Capítulo 08

Capítulo 08: escuadrón.



—Tengo otra duda.

—Dasha, cállate. —oigo un jadeo que categorizo como indignación e incredulidad. Blanqueo la mirada, ya están empezando con sus peleas estúpidas, otra vez. Tomo la mano de Dasha y esta se deja hacer mientras le lanza miradas oscuras a su hermano mayor, el cual se queja constantemente de la arena y el olor a pescado.

—A mí no me callas, Seokjin. —dice ella alzando su barbilla con esa arrogancia típica de los dos hermanos, cosa que en mi opinión lo heredaron de sus abuelos los difuntos reyes de Corea.

Ya es algo de toda la familia, incluso Dokhye la madre de estos dos, suele sacar ese lado de ella cuando algo no va como sus deseos lo dictan. Aquí el único que no es así es Namjoon. Ese es peor.

Aunque nadie parece ser normal en ese palacio de todos modos. Son una banda de niños jugando a los castillos y las princesas, y eso me enferma.

—¿Cómo me llamaste? —ese es Seokjin de nuevo siendo empujado por Ikaika quien aprieta los labios frustrada por la actitud del príncipe de cabellos castaños. Aún me pregunto cómo es que esos dos no se han matado ya, siempre están compitiendo y peleando por todo.

Y quien no, Kim Seokjin es irritante cuando se lo propone. Ese idiota es capaz de exprimir tu paciencia como una maldita naranja con solo abrir la bocota, y si no lo hace con sus quejas, lo hace aprovechándose de su belleza para presumir hasta hacer que los huevos me exploten. Si yo estuviera encargado exclusivamente de él, probablemente ya le habría propinado unos cuantos golpes. No soy para nada paciente.

—Seokjin. —veo a Dasha sonreír de lado, disfrutando de hacerle enojar. Namjoon ríe burlón, caminando a la par de su escolta mientras busca cangrejos en la arena.

—Soy tu hermano mayor, a mí me llamas majestad, señorita mal educada y...

—Por última vez, silencio. —pide la mujer cuando nuestros zapatos comienzan a hacer ese característico sonido al chocar con la madera de muelle. El sonido de las olas me relaja un poco y suelto a Dasha para fijarme en el resto de personas haciendo fila para tomar el barco frente a nosotros.

—¿Me estás diciendo que me calle? Primero que nada, soy tu superior, así que un "su alteza" no estaría mal.

—¡Cállate joder!

¿Cómo es que terminé encariñándome con esta banda de imbéciles? Sé la respuesta pero sigo haciéndome esa pregunta.

Agradezco que Namjoon le haya gritado, a pesar de todo es el hermano del medio pero es quien más buen juicio tiene, si dejamos de lado su excesiva tranquilidad ante las cosas y su mal vocabulario. Ahora se entiende porqué Seokjin nunca estuvo listo para portar la corona, y aunque conozco las razones del menor para no serlo yo también fui uno de los que pensó que era el indicado para ser llamado rey.

Rey... El rey es un completo idiota, y quiero matarlo. Por su culpa estamos metidos en esto.

Subimos al barco, instalando a Ikaika con Dasha en una habitación y el resto de nosotros se instala en habitaciones iguales. Estoy nervioso, ansioso y no sé porqué. Sé que aún no estamos a salvo, pero confío en que hemos sido lo suficientemente cuidadosos como para que nos encuentren ahora. Me despido del puerto de mi ciudad natal apoyado en la barandilla, con la brisa moviendo mis cabellos mientras Dasha se sube a uno de los tubos blancos, cosa que me pone de los nervios y no tardo mucho en hacerla bajar.

—¿Estás loca? Te vas a caer, princesa.

—Me sobre proteges demasiado, deja de hacerlo.

—Es mi trabajo, Kim.

—Oh cállate, Jeon.

Y lo hago, después de alejarla un poco del borde. Me ve con esa mirada que si pudiera, lanzarían dagas a mi persona, y yo solo sonrío ladino mientras revuelvo su cabello. Me aparta rápidamente dando un golpe a mi pecho que admito dolió un poco, y luego sonríe para fijar sus bellos ojos en el mar.

Suspira, y yo también lo hago mientras admiro la belleza de su perfil.

—Sé que sonará muy mal, pero extraño a papá.

