18. Ronroneo omega

Temática:  Chef/influencer
Relación: Alfa x Omega



—Eso es todo por hoy. Nos vemos en una siguiente temporada de Do Re Mi Cocina —KyungSoo agrandó su sonrisa mirando hacia la cámara para la última toma, culminando así, con la primera temporada de su programa culinario.

—Y corte —señaló el director—. Eso estuvo muy bien, chef Do —agregó tras acercársele.

KyungSoo asintió alegremente y le dedicó un par de palabras al director por haber confiado en él para liderar el programa.

Mientras ayudaba al staff de su programa a recoger el set de filmación, el director, un beta, lo llamó nuevamente.

—Los directivos del canal quieren hacerte una propuesta para la siguiente temporada —informó.

—Oh, está bien. —Solo esperaba que no fuera algo grave.

Era un joven chef, que estaba ganando popularidad en su país, tras haber regresado de Francia donde terminó con honores sus estudios en culinaria. A su regreso, había sido seleccionado para un nuevo programa debido a su carisma ante las cámaras y su voz armoniosa.


KyungSoo intentaba no demostrar lo nervioso que se encontraba en la junta directiva. Había tomado un bloqueador de aromas, era un omega, por lo que era mejor evitar que sus feromonas demostraran lo ansioso que se encontraba.

Pese a sus preocupaciones iniciales, todo estaba marchando bastante bien, el rating había superado las expectativas y los comentarios en línea, en general, eran bastantes positivos. Se reprendió mentalmente por haberse llenado de pensamientos negativos.

—Así que habíamos pensando para la siguiente temporada incorporar a alguien más... —propuso Sandara Park, la CEO del canal, manteniendo un semblante serio.

KyungSoo abrió grande los ojos, totalmente sorprendido.

—Se refiere a compartir la cocina con alguien más, ¿trabajar en conjunto? —preguntó sin salir de su asombro.

—Así es —afirmó la CEO sonriéndole—. Pero antes de hacerlo, haremos un capítulo piloto, si vemos que tienen química y si están de acuerdo trabajarán juntos, de lo contrario, tú seguirás como en esta primera temporada —explicó—. ¿Qué te parece, chef Do?

No sabía qué pensar, no era que le molestara trabajar con alguien más en la cocina. A veces le resultaba abrumador tener todo el spotlight para él en el programa; solo que no sabía si podía congeniar con alguien más, especialmente si no era de su casta.

—Creo que está bien —dijo sin sonar aún convencido.

—Una cosa más —añadió la CEO—, ya hemos seleccionado a tu posible compañero, se trata de un alfa, entendemos que puede resultar incómodo para ti, pero él ha insistido que en la cocina tú eres el líder. No tienes nada que preocuparte. —Sandara le sonrió intentando tranquilizarlo.

KyungSoo asintió levemente, renuente con la idea de trabajar con un alfa. Sabía que podría resultar intimidante trabajar con un alfa, pero nada que no pudiera superar, pensó intentado no agobiarse demasiado.

—¿Y quién es? —preguntó, no teniendo otra opción.

—Se trata de un youtuber bastante popular, su canal se llama Master Kaitchen.

—¿Master Kai- —Su pregunta nunca terminó de formularse luego de ser interrumpido.

—Oh, aquí está —dijo uno de los directivos, quien estaba más cerca de la puerta—. Kim JongIn, pase por favor.

KyungSoo sintió ganas de vomitar cuando a la sala entró Kim Jodido In. Su estómago se revolvió y sus uñas afiladas se alargaron dispuesto a arañar la cara del alfa felino.

"¡No podía ser él con quien debería trabajar!"

—Chef Do, es un placer finalmente conocerlo. No me he perdido su programa. —Lo saludó JongIn  con una sonrisa galante.

—Un placer conocerlo, señor Kim. —Devolvió el saludo con una expresión cordial, por supuesto falsa.

—Solo llámame JongIn.

