Moon

Cada planeta estaba gobernado por un Dios. En la Tierra reinaba el linaje de los dioses Kim, quienes habían conquistado la Luna, convirtiéndola así en su satélite. El príncipe y futuro heredero de la Tierra, Kim Seokjin, era conocido por su sublime belleza. No existía ser que no se maravillara por la espléndida aura que el joven desprendía; mas no era su físico lo único atrayente, sino también su gran carisma, amabilidad y sentido del humor. Por tales características el príncipe fue apodado como Worldwide Handsome.

Kim Seokjin pronto sería coronado; pero, antes de que esto sucediera, decidió viajar por distintos lugares de su planeta para aprender de las diferentes culturas, tradiciones y pensamientos de su pueblo.

En primer lugar, visitó las tierras llamadas Shadow, gobernadas por Min Yoongi. Al principio, Kim temía que el comportamiento asocial del rey Min pudiera ser un impedimento para establecer una buena relación; pero, al final, Yoongi resultó ser una persona muy sentimental y amable que, aunque no lo aparentara, se preocupaba mucho por su gente.

Seguidamente, llegó a las tierras Singularity de Kim Taehyung. Este rey se caracterizaba por ser alegre, divertido y espontáneo, pero esto solo era una observación superficial, pues, Kim Taehyung era en realidad mucho más que eso, siendo capaz de cambiar de manera inmediata una ancha sonrisa a un rostro completamente serio. Por suerte el futuro rey logró establecer buenos lazos de amistad con Taehyung, puesto que ambos coincidían en algunos de sus ideales.

El tercer destino del príncipe era el hermoso y risueño reino Hope World, la cual era administrada por Jung Hoseok. Para no quedar en ridículo, Kim decidió investigar un poco antes de conocer a este rey. Todos los informes que leyó sobre Jung decían lo mismo: “un chico que siempre sonríe”. Esto a Jin le parecía vacío, así que decidió conocerlo a profundidad por sus propios medios.

El príncipe descubrió que, en efecto, el rey Jung Hoseok no sonreía por que realmente anduviera siempre feliz, sino porque cargaba con una desmesurada presión. Kim Seokjin nunca había conocido a alguien que se entregara con tanto vigor a su pueblo como lo hacía Hoseok. Entre su gente el rey Jung era conocido como la esperanza, puesto que este hizo las tierras fértiles, construyó una gran cantidad de pozos para aliviar la falta de agua, además de otras hazañas muy apreciadas por los habitantes de la ciudad.

Como resultado de tantos logros las espectativas de las personas iban en aumento, por consiguiente, el miedo de decepcionar a su pueblo afloró en el rey. Esto llevó a Jung a esforzarse el doble y, aunque estuviera agotado, no decía nada y seguía adelante. Jin admiró a Jung Hoseok como nunca y prometió convertirlo en su ejemplo a seguir. También exhortó al rey Hoseok que no se sobrecargara tanto, pues llegaría el día en que su cuerpo no daría para más, y no podría sonreír para su pueblo.

La cuarta parada de Kim fue en los monumentales reinos Euphoria y Serendipity, gobernadas por Jeon Jungkook y Park Jimin. Estas tierras a pesar de estar divididas, parecían estar prácticamente unidas; esto se debía a la relación amorosa de años que compartían sus dos reyes.

Jin adoró cada lugar que visitó de aquellos reinos, pues en ninguna parte encontró descontento en los habitantes. El futuro rey adoró a la pareja como mismo amó cada cosa que hacían por su población.

Kim se llevó del rey Park Jimin la impresión de un chico divertido y extrovertido, educado y respetuoso; al contrario del rey Jeon, quien al principio se mostró tímido, pero que luego de unos días conviviendo con el príncipe cambió en gran medida, convirtiéndose en alguien que no temía bromear con el que sería pronto su Dios y líder.

