Capítulo 30
Capítulo 30: Jeon Boram.
Min había llamado para saber exactamente qué es lo que tenía que hacer, al ser subteniente y colega de Jungkook desde que ingresaron al palacio accedió fácilmente a hacer ese trabajo, de igual forma planeaba irse del palacio, renunciar. Las cosas en el reino de Corea estaban hechas un lío, y se procedió a hacer elecciones por primera vez para que el pueblo enfurecido por la desaparición sospechosa de la familia eligiera al nuevo parlamento que tomaría las decisiones hasta que regresara Dokhye o al menos Dasha, la heredera.
Luego pasamos la tarde en mi casa, la cual extrañé más de lo que yo creía. Estuve con mi madre recuperando el tiempo perdido y me enteré de muchas cosas que desconocía. Como que tiene pareja pero aún no han dado el siguiente paso así que no debo preocuparme porque por ahora no vive aquí, es un hombre muy dulce y trabajador según ella, de doble nacionalidad.
Y es humano, pero bueno.
La categoría de mi madre es igual a la de Nana, así que Jung Sunhee es una bimbaio bastante fuerte, una combinación de todas las categorías a la cual nada se le escapa. En varias oportunidades intentó saber qué pasaba realmente y por último tuve que ser clara, explicarle directamente que si quería seguir viviendo tranquilamente era mejor que no supiera nada, aunque sé bien que pudo haber escuchado algo de lo que discutí con Jeon en mi habitación.
Al cual por cierto no le he dirigido la palabra en toda la tarde. Quizás estoy siendo cruel porque parece incómodo, si yo estoy molesta con él es lógico que mi madre no le haga sentir tanto en ambiente, más aún porque no sabe la razón por la que hemos discutido y seguramente cree que me hizo algo. Pero no puedo simplemente hablarle como si nada, quiero hacerle entender pero sigue con esa estúpida idea en la cabeza de que sacrificarse solo es la mejor opción.
Quiero que entienda que los dos estamos en esto o no es nada. Quiero que entienda que aunque sé perfectamente que puede cuidarse solo no lo está, y que Grecia no está pintada en la maldita pared. Es incómodo hasta para ella, porque su misión es cuidar únicamente de él, nadie más. Y no es bueno que le esté dando órdenes sin antes preguntarle si es una buena idea.
¡Pero siempre hace lo que le sale del culo!
—¡No puedes simplemente irte!
—¡Claro que puedo!
Frunzo el ceño oyendo las voces arriba y mi madre también, luego Jimin baja prácticamente corriendo ensanchando los ojos en mi dirección.
—Problemas —me dice y me levanto del sofá junto a mi madre. Justo en ese momento Jungkook va bajando las escaleras y detrás de él va una Grecia muy, muy molesta.
Está vestido diferente, los mismos pantalones rasgados negros, camiseta y chaqueta del mismo color, sus zapatos brillantes, y está colocándose las gafas de sol oscuras. Lleva su mochila en la espalda y va apurado hasta la puerta pero Grecia, vestida de una forma bastante similar, se adelanta y lo intercepta. Lo señala y su dedo índice se entierra en su pecho, haciéndole retroceder.
Cuando sus ojos se encienden en un color dorado maldigo mentalmente porque mi madre está viendo todo.
—Da un paso más y te encadeno hasta que volvamos a casa —amenaza a lo que él se quita las gafas—, y no te va a gustar nada, Principito.
—Grecia, apártate.
—Inténtalo, dame órdenes, las que quieras. —le reta sin titubear—. No vas a conseguir que te deje ir, primero muerta antes de que vuelvas a ese lugar.
—Jungkook —le llamo, pero sus ojos no dejan de desafiar a la guardiana— ¡Jungkook! —Camino hasta quedar a su lado, tomando su brazo, luego miro a Grecia— ¿Qué ocurrió?
—Tu esposo hizo corto circuito y cree que regresando a Corea se van a solucionar las cosas.
—¿Qué? —Vuelvo a mirarlo a él en busca de una explicación, ahora sí me presta atención— ¿Por qué quieres irte a Corea?
—Yoongi me llamó para decirme que fue por Boram al hospital y no está.
Por la mierda ¿Por qué siempre pasan estas cosas?
—¿Desapareció? —pregunto lo obvio. Él está mirándome, veo la preocupación en su rostro y sé que debe estar imaginándose cosas terribles.
Definitivamente no puede salir así, es peligroso, él es peligroso estando así.
—En los registros aparece que ha sido transferida a otro centro de rehabilitación pero yo no he autorizado nada —entonces hace el amago de avanzar pero estamos las dos en su camino—, voy a buscarla.
—Jungkook, no puedes ir, no puedes volver es peligroso.
