Todos en una noche*
Advertencia: MUCHO smut (pero para eso tamos acá), oral-sex (mujer resiviendo), fingering, juego con fluidos(?), praise kink (elogios), choking kink (ahorcar), spitting kink (escupir), sobrenombres, sexo agresivo, un poco de lenguaje (pero a quién le importa), mordida, manos atadas, sobreestimulación, múltiples orgasmos, posesividad. Y pues si se me olvida algo, ustedes ahí me dicen 😎🤙🏻
Letra negrita = Marc.
Letra cursiva = Jake.
Letra subrayada = Steven.
Era muy extraño llegar a estar con los tres en una misma noche. Generalmente, tenían sus turnos cuando querían estar contigo. Pero eso no aplicaba para su luna de miel.
Los tres querían estar contigo, y de hecho, habían peleado por quien tenía el primer turno de toda su celebración de la unión en matrimonio. Así que llegaron a un acuerdo en que tendrían turnos, pero todo sería en la misma noche.
Mientras Marc y Jake discutían por quien era el primero, Steven les "bloqueó" por decirlo de alguna manera la posibilidad de tener el cuerpo, así que tuvieron que limitarse a mirar desde el espejo junto a la cama cómo Steven tenía su cabeza entre tus piernas.
No si quiera recordabas cómo habían llegado a esa situacion. Pero pareciera ser que la cena no había sido suficiente para él.
–S-steven...–Gemiste jalando su cabello, mientras él apretaba tus muslos con sus manos, muy probablemente dejándolas marcadas. Aunque a ti te importaba muy poco.
–Dios querida... eres deliciosa... jamás me voy a cansar de esto...–Dijo entre fuertes respiraciones y haciendo pausas para pasar su lengua por tu clítoris, abriendo tus labios de abajo con sus dedos.
Tus piernas temblorosas estaba enrolladas en su cuello, haciendo que tuviera su cabeza literalmente hundida en tu femineidad, prácticamente dejándole sin espacio para respirar. Aunque a Steven parecía no importarle.
Volviste a soltar un fuerte gemido que te hizo arder la garganta, y sin poder contenerte, el orgasmo arrasó contigo.
En ese momento Steven pareciera querer estar aún más cerca de ti, tragando todo y sin desperdiciar una sola gota. Mientras movía sus caderas en la cama, corriéndose por la fricción que estaba creando.
Incluso después de que tú orgasmo haya pasado, Steven seguía lamiendo y succionando en tu clítoris, sobreestimulándote sin darse cuenta. Realmente no podía contenerse, no cuando estabas tan deliciosa.
–S-steven... ya...–Gemiste jalando su cabello para que levantara la cabeza y se acercara a ti.
Su barbilla y hasta un poco de su cuello estaban cubiertos con tus fluidos, y tenía esa sonrisa de tonto enamorado.
Lamiste desde su cuello hasta su boca y le besaste con pasión, dejando que tu lengua explorar su boca sin vergüenza mientras tus piernas las enrollabas en su cintura, haciendo que dejara de sujetarse en sus brazos y recargara todo su peso en ti.
Querías estar lo más cerca a él posible. Sabían que tendrían toda su vida para ello, pero éste momento era simplemente especial y único.
–Te amo tanto, querida...–Habló en tu boca mientras aún se besaban, él refregando su nueva erección en tu parte baja.
–Yo también te—. Fuiste interrumpida por una fuerte embestida, metiendo su miembro en ti de una sola vez sin previo aviso, haciéndote soltar un gemido muy alto.
–Ya. Me. Estaba. Poniendo. Impaciente. Steven. Habla. Mucho.–Gruñó Marc, con cada palabra embistiéndote con fuerza, sujetando tus caderas con ambas de sus manos y evitando que las levantaras de la cama.
–¡M-marc!–Gemiste al darte cuenta de quien estaba en control del cuerpo ahora.
–Así es, mi amor. Todos queríamos tener nuestro momento contigo, ¿así que por qué no hacerlo todos en una misma noche?–Se enderezó y quedó arrodillado en la cama, pasando su brazo por tu espalda y elevándote con él, tocando ese punto exacto dentro de ti que te hizo soltar un fuerte grito.
