Capítulo 16

Capítulo 16: las mujeres bimbaio ¿Son dominantes?

Cuando el avión privado aterriza mantengo la calma. El audífono se ajusta a mi oreja y me aseguro de que funcione bien. Apenas me levanto agarro el saco entre mis manos, me lo coloco y procedo a acomodar los tacones que si bien no son muy altos hacen eco al chocar contra el suelo. Grecia me otorga una mirada limpia y simple, asiento y retira su vista de mí. El vestido que lleva es bastante acorde con la temporada y los tacones son bastante altos, pero después de práctica tras práctica ha logrado manejarlo por su cuenta.

Bajamos las escaleras del avión antes que su persona y una vez estoy abajo Jungkook es quien con delicadeza y elegancia ofrece su mano para ayudarla a bajar escalón por escalón. A Grecia no le agrada en lo absoluto el contacto físico pero años de experiencia la hacen una buena actriz así que parece muy acostumbrada a ello. Detrás de ella viene una morena perfectamente peinada y con un vestido estilizado y ceñido al cuerpo, un chico castaño de traje y gafas oscuras le ofrece su brazo para ayudarle en la bajada y después de una rápida mirada, Ikaika lo acepta para bajar junto a él.

Cuando Grecia llega hasta mi lado la escoltamos lado a lado, detrás de nosotros vienen Park Jimin, el tercer escolta, e Ikaika Abengoa, la primer ministro de Luxemburgo. Ajusto mis gafas oscuras sobre el puente de mi nariz y nuestros pasos se detienen cuando el primer ministro de Italia se aparece frente a nosotros. Sonríe ampliamente cuando nos detenemos unos pasos más atrás de la presencia de Grecia, la cual finge estar gustosa de recibir el abrazo de bienvenida por parte del hombre. Me mantengo erguida con las manos tras la espalda, Ikaika se une a los saludos y presentaciones.

No muy alto, elegante porte, cabellos rojos y mirada oscura e indescifrable. Su sonrisa no puede ser más hipócrita y desde ya sé que este hombre no será para nada de mi agrado, y no tiene porqué serlo. Nadie de aquí, en realidad. Le doy una leve mirada a Jungkook y este me la devuelve, o eso es lo que creo debido al leve movimiento de cabeza porque todos llevamos gafas de sol. Mi cabello está oculto debajo de una peluca negra y también uso lentes de contacto, casi siempre los uso en realidad. Todos nos obligamos a hacer cambios sutiles en nuestra apariencia para despistar un poco porque bueno, somos agentes y tenemos que cuidarnos. Cómo cuánto me teñí el cabello de rubio para entrar al palacio coreano. Jimin se ha teñido el cabello de castaño temporalmente, el idiota terco tiene reflejos rubios en su cabello y tatuajes en su mano y cuello, que ahora mismo son ocultos por la camisa y saco que cómo escolta privado debemos usar.

Obviamente se ve guapísimo, y como el cambio de look temporal fue cortesía mía estuve molestándolo durante las larguísimas horas de viaje con eso. Su mal humor también es cortesía mía, sí ya sé, soy la mejor.

—Bueno bellísimas damas —tiene una voz espeluznante—, bienvenidas a Roma. Soy Giocondo Benarti, un placer.

—Odette de Luxemburgo, duquesa del gran ducado. Es un honor estar aquí, siempre he querido venir pero no se había dado la oportunidad —jamás había visto a Grecia sonreír tan falsamente como ahora pero supongo que es porque la conozco ya que el ministro se traga la falsa amabilidad. Ikaika no finge mucho agrado pero está bien, demasiadas sonrisas serían sospechosas.

—El honor es nuestro, su alteza.

