Capítulo 36
Capítulo 36: planes y bebés.
—¡¿Qué carajos te pasó?!
La pregunta de Jungkook, quien ha bajado recientemente, resuena haciendo eco por todo el primer piso de la casa debido al silencio que se formó cuando dos rubios entraron llamando nuestra atención por su escándalo.
Grecia se veía de muy mal humor, pero eso no fue lo que hizo que mi radiante y hace poco muy emocionado esposo se levantara de un salto para acercarse a revisarla. Miro a Jimin en busca de una explicación pero parece igual e incluso más molesto que ella. Cruzado de brazos, con su mirada dorada prendida en enojo y las mejillas coloradas. Me levanto del comedor en dónde yo me comía los postres que mi mamá y Jungkook habían hecho para mí mientras yo estaba en mi lugar sagrado.
Cuando me acerco para ver más de cerca lo que de lejos había podido notar hago una mueca. El pelinegro toma con su mano la barbilla de la chica para ver cada una de las heridas en su rostro, que no son muchas y también son pequeñas pero ahí están. Ella no nos mira, sus ojos están fijos en el suelo a pesar de la mano que alza su rostro.
Luego él antes de hacer notar que está juzgando la situación observa a Jimin que tampoco nos mira y por ende yo también.
—¿Qué ocurrió? —pregunta él.
—¿Los atacaron? —Le sigo yo— ¿Pelearon? ¿Qué pasó?
—Pasa que mi novia es una jodida celosa e impulsiva que agredió a una mujer ¡Por coquetearme!
—No pudo ser una humana la que te hizo eso.
—Fue una ninfa.
Bueno, no es que sea justificable pero teniendo en cuenta el tipo de mujer que Grecia es... Era predecible algo como esto.
Las ninfas son criaturas aparentemente comunes, normales, pero tanto las hembras como los machos solo piensan en una cosa; aparearse tantas veces como sus cuerpos aguanten. Y no conozco bien la razón, pero les llama más la atención involucrarse con otras especies que con la propia. Es como un tipo de fetiche general en su cultura, les parece más atractivo meterse con criaturas diferentes, aun más si estas parecen estar emparejados con alguien más.
Y pues ¿Qué criatura no querría meterse con un ángel? Son lo más cercano a las consideradas celebridades en este mundo; los dioses y semidioses. Criaturas como los hermanos Kim o nosotros, también los originales. Los ángeles pueden ser dulces y buenos, sumisos la mayoría del tiempo. Pero también son letales, astutos y manipuladores, son personas. Los ángeles son guerreros por naturaleza, fuertes y protectores, además, las plumas de sus alas pueden ser venenosas y muchos desearían poseer aunque sea una sola para usarla como arma o practicar la brujería.
Gael Ángel, mi guardián, tiene alas hermosas y una anatomía exótica, además de que como mencione alguna vez posee la habilidad involuntaria de atraer a todo aquel que esté cerca. Entiendo que muchos le molesten y, aunque la razón de la pelea es ridícula, tengo que meter mis narices en ello.
Ninfas rompe hogares, ugh. Luego averiguare quien fue, como diosa tengo que cuidar de la dignidad de mi alado.
—¿La golpeaste fuerte? —Señor Ocaso de repente se emociona y sonríe un poco divertido, pero para mí esto no es nada divertido y se lo hago saber dándole un empujón.
—Jungkook. —advierto.
—De acuerdo —se resigna, o eso creo, la sonrisa que se borra de inmediato lo aparenta— Pero ¿Quién ganó?
No puede ser, a veces es un idiota. Vuelco la mirada mientras él toca una de las heridas del rostro de Grecia con la intención de que saben más rápido, seguramente para mañana no tendrá ninguna.
—¡Obvio que ella! —Exclama Jimin agitando las manos— ¡Agh! ¿Por qué eres tan agresiva? Eso no está bien, entiendo que tu personalidad es así pero te has pasado —yo suspiro negando lentamente con la cabeza— Estoy harto, Camphell, estoy cansado de ser paciente contigo.
Intento detener al rubio quien pretende irse después de que ella no diga nada pero cuando alcanzo su muñeca en el primer escalón me da una mirada bastante dura, como si dijera de forma silenciosa que no quiere quedarse y necesita pasar su enojo solo. Le veo irse pisando fuerte y no es hasta que oigo como suena la puerta del lado de izquierdo de la casa, una habitación cualquiera, que me resigno a dejarlo en paz.