Te cubriste la boca con miedo a que alguien les pudiera escuchar, pero Marc tomó ambas de tus manos y las amarró con la corbata del traje que estaban usando que había quedado en la almohada cuando Steven y tú se desvistieron.
–M-marc... n-nos pueden... nos pueden esc-cuchar...–Dijiste entre fuertes respiraciones, mientras lágrimas de placer salían de tus ojos.
–¿Y tú crees que a mi me importa? Nosotros queremos escucharte, linda. Queremos escuchar a nuestra bella esposa y esos hermosos sonidos que hace.–Sus embestidas parecían ganar fuerza cada vez más, y sin darte cuenta, ese nudo en tu interior ya se estaba formando nuevamente.
Tus paredes comenzaron a apretarle, haciendo que dejara carr la cabeza hacia atrás mientras aún mantenía sus manos en tus caderas, llevando una para apretar tu pecho izquierdo.
–Adelante, mi amor. Quiero sentir cómo te corres alrededor de mi.–Gimió volviendo a verte hacia abajo, sus rizos café cayendo en su rostro.
Para éste punto ya casi no podías decir nada, más que gemir su nombre y un sin fin de groserías. Y sin resistirte, hiciste lo que te pidió, empapando su miembro con tus fluidos, los cuales pronto se mezclaron con su semilla que expulsó dentro de ti, ambos chorreando por sus muslos.
Sus embestidas comenzaron a hacerse más lentas, hasta que ya no se movía. Y con mucha delicadeza, volvió a dejar tu espalda en la cama, saliendo con cuidado de dentro de ti.
Tus manos aún estaban atadas sobre tu cabeza (aunque no sujetas al respaldo), y tenías los ojos cerrados mientras tratabas de regular tu respiración.
Marc se acercó y dejó un tierno beso en tus labios, antes de que se volviera más agresivo.
Sin darte tiempo a procesar nada, sentiste cómo te dio vuelta en la cama y te dejó boca abajo, tomando tus caderas por atrás para elevar tu trasero, pasando su mano por tus muslo para recolectar sus fluidos y después pasarlos por su ahora nuevamente erecto miembro.
–Estos cabrones. Me dejaron al último los pinches perros estos. Pero quien ríe último, ríe mejor.–Habló Jake con voz ronca, soltando una oscura risa.
–J-jake esp—. Ni si quiera alcanzaste a terminar cuando se deslizó de una sola vez dentro de ti, haciéndote soltar un gran gemido al momento en que su punta tocó tu lugar más sensible.
–¡Mierda, mami! Tan bonita que se ve en cuatro. Tan apretadita que está...–Gimió a la vez que comenzaba a moverse más rápido.
–Papi... más fuerte...–Gemiste escondiendo el rostro en la almohada, no muy segura de si por vergüenza, o porque de pronto todo era mucho pero aún así querías más.
–Lo que usted pida, mi dama. Ésta noche se trata de usted, mi hermosa esposa.–Te dijo con una sonrisa, empezando a mezclar su rapidez con las fuertes embestidas, haciendo que la habitación se llenara de los sonidos de sus gemidos y sus pieles chocando.–No se imagina cuánto tiempo llevo esperando para decirle "mi esposa". Desde el primer momento en que la vi supe que iba a ser mía.
–Nuestra, Jake.–Le dijo Marc desde el espejo con seriedad, mientras Steven no podía concentrarse en lo que decían, observando fascinado tu rostro apoyado de lado en la cama en dirección al espejo.
Jake rodó los ojos, y te dio una fuerte nalgada al costado, haciéndote soltar un gran gemido, mientras apretabas las manos aún atadas juntas.
–Nuestra. Nuestra esposa. Usted es solo nuestra, mi dama. De nadie más.–Te dijo con los dientes apretados, pasando su brazo por tu abdomen para levantarte y arrodillarte en la cama, pegando tu espalda a su pecho. Desatando tus manos rápidamente.