Después de todo nos organizamos, el rey le había otorgado a la duquesa y la primer ministro un auto blindado con guardaespaldas dentro pero rápidamente nosotros nos negamos a ello, diciendo que por políticas de seguridad la duquesa no debía estar en manos de otros que no fueran sus escoltas reales. El primer ministro pareció entender después de ver nuestra osadía ante la idea y accedió a dejarnos el auto después de una minuciosa revisión por mi parte y ahora Park conduce, mientras que yo estoy en el asiento de copiloto y Jeon va en los asientos de atrás con las dos mujeres. Detrás de nosotros va una patrulla de policía y delante de nosotros el auto en el que va el primer ministro con su equipo.

—Muy bien, esto es lo que pasará —tomé la palabra con la tableta siendo manipulada por mis manos, en la pantalla tengo toda la información que necesitamos.

Obviamente no somos solamente los tres en esto, Suni también tiene papel que cumplir y con ella estará su aprendiz.

—Según el itinerario de hoy y mañana; habrá una cena en honor a Grecia a eso de las seis en el Mangiatore d'oro —una foto del salón en cuestión es lo que les muestro a los que van en el asiento de atrás—. Lo acostumbrado es que antes de eso se le dé un tour a ambas por el palacio romano y para eso no podemos estar tan cerca.

La rubia, quién ahora viste con elegante y costoso vestido y está peinada con un moño vuelca la mirada, resopla como un animal enojado.

—Fabuloso, tengo que recorrer un palacio que ya conozco con el viejo tirano y pedófilo —ante eso el castaño al volante ríe y yo simplemente afirmo con la cabeza.

Grecia nació en el palacio romano incluso mucho antes del nacimiento del monarca actual. Básicamente su madre era una bimbaio amante del rey en ese entonces, así que se puede decir que originalmente es una princesa ilegítima, la trágica historia de su infancia radica a que la reina quería matarla a ella y a su madre al enterarse, antes de que eso ocurriera el rey quiso mandarlas lejos pero solo consiguió salvar a la niña. Grecia Camphell ha tenido un largo recorrido y honestamente no sé si volver al lugar de origen de sus traumas ha sido una buena idea, ella asegura que no le importa pero todos la conocemos, tal vez no sea así.

Pero bueno, todos esos datos ya no existen actualmente más que en su memoria. Aun así sus rasgos obviamente extranjeros llaman la atención entre nosotros, ella e Ikaika son las únicas entre un grupo entero de ojos rasgados con físicos completamente diferentes.

—Técnicamente tienen casi la misma edad así que ya no cuenta como pedofilia. —obviamente se molesta y se cruza de brazos, pero como es escandalosa cuando quiere termina gritando con los brazos extendidos.

—¡Tiene más de cuarenta años, Venus! ¡Cua-ren-ta! —sus gestos denotan lo escandalizada que está y sin querer le da un manotazo a Jungkook, este se queja— Ante el mundo tengo ¡Veinticinco años!

Jimin ha comenzado a reír a lo que yo estoy tecleando en la tableta algunas cosas, hago un acceso directo al mapa del reino porque aunque no lo creo, puede que lo lleguemos a necesitar. Cada quien ha hecho su parte en lo que se puede, como siempre trabajamos en equipo. Pero por mi parte estoy nerviosa, esta sería la ¿Cuarta misión oficial? Creo que sí. No creo que los demás no estén así digo, estamos en peligro constante y un movimiento en falso puede ser fatal. Contamos con nuestras habilidades, aún así, no me gusta que nos confiemos.

Todo tiene que salir bien, siempre.

—Muñeca, cálmate —el castaño es quien habla mientras conduce, la rubia jadea con rabia. Ok, parece tener algo en contra del jefe de estado—, nada va a pasarte mientras estemos aquí.

—Cállate Jimin, deberías de estar celoso.

Ay por Dios otra vez no.

—Ah ¿Quieres que esté celoso? Vaya...

—¿Te he dicho lo imbécil que eres?

—Tantas veces que ni siquiera me molesta ya.