Lo buscaré cuando esté menos alterado, el dorado de sus ojos significa que realmente está molesto, y no me gusta.
Grecia hace el amago de irse pero entonces también tomo su muñeca y la arrastro conmigo hasta la sala bajo quejas y forcejeos, y luego, cuando la tiro en el sofá, se queda quita con la mirada gacha mientras nosotros cruzados de brazos le damos a conocer nuestro desacuerdo.
El noventa por ciento de sus peleas son causadas por ella ¿Cuándo va a entender?
—También estoy harta, cansada de que no aprendas de tus errores y de que lastimes a Jimin con tu inmadura e impulsiva actitud —quizás mi tono no es elevado, pero forma en la que hablo expresa mi disconformidad— ¿Qué acaso no confías en él? Sí, una ninfa fue a coquetearle ¿Y eso qué? Él es guapo, un ángel guardián, habrán muchas criaturas del sexo opuesto detrás de él como las hay detrás de ti, repito; ¿Y eso qué?
—Aria —la llama por su nombre de bautizo—, Gael te ha dedicado más de una vida entera —Jungkook por primera vez intenta ser más suave con alguien que no soy yo, supongo porque esta vez yo no lo estoy siendo del todo—. Te ama ¿Crees que con un simple coqueteo te va a dejar tirada por ahí para irse con otra? ¿En qué estabas pensando? ¡Las ninfas son así! —rueda los ojos— Es su naturaleza, y lo digo por experiencia.
—¿Cómo que por experiencia?
—No ayudas, Venus.
Le veo con recelo, vale, no puedo hacer esto. Grecia se cruza de brazos. Decido ignorar lo dicho, es mejor para todos.
—Está bien que le hagas saber a otros que es tuyo —continúo—, pero esa no es la forma, no puedes aprovecharte de tu poder y dañar a otros sin una razón válida.
Mi madre seguramente se ha ido por la cocina para admirar las rosas y darnos privacidad, pero sé que de todas maneras nos escucha. Me siento en el sofá a su lado porque ya me estoy cansando y tengo ganas de hacer pipí, otra vez.
—¿Sabes que puedo castigarte por tu exceso de celos y altanería, verdad? —Ella asiente— Pero no lo haré, a cambio quiero que analices tu actitud y veas que Jimin necesita más que una disculpa por tu parte. No sirve de nada que él se esfuerce porque todo este bien entre los dos si tú te empeñas en arruinar las cosas. Los vínculos son inquebrantables pero eso no significa que no puedan debilitarse, no olvides esa parte.
Jungkook siendo piadoso, algo que no se ve muy seguido. En realidad los únicos que pueden interferir en estos casos, como el pecado de un guardián, es su amo, yo no tengo mucho que ver aquí. Pero Jimin es mi guardián y ha sido lastimado por ella, además, es mi amiga también, y lo único que queremos es que ambos estén bien y no se incomoden estando aquí con nosotros. Esta es la parte difícil de una pareja de deidades, los ángeles y su empeño por no llevarse bien con nadie que no sean sus amos.
Me gusta que Jungkook sepa cómo llevar estas situaciones sin necesidad de usar la mano dura, yo por mi parte soy más sentimental y me dejo llevar un poco. Mi alma escogió a un buen hombre para acompañarla, y seguramente él será un buen padre. Tendré tiempo suficiente para ver todo eso.
Los ojos verdes de la rubia se mantienen brillosos, luego asiente en silencio con la cabeza y aún con el ceño y los labios fruncidos desvía la mirada respirando hondo, seguramente buscando la calma. Se levanta bajo nuestros ojos especuladores y sin mirar atrás sube las escaleras también. Desde aquí puedo ver la parte trasera de su pantalón manchada con tierra. Niego con la cabeza, son un caso peculiar esos dos.
—Tendremos que decirles después sobre la nueva noticia, cuando las aguas se calmen —murmuro yo—, aunque él ya debe de saber.
—Se les pasará —afirma a lo que yo asiento, los conozco muy bien y el lazo que tienen es igual de fuerte que el nuestro—. En dos días como máximo ya estarán follando en el baño, demonios, las paredes aquí ya son demasiado viejas.