Y no sé qué decirle exactamente, por lo que solo paso un brazo por sus hombros para darle consuelo o al menos intentarlo. Y es que no puedo decir nada, estoy odiando muchísimo a ese patán en estos momentos y no creo que deje de hacerlo.

Matar a sus hijos, vender sus cuerpos ¿Qué le está pasando a la humanidad? Si eso es ser humano, pues joder mejor que se acabe el mundo de una puta vez.

¿Es posible que un hombre ajeno a su familia como lo soy yo la ame más que su propio padre? Al parecer, sí. Porque mientras yo arriesgo mi vida para salvarla, el monstruo que la engendró planea acabar con ella de la forma más macabra que he podido ver.

Dasha abraza mi cintura y estampa su cabeza en mi costado, siento sus dientes morderme y doy un respingo, no me acostumbro a su forma de mostrar cariño.

—¿Crees que mamá está bien? Imagino que si, digo...

Sonrío apenas cuando Ikaika se coloca a mi otro lado, con su burlona seriedad adornando su rostro y sus uñas no tan cortas hacen ruido con el choque repetitivo de sus dedos en el metal. El Sol que resplandece y pareciera bañarse en el mar hace de su piel morena algo maravilloso, siempre he creído que brilla pero solo son sus vellos dorados darle ese efecto. Voltea hacia nosotros y luego asiente.

—Es Kim Dokhye —dice ella—, estará más que bien esté en dónde esté.

—Pero nosotros no, así que quizás no la veas durante unos días.

Dejo salir aire apretando su hombro con mi mano, mirando al cielo y pidiéndole a quien sea que nos observe que no me quite a la única familia que me queda.

Pidiéndole a algún ser celestial que cuide a Boram en mi ausencia.


—Atención a todas las unidades de protección marítimas, aquí agentes de Moonchild categoría A. Tenemos una emergencia de código amarillo, repito; emergencia de código amarillo ¿Me escuchan?

—Aquí base principal de orden marítimo, Coronel B103 Song Dongin al aire. Hemos escuchado su solicitud.

—Mayor A917 Goh Nana, estamos a siete minutos de tierra firme, solicito permiso para aterrizar.

—Permiso concedido.

Lo que sucede después es bastante rápido, la razón a esto es porque sabemos perfectamente lo que tenemos que hacer. Durante esos siete minutos exactos Jimin como piloto y Nana como su copiloto se encargaron de realizar un perfecto aterrizaje mientras Grecia y Suni terminaban de prepararse para atacar las aguas saladas junto a ellos, y yo intentaba entrar al sistema eléctrico del barco en el que iban los príncipes, cosa que no fue muy fácil pero tampoco tan difícil para estas maravillosas manos y mente brillante. Logré detenerlo todo, apagando el motor por medio de su equipo tecnológico. Pero no teníamos mucho tiempo, en cualquier momento intentarían con el plan B para seguir con su viaje o quizás, realizar un trasbordo de pasajeros a otra nave. Apenas logramos aterrizar causando un revuelo de arena mojada y olas pues nuestro lugar oculto era entre unas rocas muy cerca del agua, en dónde nos esperaba el coronel Song junto a sus marines bimbaio para recibirnos y obviamente pedir un informe detallado sobre la situación, el cual ya me encargué de redactar.

Después de saludos, me coloco mi audífono ignorando las reprimendas de Park por ponerlo encima del vendaje de protección que preparó para mí, por lo que tuve que asegurarle que estaría bien porque podía regular el volumen.

Camphell, Chou y Park suben a las motos acuáticas mientras instalo mi equipo portátil formado por dos ordenadores pequeños; en uno se encuentra la imagen de la bodycam en el chaleco de Grecia puesto que tiene el trabajo más difícil y debo indicarle qué hacer, en la otra pantalla están las veinte cámaras de seguridad del barco compartidas en pequeños cuadros. Nana supervisa lo que hago mientras habla con el coronel y le explica la situación que se ha estado presentando con los príncipes. Escucho como ofrece su ayuda y reza porque todo salga bien para ellos.

Mientras tanto, un ligero dolor de cabeza me invade pero es soportable. Supongo que debí seguir las órdenes de Park y la jefa para descansar adecuadamente. Pero cuando eres una agente y guardiana perteneciente a una raza oculta, la palabra "descanso" pasa a infravalorarse.