—¿Pueden cerrar la boca y oírme? No estamos para que peleen ahora —carraspeo cuando acatan mi petición y me quito las gafas oscuras un momento—. Voy a ir directo al grano. Mañana habrá un baile de bienvenida a tierra italiana al que asistirá únicamente la nobleza por lo que habrán muchas personas importantes, entre ellas estará Lady Adalberg, una supuesta aristócrata millonaria y dueña de un gran porcentaje de tierras en Roma.

—Catorce —afirma el piloto.

—Siete hará de distracción con el rey y el primer ministro, ahí es donde entra seis, Ikaika —mis ojos se dirigen a la mencionada, ella me observa con atención—. Irás sola y buscarás esto —en la pantalla se muestra la foto del rey recibiendo una memoria USB en los jardines del palacio, hago zoom para que vea el objeto—. Es simple y pequeño pero muy importante, así que se encuentra en el despacho del rey en una caja fuerte. La clave de combinación es un código matemático que resolví ayer y está tatuado en la etiqueta de tu vestido. Mientras eso ocurre, catorce debe estar en posición al igual que dos —por consiguiente el hombre de los tatuajes que únicamente miraba por la ventana me presta atención— ¿Jeon?

—Buscaré la camioneta, cuando seis esté conmigo les daré la señal para que catorce le dispare a la bruja.

Hay una bruja de importante rango mezclada entre la aristocracia, nos enteramos hace poco y básicamente ella es el objetivo principal además del archivo.

Ah, Jeon, amo cuando habla tan seriamente. Es tan sensual, lo adoro. Sus ojos vuelven al panorama por la ventana y suspiro discretamente, bonito perfil el que se carga.

—Los escoltas reales tienen al rey como prioridad así que entre el revuelo ocho, trece y yo la sacaremos del palacio —todos afirmamos con un gesto de cabeza a las palabras de la rubia—. Amo esto, two birds with one stone.

—Eh, se te esta pegando lo de Venus.

—¿Qué hay de catorce? —pregunta Ikaika.

—Tendrá que sacar las garras para escapar —contesta Grecia, y no es que no sea peligroso porque lo es pero confiamos en nuestra compañera, además, su aprendiz es demasiado astuto— Cuatro, Yeoujun, la ayudará con eso.

—-¿Yeounjun está en Roma? —indaga Jimin.

—Es su prueba final y Suni lo eligió como su representado.

—¿Todo ha quedado claro? —inquiero a lo que todos afirman y me siento derecha en el asiento, guardando la tableta.

—¿Cómo es que Chou logrará entrar estando armada? Es francotirador, un arma pequeña no le dará precisión a largo alcance.

—No seas estúpido —frunce el ceño ante lo que Ikaika dice y me dan ganas de reír. Durante su estadía en la base me he dado cuenta de que ellos junto a Taehyung tienen una forma peculiar de tratarse, pelean y se apoyan, es como una hermandad—, es obvio que las armas fueron infiltradas al palacio antes.

—Entonces no somos los únicos agentes aquí.

—Dara, mi aprendiz, se encargará de eso —responde Park de nuevo y desde aquí ya podemos ver el gran palacio romano—. Todo está bajo control.

—¿Hay un plan B? —observo al chico, se ha quitado las gafas y puedo ver el cambio que le dan las sombras levemente oscuras con las que he delineado sus ojos. Se ve guapísimo y lo mejor es que ese maquillaje lo he hecho yo. Es algo sutil pero necesario para hacerle ver más intimidante de lo que de por sí ya se ve.

Es gracioso, Jungkook se ve como un tempano de hielo letal pero resulta que en el fondo es todo lo contrario.

—Grecia conoce el palacio romano incluso mejor que el mismo rey, por eso no te preocupes porque siempre hay una salida.

—¿Qué hay del rey?

—Una vez la memoria USB esté en nuestro poder será el final del despotismo y Moonchild podrá arrestar a Alessandro Conti y a su familia.

—La monarquía absolutista terminará antes de haber empezado —murmura la ahora duquesa—, no más del idiota de Alessandro.