—¡Boram está allá, Venus! —Cierro los ojos un momento buscando la paz interna— ¡Mi hermana menor está en peligro! No tiene a nadie más que a mí.
—Yoongi...
—Yoongi no podrá ocuparse solo y menos ahora que tiene que preocuparse por YooA.
—Llamemos a Taehyung. —sus manos van a parar en su cabeza, tirando de su cabello.
—No es suficiente.
—¡Bien entonces llamemos a todo el maldito escuadrón! —ahora es mi turno de alterarme, me desespera su necedad y así logro que al menos se centre un poco porque suspira— Jungkook, ya hablamos de esto, no puedes exponerte así, cálmate.
—Actuamos muy tarde. —asegura bajando las manos, cuando desvía la mirada a algún punto de la pared sé que otra vez está perdiéndose.
—No, no es así.
—Matarán a mi hermana —tomo su barbilla para que me mire, lo hace, por eso vuelve a suspirar y aprieta los labios. Ahora también parece enfadado.
—No lo harán, Boram tiene muchos años de vida por delante y soy yo quien te lo dice —digo la verdad, por eso parece caer en cuenta de ese gran detalle, de que yo llevo el control en ese ámbito. Así que traga y oigo como poco a poco los latidos acelerados de su órgano vital van calmándose—. No hagas esto, hay que pensar primero las cosas, no podemos darnos el lujo de actuar por impulso. Buscaré en la base de datos del centro de rehabilitación si ella realmente está ingresada ¿De acuerdo?
Parece calmarse un poco pero desconfiando aún —porque lo conozco como la palma de mi mano— lo tomo por ambos hombros y lo empujo hasta que lo llevo a sentarse en el sofá de la sala. Mamá parece consternada, confundida, y sé que trata de atar cabos pero aún así actúa y va hasta la cocina para seguramente servir té de manzanilla, del cual siempre hay hecho en un envase térmico que conserva el calor. Yo sentada a su lado le miro tratando de mantener la calma, él está sumido en el miedo y la preocupación, y sucumbir a la cólera no es buena idea.
No quiero que explotemos estando aquí, no es bueno para nadie.
Mamá llega con una taza humeante que Jungkook acepta sin siquiera atreverse a mirarla, está apenado por el show pero eso a mamá le es irrelevante. Lo obligo a beber cuando veo que no parece querer hacerlo mientras escucho los susurros de Jimin y Grecia aún en la entrada.
—¿No crees que eres un poco dura?
—Si hace lo que le da la gana es porque necesita de carácter.
—Con Venus es suficiente.
—Cariño, sé lo que hago, lo conozco desde antes de nacer.
Y cuánta razón tiene. De verdad, si hay alguien a quien puedo confiarle la seguridad del pecoso es a ella, diferimos mucho en personalidad pero compartimos varias cosas en común cuando de él se trata. Es un dios difícil de manejar. Le observo mientras se bebe el té sin siquiera soplar y cuando lo acaba se levanta de nuevo, cosa que yo también hago, mis sentidos están alterados.
—Lamento meterla en estas cosas, señora Jung —musita para mi sorpresa viéndole fijamente, mi madre también lo hace porque a pesar de los años la rudeza sigue siendo parte de ella—, lamento irrumpir en la paz de su hogar... No es así como se supone que sería el reencuentro con su hija.
Mamá le observa apacible, calculadora; una de sus comisuras se eleva y suspira negando con la cabeza, identifico resignación.
—Qué bueno que lo lamentes —contesta— pero no esperaba menos teniendo en cuenta lo que son y lo que hacen.
Lo que espera diciendo aquello es una reacción, por eso no comparto miradas con él y él ni se inmuta, pero para confirmar decide preguntar:
—¿Disculpe?
—Agentes, teniente, son agentes ¿Verdad?
Astuta, mi madre es muy astuta, goddamn.
—Sí —respondo yo. Madre chasquea la lengua asintiendo.
—Bueno, entonces no se preocupen. Eun es muy buena encontrando personas, además, no hay problema que un Moonchild no pueda resolver, así que mantengan la calma y no pierdan el enfoque.
—¿A dónde vas? —pregunto cuando la veo tomar sus llaves para luego dirigirse a la puerta, Grecia se hace a un lado.
—Compraré la cena, regreso en unos... Treinta minutos.
Le creo, lo hago porque conozco a mi mamá y sé cuando miente y cuando no lo hace, pero ella también me conoce y es extremadamente astuta. Básicamente la mirada que me echa antes de cerrar la puerta e irse es un claro mensaje que dice "hablaremos después y más te vale decirme en qué andas metida".