No puedo evitar reírme encerrando entre mis manos sus mejillas, cuando ejerzo presión sus labios se abultan y un pequeño pico es lo que recibe por lo lindo que se ve. Sus manos se posan en mi cintura, tomando una de mis manos y besando el dorso cómo hace casi siempre.
—Dices que soy guarra pero no te das cuenta de que tú también piensas guarradas.
—¿Qué te puedo decir? Las cosas malas se contagian.
—Como la estupidez que le pegaste a Grecia, por ejemplo -respondo, él bufa con fastidio.
—Ahora resulta que yo tengo la culpa.
—"¿La golpeaste fuerte?" —Dije en un pobre intento de imitar su tono de voz— Serás imbécil ¿Cómo se te ocurre? Definitivamente a veces te pasas de odioso.
—Todo yo, todo yo, siempre es mi culpa —echa hacia atrás la cabeza como si le pidiera ayuda a alguna deidad para después volver a verme y trazar círculos sobre la tela de mi blusón—. Olvidaba que esta es la parte que no me agrada del embarazo.
—Pues ahora te aguantas y prepárate porque va a ser peor —sonríe, luego me alejo de él para subir las escaleras—. Tráeme algo de comer, voy al baño.
—Como tú ordenes, mi amor.
Dejo mi portátil de lado cuando Jungkook se recuesta en la cama nueva a mi lado y lo cierra, cuando hace eso es porque; o quiere atención, o tiene algo que decirme. Resulta ser que es un poco de ambos. El que a mi parecer ha sido el mes más largo de mi vida ha terminado, o está por hacerlo pues mañana es tres de septiembre así que eso significa que solo nos quedan menos de treinta días para acoplarnos completamente a nuestro poder y capacidades, así como para organizar todo y también para aprovechar a descansar un poco.
Jungkook me observa con sus bellos ojazos de color cacao, el tono habitual de sus irises más no el natural. Se ha dado un baño recién pues le ha tocado a él recoger los desechos de Shao en el patio trasero y no es como que sea algo agradable, así que justo ahora lo único que lo cubre es una toalla ajustada a su diminuta y envidiable cintura. Ha retomado su rutina más fuerte de ejercicios, cosa que hace después de trabajar porque le relaja. Las gotitas de agua las puedo ver correr desde su cabello hasta su mandíbula, alguna bajar por su cuello y su pecho, hasta quedarse en las hendiduras de sus marcados abdominales. Como estoy sentada le hago recostar su cabeza en mis piernas y lo primero que hace es besar mi vientre, inconscientemente sonrío.
—Dime.
Acaricio su cuero cabelludo con la yema de mis dedos, ahora que mis uñas han vuelto a crecer como me gustan lo hago con más frecuencia. Su rostro permanece enterrado en mi vientre, dando besos lentos sobre la piel que sus manos expusieron.
—Te tengo un regalo... Bueno, muchos.
—¿Ah sí? —Afirma con la cabeza, tiene los ojos cerrados. Sus pestañas me hacen cosquillas, son pobladas y cortas— ¿Y de qué se trata?
—Te los daré mañana.
—Yo también te tengo un regalo, cumpleañero.
—¿Vas a celebrar mi cumpleaños? —Asiento con una expresión que grita obviedad por todas partes— Ya ni siquiera recuerdo cuántos años cumplo.
—veintitrés —levanta un poco el rostro, viéndome con burla.
—Es mucho más que eso.
—Tonto —susurro, suelta suaves risitas, abrazando mi cintura se acomoda mejor, ahora su mejilla se adhiere a mi costado izquierdo cerca de mis costillas.
Frota su nariz contra mi estomago y me provoca cosquillas de nuevo, siento como si tuviera una bola caliente en el útero, el embarazo en las deidades es bonito hasta que el pequeño ser quiere hacerse notar, entonces sufrimos. Me quejo un poco, es incomodo, siento como pellizca mi interior, siento como crece y su poder se va adaptando, puedo sentir toda su evolución y es ese exceso de energía ajena que me provoca malestar. Siempre el mismo patrón de crecimiento durante la gestación; descansa durante días, crece de repente y vuelve a descansar. Corro riesgos, demasiados, porque pueden ocurrir dos cosas:
Que la deidad formándose me acepte como su madre o se enfade por el choque de poder entre ambos y termine lastimándome. La primera vez que tuve a Talasea en mi vientre no me provocó daño alguno, pero esta vez está siendo más agresiva conmigo. Y él lo nota, por eso se coloca entre mis piernas, sosteniendo con sus dos manos mi cintura tira de mi hasta tenerme más cerca de él y comienza a masajear desde mi estomago hasta abajo. Le veo casi hipnotizada como admira fijamente, cuando se concentra frunce las cejas y da un poco de miedo. Poco a poco siento como va bajando la tensión en mi cuerpo, ya no siento eso que parecía querer quemar a mi estomago.
