Capítulo 21 I

Capítulo 21 parte I: Recuerda quién eres o no te servirá de nada lo que has logrado.


—¡Jeon Jungkook!

—¡¿Qué haces?! ¡Largo de aquí!

El aludido se cubre como puede con cara de pánico y terror. El agua de la regadera sigue corriendo pero poco me importa, entro a la ducha bajo sus gritos y quejas y tiro de su brazo con fuerza porque pone resistencia. Su cuerpo entero destila agua y aunque me encantaría simplemente encararlo y verle, estoy lo suficientemente frustrada como para prestarle atención a su belleza corporal.

Le hago sentarse sobre el retrete y parece molesto, lo sé porque aprieta los labios, sus cejas se juntan y tensa la mandíbula a la par que sus manos tratan de cubrir su entrepierna.

Ruedo los ojos, tanto tiempo y aún no se acostumbra.

—Ya no seas ridículo, no es como si nunca hubiera visto un pene.

—No has visto mi pene.

—Acabo de verlo. —gruñe de frustración, admito que me encanta sacarlo de quicio.

—Venus, vete de aquí.

Ah no, a mi no me dices qué hacer, compañero. Como ya lo conozco decido ir al grano antes de que salga corriendo y huya.

—¿Por qué mierda cada vez que te busco no te encuentro? —Se calla— Estás cada vez más raro.

—¿De qué hablas? —enarco una de mis cejas, él es muy bueno fingiendo pero mi especialidad es observar. Además hay algo que lo delata, cuando miente sus pupilas se contraen como si estuviera expuesto a una fuerte iluminación— He estado aquí todo el tiempo, tonta.

Me molesta.

—¡Pero nunca te encuentro! ¿Me estás evitando? ¿Soy molesta?

—Pásame una toalla. —lo hago, le van a explotar las mejillas en cualquier momento de lo rojas que están, cuando se levanta para ponerla alrededor de su cintura trato de ver solo su rostro para no ser abusiva. Aunque por la forma en la que fui criada, realmente esto no es abuso pero bueno.

¿Por qué los humanos se avergüenzan de esto? Quiero decir, las personas normales con todos sus cables tienden a cubrirse porque hay ciertas partes del cuerpo sexualizadas pero ¿Por qué demonios las sexualizaron en primer lugar? Si la primera vez que los humanos pisaron la tierra ninguno llevaba ropa.

Una cosa es el deseo por alguien con quien ya compartes en varios ámbitos, otra muy diferente es ser un enfermo de mierda.

—Ya está, ahora habla. —suspira como si intentara mantener la calma, aferrándose a su toalla por temor a que se caiga.

—No te estoy evitando ¿Está bien? Solo he estado ocupado.

—En dos días te vi una sola vez en los pasillos y no reparaste en mí.

Luego, y para mi sorpresa, Jungkook se muerde el interior de su mejilla reprimiendo lo que yo creo es una sonrisa. Sigue estando rojo a más no poder pero por un momento parece olvidar que está así frente a mí.

—Te gusta tener mi atención eh.

Le veo filosa, creí que diría algo más relevante.

—Mucho, ¿Ocupado con qué? —Me cruzo de brazos cuando vuelve a sentarse en la tapa del retrete, ahora mi cuello descansa y puedo mirar de nuevo hacia abajo, es muy alto para mí— Ni siquiera me dijiste qué te salió en los exámenes.

—¿Estás ocupada? —Me ignoró y negué, tengo horas libres— Salgamos, yo invito.

Río a secas, sin una pizca de gracia. Su reacción es muy pobre, como si esperara a que me indignara por su intento de desviar el tema.

—¿Crees que soy estúpida o qué? —Él niega con la cabeza— Sé perfectamente que me ocultas algo, por eso me evitas ¿No es así?

Él no dice nada y me molesta, se queda ahí sentado como un bobo mirándome y me encantaría mucho tener la habilidad de Grecia para saber qué demonios pasa por su mente, en qué piensa. Jungkook es de esos hombres lindos y tiernos por dentro que siempre, siempre, tienen esa expresión de querer pegarse un tiro o de querer asesinar a media humanidad, un contraste interesante. Pero ahora luce más relajado, me observa de forma tranquila con sus grandes ojos mientras arruga la nariz, provocando que sus lunares le den una apariencia para nada intimidante.

Hasta parece un niño disfrutando únicamente del silencio. Pero luego él mismo lo rompe un tanto pensativo.

—Si prometo contarte luego ¿Estarás más tranquila? —Lo pienso pero termino asintiendo— No hay nada de lo que debas preocuparte, todo está bien para nosotros dos.