Pues tendré que decirle la verdad, de todas formas con todo lo que está pasando y pasará de alguna manera lo sabrá, Sunhee no era una de las mejores de su escuadrón por nada. Pero de verdad creí que sería mejor si no se enteraba de nada.
No pienso contarle toda la historia con detalles, pero al menos la pondré en contexto.
Busco mi ordenador el cual estaba en la barra de la cocina para proceder con lo que podría hacer hasta con los ojos cerrados, siento la respiración de Jungkook en mi oreja porque está de pie detrás de mí observando todo lo que yo estoy haciendo.
Luego doy con lo que estaba buscando y abro otra pestaña para escribirle un correo a Yeounjun. Presiono enviar después de redactarlo y espero girándome hacia él, Grecia teclea algo en el teléfono que los cuatro compartimos por ahora y Jimin mira pensativo por la ventana que da hacia el vecindario. Está por anochecer, la diferencia horaria entre Aswan y Moscú es de aproximadamente una hora así que no debo preocuparme porque vayan a tardar, para este momento deben estar trabajando.
Los brazos de Jungkook me encierran entre la barra y su pecho cuando tomo sus mejillas entre mis manos y las aprieto tanto que sus labios se juntan en un puchero, los beso para que le baje dos rayas a su cara de culo consiguiendo que su ceño fruncido se relaje.
—Boram estará bien, te lo prometo.
—¿Y sí....?
—No —interrumpo soltando sus mejillas para jugar con el cabello de su nuca—, deja de imaginar cosas, está en peligro sí, pero no le pasará nada. Está en un centro de rehabilitación de mala muerte en Busan, acabas de verlo, al menos no nos mintieron y sabemos en dónde está.
—Confío en ti.
—Te conviene hacerlo —vuelvo a darle un beso corto, así que arruga la nariz—, y deja de tocarme los huevos que ya bastantes rabias me has hecho agarrar hoy ¿No te parece?
—Lo siento.
—Claro que sí.
—Pero no tienes huevos...
El sonido de la notificación llega, Yeounjun ha respondido a mi mensaje con un montón de emojis enojados y algunos diablillos, ruedo los ojos porque no cambia pero una llamada de voz a través de Telegram no tardar en aparecer en pantalla, contesto.
—¿Cómo se te ocurre irte así sin despedirte? —Ruedo los ojos— ¡Y con el mestizo! Dime, preciosa mujer ¿Qué tiene él que no tenga yo?
Jungkook bufa colocando su barbilla en mi hombro y yo niego lentamente.
—Sí Yeounjun, estoy bien gracias por preguntar, pásame a tu mami.
—Pero Veeeenus —lloriquea— ¿Y yo qué?
—Pásame a Nana o voy a hackear tu portátil y expondré todo su contenido.
—Como usted ordene, inspectora.
Supongo que la llamada es enviada directamente al teléfono de Nana porque ella no tarda en contestar.
—¿Qué sucede? —pregunta sin rodeos, por su tono de voz y el sonido de sus pasos está caminando, quizá en los pasillos de la agencia.
—Les tengo una misión.
—¿Urgente?
—Lo suficiente como para que envíes a Taehyung, Ikaika, Yeounjun y Suni a Corea, Busan, para ser más específica. —tarda un poco en contestar, oigo una puerta ser cerrada y luego su tono de voz es más fuerte, se ha encerrado.
—Detalles.
Procedo a teclear en mi ordenador, redactando otro correo lo más rápido que mis dedos pueden mientras pienso en varias cosas a la vez. Lo que acaba de decir es un sí a lo que le pido así que le explico la situación presionando de nuevo el botón de enviar.
—Jeon Boram ha sido trasladada sin autorización a un centro en el que solo hay veinte pacientes que se supone fueron dados de alta hace años, parece estar secuestrada —Jungkook se mueve rebuscando en su mochila, de allí saca un papel y un bolígrafo, echando un ojo a lo que escribe a mi lado en la barra entiendo lo que hace— Min Yoongi iba a encargarse de sacarla a ella y a la novia de Kim Taehyung del país pero tenemos este inconveniente.
—¿Min está en Busan?
—Acabo de enviarle un correo, va en camino hasta allá —confirmo cuando Yoongi, muy pendiente a todo, contesta de forma positiva que estará empacando para llevarse a YooA—. Necesitamos que las saquen a las dos de ahí y las traigan a Moscú lo más rápido posible.
—Entendido, Suni estaba aquí conmigo, le diré que reúna a los otros dos. —mi hombre necio chasquea la lengua para llamar mi atención y desliza el papel para dejarlo a mi vista, efectivamente es un acta de capacitación para validar la misión que les estamos dando.
