Ayuda de una amiga (MARC)

Prólogo: Layla te aconseja para que le confieses tus sentimientos a Marc.

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–¿No te parece algo raro que esté hablando esto contigo?–Le preguntaste a Layla desde donde estabas recostada en el sillón viendo al techo, y ella sentada en el suelo con la espalda apoyada en éste. En la comodidad de tu departamento.

–¿Por qué sería raro?–Te preguntó dándole un mordisco a su pizza.

–Bueno pues porque te acabo de confesar que estoy enamorada de tu ex esposo, y me estás dando consejos para seducirlo.–Te volteaste hacia ella y te apoyaste en tu codo para verla, Layla también volteándose ligeramente para verte.

–¿Y eso qué tiene? Mi historia con Marc terminó hace mucho, y ni si quiera alcancé a tener nada con Steven. Y pues ni hablar de Jake. Él siempre tuvo ojos solo para ti. Era muy notorio. Siempre me evitó y ni se me acercaba, mientras que contigo se reía y era alguien completamente distinto.

–¿Y eso te molesta?–Le preguntaste jugando nerviosa con tus manos.

–¡Claro que no! Jake y yo nunca nos llevamos bien, y si bien con Steven teníamos bastantes cosas en común, nunca iba a funcionar. Y con Marc... nuestra relación inició a base de sólo mentiras, y algo que empieza así, nunca termina bien.

Así que escúchame una cosa. Yo lo conozco, y también te conozco a ti. Por eso sé que serían una maravillosa pareja. Solo debes tener paciencia con Marc. A él le cuesta un poco más abrirse. Y con Steven y Jake no puedo aconsejarte porque no los conozco tanto.–Te explicó para luego tomar un sorbo de su botella de cerveza.

–Okey... y... ¿qué sugieres que haga?–Le preguntaste bajándote del sillón para sentarte con la espalda apoyada en él, y Layla junto a ti viendo en tu dirección.

–Creo que lo mejor, es que le digas las cosas de frente. Marc a pesar de haber sido Moon Knight, parte del ejército y todo eso, a veces puede pasar por alto las cosas más obvias que están frente a sus narices en cuanto a su vida personal.

–¿Entonces dices que se lo diga y ya? ¿Pero y qué pasa si me rechaza y no siente lo mismo? Después cuando esté con Jake y Steven va a ser raro...–Dejaste caer la cabeza hacia atrás, apoyándola en el asiento del sillón.

–Tú confía en mi. Solo hazlo, ya vas a ver que todo va a salir bien.–Te dijo con una sonrisa.

—————

Después de aquella conversación, te dedicaste a buscar el momento perfecto para poder confesarle tus sentimientos, pero simplemente no lograbas encontrarlo. O cuando se te presentaba la oportunidad, terminabas acobardándote y las palabras no te salían.

Marc y tu estaban en su departamento, o más bien dicho el de Steven, en Londres.

Los dos estaban en la cocina preparando una pizza, y mientras él terminaba de amasar la masa para hacerla, tu estabas sentada en el mesón junto a donde estaba trabajando.

Hoy estás más callada de lo habitual, ¿todo bien? ¿Necesitas hablar de algo?–Te preguntó levantando la vista por un segundo hacia ti.

–De hecho si... hay algo que me gustaría decirte.–Le dijiste algo nerviosa, jugando con tus manos y soltando una risita acorde a lo que estabas sintiendo en ese momento.

Bien, te escucho. Soy todo oídos.–Se limpió las manos, apoyándose en la isla de la cocina tras él y cruzándose de brazos para verte.

–B-bueno y-yo...–Seguías sin verle a la cara y jugando con tus manos en tú regazo.

Marc la estás poniendo nerviosa. No la mires así.–Le regañó Steven desde el reflejo de la ventana junto a él.

Pendejo, ¿no ves que me espantas a la dama? Quita la cara de culero mira que yo ya te dije que quiero invitarla a salir.

Su rostro se suavizó un poco, lo cual te hizo sentirte un poco, solo un poco más tranquila.

–O-okey...–Soltaste un gran suspiro y cerraste los ojos, apretándolos con fuerza y hablando muy rápido.–DesdehacemuchotiempoqueestoyenamoradadetiyJakeyStevensoloquenosabíacómodecirteloniaellosporquenoqueríaquesesintieranincómodosninadaporelestilo.

¿Eh?–Exclamaron los tres al mismo tiempo al no entenderte, Marc con cara de confundido.–Linda... ¿podrías... p-podrías repetirlo más lento? No entendí nada de lo que dijiste.

Soltaste un pequeño gruñido y pasaste tus manos con fuerza por tu rostro, para después bajarte del mesón.

–Va a ser más fácil que te lo muestre. Solo no me odies después de esto.–Tus palabras le dejaron aún más confundido, hasta que te acercaste a él y tomaste su rostro con ambas manos, y estrellaste tus labios con los de él.

Se suponía que iba a ser un beso corto por lo que te ibas a separar, pero una vez salió de su asombro, Marc devolvió el beso y pasó sus brazos por tu cintura para pegarte más a él.

Llevó su mano izquierda a tu nuca y la enredó en tu cabello, profundizando aún más en el beso y metiendo su lengua en tu boca, mientras la otra mano la pasaba por debajo de tu playera por tu espalda.

Te hizo retroceder nuevamente al mesón donde apoyaste la espalda, a la vez que pasabas tu pierna izquierda por su cintura y así no quedara espacio alguno entre ustedes.

Tus manos llegaron a su cabello donde los desordenaste y jalaste de él, mientras se seguían besando. Saliva por todas partes, sus lenguas explorando la boca del otro, su respiración mezclada, mordiendo los labios del otro, y muy salvaje.

Chingada madre... yo también quiero...–Dijo Jake atónito desde el reflejo de la ventana junto a ustedes.

M-marc, no te vayas a sobrepasar. Cuidado con tus manos.–Le dijo Steven algo inseguro, pero Marc ni si quiera los escuchaba.

No te escucha, Steven. El cabrón está muy ocupado devorándose a MI señorita.–Rodó los ojos cruzándose de brazos algo celoso.

Ya se estaban quedando sin aire, así que Marc con delicadeza te sentó en el mesón, para después alejarse de tu boca a pesar de querer seguir besándote.

Ambos estaban agitados, sus labios rojos y ligeramente hinchados, y con saliva alrededor. Pero los dos tenían sonrisas en sus rostro.

Marc llevó sus manos a tus muslos para acariciarlos, y las tuyas las dejaste en sus hombros.

–P-perdón... a-así no era como quería—. Marc te interrumpió dejando un rápido y tierno beso en tus labios.

Pero me encantó... y tu también me encantas, linda.–Puso sus manos en tus mejillas y acarició tu rostro, observándote con una gran sonrisa.

–Bien... ¿entonces eso significa que puedo volver a besarte?–Preguntaste aún recuperando el aire que perdiste.

No tienes ni que preguntar.–Rió mientras se acercaba para besarte otra vez.

Usted también me encanta, mami. Pero no se preocupe. No hace falta que me pregunten, para nada.–Dijo en tono sarcástico y de brazos cruzados.–Pinches calenturientos. ¿Qué no ven que puro antojan? Marc hijo de tu reputisima madre, y mi dama hija de mi bella suegra.

Hey... no hace falta que insultes a mamá. Aunque yo también quería besarla.

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