El primer día de estadía en el palacio fue bastante frustrante. Alessandro, el rey, no dejaba en paz a Grecia ni por un solo segundo y ella asegura que fue de las peores experiencias porque al meterse en su cabeza logró oír un montón de perversos pensamientos que llevaban su nombre, al parecer al rey le gustaba la apariencia de la mujer a la que tanto quería conocer y... En pocas palabras, es un pervertido. Le dio un tour por el palacio que fue condenadamente largo y nosotros no podíamos estar demasiado cerca porque eso es romper la privacidad del cliente. Después le regaló un montón joyas y vestidos, maquillaje y zapatos caros. Tomaron el té durante dos horas en el jardín y solo le dio tiempo de bañarse y cambiarse porque después venía la rigurosa cena.

No descansamos ni un solo segundo, Jimin debía escoltar a la primer ministro y nosotros dos a la supuesta duquesa.

Admitimos que Grecia lo hizo bastante bien, se metió de lleno en el personaje y fingió que vivió toda su vida en el Gran Ducado rodeada de lujos y mucha política junto al resto de la familia real, al igual que Ikaika. Durante la cena conocieron al resto de la familia italiana, duques, condesas, barones y marqueses. Nosotros no hacíamos más que permanecer en los rincones con las manos tras la espalda y expresiones imperturbables. Suspiramos de alivio cuando cada quien fue a su habitación para descansar, aunque por mi parte no dormí lo suficiente pues tuve que mantener comunicación con Suni una gran parte de la noche para terminar de planear algunas cosas. Ahora que Nana estaba demasiado ocupada en la base, toda la organización quedaba en nuestras manos, sobre todo en nosotras porque yo llevo el control virtual y Suni junto a Yeounjun se encarga de conseguir varias cosas en físico.

Cómo dinero y armas, en ese equipo está Dara, la aprendiz de Jimin que se ha infiltrado hace cuatro días como sirvienta real en este palacio. Esa chica es bastante buena actuando y mintiendo, su mentor la escogió también debido a su capacidad para retener información.

El día siguiente llegó y avanzó rápidamente, ahora mismo queda una hora exacta para que el baile de bienvenida a la duquesa de inicio y Grecia ya se encuentra lista. Las mil empleadas reales le ayudaron con su apariencia y lamentablemente no pude meter mis manos ahí. Así que cuando Ikaika aparece en la habitación de Grecia es mi señal para retirarme y vestirme. A pesar de ser escolta debo vestir de gala al igual que todo el mundo si quiero estar en el mismo salón que ellas para llevar a cabo el elaborado pero sencillo plan. Varias veces el primer ministro nos exigió que no era necesario vigilarla porque todo estaba lleno de guardias, cosa que no era mentira. Pero estamos hablando de una familia real de actitud sospechosa y un expediente bastante manchado por la corrupción, no sabemos qué puede pasar y aunque ambas pueden defenderse solas no es la idea mantenernos separados.

Sobre todo porque tenemos que mantener nuestro papel de escoltas reales y vigilar a una bruja de rango superior que debemos capturar si queremos encontrar el panal de la abeja reina. Los Sinya se ocultan muy bien, un ejemplo de ello es que no nos enteramos de la existencia de la mujer oscura entre tantos humanos hasta hace poco.

Y esa es otra cosa que me pone nerviosa. Nunca me he enfrentado a una bruja y son tan impredecibles que debemos estar atentos, son máquinas asesinas según me ha dicho Park. Leen la mente y predicen cada movimiento. Por eso es que Suni debe de dispararle con una bala especial, no la matará pero hará que caiga inconsciente de inmediato. Congelará su organismo un rato.

—¿Estás lista?

Me doy la vuelta cuando la puerta de mi habitación se abre en el momento en que me estoy atando la bata de baño, he terminado de maquillarme y solo me queda vestirme. Tanto Jimin como Jungkook entran a mi habitación, pero en cuanto el segundo se dio cuenta de mi apariencia hizo el amago de regresar por donde había entrado.

—Alto ahí, compatriota.

