No hay segunda oportunidad

Prólogo: Steve te dejó por Peggy, y cuando quiere volver contigo, descubre que estás casada con alguien más.

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Los chicos sabían acerca de tu pasada historia con el gran Capitán América.

La relación que tuvieron, que peleaste junta a él contra el titán loco que eliminó a la mitad del universo, lo que vivieron durante esos cinco años, y de cómo después de todo eso, te abandonó por una mujer a la que besó una sola vez en toda su vida.

No tenías planeado volver a enamorarte. Pasar por todo eso una vez más era algo que no podrías soportar, por sobre todo el abandono. Pero Steven, Marc y Jake te hicieron sentir como nunca antes.

Los tres tenían formas distintas de ser.

Steven era delicado, muy atento, siempre te escuchaba y recordaba hasta los más mínimos detalles, y claramente era la última persona que podría alguna vez abandonarte.

Marc era algo más cerrado, pero con el tiempo te dejó entrar. Ambos tenían miedo a ser abandonados, es por eso que siempre estaban el uno para el otro y se aseguraban de hacerse que siempre estarían ahí.

Jake era apasionado, y sorprendentemente un romántico empedernido. Siempre sorprendiéndote con algo distinto cada día y siempre muy atento a ti. Y cada vez que se le presentaba la oportunidad, se aseguraba de hacerte saber que jamás te dejaría.

Los tres te enamoraron cada uno a su manera.

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–¡Marc te dije que no te comieras la mezcla de galletas!–Exclamaste dándole un pequeño golpe en su mano cuando se acercó y con el dedo sacó un poco.

¡¿Cómo esperas que no lo haga?! ¡Está delicioso!–Te dijo riendo ligeramente, dejando su brazo izquierdo alrededor de tu cintura mientras volvía a sacar.

–¡Marc Spector ya basta! ¡Te va a doler el estómago!–Tomaste su muñeca para evitar que se llevara el dedo a la boca.

¡Pues habrá valido la pena!–Te dijo con la sonrisa intacta, para después dejar la mezcla en tus labios.

Se acercó y lamió tu boca, para después besarte y remover la mezcla en el proceso.

–Eso fue asqueroso.–Le dijiste una vez se separaron, él dejando ambas manos en tú cintura mientras que las tuyas estaban en sus hombros.

Hemos hecho cosas más asquerosas, y lo sabes mi amor.–Rió ligeramente acercándose a ti para volver a besarte.

Pasaste tus brazos por su cuello a la vez que él te tomaba en sus brazos y te sentaba en el mesón de la cocina.

Justo cuando ibas a quitarle la playera, el sonido de alguien llamando a la puerta los interrumpió.

–Marc debo ir a abrir.–Dijiste mientras él seguía besando tus labios.

Ya se va a ir, déjalo así.–Murmuró moviéndose para besar tu cuello y pasando sus manos por debajo de tu playera para apretar tus pechos.

Volvieron a golpear la puerta, y ésta vez alejaste a Marc para abrir, haciendo que soltara un pequeño gruñido a modo de queja.

Cuando abriste, te quedaste helada en tu lugar viendo a la persona ante ti.

–Hola, T/N...–Dijo Steve, viéndote con un brillo en sus ojos.–Tiempo sin verte...

¿Quién chingados está interrumpiendo?–Le dijo desde el espacio mental.

–S-steve...

Marc frunció el ceño y se acercó a ti.

¡¿STEVE?! ¿No se suponía que se había ido?

¿Todo bien, mi amor?–Puso su mano izquierda en tu espalda.

–S-si... si... Marc, él es Steve Rogers, mi ex. Steve, él es Marc... mi esposo.–Los presentaste aún procesando el hecho de que Steve estuviera de vuelta.

, lo recuerdo. El grandioso Capitán América. El mismo que te dejó por alguien más.–Habló viéndolo de pies a cabeza y con veneno evidente en sus palabras, mientras te pegaba aún más a él.

Eso mamón. Demuéstrale al muy cabrón quién manda aquí. Hijo de su muy reputisima madre. ¿Cómo se pudo atrever a dejar a mi hermosa dama sola? Aunque mejor para nosotros.

Quédate con ella, Marc. No te atrevas a dejarla. Está claro que aún le afecta.

–No... no sabía que estabas casada.–Te dijo con la tristeza evidente en su voz.–¿Hace cuánto que—

Un año. Llevamos un año felizmente casados–Le interrumpió para responderle con una sonrisa arrogante, dejando un beso en tu cabeza.

–Pues si... ahora... ¿puedo ayudarte en algo?–Le preguntaste con la esperanza de que quisiera irse pronto.

–¿Crees que podamos hablar a solas?

–Claro. Espérame aquí, no tardo.–Te dirigiste a Marc, para después salir del departamento hacia el pasillo.

¿Y ahora qué? ¿Por qué no podemos escuchar?

Lo mejor va a ser darles privacidad, tienen mucho de lo que hablar.

, ¿pero por qué no aquí?–Se sentó en el sillón, cruzándose de brazos y el ceño fruncido como si fuera un niño pequeño.