Era un fanfarrón, ahora fingía que nunca se habían visto, pensaba KyungSoo. Prácticamente se conocían desde que estaban en los vientres de sus madres; las grandes amigas que quedaron embarazadas al mismo tiempo y tuvieron a sus hijos solo con dos días de diferencia. Y allí estaba el maldito de Kim con su reluciente cabellera rubia platinado peinada hacia atrás.

"¡Lo odio!".

Habían pasado 2 años y 7 meses desde la última vez que lo vio, y el alfa seguía siendo tan despampanante con su fuerte presencia y tan apuesto; parecía que había ganado masa muscular, se veía bastante grande y atractivo y su aroma fresco y varonil le hacía cosquillas en su nariz. KyungSoo negó en su mente, evitando pensar en Kim, quien no dejaba de mirarlo mientras los directivos entusiastas le indicaban sobre los futuros planes, pero KyungSoo apenas y los escuchaba.

¿Master Kaitchen, qué nombre era ese? y el bastardo era popular en las redes sociales... Claramente tenía carisma y un aura que atraía a betas y omegas, especialmente estos últimos.

—¿Les parece si acordamos un día para hacer el capítulo piloto?

—¡Por supuesto! —contestó JongIn alegremente—. Desde la próxima semana tengo todo el tiempo disponible para el chef Do.

Agregó con una sonrisita ladeada, de la que 2 años atrás le hubiese hecho ronronear. ¡Pero ahora no!

—Estaría bien el próximo sábado—indicó KyungSoo mirando a la CEO, no se atrevería mirar a JongIn y que su cuerpo le traicionara.

—¡Perfecto! Los esperamos en el estudio 8 ese día. Ah, antes nos envían los ingredientes que van a necesitar.

—Claro, lo decidiremos con el Chef Do.

El omega forzó una sonrisa tras finalizar la reunión y salió de la sala de juntas.

—Hey, KyungSoo.

Escuchó que Jodido In lo llamaba pero ignoró complemente y siguió su camino rápidamente hacia la salida del edificio, tal vez si empezaba a correr podría-.

—Sé que no estás sordo, Do KyungSoo —JongIn lo tomó de su brazo y le hizo dar media vuelta.

—¿Qué quieres? —preguntó y tuvo suerte que su voz no temblara al enfrentarse al alfa.

—¿Cómo estás?

Preguntó con una expresión bastante suave que desconcertó a KyungSoo.

—No tan bien como quisiera —respondió mirando hacia los lados.

—¿Qué tal Francia? ¿Te divertiste? —Siguió preguntando como si le interesara.

—¡Genial! —exclamó con una expresión animosa aunque  exagerada—. Me divertí mucho —mintió. El alfa no tenía por qué saber que su cuerpo y alma lo habían extrañado.

—Me alegra escucharlo. —JongIn parecía sincero—. Tenemos que organizar una reunión y ver qué prepararemos.

—¿En verdad tenemos que reunirnos? ¡Preferiría no tener que ver tu cara!

La expresión del alfa pareció oscurecerse, sus ojos color miel tenían una vibra felina que hizo temblar a KyungSoo.

—Dijiste que estabas de acuerdo en trabajar conmigo —dijo entre dientes—, así que no te pongas con esta actitud, KyungSoo. Pudiste haberte negado y no lo hiciste.

No era como si pudiera negarse tan fácilmente. Debía resignarse, solo era una temporada más, 12 capítulos y con eso ya podría abrir su restaurante.

—Está bien —dijo bajito evitando mirarlo.

Su celular empezó a sonar y observó la pantalla.

—¿Kim Jodido In? ¿No es un poco infantil, KyungSoo?—Se burló al ver su celular y comprobar el nombre con el que estaba agendado.

—Te pude haber bloqueado.

—Y no lo hiciste. Te llamaré en estos días —dijo guiñándole un ojo—. Ah y por cierto —agregó acercándose su nariz a su cuello—, detesto que uses bloqueadores —susurró—, aun así puedo sentir tu fragancia a jazmín. Sabes que me siempre me pone...

