo niego, es así.
Dos presencias bastante similares se acercan a nosotros y sin ni siquiera voltear a verlos blanqueo la mirada, tenían que ser ellos.
—No podemos estar tanto tiempo despegados de ustedes —dice la voz masculina—, al parecer.
—¿En serio? —Se queja la femenina y ahora sí reparo en ellos— ¿Tenían que estar aquí?
—Bueno —digo— no es como que Carlota Amalia sea muy grande de igual forma.
—Pensé que estarían follando en alguna parte de la playa —Venus habla entre risas, Jimin y Grecia tomando asiento junto a nosotros.
—Si te soy sincera —responde la rubia cruzando los brazos— yo también pensé lo mismo de ustedes pero aquí estamos todos.
Idiotas.
El rubio se levanta un momento para agacharse, apoyándose en las rodillas de Venus toca su vientre sonriendo genuino, algo me dice que ha estado bebiendo.
—Hola bebé ¿Todo bien ahí dentro? Aquí el tío Jimin te saluda, más te vale quererme mucho cuando nazcas.
—Jimin, no seas ridículo —y no es costumbre que sonría por lo que supongo que ella también—, es obvio que me va a querer más a mí que a ti.
—¿Ah sí? ¿Y eso por qué?
—Porque soy genial, obvio.
—¿Yo no soy genial? —Grecia lo ignora completamente.
—Oigan les recomiendo el siete maravillas, es lo mejor del menú.
—Entonces lo quiero.
Amplío los ojos para luego negar, de un manotazo le quito a mi mujer el menú y ella arruga el ceño por mi acción, no aprende.
—Seis, Choi, te comiste seis helados ¿Y ahora quieres un plato para dos lleno de mariscos?
—Bueno, literalmente somos dos.
—Venus, vas a vomitar si sigues comiendo tanto.
—Te prometo que es lo último que voy a comer por hoy ¿Si?
—No, sé que es mentira.
—Anyway, don't need your permission.
Blanqueo la mirada otra vez dispuesto a dejarlo pasar cuando me vuelve a quitar el menú de las manos, no me apetece discutir con ella solo porque siempre tiene hambre. Es una consentida, está acostumbrada a que cumpla sus caprichos sin ningún tipo de queja y cuando lo hago pone esa cara de "si te niegas lloro" que me deja entre la espada y la pared.
Es muy buena manipulándome.
Todo lo que queda de noche nos la pasamos oyendo las plegarias de los demás y sus agradecimientos a los dioses, los cuales recibimos como más energía. En algún momento Venus se levanta a bailar con Jimin porque nosotros somos unos amargados que prefieren quedarse a mirar. Ese rubio tiene una resistencia al alcohol no muy admirable y por eso salta, baila y se ríe de cualquier cosa. De un momento a otro la canción cambia por una mucho más energética y tanto Grecia como yo vemos horrorizados como ahora son el centro de atención entre más borrachos, han hecho un círculo y todo el mundo baila en la orilla del mar.
Hasta que corren adentrándose en el agua. Yo suspiro, esto es una locura, siempre lo es. La luna está en su punto más alto, así que el nivel de concentración es mayor y por lo tanto el oleaje también es fuerte. Igual no es peligroso, no para nosotros.
—No debiste dejar que bebiera tanto —le aconsejo yo a ella observando a su novio, parece loco.
—Es Jimin, solo tiene a tres amores en su vida; Venus, yo y por supuesto, el alcohol. Además, no es como que ella esté del todo sana eh, mírala.
—Ella siempre es así.
—Pues ahora es el doble.
—¿Qué acaso no la viste? Estaba dispuesta a lanzarme esa botella sino la dejaba beber su Brandy ¡Una botella! ¡En la cabeza!
Igual no es como si eso fuera a matarme o herirme de gravedad, pero sí dolería.
En eso el canto de muchas voces se hace oír, cuando devolvemos la vista al mismo lugar para ver como todos se agarran de las manos y cantan en una lengua antigua que reconocemos sonrío un poco, lo bueno está en que la fe de los habitantes de este mundo no se pierde.
Lo malo es que nosotros ya perdimos la fe en la mayoría de ellos.
Hebreo, en ese idioma cantan.
—¿Deberíamos ir? —me pregunta arrugando la cara cuando empieza a salpicarse agua unos con otros.
—Nah —niego, realmente no me apetece mojarme. Nos quedamos un rato más así, rato en el que yo solo me dedico a verlos disfrutar a todos de todo, cantan con mucha alegría y señalan a la luna azul que se refleja en el agua de una forma casi mágica.
Si supieran todos quiénes están entre ellos como si nada, la cosa sería muy diferente.
—¿Sabes? Jimin me preocupa —yo bufo viviendo a mirar a la rubia. Ella apoya su mejilla en la palma de su mano y sus ojos verdes también me ven.
—¿Y ahora qué pasa?
—Pues que lo conozco bien y ha estado raro, sé que algo oculta, está actuando igual que hace un mes cuando tu despertar estaba cerca y es una mierda, lo odio.
—Seguramente se trata de alguna visión —contesto.
—Pensé lo mismo y eso es lo que me preocupa. Él ve visiones de todo tipo pero también se pone así cuando nosotros estamos involucrados.