Llevó su mano derecha a tu cuello y sus dedos a tu mandíbula para apretarla con fuerza y abrirla para escupir en tu boca, haciendo que lo tragaras y gimieras en el proceso. Su otra mano yendo directo a tu parte baja e insertar dos dedos en ti, mientras su pulgar jugaba con tu clítoris y los otros dos los movía dentro y fuera de ti, como su miembro en tu parte de atrás.
–Diga que es de nosotros. Dígalo. Necesitamos escucharlo.–Gruñó en tu oído, para después morder tu hombro con fuerza haciéndote gemir, sin quitar sus manos de donde estaban.
–¡Soy sólo suya! ¡Sólo suya! ¡De nadie más!–Gemiste llevando tu mano izquierda para detrás de su cabeza y apretar su cabello, y la derecha llevándola a tu pecho derecho para jugar con él y apretarlo.
–Tan obediente, mi reina. Tan hermosa y tan obediente para nosotros.–Volvió a besarte y escupir en tu boca, su saliva mezclada cayendo por su barbilla en el beso desordenado con lengua y dientes que se estaban dando.
Sus movimientos tanto de caderas como de sus dedos comenzaron a acelerar, provocando tu tercer oegasmo de la noche mientras gemías en su boca y le empapabas con tus fluidos.
Jake te dejó caer nuevamente en la cama, dejando tus caderas elevadas con su mano izquierda, mientras la otra la ponía un poco más abajo de tu cuello entre tus hombros, haciendo que pegaras el pecho en la cama.
–Ah... mi dama...–Gimió embistiéndote con mucha más brutalidad, aunque volviéndose algo desordenadas.
Un par de movimiento más, y expulsó su semilla dentro de ti, haciendo que gimieras cerrando los ojos y apretaras las sábanas junto a ti.
Una vez se aseguró de dejar todo dentro de ti, salió de dentro tuyo y se quedó un par de segundos observando sus fluidos chorreando por tu piel.
Con sus manos separó tus mejillas traseras y lamió los fluidos de ambos, haciéndote gemir levemente al estar tan sobreestimulada y sensible.
Jake cayó cansado junto a ti en la cama, recostándose en su espalda a la vez que cerraba los ojos y trataba de regular su respiración.
Volteaste tu cabeza hacia él, sin moverte de donde estabas.
Llevaste tu mano izquierda a su pecho, donde Jake la tomó con las suyas y la besó con delicadeza y suavidad, completamente contrario a sus acciones previas. Poniendo especial atención al dedo donde estaba el anillo que ellos mismos habían puesto ahí.
–Me encantaría abrazarte ahora mismo... pero no me puedo mover.–Le dijiste con voz ronca y una sonrisa, haciendo que él riera ligeramente.
–Yo le ayudo, mi dama.–Se dio vuelta en su costado viendo en tu dirección, y te ayudó a hacer lo mismo, pegándote a su pecho mientras te abrazaba, dejando tu cabeza bajo su barbilla mientras besaba donde pudiera alcanzar.–Estuvo maravillosa, mi bella y hermosa esposa. Me encanta poder llamarla así.
–Lo he notado.–Reíste dejando un beso en su pecho, justo donde estaba su corazón.
–¿No te lastimamos, verdad querida?–Te preguntó Steven preocupado, alejándose un poco para verte a los ojos, limpiando las lágrimas que habían en tus mejillas.
–Estoy bien, mi Steven con V. No te preocupes. Es la mejor luna de miel que jamás haya podido imaginar.–Le dijiste con una sonrisa, llevando tus manos a sus mejillas para acariciarlas y después besarle en los labios con delicadeza.
–Y eso que hoy sólo es el primer día. Ni te imaginas lo que tenemos preparado para ti, mi amor.–Marc te ofreció una sonrisa coqueta y llena de amor a la vez, pasando un mechón de cabello por detrás de tu oreja.
–Por supuesto que tienen algo más. Siempre se está lleno de sorpresas con ustedes.–Reíste apartando el cabello que había en su frente. Dejando un beso en su barbilla para después volver acercarte a abrazarlo.
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