—¿A qué te refieres con eso? —sonríe a medias.

—Me refiero a que yo estoy bien y tú también lo estás. Mientras ambos estemos en buenas condiciones, todo lo demás lo estará.

—Ah.

No entendí, quiero decir, está simplificando sus palabras pero siento que en realidad no está hablando de algo ligero. Me es difícil saber a qué se refiere con exactitud.

—Sí, ah —me imita— Ahora ¿Me dejas vestirme?

—No te lo estoy impidiendo.

—Espérame en la habitación ¿Sí?

—¡¿Por qué?! —me cubre la boca cuando subo el tono de voz y cuando paso mi lengua por su mano la quita asqueado, lo que me provoca una carcajada.

—Porque sí.

—Jungkook, eres hermoso, deja de avergonzarte —le veo tragar, su manzana de Adán sube y baja ante el gesto.

Santos polvos cósmicos que guapo es.

—No es vergüenza, es prudencia —murmura aquello en voz baja, apenas perceptible. Su mirada baja un momento y parece pensar un poco—. Contigo todo es diferente, y si me sigues tentando no voy a responder como debo.

El rumbo de sus palabras lo veo venir, entiendo a que se refiere. Pero no puedo tomar en serio eso cuando tiene las mejillas como un par de tomates.

Tan bonito, a veces me cuesta creer que soy de las pocas personas que conoce este lado de él. Para todo el mundo Jeon no es más que un egocéntrico y asocial soldado, pero resulta que sus sentimientos pueden ser tan frágiles como los de un guardián totalmente puro.

—Conmigo las cosas siempre son diferentes, si de ti se trata.

—¿Eso es una confesión? —sonrío acercándome, rodeando su pequeña cintura desnuda con mis brazos cuando él se levanta de nuevo.

—¿Y si mejor me besas?

—Fuera —hago un puchero cuando me toma de los brazos, me aleja y vuelve a sujetar su toalla—, que ya sé lo que quieres intentar.

—Aguafiestas.

Lo dejo en paz saliendo del baño a la habitación. La verdad es que me duele todo el cuerpo desde ayer, me dan dolores de cabeza y he tenido que sustituir los lentes de contacto por mis lentes comunes. Nana me dijo que podía encargarse mientras tanto de todo y mi equipo está sustituyéndome, así que puedo tomarme un rato libre.

Como ya es costumbre desde hace más de un mes, anhelo a Jungkook como si fuera el aire que respiro y necesito para vivir. No tengo idea de si él se siente de la misma forma pero tenerlo cerca después de horas o días —lo que para mí es casi una eternidad— es reconfortante, un alivio para mi alma. Es como si estuviera en constante agonía y el único antídoto a ello sea su persona. Cuando no estoy cerca de él, me duele el pecho, me siento enferma, sin ganas de nada.
Me desespero, me vuelvo ansiosa y solo quiero buscarle para que me bese, me abrace y me vea solo a mí.

Y me avergüenza un poco saber lo que eso significa...
Que lo quiero para mí, tomarlo como mi posesión y no soltarlo nunca.

Significa que tal vez esté enamorándome, y eso me asusta un poco. Si no es que ya he caído por él y recién me doy cuenta.

Si Jimin dice que esto va un poco más allá de lo de ser destinados entonces no me sorprendería en lo absoluto que lo mío con Jungkook no solo sea un capricho, no me sorprendería que en lugar de gustarme estuviera enamorándome de él. Porque para mí se está volviendo casi una necesidad que me note por encima de todo el mundo, que se acerque a mí, que me sonría y que se avergüence por algún comentario mío.

Que se estremezca cada que lo toco, que su corazón lata por mí.

Por eso cuando sale del baño con pantalones militares negros, sus botas y una camiseta simple blanca, me lanzo a su persona sin importar nada y lo que me alegra más aún, es que me reciba sin rechistar. Le abrazo fuerte, envolviendo su espalda con mis brazos respiro su aroma enterrando mi nariz en su pecho. Suspiro de gozo e inevitablemente sonrío apretándole mucho más, como si quisiera fusionar mi cuerpo con el suyo. Él se queda callado para mí sorpresa, no se queja o dice algo como que le estoy asfixiando. Por el contrario también me abraza, fuerte, y siento su nariz en mi cabeza, su aliento caliente, su hermoso respirar.

Estoy jodida.

—Supongo que ya lo sientes...

—¿El qué?

—Abrázame más.