—Si no quedó claro hace 2 años, te odio JongIn y eso no ha cambiado. —exclamó sintiendo las lágrimas picar detrás de sus ojos al recordar su traición. Por supuesto que no lo odiaba, nunca pudo hacerlo.

—Lo sé —murmuró  el alfa cabizbajo— y yo no.


Los siguientes días, KyungSoo no tenía uñas qué morder, sí, había estado esperando su llamada durante todo el fin de semana y sí, también había chequeado su canal de YouTube, Master Kaitchen, no solo se dedicaba a cocinar, también hacia vlogs sobre nada en general, solo era JongIn sonriendo constantemente ante la cámara.

Suspiró cansinamente, recostándose en el sofá hasta quedar dormido con una manta sobre él.

—¿KyungSoo? Hola. Estoy pensando en que podemos preparar carne de ternera con.

—¿Quién habla? —KyungSoo, aún somnoliento, había contestado la llamada sin verificar de quién se trataba.

—¿Te desperté de tu siesta, bebé?

Sus ojos se abrieron ampliamente al reconocer aquella voz.

—¿Qué quieres? —preguntó con evidente fastidio al darse cuenta que JongIn lo estaba llamando.

—Quiero hablar contigo. ¿Estás en tu apartamento, cariño?

—Sí y no me llames cariño, no soy tu cariño.

—Estoy llegando. Increíble que el portero aún me reconozca.

—Vivías aquí, eras como un parásito —contestó poniéndose de pie.

—Y tú el huésped adentrándome en ti, cada noche. Te hacía ronronear.

—¡Cállate!

—Abre la puerta, mi amor.

KyungSoo lo hizo, obedeciéndole al alfa y encontró a JongIn frente a él, aún con el celular sobre su oreja.

—Traje rosas.

El omega rodó los ojos y tomó la rosas de sus manos evitando el contacto con el alfa.

Mientras KyungSoo acomodaba las rosas rojas en un florero,  JongIn se encontraba sentado cómodamente sobre el sofá, donde minutos antes había estado tomando una siesta. Podía sentir su aroma oscuro y fresco emanar del alfa, su lado felino felizmente lo reconoció y empezó a rodar de un lado a otro al interior de su mente. Se sentía absolutamente atraído por el alfa y era consciente de la temperatura de su cuerpo que iba aumentando así como el deseo de acurrucarse sobre el pecho del alfa... idea que al final desechó.

El chef omega no pensaba que debía unirse a JongIn solo porque había algo más grande que así lo dictara aunque siempre sintió una extraña conexión con el alfa. Por lo que cuando tuvo la oportunidad de demostrarse que tal cosa como destinados no existía, él hizo lo que le correspondía para mantenerse alejado del alfa y probarse a sí mismo que podía vivir y ser feliz sin la presencia constante de JongIn en su vida.

Pero ahora, teniéndolo en su hogar como en los viejos tiempos, estando tan cerca de él, hacía que todos esos años que pasaron juntos se sintieran tan correctos, que le hizo cuestionar, si tal vez cometió un grave error al marcharse precipitadamente sin haberlo escuchado. Su felino testarudo era lo que lo que en el día lo había mantenido con su orgullo intacto sin un alfa a su lado, sin JongIn todo este tiempo. Sin embargo, en las noches, cuando estaba completamente solo en su habitación en Paris,  dolía su corazón, lloraba en silencio al recordar que no estaban allí con él.

Más de dos años atrás, KyungSoo lo había apartado y el alfa no dudó en soltarlo y tal vez eso era lo ahora le molestaba... que no lo haya amado lo suficiente para retenerlo ¿Qué no era eso lo que hacían los alfas? Eran posesivos a morir, ¿por qué JongIn no impidió que se marchara? ¿Por qué JongIn lo engañó en primer lugar?

—¿En qué piensas, Soo?

KyungSoo se estremeció al escuchar al alfa. No estaba preparado para mirarlo, así que sus ojos se mantuvieron sobre las flores.

—Llevas un buen rato aquí y no me has dicho cuál es tu perfecta comida para el capítulo piloto. Dilo y luego márchate.