Me concentro vigilando todo, observando el agua salpicar en la cámara de Grecia debido a la rapidez con la que va. Después de al menos unos treinta minutos así no tardo en visualizar la nave blanca detenida en el mar, y minutos después el movimiento de las olas contra el dispositivo se detiene. Escucho y veo movimiento, y cuando se enfoca el interior del barco y varios pasillos, le hago una señal a Goh para que preste atención. Grecia corre por ellos siguiendo mis indicaciones cuando visualizo por las cámaras en dónde se encuentran nuestros objetivos, ignorando a las personas que los ven a los tres como si fueran terroristas secuestrando el barco. Las personas se paralizan, se asustan y es lógico. Están vestidos con el uniforme de mar de la agencia y portan armas pequeñas en sus cinturones además de chalecos salvavidas que también sirven para suavizar el impacto de balas.

—Ahí están, son ellos.

Y es increíble ver que se preparaban para escapar de nuevo.

—Seguramente se dieron cuenta de la falla extraña y creyeron que se trataba del rey. —deduzco mientras sigo viendo todo.

—Ok, estamos dentro. —avisa la voz de Park por el comunicador.

—Puedo verlos. —informo para que sepan que todo va bien.

Jungkook sostiene la muñeca de Dasha, poniéndola detrás de sí para protegerla mientras admira con el ceño fruncido a quienes días atrás sólo eran sirvientes reales. Lo veo empuñar su arma cuando los chicos se acercan a ellos. Los hermanos Kim llevan puestos sus salvavidas, así como sus escoltas los defienden como pueden con armas en sus manos y una mirada llena de decisión.

Admito que los admiro mucho, son humanos leales y de esos prácticamente ya no hay.

También admito que estoy celosa de ver cómo Dasha se escuda con el cuerpo de su escolta, ocultando la mitad de su rostro tras su espalda y aprieta entre sus puños delicados la chaqueta de cuero del atractivo hombre.

Afortunada.

—No pierdan tiempo, no van a escuchar —es lo que dice Nana y asiento de acuerdo—. Procedan rápido y eviten un enfrentamiento, hay niños a bordo.

—Sí, mayor. —contestan a la vez.

—¿Jimin? —la voz de Dasha se hace oír y percibo la decepción en su tono. No puedo ver la expresión del mencionado.

—Genial, la rubia bonita está del lado del rey. —dice Namjoon.

—Son plebeyos, Nam ¿Qué esperabas?

—¿Qué quieren? —es lo que pregunta Ikaika. Seokjin tiembla notablemente detrás de su esbelto cuerpo, y aunque es un poco gracioso de ver, pues él es mucho más grande que ella, todos sabemos que el más fuerte de los dos es la mujer morena de cabellos color avellana.

No me extraña que Namjoon esté tan tranquilo como si se tratara de cualquier cosa mientras Taehyung ya debe de estar haciendo un plan C en su mente. No puedo evitar pensar en las hermosas que son todas esas personas físicamente. Enfrentamiento de guapos lo llamo.

—No venimos de parte del rey —se apresura a aclarar Jimin con su suave voz, y aunque no puedo ver nada más que el rostro de Taehyung e Ikaika y parte del cuerpo de Jungkook que sostiene a la princesa, sabemos muy bien lo que ocurre—. Tampoco de Sinya Kûv.

—Sino de un ente mayor —contesta Suni, ambos bandos se apuntan con las armas, pero ninguno ha liberado los seguros—, los hermanos corren peligro y tenemos que llevarlos con nosotros.

—Grecia, la cabina de control. —ordeno.

Se mueve rápidamente dejando la escena en manos de esos dos y nos conduce virtualmente dentro del barco, entre jadeos de sorpresa y miedo por parte de los pasajeros, logra llegar ignorando a la tripulación que maneja el lugar para llegar a la cabina de control, en dónde se encuentra el capitán del barco. No dicen nada, nadie dice nada. No sé si es porque ella los ha hecho callar o el miedo de no saber qué pasa les impide hacer algo.

—¿Qué tengo que hacer?

—No mucho, en realidad, pero escúchame con atención porque tendrás que usar tu habilidad y un poco de tecnología para mover este barco de vuelta a tierra firme.

—A mover el culo.


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