Tratos con la mafia (parte 2 Moon boy x hija)

Advertencia: descripciones de tortura, alusiones y menciones de muerte.

winter_soldier1941

Los chicos estaban devastados después de tu muerte. Incluso después de un año de ello.

Jake ya no tomaba el control, a excepción de cuando iba a torturar al tipo que te asesinó, que sorprendentemente aún seguía vivo después de todo un año.

Marc seguía trabajando como consultor para el ejército, pero su vida se sentía vacía sin ti.

Steven desapareció por un tiempo, y luego regresó para seguir trabajando como guía turístico en el museo, aunque ya no hablaba con la misma emoción de antes.

Layla constantemente estaba llamándolos y visitando para asegurarse de que estuvieran bien, pero honestamente ella no estaba mucho mejor que ellos.

Tu muerte dejó un gran vacío en sus corazones que jamás podría ser llenado.

—————

Jake estaba en la bodega donde mantenía oculto al hombre que te asesinó.

Éste estaba amarrado a una silla con los pies metidos en un gran balde con agua, y unas pinzas pinchadas en sus pezones y otra en su labio inferior de la boca, que estaban conectadas a un cable que dirigía a una caja de electricidad para torturar.

Ya estaba inconsciente después de la sesión de torturara del día, así que Jake estaba removiendo y guardando las cosas en silencio, mientras fumaba un cigarro.

–Jake Lockley. El hombre que tanto he buscado, al fin ante mis ojos.–Escuchó a una mujer hablar detrás suyo con un marcado acento, muy parecido al ruso. Junto con el sonido de sus tacones, que luego se detuvo a unos metros tras él.

Jake sacó la pistola que siempre guardaba en su cinturón y se dio la vuelta, apuntándole a ella. Con el cigarro en su otra mano.

Mire señorita. No sé quién sea, o qué quiera, mucho menos lo que hace aquí. Pero mejor váyase con su disfraz a otro lado y finja que aquí no vio nada porque tengo muchas cosas que hacer.–Le habló sin dejar de verla.

–Oh, claro. Que tonta. Wanda Maximoff, o La Bruja Escarlata como muchos me dicen. Encantada de conocerte al fin.–Le saludó con una sonrisa, acercándose a él con la mano extendida.

Jake no se movió de su posición, así que Wanda dejó caer su mano al costado.

–Veo que eres un hombre cauteloso, eso me gusta.

Ya le dije de buena forma que se vaya. No me haga perder la paciencia.

–Puedo sentir que tu mente está fracturada... a pesar de que ni Marc ni Steven se encuentran aquí en estos momentos, puedo sentir su dolor, al igual que el tuyo. Y no te imaginas cuanto los entiendo.–Le habló con suavidad y simpatía, acercándose a él.–La pérdida de un hijo no es algo que se pueda comparar con nada en el universo.

Mejor cierra el pinche hocico, bruja. Si no quieres que te lo llene de balas.–Le dijo con los dientes apretados, sin dejar de apuntarle.

–Antes de que hagas eso, tengo un trato para ti.

No me importan sus pinches tratos. Ya váyase o—

–Puedo traer a tu hija de vuelta.–Se apresuró en decirle, haciendo que Jake frunciera el ceño y le viera confundido.–Puedo traerte a T/N, tu pequeña princesa de vuelta.

Usted no la conoció así que mejor no diga su nombre.–Le dijo sintiendo ese dolor en su pecho al escuchar tu nombre.

–Jake... yo también soy madre, y créeme que estoy haciendo todo lo posible para traer a mis hijos de vuelta también. Pero para eso necesito tu ayuda. Y si lo haces, puedo regresarte a tu princesa, y ambos tendremos lo que queremos. Después de eso, no volverás a verme otra vez.–Se fue acercando a él, para poner su mano en la de Jake y bajar el arma, viéndole a los ojos.–Podemos ayudarnos mutuamente.

¿Qué me asegura de que va a cumplir con su parte del trato?–Le preguntó un poco más convencido.

–Sé lo que es perder un hijo. Conozco ese sentimiento de querer abrazarlos y no poder hacerlo. Yo te entiendo mejor que nadie. Torturar a ese hombre va aliviar tu dolor por un tiempo, pero yo te ofrezco traer a tu hija de vuelta.–No apartó la vista de él en ningún momento.–Supongo que solo tendrás que confiar en mi palabra.

Jake la observó por un par de segundos, antes de guardar su pistola.

Dígame qué es lo que quiere.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Wanda.

–Perfecto.

—————

Wanda necesitaba el Darkhold que se encontraba en el poder de Agatha, y para obtenerlo, necesitaba ayuda. Así que Jake lo hizo.

Una vez lo tuvieron en sus manos, no desperdiciaron el tiempo y fueron al cementerio donde estaba tu tumba.

¿De verdad podrá hacerlo?

Jake esto parece muy irreal...

¿Segura que va a funcionar?–Le preguntó sintiéndose algo nervioso.

–No se preocupen. Va a funcionar.–Les aseguró con una sonrisa, abriendo el libro que flotaba con su magia.

Wanda cerró los ojos mientras murmuraba algunas palabras, y su magia rodeaba tu tumba y luego a Jake.

Pronto, el ataúd comenzó a sobresalir por la tierra, hasta quedar completamente expuesto.

El corazón de los chicos latía con ferocidad y sus manos temblaban.

En un momento, el ataúd se abrió y te sentaste respirando agitada, viendo confundida hacia todos lados.

La magia de Wanda desapareció al igual que el libro, y observó la escena con una sonrisa y los ojos llenos de lágrimas.

–¿Papá?–Preguntaste una vez tú vista llegó a ellos.

No puede ser...

T/N...

Jake se quedó boquiabierto y dirigió la vista hacia Wanda, quien asintió ligeramente con la cabeza.

¡Princesa!–Exclamó con una gran sonrisa, acercándose a ti para abrazarte y sacarte de ahí, mientras tú también reías y llorabas de emoción, abrazándolo con fuerza.

–Papá pensé que no los volvería a ver...–Sollozaste.

Jake levantó la vista hacia Wanda, quien tenía un par de lágrimas de emoción en las mejillas.

Ella hizo un pequeño gesto con la cabeza antes de irse, dejándolos a ustedes ahí.

¡Hija no te imaginas cuanto te extrañamos!–Steven tomó tu rostro con ambas manos sin dejar de llorar.–De verdad pensamos que no te volveríamos a ver...–Se acercó a ti y te volvió a abrazar con fuerza, acariciando tú cabeza y dejando besos en ella.

–Fue tan extraño... yo estaba ahí con ustedes. Los veía pero ustedes no podían verme a mi, ni tampoco me escuchaban.

Eso ya no importa, mija. Ya está aquí con nosotros. Perdóneme por favor. Se lo pido de todo corazón, nunca quise que esto pasara.–Sollozó tomando tú rostro con ambas manos.

–Está bien, papá. Te perdono.–Le aseguraste con una sonrisa, para después volver a abrazarlo con fuerza.

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