Hubo un silencio espeso después de eso, podía sentir la fragancia del alfa intensificándose.

—Sigues apretando los tallos de las rosas, KyungSoo, ven, hablemos... por favor.

Fue persuadido bajo la voz tranquila de JongIn y sus ojos que reflejaban preocupación cuando miró en su dirección. En silencio se sentó al lado del alfa quien delicadamente tomó sus pálidas manos sobre las suyas, examinándolas. El omega no lo había notado hasta ahora, los diminutos cortes en sus palmas debido a las espinas que se enterraron en su piel.

JongIn las acarició delicadamente con sus pulgares antes de acercarlas a sus labios. La mirada del alfa levemente subió encontrándose con sus ojos cuando su lengua hizo contacto sobre sus palmas; de inmediato sintió la textura áspera de esta mientras se movía alrededor, dando lametazos y enrollándola alrededor de sus dedos. KyungSoo fue preso del estímulo que generaba, provocando que sintiera demasiado calor y que desde su pecho una vibración empezara a resonar, haciéndolo ronronear a gusto ante los provocativos cuidados del alfa mientras su lengua seguía jugueteando entre sus manos.

—Me encanta cuando ronroneas para mí, bebé —habló con una voz ronca.

Era totalmente involuntario que ronroneara, una pequeña parte de él, se resentía al dejarse provocar por el mismo alfa que una vez le traicionó... aunque eso parecía tan lejano y estúpido, que no importaba ya.

Antes de cerrar los ojos, apreció el aro dorado formándose en los ojos de JongIn, dándole un aspecto salvaje.

Poco a poco, KyungSoo fue acercándose hasta que en el algún punto terminó acurrucado en el pecho de JongIn y su rostro oculto en su cuello, donde aspiraba lentamente y dejaba que sus fosas nasales se inundaran del aroma a cedro mezclado con la menta que tanto había anhelado. Las manos del alfa se habían trasladado hacia su cabello azabache, acariciándolo suavemente, al tiempo que era mimado con suaves besos en su nuca y espalda. KyungSoo seguía emitiendo un bajo ronroneo... completamente complacido ante los cuidados.

A pesar que JongIn le había dicho que hablaran, no lo estaban haciendo, puesto que solo necesitaban un primer momento para que sus lados más felinos se encontraran.

—Te extrañé, Soo. Cada día era un infierno sin poder verte, olerte u oírte. No sabes lo difícil que fue...—murmuró JongIn sobre su cabello.

En seguida sintió un pinchazo de culpa. Ni siquiera cuando retornó a Corea decidió buscarlo. Sí, mantenía la falsa esperanza que JongIn lo vería en televisión y se acercaría a él, pero no de la forma como estaba pasando.

KyungSoo aguardó en silencio, y espero a que el alfa siguiera hablando.

—Quise ser ese alfa que necesitabas, querías estudiar en Francia desde que éramos niños, ese fue tu sueño y no podría habértelo impedido. Por mucho que me doliera y que me cuestionara cada día si fue la mejor decisión. ¿Lo fue? —le cuestionó esperanzador con un hilo de voz.

¿Lo fue? Se preguntaba en su cabeza. Él ya tenía la respuesta.

—Estaba herido, cómo querías que- —KyungSoo se detuvo. Permaneciera a tu lado, pensó—. ¡¿Por qué me mentiste?! —reclamó— La preferiste a ella, JongIn —KyungSoo se alejó del regazo de JongIn y se puso de pie, siendo bañado por las primeras lagrimas que rodaron por sus mejillas—. ¿Cómo crees que me sentí al darme cuenta que le compartiste a ella las recetas de ¡mi familia! Sabias lo importante que era. Y ver cómo ella la presumía en la clase final —Sonó más derrotado que nunca.

—Yo no podría haber hecho algo como eso.

KyungSoo bufó en respuesta, incrédulo.

—Yo los vi a los dos juntos la tarde anterior. ¡Fui tan ciego! Ni siquiera en ese momento pensé que me habías traicionado, pensando que tal vez fue una coincidencia. Pero luego ella me lo restregó en la cara ¡Tenia en su celular las fotos del recetario, JongIn! El recetario que yo te había compartido. —Finalmente era liberado todo lo que había reprimido, podía decírselo en su cara, aunque le doliera.