Lejos de molestarse, Jin estaba feliz del cambio de actitud de Jungkook, puesto que no se sentía cómodo cuando le trataban con extremo respeto. Jeon fue diferente, y saber que este había tomado el cargo de gobernador a una edad temprana le conmovió. No pudo evitar tomarle gran cariño al rey Jeon Jungkook, al tratarlo incluso como a un hijo.

Seokjin estaba feliz de poder confiar en personas tan maravillosas como lo eran Park Jimin y Jeon Jungkook.

El príncipe Kim Seokjin se dirigía a su quinto y último destino, la Luna. Se preguntaba cómo sería vivir ahí, lejos de los demás, separado de la Tierra. Sintió tristeza por lo solitario que debía ser. La luna era hermosa. En esta reinaba la tranquilidad, mas esto era por las pocas personas que allí habitaban. Kim Namjoon era su rey. El chico parecía ser frío, alguien calculador.

La relación de ambos Kim fue netamente profesional. Sonreían para aparentar comodidad, sin embargo, era todo lo contrario. Se podía ver con claridad que ninguno se sentía cómodo con la presencia del otro; mas Jin no se rendiría, su deber era construir buenos lazos con todos. Seokjin tomó la decisión de permanecer más tiempo ahí del que estuvo en los demás reinos. Él resolvería los enigmas que Namjoon llevaba consigo.

El futuro rey jamás pensó ser tan bien recibido por los habitantes de la Luna. Estaba sorprendido de que las personas fueran sumamente amables, educadas, honradas, y un sinfín de hermosas cualidades. Por supuesto que Jin tampoco perdía la oportunidad de preguntar si estos poseían alguna queja o mala opinión de su rey Kim Namjoon; pero nada, todos adulaban en demasía a su líder; no tenían preocupaciones ni quejas.

Algo que sorprendía mucho a Jin fue que cada persona que vivía en la Luna parecía estar dispuesta a dar su vida por la de su rey. Al parecer el chico lo daba todo por su pueblo. El príncipe sintió envidia, él también quería ser amado por cada persona del planeta. Ansiaba el respeto, admiración y devoción de todos; ser recordado como uno de los dioses más queridos por sus seguidores; pero aún tenía mucho que aprender.

Seokjin decidió un día seguir a escondidas a Namjoon, pues había notado que este todos los días a la misma hora se dirigía a cierto lugar del castillo que aún no le mostraba.

Namjoon crusó por varios pasillos y puertas, cada una más grande que la anterior. Seokjin no había sentido el castillo tan inmenso como en ese momento. Sin bajar la guardia continuó persiguiendo a quien le servía de guía.

Finalmente Namjoon se detuvo en un lugar tan hermoso que dejó a Jin sin palabras. Nunca pensó llegar a contemplar algo tan mágico en su vida. Era un jardín, pero no uno cualquiera, este captaba tu mirada con facilidad. Habían diferentes especies de plantas, en su mayoría verde, las cuales colgaban de los pilares a los que se aferraban. Se hallaba un sistema de regadío que mantenía a las plantas en óptimas condiciones.

—Bienvenido a mi lugar favorito —expresó el rey Namjoon detrás del príncipe Seokjin.

—Este lugar es hermoso. Es la cosa más bella que mis ojos han visto. —Fue lo primero que su boca articuló sin importarle que Namjoon lo hubiera descubierto.

—También creí que era la cosa más bella que mis ojos han podido ver.

—¿Y no lo es ahora? —preguntó confundio. Podría jurar que algo más bello que ese paisaje era imposible.

—No. En estos momentos hay algo que capta más mi atención —dijo Namjoon posando sus ojos en el príncipe Kim.

—¿Puedo saber qué es?

—Es usted.

Seokjin no sabía cómo tomar eso, después de todo que admiraran su físico era normal, por lo que no era la primera vez que le decían tan directamente cuán hermoso era; pero esta vez sentía que era diferente, por lo que se encontraba sonriendo inconscientemente.

