Prólogo: Oneshot inspirado en las reacciones de la primera vez que te ven con su playera puesta.

JoselineGutierrez6
Jazamidala
Damenoire1981

Steven y tu llevaban saliendo más o menos solo cinco meses y algo. Por lo que ésta aún era de las pocas veces en las que te quedabas con él en su departamento.

Todavía habían algunas situaciones y cosas que les hacía a ambos ponerse nerviosos, pero era algo que tenían que pasar.

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Los rayos de sol atravesaban por la ventana hacia la pequeña habitación de Steven, sin embargo eso no fue lo que le despertó.

Cuando se dio vuelta para abrazarte, se encontró con el lado de su cama que te pertenecía a ti cada vez que te quedabas con él vacío y frío.

Aún algo dormido, frunció el ceño y se apoyó en su codo mientras pasaba sus manos por sus ojos.

Miró alrededor de la habitación, hasta que pudo oír el ruido de la tetera puesta en la cocina antes de que la apagaras.

Se levantó y caminó hasta la cocina, pasando su mano por su ojo, pero no pudo seguir avanzando al quedarse helado a medio camino al verte.

Estabas usando su playera. Te quedaba algo grande por lo que tenías las mangas dobladas y te llegaba un poco más arriba de la rodilla. Tu cabello estaba atado en una desordenada coleta y no tenías una sola gota de maquillaje, a excepción de los restos que te quedaban de rimel bajo tus ojos.

Levantaste la vista y notaste que estaba ahí parado frente a ti, simplemente observándote ligeramente boquiabierto.

–¿Steven? ¿Querido te encuentras bien?–Te acercaste a él y pasaste tu mano frente a su rostro mientras su mirada seguía pegada en ti.

–¿Q-qué? O-oh, si... es solo que...–Tartamudeó para que luego se le dibujara una sonrisa en el rostro, posando una mano en tú mejilla y la otra dejándola en tu cintura para acercarte un poco más a él.–...pareces cómoda con mi ropa puesta.–Te dijo con esa sonrisa muy distintiva suya.

–¡Oh dios Steven lo siento! Perdón, lamento si te incomodé. Es solo que no encontraba la mía y no sabía qué más ponerme y esto fue lo primero que vi, p-pero si quieres puedo buscar mi ropa y—. Comenzaste a hablar cada vez más rápido, entrando ligeramente en pánico.

–¿Quién te pidió que te la quitaras? ¡Querida te ves hermosa! Me encanta cómo mi playera se ve en ti... y puedes usar toda mi ropa que quieras y cuando quieras.–Llevó ambas manos a tus mejillas y las acarició.

–¿E-enserio? ¿No te molesta?–Dejaste tus manos en su cintura, viéndole con un brillo en tus ojos.

–Así es... y acerca de tu ropa, anoche la dejé doblada dentro de mi closet en tu propio espacio para que puedas dejar tu ropa cuando te quedes aquí.–Un ligero color rojo apareció en sus mejillas.

No pudiste responder más que con una sonrisa, para luego acercarte y besar sus labios, ambos con las mejillas sonrojadas.