—Es una niña ¿Verdad? —Pregunta con algo de diversión, las venas en sus brazos se tensan cuando hace un poco de presión y varios mechones de cabello se pegan a su frente— Le gusta discutir contigo.
—Por supuesto —confirmo—, en unos tres o cuatro meses tendremos a una diosa muy pequeñita en casa.
Puedo sentir la emoción en cada latido de su corazón acelerado. Incluso sus manos no se notan tan frías como normalmente lo están. Básicamente será padre de una deidad por primera vez y por eso su actitud, está emocionado pues esta vez sí va a estar para todo, quiere estar para todo, cualquier momento. Y eso a mí también me emociona mucho. El embarazo de una deidad es mucho más rápido que un embarazo común y es que el tiempo de gestación no dura mucho.
Mañana es lunes inicio de semana, por lo que si mis cálculos no me fallan mi vientre comenzará a crecer a partir de mañana. Para el próximo fin de semana debe de verse un pequeño bulto, algo notorio pero no demasiado, como si fuera un embarazo de unos tres meses.
—La última vez diste a luz —comenta, mis manos siguen dando masajes a su cabeza— ¿Quieres repetirlo o debería buscar a un equipo médico que realice una cesárea? Puedo conseguir a los mejores.
¿Está loco? Jamás.
—No, no, definitivamente quiero dar a luz —eso llama más su atención, levanta la cabeza para verme a los ojos y sonrío con diversión, quizá un tanto de malicia— Y también quiero que tú te encargues.
Allí su rostro parece perder color.
—¿Cómo? ¿Sacarla? ¡¿Yo?!
—Sí, tú ¿Tienes algún problema? —enarco una ceja, él se detiene de golpe y aclara su garganta.
—Venus, no sé quién mierda te ha dicho que soy ginecólogo, obstetra, partero o algo similar pero es totalmente falso —dejo salir una carcajada, de repente parece que las palabras se atoran en su garganta—. No tengo ni idea de cómo se saca a un bebé, se supone que Gael sí.
—Ya, pero Jimin no es el padre de mi hija sino tu, y quiero que seas tú quien la reciba. Aprenderás, puedes preguntarle o yo misma puedo decirte cómo.
—Pero...
—Es tu hija, Koo —acaricio sus hombros al sentarme también para darle tranquilidad, a lo que él responde a mi tacto suspirando levemente—, no estará segura en otras manos más que en las tuyas en ese momento. No va a pasar nada y nuestras madres estarán ahí si te preocupa no hacer bien las cosas.
En parte lo hago porque quiero verlo en esa labor, quiero decir, si yo voy a cargar a su hija tantas semanas y además tengo que parir por lo menos que se encargue de ayudarme con eso. La verdad es que puedo sacarla yo misma si quisiera pero esa no es la cuestión, quiero que Jungkook meta sus manos y traiga al mundo real al producto de nuestra unión, a la pequeña Jeon formándose.
—¿Duele? —Pregunta un rato después— Porque si te oigo gritar mucho...
—Nuestro cuerpo está hecho para estas cosas, la salida del bebé no duele, lo que en realidad duele son las contracciones.
—¿Y si te lastimo?
—¿Eres capaz de lastimarme?
—Nunca.
Me enternece, lo dice con tanta seguridad. A veces veo en él a ese niño, al pequeño Yaveh que se golpeaba el pecho cuando juraba como si fuera un hombre que me cuidaría de todos los males. En esa época me causaba diversión que un niño pequeño quisiera cuidar de mi, quien pisaba la adultez. Para mi Yaveh era mi pequeño hermanito, pero si tenía algo con ser posesiva con su persona pues no le dejaba jugar con nadie más que no fuera yo. Luego creció, maduró, se convirtió en un hombre y se propuso ganarse mi amor por medio del deseo y la gentileza. Descubrí con los años que tal vez estaba cayendo por él, pero lo admití después de nuestra primera muerte.