Anda a escuchar, pendejo. Que te quedas ahí sentado.

No es correcto. Ellos necesitan priv

Ay a ustedes dos les falta ser más como viejas chismosas.–Tomó el control del cuerpo y pegó la oreja a la puerta para escucharlos.

—————

Steve y tú se quedaron en el pasillo fuera de la puerta del departamento para conversar.

–¿Para qué volviste?–Le preguntaste de brazos cruzados, viéndolo fijamente.

–Para estar contigo otra vez... me di cuenta que dejarte fue un error. Jamás debí hacerlo.–Te explicó jugando nervioso con sus manos.

–Ya es tarde, Steve. Tu decidiste dejarme, no yo a ti. Tu oportunidad ya pasó. Yo ya encontré a quien me hace feliz, que se preocupa por mi, que me quiere, me cuida, y que ciertamente no me dejaría.

–Yo sé que arruiné todo, cariño. Pero por favor... ¿de verdad me vas a decir que no hay una segunda oportunidad para nosotros? Después de todo lo que vivimos...–Tomó tu mano en la suya y la llevó a su pecho para dejarla cerca de su corazón.

Soltaste un pesado suspiro y alejaste tu mano de él, haciéndote un paso hacia atrás.

–Debiste haberlo pensado antes, Steve. Ya te dije antes que estoy casada, y amo a mi esposo. Tal y cómo es. Me tomó muchísimo tiempo el poder olvidarte y realmente superarte, pero Marc nunca me dejó. Siempre estuvo ahí para mí, incluso durante todas esas noches que pasé llorando porque me dejaste. Pero después de un tiempo me di cuenta de que él sí estaba aquí, y tú no.

Lo nuestro ya quedó en el pasado. Yo ya di vuelta la página, ahora te toca a ti. Tu también puedes ser feliz, encontrar a alguien más...–Le dijiste viéndole a los ojos.

–Pero yo no quiero a nadie más... estoy seguro de que tú eres el amor de mi vida, y que podemos ser felices juntos.–Volvió a acercarse a ti y tomó ambas de tus manos en las suyas.

–Tú no eres el amor de mi vida, Steve. Y ciertamente no seríamos felices porque yo ya estoy con quien me hace feliz, y con quien yo sé que es el amor de mi vida.–Volviste a apartar tus manos de él.

—————

¡Toma pinche puto!–Medio gritó, medio susurró al oírte.

¿De verdad se siente así acerca de nosotros?–Dijo al borde de las lágrimas de emoción.

Definitivamente tenemos a la mujer más perfecta de todo el mundo.

—————

–Ahora... creo que sería mejor que te fueras, y que no volvieras.–Le dijiste acercándote a la puerta.–Me alegro que estés bien, de verdad que sí. Pero yo ya tengo mi vida aquí en Londres con mi esposo, y soy feliz.

–Lo entiendo... y de verdad lamento todo el daño que te hice. Espero alguna vez puedas perdonarme.–Te dijo agachando la cabeza, para después volver a levantar la mirada.

–Todo está bien.–Le aseguraste con una sonrisa, acercándote para darle un rápido abrazo y luego alejarte.–Adiós, Steve. Espero que seas muy feliz.–Le dijiste con una sonrisa.

Steve te ofreció una última triste sonrisa, y luego comenzó a caminar hacia las escaleras en lugar del ascensor.

Te volteaste para abrir la puerta, mientras que Jake seguía con la oreja ahí pegada a ella para escuchar.

¡AH SU PUTA MADRE!–Exclamó cuando sintió que ibas a abrir la puerta, y corrió hasta el sillón.

Jake prácticamente se tiró, y al ir con tanta fuerza, se cayó hacia atrás con el sillón y todo.

¿Creen que se dé cuenta?–Les preguntó desde el espacio mental.

serás imbécil.

–¿Todo bien?–Le preguntaste mientras reías con ligereza, cerrando la puerta.

¡Oh mi dama! ¡No la había notado! ¿Cómo está? ¿Cómo le ha ido?–Te dijo con una sonrisa mientras se levantaba y se sentaba bien en el sillón.

Tu te acercaste y te sentaste en su regazo. Jake dejó una mano en tú pierna, y la otra la pasó alrededor de tu cintura.

–Está bien, ya sé que escucharon todo. Quiero que sepan que no dije todo eso solo porque sabía que estarían escuchándome, todo lo que dije es verdad. Así es como me siento acerca de ustedes, no solo de Marc. Solo que no quería exponerlos de esa manera.–Le hablaste con una sonrisa, pasando tu brazo alrededor de su cuello y llevando tu otra mano a su mejilla para acariciarla.

Su rostro cambió ligeramente mientras Steven tomaba el control.

Eres maravillosa, querida. Eres lo mejor que nos ha pasado.–Te dijo viéndote con esa mirada tan especial que tenía reservada solo para ti.

–Y ustedes tres son lo mejor que me ha pasado a mi.–Te acercaste y besaste sus labios, ambos sonriendo enamorados.

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