Cuando esa cosa aparezca en la base la comandante va a enloquecer, seguramente los someterá a un interrogatorio y los pondrá en investigación. Pero estarán bien, Nana, Yeounjun y Suni son muy buenos ocultando la verdad, y los amigos de Jungkook no van a delatar nuestro paradero.
—Te enviaré las coordenadas exactas y un permiso firmado por el príncipe del cielo para que aprueben su misión.
—Eso va a delatarlos —pero él niega y yo sé que no es así, cuando vean eso no sabrán nunca de dónde vino, pero sí de quién.
—No realmente, hablamos luego.
Cuando mamá llegó con la cena preguntó si habíamos logrado solucionar algo y aunque en efecto no hemos hecho mucho más que dejar todo en manos de los expertos, le aseguré que sí. Jungkook comía poco así que Grecia lo amenazó con clavarle el tenedor en un ojo y aunque todos sabíamos que no sería capaz él hizo caso y al menos lo intentó. Mi madre hizo lo posible después por dejar el tema en el olvido y cuando besó mi frente después de organizar todo supe que se iría a dormir.
—No quiero levantarme a media noche por culpa de sonidos extraños ¿De acuerdo? —y aunque me veía a mí sé que también lo decía por Jimin y Grecia, quienes después de comer andaban un poco tensos.
—No te preocupes, mami —sonrío a lo que ella también, le aseguro que rezaré a la luna antes de ir a dormir y por último hace lo que todos los bimbaio normales de avanzada edad; dar la bendición en nombre de su diosa.
—Ya la oyeron, nada de ruidos extraños —repite Jungkook al levantarse con su típica cara seria imperturbable, yo sonrío cuando Jimin lo hace y Grecia por el contrario resopla. Me acerco a ambos para abrazarlos y besar sus mejillas, uno se deja hacer y el otro se queja.
—Apaguen las luces cuando decidan irse a dormir, también aseguren las ventanas.
—Que sí, pesada.
—Pesada tus nalgas, rubia zorra.
—Zorra tu abue... Ah sí, no tienes.
—Ya, ya —interviene su novio pasando un brazo por encima de sus hombros—, buenas noches, majestades.
Al llegar a la habitación que casi nunca usé porque me daba miedo dormir sola, me tumbo en la cama con el ordenador encendido en mis piernas, borré todo rastro de las llamadas y correos que realicé pero le pregunto a Yoongi constantemente si se encuentran bien, y como tiene poca paciencia me ha dejado de contestar. Él no sabe nada de nada, Jungkook simplemente le explicó la situación con los Sinya en el palacio diciendo lo que los escoltas no corruptos ya suponían; que se trataba de una mafia queriendo el poder del reino y pues, él trabajó por su cuenta como un infiltrado para poder sacar a los príncipes. Así que accedió a sacarlas ahora que quienes lo conocieron como un traidor lo tienen en la lista negra.
—No tengo sueño pero eso no significa que no puedas dormir tú —murmura sentado en la cama mientras me quita los zapatos, cosa que no tuve tiempo de hacer.
—Estamos juntos en esto, tus preocupaciones son las mías —añado sin mirarle, pero precisamente por eso él mismo cierra el ordenador y ahí sí le veo a la cara. Sus comisuras se elevan un poco, no demasiado pero lo suficiente como para hacerme sonreír también.
—Es tu primer día en casa después de más de veinte años —murmura dejando mis zapatos en el suelo pasando sus dedos por mi pierna, de arriba hacia abajo y viceversa—, lamento arruinarlo con... Con mí...
—¿Con tu....? —moja sus labios volcando la mirada, sonrío divertida.
—Con mi "pedante terquedad", como le llamas.
—No arruinaste nada, si vinimos no fue precisamente para visitar, estamos mentalizados a que cosas así pueden suceder ¿No? —asiente— Y sí, eres un terco que me saca de quicio, eso no te lo niego.
—Pero ¿Sí me perdonas?
—Si me das un beso, sí.
—¿Solo uno?
—Goloso —dejo el aparato a un lado y me recuesto cuando se cierne sobre mí y abro las piernas para que se acueste entre ellas, sus brazos se colocan a los lados de mi cabeza— Ven, ven, ven —ríe un poco sacándome una sonrisa mucho más grande—. Pero no te pases que mi madre está al lado.
—Yo sí tengo autocontrol —susurra en un tono más grave, escondiendo su nariz en mi cuello unos segundos.
—¿Quieres apostar? —levanta la cabeza, su nariz rozando la mía, mis ojos puestos en los suyos que poco a poco se tornan de ese hermoso color gris con detalles plateados, adoro ver como a simple vista es como si tuviera dos lunas llenas reemplazando a sus irises— Porque sí puedo hacer que lo pierdas.
—Menos charla y más acción.
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