El alfa seguía mirándolo en silencio, con un gesto pensativo y ojos brillantes que denotaban derrota. KyungSoo negó con la cabeza.

—Vete, JongIn. Voy a renunciar al programa. Quédate con él, no me importa ya. —dijo con voz trémula, quería huir de allí, incluso cuando era su apartamento en el que estaba.

—No. —Velozmente el alfa se había parado y lo retenía ahora de su muñeca—. Nunca haría nada para lastimarte, ni para que dejaras de confiar en mí. Mírame KyungSoo, te he amado toda mi vida y lo seguiré haciendo hasta el final de mis días. Te puedo jurar que yo nunca le compartí algo tan valioso como el recetario de tu familia, no sé cómo lo consiguió ella. Debí ser más cuidadoso, lo lamento tanto.

KyungSoo sollozaba sobre el pecho del alfa, quien lo abrazaba con fuerza.

—Yo lo siento por no haberte escuchado —murmuró sobre su piel.

En respuesta, el omega sintió un beso depositado sobre la coronilla.

KyungSoo sabía que no había nadie en el mundo que lo hiciera sentir tan amado y feliz como lo hacía cuando el alfa lo rodeaba entre sus brazos. Fue un testarudo, un idiota y JongIn un distraído con una pésima elección de amigos.

—Solo ronronea para mí, bebé.

No podía creer lo sencillo que fue conectar con JongIn, se reprendía mentalmente por no haberlo escuchado en su momento. Debió saber mejor que JongIn no lo hubiese traicionado, pero no le dio la oportunidad de defenderse; le había creído a la omega sin pestañear.  Era un imbécil que debido a su testarudez les había hecho daño a los dos.

—Hey, no te eches la culpa completamente —dijo JongIn de repente, como si le hubiese escuchado en su mente—. Yo debí insistir, ir  a Francia ¡No lo sé! Fui un cobarde por  no acercarme a ti...  bueno hasta ahora.

—¿No fue coincidencia? —KyungSoo miró al alfa.

—Pueda que haya ayudado un poco en mi situación, y alguien, tal vez yo, le haya enviando a la CEO Park una de los videos que hicimos juntos —explicó apresuradamente.

El omega solo había captado una parte de lo que mencionó.

—¿Qué videos? —El rostro de KyungSoo palideció, pestañeando repetidamente.

—Los de cocina, cariño. Cuando ensayábamos las recetas de tu familia.

El omega respiró aliviado, se refería a esos videos. JongIn acarició su mejilla sonriéndole traviesamente.

—Nuestros videos más íntimos fueron mi compañía en los días solitarios, bebé.  Supongo que ya no los necesitaré.

En seguida lo empezó a besar con fuerza haciendo que cayera en el sofá. JongIn se ubicó rápidamente entre sus piernas, repartiendo besos sobre su cuello.

—Tenemos que definir lo que haremos en el capítulo piloto —indicó KyungSoo. 

—Ahora no, bebé.

El omega sonrió complacido, era la respuesta que estaba esperando.



—Muchas gracias por acompañarnos en esta temporada de Do Re Kim Cocina —JongIn y KyungSoo dijeron al unísono mirando con sonrisas cálidas hacia la cámara.

—Y corte —anunció el director.

KyungSoo y JongIn se miraron emocionados, el alfa dio un pequeño beso en sus dedos entrelazados, en donde se encontraban sus alianzas.

—Lo hicimos —susurró en extrema felicidad.

El omega asintió encantado sin borrar la sonrisa de sus labios.

KyungSoo tenía un restaurante con el que siempre soñó,  su esposo hacía vlogs en su canal de Youtube, y juntos tenían un programa de cocina  en el que la química parecía traspasar las pantallas cuando preparaban  diferentes recetas. No quedaba dudas para quienes los veían que eran una pareja que se amaban. 




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