Aquello me paraliza por unos segundos, normalmente no me pide cosas como esas porque es un orgulloso que le cuesta admitir las cosas. Pero se deja llevar, me aprieta contra él y frunzo un poco el ceño todavía sacada de órbita. Pero entonces él besa mi cabeza y pierdo el control, porque un gesto tan pequeño pero significativo ha logrado ponerme el mundo patas arriba.

Allí olvido el detalle tan importante, el significado detrás de sus palabras.

—He estado tan ocupada... Mi cuerpo se agota.

—Lo sé, tu energía no es igual.

—Pareces más sabio que antes.

—Las sesiones espirituales con trece ayudan un montón.

Tampoco me habría gustado ignorar eso, pero es que es muy difícil no dejar esas cosas de lado cuando lo tengo a él en mis brazos, o yo estoy en los suyos. Levanto la cabeza y apoyo la barbilla en su pecho, él me mira desde arriba y sonríe un poco, su mirada no es fuerte, es... Gentil ¿Acogedora? Brilla, brilla mucho más de lo que usualmente hace.

Está distinto, lo noto muy cambiado. Es como si ya no le importara que le agarre con la guardia baja, de hecho, él la baja solo para mí. Es como si construyera una especie de muro con los demás, muro que en un principio usó conmigo. Pero ya no se esfuerza siquiera en levantarlo cuando estoy con él.

Como si me hubiera dado las llaves para entrar en su propio palacio, un solitario palacio al que muy pocas personas tienen permiso de visitar.

—¿Ya me puedes besar? —pido batiendo las pestañas, Jungkook finge pensarlo pero no le dura mucho porque suelta una risita nasal.

—Mejor bésame tú.

—No se diga más.

Espero que en lugar de solo una visita, me deje quedarme en aquel palacio junto a él.

Me pongo en las puntas de mi botas todo lo que puedo, una de mis manos va hasta su nuca para acercarlo y se agacha un poco cuando mis labios rozan los suyos. Sonrío apenas cuando intenta intensificar el toque y me alejo un poco, torturándole.

No esperaba que emitiera un sonido en forma de queja, así que dejo de alejarme y termino por besarlo. Mis labios y los suyos se encuentran de forma suave, cálida, y algo en mí se calma. Como cuando tienes mucho frío y te hacen entrar en calor, o cómo cuando regresas de un largo viaje y abres la puerta de tu casa.

Siento alivio, el dolor en mi pecho poco a cesa y me causa felicidad.

Luego Jungkook sube una de sus manos a mi nuca y me empuja contra sí, profundizando el beso. Me estremezco al mismo tiempo en que siento sus dedos temblar en mi piel, y como si fuera poco su lengua lame mis labios pidiendo permiso. Abro la boca dándole lo que quiere y algo que nunca había sentido me sucede, nervios.

Yo, Venus, me pongo nerviosa.

Tiemblo bajo sus manos cuando camina haciéndome retroceder, mis movimientos se vuelven algo torpes cuando mi espalda choca con una pared y mi corazón salta de euforia en el momento en que ladea la cabeza y hace todo un show en mi boca con la suya.

Su otra mano tira de mi cintura, tanto que mi vientre choca con la hebilla de su cinturón. Mi cara se calienta, su respiración se mezcla con la mía cuando soltamos el aire que habíamos estado reteniendo y subo en una caricia con la mano desde su nuca hasta su cabello, del cual me es imposible no tirar. Es suave y lacio, y lo tiene húmedo porque se acaba de duchar. Halo algunos mechones y gruñe con ello, creo que le gusta porque el beso está dejando de ser suave. Siento como me recorre entera con sus dedos, luego detiene las manos en mis muslos y cuando hace presión desde atrás doy un salto. Enredo mis piernas alrededor de su cintura, entonces se apoya de la pared con una mano y con la otra aprieta mi trasero.

Hay algo nuevo aquí, nuevas energías manifestándose. Pero estoy lo suficientemente dopada con su presencia como para intentar identificarlo.

—¿Estás... Bien? —pregunto apenas pero no me deja separarme mucho tiempo porque me ataca otra vez.

¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Sigo repitiéndolo en mi cabeza. Me gusta, lo que hace me gusta, me encanta como me toca, como se atreve a explorar conmigo. Pero sigue sintiéndose raro. Porque su seguridad me extraña, porque la forma en la que toma control del momento y de mí, no es propia de él. Porque se siente distinto, alguien distinto pero al mismo tiempo familiar. La pesadez en el cuerpo no se siente.

De hecho, me siento más ligera de lo que debería.

Luego me libera, respirando agitado deja de devorar mi boca para entreabrir los labios y juntar nuestras narices. Tiene los ojos cerrados, el ceño fruncido y solo lo observo, lo observo porque es hermoso y porque me encantaría saber qué piensa.