Se detuvo en seco con la mano en el pomo de la puerta blanca y sonrío divertida cuando se voltea bufando una maldición. Se ven muy guapos los dos, ambos de traje y corbata, con el cabello peinado hacia atrás, zapatos relucientes y esos bellos rostros que me hacen sentir intensas ganas de apretarles las mejillas a ambos y decirles que son la cosa más bonita que he visto en el mundo.

Sin duda alguna los bimbaio somos una especie superior.

—Tomen asiento, les pondré algo de maquillaje.

Jimin ya sabía cómo hacerlo, incluso desarrolló un estilo propio de tanto tiempo practicando conmigo. Como Grecia es una aguafiestas y Suni una rara que odia que le toquen así como así, mi mejor amigo era el único que cedía su cara para que yo aprendiera a maquillar. Después de tanto él también quiso aprender y así estábamos cuando teníamos tiempo libre para los dos, cuando no estaba peleando y reconciliándose con Grecia. Así que él toma mis cosas y procede a hacer algo en su rostro mientras yo me cruzo de piernas en la cama para poner mis manos sobre la cara de Jeon.

Su piel es bonita a pesar de que seguramente solo la lava con agua y con jabón. Tiene labios bien hidratados y pocas ojeras pero si bonitas bolsas bajo sus ojos que le dan a su gélida mirada un toque hermoso de inocencia. Sonrío tranquilamente cuando al contacto de la brocha con su piel da un pequeño salto y su expresión se suaviza, se ha dado cuenta de que estaba tenso sin razón.

—¿Estás listo para tu prueba final? —sonríe de lado y sus ojos se achican un poco, tiene cejas anchas y pobladas que se juntan de vez en cuando.

—Será fácil.

—No quiero asustarte así que sí, te diré que será fácil.

—¿Tienes miedo?

—¿Y tú?

Hizo un mohín negando a mi pregunta y yo asiento culminando con mi trabajo, no era demasiado a decir verdad porque no le gusta. Solo hice un delineado con sombras café, le agregué color a su rostro y a sus labios, le di profundidad a su bella mirada... No hay mucho que hacer cuando naturalmente tiene facciones preciosas. Sus ojos me observan mientras aparto las cosas y obviamente hay un pequeño detalle que no paso desapercibido.

—Quítatelo —digo sin siquiera mirarlo.

—¿Qué?

—El anillo, quítatelo —tomé su mano y su reacción fue muy graciosa cuando comencé a olfatear la prenda en cuestión—. Acero inoxidable. Si llevas algo que te caracterice y en algún momento alguien quiere encontrarte, usarán esto como pista principal para identificarte.

—Ella tiene razón —intervino Jimin guardando todo por mí y me levanté de la cama para ir hasta la maleta que no me molesté en deshacer porque ya no hay nada de valor allí y la dejaremos en cuanto salgamos corriendo de aquí—. De nada servirá que cambies de apariencia.

—Nunca me lo he quitado.

—Con más razón debes ocultarlo —el chico castaño extiende su mano y Jungkook frunce el ceño—. Dámelo, lo guardaré bien.

—Yo lo guardo —refutó él pero el otro negó, y yo procedí a quitarme la bata para ponerme el vestido.

—Hazle caso —hablé yo y tan pronto puso sus ojos en mí los quitó—. Jimin lo envolverá y nada lo dañará.

—¿Con qué lo envolverás?

—Carbono cristalino —contesta él encogiéndose de hombros y el cadete pálido y musculoso se levanta suspirando para quitarse el anillo, un poco muy desconcertado.

Se lo entrega a él con una mirada que le dice claramente que si algo le pasa habrá graves consecuencias y me pregunto por qué es tan importante aquello para él. Jimin sonríe agradablemente como siempre lo hace y toma el anillo entre sus manos, cierra el puño con la joya entre sus dedos y se puede oír el crujido de algo nuevo naciendo de sus tejidos. El puño de Jimin se cristaliza y pronto, al abrir su mano, el pequeño anillo de acero se encuentra encerrado en una pequeña esfera de diamante.