»Antes de que me malinterprete déjeme aclararle. —Raspó su garganta dejando ver lo nervioso que se encontraba—. Usted no solo me parece hermoso físicamente, lo es, y mucho —hizo énfasis en la última palabra—, pero ese es solamente su encanto mayor. Usted me parece la persona más hermosa de este planeta, pues es amable, educado, agradable y... —Se podía ver a la distancia lo nervioso que estaba— una infinidad más de hermosas cualidades que no podría enumerar.

«¿Cómo debería reaccionar a esas palabras?» se preguntaba Seokjin una y otra vez en su mente.

—Agradezco mucho lo que me ha dicho, no obstante, creo que mi belleza se queda corta con respecto a este lugar —habló finalmente Jin.

—Permítame no concordar con sus palabras, pues usted sin duda es lo más hermoso que este mundo tiene; perdón, me corrijo, usted es lo más bello que ha existido y existirá.

El príncipe Seokjin se encontraba completamente sonrojado, tímido y avergonzado, pero sonriendo todo el tiempo. Su hermosa sonrisa parecía contagiársela al rey Kim Namjoon.

—Si le parezco alguien así como dice, ¿por qué durante nuestro primer encuentro su rostro decía lo contrario? —inquirió Seokjin.

—Me disculpo si fue eso lo que mis acciones dieron a entender. En realidad soy un gran admirador suyo. Me parece muy bien que se dedique a viajar por todo el mundo antes de ser coronado. Un rey que conoce los pensamientos y cultura de su pueblo sabrá actuar en defensa de este; evitará, incluso, que se desate una catástrofe, por lo que reitero mi admiración hacia usted. Los dioses Kim son muy honorables, pero nunca mostraron tal interés por su pueblo, así que gracias por estar aquí.

—No agradezca. Solo hago lo que considero mejor para mi pueblo, y en usted veo un hombre ejemplar que se preocupa por su gente. Necesito a mi lado a personas así. Deseo saber cómo logró la lealtad que los habitantes de la Luna le tienen, pues solamente soy un mero aprendiz que ansía saber más acerca del mundo.

—Si es conocimiento lo que busca yo le diré todo lo que sé.

—¿Y si le digo que también pretendo su compañía? —expresó Seokjin atento a la respuesta de Namjoon.

—Entonces me mantendré a su lado.

—Gracias. —Fue lo único que pudo decir.

Aunque la conversación hubiera cambiado su rumbo inicial, Seokjin recordaba claramente el momento en que el rey Kim Namjoon se refirió a su belleza, y el como se encontró sonriendo sin motivo. ¿Quién era exactamente Kim Namjoon? ¿Por qué desde aquella ocasión no podía sacárselo de la cabeza?

Finalmente el viaje del príncipe Jin terminó. En el transcurso de este conoció a personas realmente maravillosas, quienes se merecen el mundo entero. También pudo adquirir nuevos conocimientos; pero sobre todo se quedó con el preciado recuerdo que significaba ver a las personas sonreír. Esperaba que después de su coronación estas sonrisas siguieran creciendo.

Con la llegada del tan esperado día, todos los gobernadores se reunieron para felicitar a su nuevo Dios. Jin sonrió de felicidad al encontrarse una vez más con el rey Min Yoongi, Kim Taehyung, Jung Hoseok, Park Jimin, Jeon Jungkook, y quien todo el tiempo permanecía a su lado, Kim Namjoon.

Se dice que unos días después de la coronación, el nuevo Dios supremo de la Tierra se trasladó a la Luna, pues decía haberse enamorado de aquel lugar; que no podía vivir lejos de allí, puesto que en aquel sitio fue donde nació su persona favorita.

La relación entre el Dios Kim Seokjin y el rey Kim Namjoon no podía ser interpretada como una simple lealtad o amistad, pues dentro de ellos evolucionó un sentimiento que no merecía ser comparado, por lo que nadie se sorprendió cuando se confirmó un romance entre ambos.

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Gracias por leer. Espero que les haya gustado. Muchas gracias también a Fuyuyuki-hime por siempre editar mis historias. Hasta la próxima. Bye.

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