—Sea lo que sea no nos lo dirá, va contra las reglas, la única forma sería que Venus se lo ordene y ya una vez lo intentó y falló —me encojo de hombros, suspira—. Sólo nos queda esperar.
—Odio esperar.
—Lo sé.
—¿Por qué tan tranquilo?
—Míralos, Rayito, están felices —con el mentón los señalo, juntos miramos como se divierten y cuando Grecia sonríe me permito hacerlo también. Así que ella que está sentada a mi lado recuesta su cabeza en mi hombro y yo rodeo los suyos con mi brazo— Seamos felices también por un rato ¿Si? Mañana volveremos a las preocupaciones. Relájate.
Asiente levemente, puedo oler el alcohol incluso en su ropa. Entonces de repente se incorpora y se levanta de un brinco.
—Como sea, levanta el culo —enarco una ceja cuando camina por la arena y por ende la sigo.
—¿A dónde vas?
Cuando llego a su lado estamos de pie a la orilla del mar, entonces ella me toma de las manos poniéndose frente a mí, extrañado veo como una sonrisa retorcida se extiende en su rostro y como un reflejo trato de alejarme hasta que de un tirón entramos al agua. No es mucho, solo nos llega hasta más allá de los tobillos.
—Tú —ella tira más, tiene fuerza y ahora estamos más adentro, mi pantalón se moja— Hija de... ¡Grecia!
Caigo en el agua, empapándome por completo cuando me empuja sin ningún tipo de piedad. Oigo sus carcajadas al pasar una mano por mi cabello mojado y le veo con incredulidad. Se agarra el estómago de tanto reír, de reírse de mí.
—¡Ups! Lo siento amo —me señala aún burlándose en mi cara—, no fue mi intención.
—Vas a ver.
Cuando dije que sería feliz por esta noche y las preocupaciones vendrían al día siguiente lo dije solo por decirlo, como una forma de demostrarme que por un día me permitiría respirar de verdad y descansar de tantas responsabilidades.
Pero el destino se metió en mi cabeza y tomo mis pensamientos muy en serio, porque justo cuando comenzó a amanecer los problemas llegaron.
Ni siquiera estaba durmiendo, la presión en el pecho que sentí de repente no me dejó hacerlo. Llevo un buen rato observándola a ella dormir, con las yemas de mis dedos acaricio cada centímetro de piel expuesta que la frazada no cubre. Sus hombros, sus clavículas, el valle de sus pechos, su cuello. Tiene la piel muy suave, tersa y delicada pero sé que también es bastante resistente. Ella está acostada de lado, su rostro descansa en mi pecho, sus piernas se enredan con la mía en una posición que adoptó cuando su vientre comenzó a crecer y no conseguía una forma de estar cómoda.
Le compré una almohada especial para eso, ella la metía entre sus piernas y así estaba cómoda abrazándola toda la noche. Pero obviamente en una habitación de hotel no ofrecen de esas, así que mi pierna para ella fue la mejor opción.
Estaba tan tranquilo, en santa paz al igual que ella... Hasta que Grecia me llamó al teléfono.
Lo había puesto en silencio para evitar interrupciones, pero justamente cuando estaba por ver la fecha porque inesperadamente se me olvidó qué día es hoy, vi la llamada entrante y al tratarse de ella me levanté con cuidado reemplazando mi pierna por mi almohada. Venus no es de tener el sueño pesado pero seguramente creyó que iría al baño o algo, así que volvió a dormir después de removerse.
Salí de la habitación luchando por ponerme el pantalón a la vez que caminaba porque sé que estando cerca igual ella iba a escucharme. Y no sé por qué simplemente no contesté con ella presente, pero no lo hice y ya.
—Son las cuatro de la mañana.
—Jungkook, tienen que volver a casa ya mismo, vamos en camino al hotel así que por favor prepárense.
—¿Pasa algo?
—Sí, y muy grave, así que más te vale no dejar a Venus sola en ningún jodido momento porque las cosas se están poniendo muy mal.
No dudé en regresar corriendo a la habitación, asustado abrí la puerta para ver que ella seguía durmiendo y me relajé un poco cerrando la puerta con seguro. Ella se sentó al sentir mi agitación, recojo su ropa tirada en el suelo y extrañada me observa cómo le quito las sábanas de encima para ponerle las bragas mientras con la otra mano sostengo el teléfono.
—¿Me das un avance? —pido cuando la mujer frente a mí capta lo que hago y decide acomodarse por sí sola, así que termino de abrocharme el pantalón.
—Número de habitación.
Por un momento me pregunto cómo mierda saben en dónde estamos y luego recuerdo que probablemente solo están siguiendo sus instintos.
—87, ahora dime.
—¿Qué pasa? —pregunta ella despegando los cabellos negros de su cara.
—Vístete rápido, los chicos vienen para acá.
—Jungkook —mi ángel me habla y le presto atención buscando el bolso de Venus en alguna parte, lo recojo y luego voy por mis zapatos—, las diosas... Las semidiosas... Todas las deidades femeninas.
—¿Qué les pasó?
—Están desapareciendo.
Y con eso último me estremezco para solo pensar en dos nombres:
Venus y Dasha.
Chan Chan chaaaaaan
Bueeenaaas
Ahora sí, entramos de lleno en la etapa final. Trataré de actualizar más seguido, yo también quiero que esto se termine ya xd
Quedan como no sé... ¿Tres capítulos? Mas o menos.
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