Diamante puro y real... Una de las tantas habilidades que Park tiene. Y la expresión de asombro en el rostro de Jeon al recibir la esfera es muy notable.

—Ya lo guardé, puedes tenerlo. Así pase lo que pase no se romperá, el diamante es un material muy duro.

Sin más, el pagano de mirada dulce y divertida sonrisa me lanza un beso con su mano, y luego de guardar ambas en sus bolsillos camina despreocupadamente asegurando esperarnos en la habitación de Grecia, después se va. Otra vez me quedo a solas con un Jungkook boquiabierto que revisa la pequeña esfera pulida y brillante del material, la toca y la observa como un gran descubrimiento y me río porque a pesar de todo lo que ha estado viendo y aprendiendo en Aswan, se sorprende cada vez que cosas así suceden.

Carraspeo para llamar su atención y él también lo hace al despertar de su ensoñación para guardar tal cosa en el bolsillo interno de su saco. Las dagas y navajas se guardan en mi ropa interior pero solo para asegurar subo un poco la falda y como el vestido es largo no se notará el arma que acabo de guardar en la funda que se adhiere a mi muslo. Observa ese movimiento y enarca una ceja.

—Pensé que lo tuyo eran las armas blancas.

—Esa es la especialidad de Grecia, las balas me van mejor pero no puedo ocultar tantas armas en mi ropa.

—Llevo municiones, por si en algún momento las necesitas.

—Eres un amor.

Termino de acomodar el arma y vuelvo a bajar el vestido no tan ceñido que llega hasta mis tobillos. Aseguro el broche que recoge un lado de la peluca negra que estoy usando y considero la opción de teñir mi cabello real de ese color, me veo muy bien. Entonces me acerco a Jungkook quien lo único que hace es mirar y una vez estoy a un paso de distancia me doy la vuelta, dándole la espalda.

—¿Me ayudas con el cierre?

—¿Ah? —murmura quedito.

—El vestido, ciérralo.

—Ah...

Me gusta tanto incomodarlo de esta manera, se ven tan lindo sufriendo así, su fachada de macho pecho de acero se cae en cuestión de segundos. Frunce el ceño y lo sé porque lo veo en el espejo, huelo su aroma y desde mi sitio oigo los latidos de su corazón acelerándose. A pesar del tiempo esa sensación tan extraña que adormece mi ser cuando estamos cerca no desaparece.

Comienza a encantarme eso. El hecho de que el aura de ambos parezcan compartir algo en común me gusta pero, al mismo tiempo, me desconcierta. No me gusta no saber la razón de esto, necesito confirmar si lo que ha estado rondando mi cabeza puede ser la realidad de nuestra extraña situación astral.

Me estremezco cuando al momento de subir sus nudillos acarician la piel de mi espalda y lo veo mirarme a través del espejo. Conectamos por un momento pero luego sus ojos me evitan y se concentran en lo que hace, lo sube rápido y me muerdo el labio.

—¿Sabes? No me considero fetichista pero cuando veo tus manos me dan ganas de...

—Bueno ya está, vámonos.

Jungkook huye de mí pero le alcanzo rápidamente. Los tacones son altos no mucho pero lo son, aún así puedo hasta correr en un techo con ellos. Tomo su muñeca y lo giro hacia mí y lo que él no esperaba que yo hiciera es que tirara de su corbata para acercarlo a mi cuerpo.

Su respiración se entrelaza con la mía tanto como nuestra energía, y es allí en ese preciso instante en que me doy cuenta de un grandísimo detalle. Justo ahí, cuando nuestros pechos se rozan y nuestras miradas se envuelven en la extraña conexión, soy capaz de confirmar mis sospechas cuando me veo tentada a pasar mis manos por su cuello y me siento tan necesitada de su persona. Cuando sus hermosas manos se posan en mis caderas y esa sensación tan fuerte me hace sentir vulnerable.

