Excelente enfermera

Prólogo: Después de que los chicos llegan heridos de una misión, van por tu ayuda.

Alexaaajcs

Steven y tu eran vecinos, pero no hablaban demasiado. Solo pequeñas charlas acerca del clima mientras abrían sus puertas, cuando se encontraban en elevador, pequeños saludos o despedidas, pero nada más.

Tus horarios de trabajo como enfermera tampoco te permitían realmente salir mucho, por lo que por más que quieras invitarle a una cita, no podías.

Y Steven no tenía todo el valor para hacerlo, a pesar de los ánimos que Marc y Jake le daban.

—————

Eran casi las tres de la mañana cuando Jake llegó a duras penas al departamento después de una misión.

Ya no eran avatares de Khonshu, por lo que no tenían el poder de sanación de la armadura, pero tampoco querían acudir al hospital.

Jake se quedó apoyado en la pared junto a la puerta del departamento con la llave en la mano, pensando y viendo frente a él en dirección a tu puerta.

¿Qué diablos crees que estás esperando? Jake, entra o nos vamos a desangrar aquí mismo.–Le reclamó desde el espacio mental.

Oye, Steven... tu amiga, la dama hermosa que es enfermera, ¿estará en su casa?–Preguntó ignorando a Marc, al que podía imaginarse rodando los ojos.

Eeeh... no lo sé... ¿tal vez?

–¿Pero ayer en la mañana cuando la viste no te dijo que al fin hoy podría descansar? Haz memoria, pendejo. Nos vendría bien algo de ayuda.

–Steven no lo escuches, no la conocemos así que no podemos confiar en ella.

Pero ella podría ayudarnos...–Dijo ya emocionado por verte, pero intentando disimularlo.

Exacto, y ya cierra un rato el pinche hocico que no ayudas en nada, mamón.–Le dijo Jake, guardando la llave y caminando hacia tu puerta.

Justo cuando iba a tocar, la abriste, así que le cedió el cuerpo rápidamente a Steven, que sintió todo el dolor de una sola vez.

Auch...–Se quejó afirmandose en la pared y doblándose ligeramente.

–¡Dios mio, Steven!–Exclamaste ayudándole a enderezarse.

Steven al ver que estabas en tu pijama, lo cual consistía en una playera holgada que te llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas con unos shorts cortos que no podía ver, junto con una trenza que te colgaba del lado derecho, se sonrojó ligeramente e intentó apartar la vista, pero estabas frente a él.

–¿Qué te pasó? ¿Estás bien? Escuché ruido en el pasillo así que me levanté a ver.–Le dijiste preocupada, posando tu mano derecha en su rostro para moverlo con cuidado y ver los cortes y heridas que tenía.

Su cara tenía algunos raspones y cortes, sus ropas estaban algo rasgadas y manchadas con sangre, y al costado izquierdo tenía un gran corte hecho con una cuchilla.

... no... no estoy bien...–Rió con ligereza, pensando en qué excusa poner.

Di que unos cabrones te robaron y listo. No te va a preguntar nada más.

Les dije que era mala idea.

Cállate el hocico que nadie te pidió tu pinche opinión.

–¿Pero qué fue lo que te pasó?–Le preguntaste ayudándole a entrar a tu pequeño departamento, dejándolo sentado en el sillón mientras ibas al baño a buscar tus implementos de primero auxilios.

Unos tipos me robaron, pero nada grave.–Respondió apoyando la espalda atrás, dejando su mano puesta sobre el gran corte que tenía.

–¡¿Cómo que nada grave?! ¡Mira cómo te dejaron!–Exclamaste encendiendo la luz junto al sillón y sentándote a su lado, poniéndote los guantes.–¿Por qué no fuiste al hospital? Es mucho mejor que esto.–Le dijiste mientras le ayudabas a quitarse la chaqueta y la camisa para poder tener mejor vista a sus heridas.

E-es que... no me gustan los hospitales... me dan miedo...–Dijo viendo hacia la ventana confundido, donde Jake le daba pulgares arriba con una gran sonrisa, y Marc solo rodaba los ojos de brazos cruzados. Pero tu no lo notaste al estar tan concentrada sacando las cosas que ibas a necesitar.

–Okey... voy a tener que suturar, pero no tengo anestesia para aplicarte... ¿estás seguro de que no quieres ir a un hospital?–Le preguntaste algo afligida por ello.

