¿Prometes que no te vas a enojar? (MARC)

Prólogo: Marc llega con una sorpresa a casa.

Afuera estaba lloviendo bastante fuerte con mucho viento, y aún no habían señales de que Marc fuera a llegar a casa pronto.

Marc había salido como una hora y media atrás a comprar algunas cosas que necesitaban, sin embargo mientras él estaba fuera empezó a llover muchísimo, y cuando le llamaste te había dicho que venía en camino. Lo cual fue hace media hora atrás.

–Mierda Marc, más encima te quedaste sin batería.–Murmuraste tirando tu teléfono al sillón y sentándote, pasando ambas manos por tu rostro.

En ese momento escuchaste la puerta la cual se abrió, e inmediatamente te acercaste a él donde dejó las bolsas a un lado y venía totalmente empapado.

–¡¿Marc donde estabas?! ¡me tenías preocupada! ¡¿Cómo se te ocurre?! ¡Más encima te quedaste sin batería!–Le regañaste mientras cerrabas la puerta.

–Lo sé mi amor, y enserio perdón pero es que pasaron cosas en el camino y después tuve que ir a otra tiend—

–¿Qué cosas? ¿Estás bien? ¿Pasó algo?–Le preguntaste preocupada trayéndole una toalla.

–Si, si, estoy bien, pero es que mientras venía de camino yo—

Un pequeño lloriqueo le interrumpió, y al mismo tiempo que se escuchaba eso oíste algo... ¿maullar?

Frunciste el ceño y Marc se te quedó viendo con expresión culpable y llevó ambas de sus manos a su abdomen donde tenía un bulto y la chaqueta cerrada.

–¿Marc qué traes ahí?

–¿Me prometes que no te vas a enojar?

–Si, lo prometo... ¿pero qué tienes en la chaqueta?

Marc inhaló profundamente y luego desabrochó su chaqueta revelando un perrito chiquito que le faltaba un ojito, y un gatito junto a este que le faltaba una oreja, ambos notándose que tenían solo meses y ya.

–¿Marc donde los encontraste?–Le preguntaste sorprendida tomando a ambos animalitos y envolviéndolos en la toalla para secarlos un poco, aunque Marc había hecho un gran trabajo manteniéndolos lejos de la lluvia.

–Cuando salí de la tienda los escuché llorar en un callejón, supongo que los botaron porque a uno le falta un ojo y al otro la oreja.–Te explicó quitándose los zapatos y chaqueta, para luego acercase donde estabas sentada en el sillón, y él se acomodó en el suelo.–Tú sabes que a mi me gustan más los perros... pero no podía dejarlos solos ahí...

–Ay Marc... menos mal los trajiste... ¿no había ningún otro?–Le preguntaste preocupada dejándolos a ambos en el suelo mientras se ponían a olfatear alrededor, a la vez que te sentabas junto a él.

–Nop, me aseguré de que no hubieran más. Me demoré porque me devolví a comprarles comida y unos paños para que hagan sus necesidades.–Te explicó tomando tu mano para entrelazarla con la suya.–Y yo sé que vi unas mantas que no usamos por ahí, con eso les podemos hacer una cama.

Una gran sonrisa se formó en tu rostro viéndole hablar mientras él observaba al gatito con el perrito olfatear el lugar, y luego se volteó a verte a ti.

–¿Qué? ¿Qué pasó?–Te preguntó con una pequeña risita.

–Te amo.–Le dijiste provocando que se sonrojara ligeramente.

–Yo también te amo.–Respondió llevando su mano libre a tu mejilla para acercarse y besarte con ternura.–¿Entonces nos los podemos quedar?

–¿Tú de verdad piensas que los voy a dejar solos por ahí.–Le dijiste haciéndole reír, mientras el perrito se acomodaba en su regazo y Marc le hacía cariño, y el gatito se acercaba a ti.–Además a Jake y Steven les encantan los gatos.

–Si... pero este pequeñín va a ser mio.–Dijo con una gran sonrisa haciéndole cariño al perrito.–Ellos ya tienen sus peces y ahora un gatito.

–Tu también tienes un pez.–Le dijiste con una risita a la vez que el gato se quedaba dormido.

–Steven lo compró solo porque no quería que ninguno se sintiera mal por no tener, y ya sabes que no soy bueno cuidando de ellos.–Te dijo besando tu mejilla y haciéndote reír.

–Supongo que si...

–¿Qué te puedo decir? Prefiero a los perros.–Dijo provocando que rieras nuevamente, a la vez que estiraba la mano para hacerle cariño al gatito.–Aunque tener un gato tampoco hace mal... pueden ser nuestros hijos.

–Obvio que ahora son nuestros hijos.–Le dijiste haciéndole reír dejando al gato en su regazo y poniéndote de pie.–Voy a ir a buscar las mantas, tu mientras sirveles comida y luego nos ponemos a pensar en nombres.

–Ya voy.–Dijo antes de voltearse a ver a ambos jugar en su regazo.–Ahora son nuestros hijos, bienvenidos a la familia.

Marc les dejó un beso a cada uno y luego se fue hacia las bolsas para sacar las cosas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top