Después de recuperar su aire y yo el mío, decide hablar.

—Te extrañé... Eso es todo.

Pero eso solo me deja más confundida.

—¿Me extrañaste? —asiente, abre los ojos y su nariz acaricia la mía, deja un beso corto y vuelve a mirarme.

Y no puedo creer lo que estoy viendo.

—Sí, te extrañé con cada parte de mí ser.

—Tus ojos...

—Es por ti.

—¿Qué?

Y aunque me gusta mucho la cercanía, aunque mi alma se siente en paz abrazando la suya, aunque nuestra energía está muy feliz de encontrarse... Me asusto, estoy asustada.

Tengo miedo, miedo a entender, a saber de qué se trata todo esto.

—Jungkook —niega lentamente, se aleja sin bajarme y con sus dedos peina mi cabello, admira mi rostro a detalle. El brazo que no me deja caer me sostiene con fuerza, y se siente tan bien estar en sus manos que me abruma.

No puedo parar se observarlos; esos irises grises, la luna llena en sus ojos.

—¿Podemos por favor salir de la base? —Pide— Necesito respirar.

Me quedo callada intentando procesar lo que acabo de ver. Y parece saberlo porque no hace nada mas, solo espera a que yo haga o diga algo. Veo su frente pero no hay ninguna luna roja, solo sus ojos han cambiado. No debería ser impactante porque yo también hago eso, todos los guardianes podemos hacerlo.

Pero esto es diferente, yo lo sé y él también lo sabe.

Pienso en todas las cosas que han pasado, pienso en los conocimientos que tengo sobre temas casi prohibidos. Pienso en muchísimas cosas en ese momento bajo su atenta mirada y llego a tantas conclusiones impresionantes que jadeo cansada. Me ha vuelto a doler la cabeza.

Tengo imágenes en la mente que desconozco, imágenes que no sé si las he soñado o simplemente permanecían dormidas en mi subconsciente.

Y una frase, una frase muy familiar que me pone los pelos de punta.

«El espacio entre vidas»

¿Quién ha dicho eso? Parece mi voz... Pero yo no he hablado, de hecho, estoy paralizada.

—De acuerdo ya es suficiente —su voz me devuelve a la realidad, luego me baja—. Estás cansada, quizás no estás lista.

Eso hace que por un momento el dolor se detenga, como si mi cuerpo acatara sus órdenes.

—¿Para qué? —susurro. Me siento ida, perturbada. Cierro los ojos ante el dolor palpitante de mis sienes.

Jungkook me toma por los hombros y posa sus labios sobre mi frente, luego se separa completamente de mí.
Toma mi mano y tira de ella, pronto estamos saliendo de su habitación justo en el momento en que Taehyung está por entrar. Me saluda con una sonrisa y trato de hacerlo pero no puedo, mis ojos están perdidos en alguna parte, comenzamos a caminar y yo solo dejo que me guíe. Veo el agarre de nuestras manos, nuestros dedos entrelazados, luego veo su perfil y la mediana sonrisa que creo que no quiere sacar, sus ojos han vuelto a la normalidad.

—Jungkook. —le llamo, pero en realidad no sé qué es lo que quiero decirle.

—¿Hm?

—Los resultados de tus exámenes —eso no es lo que quería decir— ¿Cuales eran?

—Salieron en blanco, no hay nada.

—¿Nada?

—Te dije que estoy bien —asiento pensativa, no voy a preguntar. Decido no hacerlo porque ya me ha dejado claro que lo que sea que le pase, lo que sea que esté ocurriendo no va a decírmelo.

Lo que no sé es si es porque es confidencial o al igual que Jimin, quiere que descubra todo por mis propios medios.

Tanto misterio me está volviendo loca.

—Es raro no verte con el uniforme —cambia de tema y me echo un vistazo, he optado por ropa más cómoda ahora que se supone estoy descansando—. Te queda bien... Bueno, a ti todo siempre te queda bien.

Ahora resulta que también me da halagos. Los roles se han invertido y ni siquiera me fue avisado de ello.

—¿A dónde quieres ir?

—¿Oh? Ah, no lo sé —contesto quedita, tengo muchas cosas en la cabeza.

—¿Quieres comer algo? Ya va a ser la hora del almuerzo.

Bien, a ver. Si vamos desde el comienzo primero nos dicen que los Sinya han tomado poder a nivel internacional, volviéndose una mafia a los ojos de los humanos, algo a lo que se le denomina un clan en nuestro lenguaje. Nos mandan a proteger a los descendientes porque supuestamente los Sinya los quieren a ellos para hacer sus maldades y lo comprobamos cuando estos se apoderaron de los palacios reales en los que estos se encontraban.