En el hospital todos los días veías a gente ser tratada, y tú misma lo hacías. Y por lo general dolía bastante. Pero a esas personas se les aplicaba anestesia, por lo que hacer esto sin ella, te daba algo de temor.

dile que si, yo tomo el control del cuerpo para que no te duela. Pero ya que lo haga o nos vamos a desangrar.

Hasta que te preocupes por eso.–Se quejó, pero los otros dos simplemente lo ignoraron.

Tranquila... tu haz lo que tengas que hacer.–Te dijo con una pequeña sonrisa.

–Bien... amm... ¿tal vez quieras mirar hacia otro lado?–Le dijiste ya algo más nerviosa y con temor de que le causara mucho dolor.

Steven hizo lo que le pediste, pero en cuanto comenzaste a suturar y te enfocaste en ello, volteó la vista hacia ti.

¿Bueno y éste pendejo me va a ceder el cuerpo o no?

Por lo que veo, no.–Ambos estaban sentados en el reflejo del sillón en la ventana.

No te estaba hablando a ti.

Marc volvió a rodar los ojos y desapareció en el espacio mental, dejando a Jake ahí en caso de que Steven necesitara su ayuda.

A pesar de que le dolía, no podía apartar la vista de ti.

Memorizaba cada detalle de tu rostro. Tus ojos, tus pecas, cada lunar, cada marca, todo. Eras simplemente perfecta para él.

Una vez terminaste con el corte más grande, limpiaste los otros que tenía en los brazos y el pecho, para luego continuar con los que tenía en el rostro.

Entre tanto, Jake le iba dando consejos sobre de lo que deberían hablar, y en general le iba ayudando para conquistarte, en pocas palabras.

–Muy bien... creo que eso ya es todo...–Dijiste mientras examinabas su cuerpo con delicadeza.–Y así es. Ya limpiamos y curamos todo lo que se podía. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele mucho?–Le preguntaste aún afligida y preocupada.

No, no te preocupes... tus manos son tan suaves que casi no sentí nada.–Te aseguró con su sonrisa imborrable del rostro, lo cual te hizo sonrojar ligeramente.

–Bueno... igual de todas maneras deberías tomar algo para el dolor. Y si necesitas ayuda o algo, ya sabes donde  vio. Puedes venir a cualquier hora, estoy en mis días libres así que estaré aquí todo el día.–Le aseguraste con una sonrisa, quitándote los guantes y levantándote del sillón para ayudarle.

Le entregaste una manta para que se envolviera en ella ya que su ropa de la parte de arriba estaba cubierta de sangre, y le acompañaste para llevarlo a la puerta.

Pregúntale con qué puedes recompensárselo. Y ahí la invitas a una cita.

¿Cómo puedo compensarte por esto? Sé que fue algo difícil, sobre todo porque no tenías los implementos necesarios que normalmente se utilizan en el hospital...–Te dijo sin dejar de sonreír, apoyado en el marco de la puerta abierta.

–Oh créeme no es necesario..–Reíste ligeramente, agachando la cabeza para después volver a verle a los ojos.

¡¡¡INVÍTALA A UNA CITA CABRÓN!!!

¿Y-y si te lo pago con... c-con una cita? ¿Solos tu y yo?–Te preguntó jugando nervioso con las puntas de la manta que quedaban a la altura de sus manos.

–Me encantaría...–Le respondiste con una sonrisa y un brillo en tus ojos.–Me encantaría ir a una cita contigo, Steven Grant de la tienda de regalos.

Y a mi también me encantaría ir a una cita contigo, T/N T/A, excelente enfermera.–Ambos rieron ligeramente.

Steven se acercó y dejó un beso en tu mejilla.

Gracias otra vez... y nos veremos pronto.–Te dijo con una sonrisa, para después caminar a la puerta de su departamento y entrar en él, despidiéndose con la mano de ti una última vez.

Una vez ya dentro donde no podías verle, caminó hasta la cama y se dejó caer de espaldas, aún con la manta alrededor de él.

Auch...–Se quejó una vez su cuerpo golpeó el colchón.

Mira que el pendejo británico también tiene sus encantos, ¿eh?

¿Cómo te sientes, Steven? ¿Quieres que tome el control?

No va a ser necesario...–Le respondió con una sonrisa, dándose vuelta para abrazar la manta y oler tu esencia impregnada en ella.

El pendejo ya se nos enamoró... yo quería acción...

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