Me gustaba saber que, aunque él carece de paciencia, esperó pacientemente a que yo descubriera que él si estaba hecho para mí. No me obligó a nada, solo esperó. Era y es consciente de que le pertenezco a él, y quien está seguro de lo suyo no desconfía ni teme.
—Confío en ti, todo saldrá bien —vuelve a acostarse, no parece tener intenciones de vestirse. En unas varias horas amanecerá pero yo no tengo sueño y según él, si yo no duermo no tiene sentido que él lo haga.
—Mañana iremos a escoger la cuna, también ropa y algunas cosas para Shao porque las necesitará.
—Debemos alejar a Shao de la habitación o de lo contrario va a sacarla ella misma y ahí sí que me voy a lastimar.
—Grecia se encarga —ahora me apoyo en su pecho, ahora está seco y mi pijama no va a mojarse.
—Tu madre también tiene que venir —para mí desgracia—, ambas abuelas tienen que dar su bendición, desgraciadamente.
Su carcajada grave retumba en mis oídos, pero acostumbrada ya ni me quejo, es bonita.
—Anotado —chasquea la lengua— ¿Qué más?
—Tu padre debe de enviar una ofrenda pero asegúrate de dejarle en claro que nada de armas ni cosas peligrosas, la última vez le dio un dije que se convertía en una lanza de oro. Es una bebé, no va a ir a libertar a una nación como en los mil ochocientos.
Aquella vez acepté el regalo por respeto, pero tan pronto como él se fue de mi casa le dije a Grecia que la vendiera o hiciera con eso lo que quisiera.
—¿Qué hay de Gaia? —pregunta encendiendo la televisión en dónde deja el programa de James Corden.
—No es necesario que venga, sé que estará ocupada ahora que Eva tendrá a su propio bebé.
—¿Eva está embarazada? —no suena impresionado pero si extrañado.
Me enteré hace poco, cuando firmé el contrato de un nuevo semidiós y fabriqué su hilo.
—Aún no lo sabe pero sí, será todo un estrés para ella puesto que nunca se ha visto el romance entre una diosa y su guardián pero bueno, cada quien.
Yo sí percibí lo que ocurría pero no lo vi muy relevante porque Eva recién despertaba y se supone que su guardián apareció cuando ella fue de visita al palacio en el que creció. Un hombre de fina apariencia, rasgos europeos y cabellos rojos, parece escocés.
—Vaya —silba—... Qué cosas, entonces nacerán casi al mismo tiempo.
Lo cual me deja con un montón de dudas, la ultima vez Eva y su bebé murieron durante el parto debido a una maldición, y dio la casualidad de que para ese entonces Yaveh estaba muerto y yo también estaba dando a luz. Talasea nunca me contó las razones reales por las que no quería seguir con vida, solo me mencionó el tema de su padre muerto. Pero sé muy bien que esa no es toda la historia.
Hay una parte que no estoy viendo, y ese es el misterio detrás de los nacimientos sincronizados del bebe de Eva y el mío.
Oigo voces en este piso, no muy fuertes pero las oigo. Jimin y Grecia parecen hablar calmadamente después de no haberse hablado durante todo el día de ayer.
—Cambiando el tema ¿Qué sabes de los chicos? —intento indagar, iba a averiguar justo cuando él vino a cerrar mi portátil.
—Ya están instalándose, Taehyung contrató a un psiquiatra que atenderá a Boram en casa así que por el momento no hay riesgo alguno para ella. Está avanzando mucho.
Cuanto me alegra que mi método esté funcionando, entonces.
—Suni está mejor —informo—, iré a visitarla en cuanto tenga la oportunidad.
—Avísame e iré contigo, ahora más que nunca tienes que estar bajo mi cuidado.
—Sí, sí ya sé... Tengo hambre.
—¿Y ahora qué?
—Camarones.
—La comida de mar te da náuseas.
—Camarones dije.
—Ya voy —contesta perezoso pero no veo movimiento por lo que le doy un pellizco a su nuca y se exalta—. Ya voooy, joder.
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