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"Señorita, deje caer su pelo sedoso sobre mis hombros y abra sus muslos para mi, su más fiel amante. Mi bella dama, me he convertido en un esclavo a través de la buena voluntad suya, su libertad me ha vuelto codicioso de sus deseos. Así que si va a marcharse, déjeme estar entre sus brazos por última vez. Déjeme llevar su perfume en cada poro de mi piel. Usted, que es para , mi más dulce pecado que anhelo tener, pero me hes arrebatado con crueldad" Jake Lockley~

Brillitoz-felicez

Estabas ya sentada en el aeropuerto esperando a que llegara tu avión.

Movías la pierna nerviosa y con fuerza, junto con un dolor en el estómago. La ansiedad literalmente te estaba matando.

No sabías si lo que estabas a punto de hacer, era lo correcto.

Hacía cinco meses, tuviste que hacer un viaje de negocios a Londres, el cual se extendió más de lo que se tenía esperado. Por lo que tuviste que mantenerte todo ese tiempo alejada de tu esposo que vivía en Nueva York.

Dentro de esos cinco meses, conociste al hombre por el que decidiste romper la promesa de fidelidad en tu matrimonio.
Jake Lockley.

Se conocerieron en un bar, y a partir de ese momento, tu vida se llenó de alegría y felicidad, a diferencia de la que tenías en el otro lado del mundo junto con tu esposo.

Durante más o menos cuatro meses y un poco más, mantuviste una relación con él a escondidas de Rick. Y ahora qué debías volver a tu casa y tuviste que terminar con Jake, estabas en conflicto.

No querías dejarlo. En tan poco tiempo, ese hombre te hizo sentir más cosas de las que habías sentido en los seis años que llevabas casada con Rick, sin contar los dos años de noviazgo anteriores.

Te habías enamorado de aquel taxista que conducía mal y lanzaba groserías a todo y todos durante el día, pero que a ti te trataba como si fueras la pieza de cristal más delicada del mundo.

En un momento tu teléfono vibró, y supiste de inmediato que era él.

Abriste los mensajes, y te quedaste observándolos por un par de segundos, mordiendo el interior de tu boca.

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Jake: Mi dama, sé que ya está esperando por su avión, pero por favor no me deje.

Jake: Sé que podemos ser felices juntos. También créame que sé que el pendejo de Rick la espera, pero mi dama... yo la amo.

Jake: Estos meses con usted han sido los más maravillosos de toda mi vida, y no quiero imaginarme esa vida sin usted ahora que la conocí.

Jake: Fue hace tan solo un par de horas la última vez que la vi, y ya no lo soporto. No soporto estar lejos suyo.

Jake: Y si esto de verdad es un adiós, al menos lea el pequeño poema, o no sé qué verga sea, que escribí pensando en usted ésta mañana.

Jake: "Señorita, deje caer su pelo sedoso sobre mis hombros y abra sus muslos para mi, su más fiel amante. Mi bella dama, me he convertido en un esclavo a través de la buena voluntad suya, su libertad me ha vuelto codicioso de sus deseos. Así que si va a marcharse, déjeme estar entre sus brazos por última vez. Déjeme llevar su perfume en cada poro de mi piel. Usted, que es para mí, mi más dulce pecado que anhelo tener, pero me hes arrebatado con crueldad".

Jake: La voy a amar por siempre, mi bella y hermosa dama. Siempre la voy a llevar en mi corazón. Mi amor no es frágil.

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Ahora de verdad que no sabías qué hacer.

La azafata llamó nuevamente a los pasajeros, y ya sin darle más vueltas al asunto, tomaste tu maleta y saliste corriendo del aeropuerto para ir al departamento de Jake y quedarte con él. Luego enviarías los papales de divorcio, pero no podías alejarte de él. No así.

¿Ibas a arriesgar tu matrimonio de seis años por un hombre que conociste apenas hace un par de meses? Así es. Y estabas dispuesta a todo por él.

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