Allí en medio de la habitación la razón real por la que la energía se expande y hace de nosotros lo que quiere, se ve muy clara para mí y me asusto completamente. Porque no lo veía posible, pero al parecer sí que lo es.

Jimin tendrá que explicarme más tarde, de todas formas. Se supone que alguien como yo no se puede atar así a un híbrido. Su parte humana no es exigente con el amor, y no puedo arriesgarme a caer por alguien que si puede amar más de dos veces en la vida.

Pero es... Tan difícil. Porque no se siente así. Cuando nos envolvemos en situaciones como esta me doy cuenta de que esto no es un simple juego de coqueteo, sino algo más. Son impulsos que no puedo controlar, que desafían a mis verdaderas voluntades.

—Nunca más me interrumpas así —susurro contra sus labios y sé que sufre, lo veo en sus ojos. Está anhelando que haga aquello que su alma desea pero su terquedad, su lado cuerdo no le permite moverse primero— ¿Estamos?

—Eres muy dominante, Venus.

—Y tú te dejas dominar.

Su mirada vacila y sus dedos aprietan mi carne, está teniendo una especie de batalla mental. En cambio yo como siempre soy arriesgada, le reto a hacerlo porque sé que en cualquier momento va a ceder como en un principio.

Allí sucede, después del reto sutil que acabo de darle, después de insinuar que se ha vuelto un pasivo, por fin consigo lo que quiero, que me ataque. Y así lo hace, gruñe ferozmente y devora mis labios con fervor. Lo hace con tanta agresividad que mi espalda se inclina un poco hacia atrás. Sus manos recorren el camino hasta mi cintura debido a ello, y rodeo su cuello con mis brazos, dejando las manos enredadas en su cabello. No lleva gel, solo está peinado. O lo estuvo porque lo acabo de despeinar.

Sus labios mojados, su lengua húmeda se sienten como el paraíso que tanto le prometen a los humanos con esperanzas. Sus manos sobre mi ropa enfrían mi piel porque nunca están calientes, tiene un toque tan gélido como su obstinada personalidad y me agrada mucho, diría que demasiado.

El chasquido que emite el choque de ambas bocas me marea y me hace querer gritar de la emoción, y en cuanto se separa un corto segundo para respirar sonrío aún insatisfecha. Creo que tendré que retocar mi labial pues no pienso soltarlo ahora.

—Venus...

—Ah, ah —niego—. Aún no acaba.

Entonces, cuando su boquita rosada se prepara para soltar alguna queja o maldición, no lo sé, camino mucho hacia él haciéndole retroceder. Sus talones chocan con los pies de la cama y empujo su pecho para que rebote sobre el colchón. Sus ojos se abren un poco y por un segundo una chispa de nervios es lo que consigo percibir en su mirada. Me siento sobre él dejándolo acorralado y no hace más que volverse presa del pánico cuando hago un breve movimiento de caderas que, por consecuencia, logra que sus manos vuelvan a tocar mi piel aunque sea para detenerme.

—Venus, no... El baile.

—Quedan treinta minutos.

—Dios —suelta entre un pequeño gruñido— ¿Qué es lo que quieres?

—Tu cabeza entre mis tetas, pero eso ya sería avaricia considerando la situación.

Por reflejo dirige la mirada a mi escote, y me sorprendo de ver que lo está pensando, hasta se muerde el labio inferior. Casi me río, es tan adorable.

—No voy a corromperte aún, tranquilo —coloco las manos sobre sus hombros y tiene que subir un poco el rostro porque mis rodillas se apoyan en el colchón—. Solo quiero tenerte un momento ¿Puedo?

—Es que... Yo... Yo no...

—Cállate ¿Quieres? Deja de resistirte —un pequeño beso es dejado en su nariz y suspira—, me haces enojar.

—Eres una maldita mandona.

—Solo bésame, Jeon.


Mood: BESO BESO BESOOOOOO

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