Pero no, luego resulta que no solo van por ellos sino también por uno de los peces gordos, Yaveh ¿Para qué? Para usar su energía y lograr que Adán pueda subir a tierra firme, para darle poder.

—Sí, vayamos a comer.

Pero luego suceden más cosas. Terra se altera y nos altera, Tzuyu se enferma, Jimin comienza con sus rarezas y Dokhye desaparece. Cuando todo parece más o menos controlarse Jungkook sufre un infarto justo cuando una presencia se manifestaba que, si lo pienso bien, se trata de la mujer que vi en el bosque cuando le disparaba al helicóptero policía.

—¿Te sientes bien? —me pregunta él mientras caminamos por el estacionamiento al que ya tenemos acceso.

—Sí —contesto cuando subimos a una de las camionetas, nos abrochamos el cinturón y él arranca.

Frunzo el ceño, de hecho, a partir de ese momento todo fue cayendo. Jungkook parecía estar bien, más que sano y para eso nunca se hallo una explicación lógica. De hecho, desde ese día nuestra conexión se hizo más fuerte, porque él podía sentirme como yo a él y ya ni siquiera le abrumaba. Comenzó a ceder, a aceptarme de alguna forma.

Pero para ese momento seguía siendo él, estoy segura.

La cosa se volvió intensa cuando la luna dejó de brillar en el cielo. Ahí todo ese descontroló; Tzuyu resultó ser una diosa reencarnada, Jimin un vidente, hay una concentración de energía peligrosa en un valle muy lejos de aquí... Y Jungkook...

Oh ¡Shamash!

Cuando me dijo que quizás nuestros sueños eran recuerdos, no le creí.

Pero es que... No puede ser posible, solo somos guardianes.

Pero si Eva pudo reencarnar en una descendiente ¿Por qué nosotros no?

Y si ese fuera el caso... Si Jeon ha tenido la oportunidad de morir y volver a nacer ¿Quién fue en su vida pasada? ¿Qué lo hizo merecedor de algo como la oportunidad de ser inmortal? La reencarnación es un tipo de inmortalidad... Porque cuando mueres realmente no lo haces.

¿Acaso él ya recordó y por eso actúa diferente?

Dijo que se ha estado viendo con Jimin... Y fue Jimin quién hizo que Eva recordara quién era.

«Un contrato»

Esa tampoco he sido yo, pero la voz en mi cabeza es mía.

—Para el auto.

No rechista, no se queja. No me mira confundido ni extrañado, simplemente orilla la camioneta en la autopista y se detiene. Jadeo, por un momento siento que no puedo respirar, el corazón me late desbocado, como si quisiera salirse de mi pecho y el dolor de cabeza es cada vez menos soportable. Nos quedamos ahí, sentados. Yo miro hacia el frente y sé que él me mira a mí.

—Venus... —susurra. Entonces no lo soporto más y me bajo del auto. Siento que me asfixio, me siento alterada, nerviosa.

La mujer, la mujer ¿Quién es ella? ¿Una bruja? Tenía ojos grises, no me dio tiempo a usar bien mi habilidad porque desapareció.

¿Una semidiosa? ¿Una criatura antigua? ¿Una guardiana? ¿Un espíritu?

Pero no había ninguna luna en su frente.

Comienzo a caminar en círculos sobre la arena, los autos pasan de prisa a nuestro lado y me sujeto las sienes.

«Iluminación»

«Contrato»

—Venus —no sé en qué momento bajó también del auto pero ahora está detrás de mí. Le hago frente, está serio pero no como siempre.

¿Por qué su mirada es tan distinta?

Quiero llorar, de hecho, ya lo estoy haciendo.

—Tienes que calmarte —intenta acercarse, pero me alejo de forma inconsciente.

«Espacio entre vidas»

—No... No puedo.

«Tú las manejas»

—Sí puedes, ven, dame tu mano.

«Ella los llama»

—Jungkook —sus brazos me rodean y aprieta mi mano entre la suya, mis ojos más abiertos de los normal tratan de retener las lágrimas sin éxito. Apoyo la cabeza en su pecho y miles de imágenes comienzan a agobiarme.

Esa mujer... Yo...

«Shamash»

—Va a pasar, solo intenta calmarte —estoy temblando, tiemblo bajo su toque pero al menos me duele menos la cabeza.

«Lyra»

—No me... Siento bien.

«Moksha»

—Tranquila.

«Karma»

Basta, por favor.

«Despierta, Samsara»

Me dio ansiedad escribir esto.

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