Nunca estarás sola
Prólogo: Después de que tu novio te deja al saber que estás embarazada, los chicos deciden ayudarte.
Advertencia: Embarazo, abandono, nuestros Moon boys siendo los mejores hombres que existen, Jake maldiciendo como siempre.
Gente el capitulo quedó más largo de lo que esperaba, pero es que me emocioné y me gustó mucho cómo quedó 😳 ¿estará mal que yo misma lo diga? 🤔
3071 palabras 😱
GoldBooksbae
Letra negrita = Marc.
Letra cursiva = Jake.
Letra subrayada = Steven.
(N/T/B) = Nombre de Tu Bebé.
(No quise ponerle un sexo en específico al bebé para que ustedes lo imaginen como quieran)
Ya llevabas bastante tiempo siendo amiga de los chicos. De hecho, cuando eras pequeña, Marc y tu eran vecinos por lo que eran muy cercanos. Tu eras la única que sabía de Steven, por lo que él también era tu amigo, sólo que él no sabía de Marc y tu le ayudabas a mantener su secreto.
En el edifico que vivían, sus habitaciones quedaban de cierta manera conectadas por una escalera de emergencia que había fuera de las ventanas, así que cada vez que Marc tenía miedo de su madre, escapaba a tu hogar sin ser notado.
Tu ya vivías en Londres para cuando las vidas de Steven y Marc se mezclaron, así que le ayudaste con Steven para que no estuviera solo.
Después pasó todo lo de Khonshu, ellos ya sabían de las existencia del otro, y a pesar de que Steven se enojó un poco contigo, realmente no podía permanecer así porque te amaba. Más que a una amiga. Y Marc también, pero tú ya estabas en una relación.
Tu ya tenías sospechas de la existencia de otro alter desde que eras adolescente, y estabas segura de que en algún momento compartiste con él. En varias ocasiones le viste meterse en peleas en la escuela cuando alguien molestaba a Marc, y tú también le defendías.
Ya sabías diferenciar a cada uno cuando tenía el control, y éste tercer personaje era muy diferente a los otros dos, pero sabías que él te quería y te cuidaba.
Después de lo ocurrido en el Cairo y la separación de Marc con Layla, unos meses después se enteraron de la existencia de Jake, y tú les ayudaste con todo.
Los tres tenían sentimientos por ti. Eso era innegable. ¿El problema? Es que tu ya estabas en una relación para cuando Steven llegó a Londres.
—————
La lluvia golpeaba por fuera del edificio en las ventanas, y de vez en cuando podían escuchar uno que otro trueno y relámpago.
Marc estaba completamente dormido en su cama. Por fin descansando, algo que nunca realmente podía hacer.
–¡PENDEJO DESPIERTA!–Le gritó Jake, haciendo que se sentara de una sola vez en la cama.–Alguien está tocando la puerta, pinche sordo.
–No le digas así, Marc también necesita descansar.–Le regañó Steven desde el reflejo de la ventana, mientras Marc caminaba hacia la puerta descalzo y con sólo sus bóxers puestos.
Cuando la abrió, te encontró a ti parada en el pasillo del departamento de Steven, completamente empapada y temblando. Tu maquillaje esparcido por todo tu rostro, mientras te aferrabas a un bolso que llevabas en el hombro.
–Ho-hola M-marc...–Le saludaste con una pequeña, pero a la vez triste sonrisa, mientras temblabas con fuerza.
–¡¿T/N pero qué estás haciendo fuera a ésta hora y con toda ésta lluvia?!–Exclamó tomando el bolso de tu hombro y posando sus manos en tus brazos para hacerte entrar y cerrar la puerta.
–¡¿QUÉ MIERDA HACE NUESTRA DAMA AQUÍ CON EL PINCHE TEMPORAL DE AFUERA?!
–Marc tengo el presentimiento de que algo no está bien...
–P-perdón... n-no sabía don-nde ir...–Marc dejó tu bolso en el suelo y sacó unas toallas que estaban colgadas en los tendederos por ahí.
Se acercó a ti y pasó una por tu espalda, la otra te la entregó para que te secaras, a la vez que él te ayuda con tu cabello.
–¿Linda pero qué ocurrió? ¿Por qué estás fuera? Es muy tarde y está lloviendo demasiado fuerte.–Se sentó a tu lado en el sillón y acomodó las toallas para que te cubriera con ellas, dejando una mano en tú pierna y la otra sujetando y acariciando la tuya.
–N-no tiene importancia, d-de verdad...–Agachaste la cabeza con tristeza. Agradecías muchísimo estar completamente mojada así tus lágrimas se camuflaban con el agua.
–Todo lo que tenga que ver contigo nos importa, linda. Por favor, soy tu mejor amigo, cuéntame.–Insistió acariciando tú mano.–¿Tiene algo que ver con tu embarazo?
Los chicos sabían que estabas embarazada. De hecho, Jake fue quien compró la prueba cuando le comentaste de que tenías sospechas. Después Steven esperó contigo a que el test diera el resultado, y lloró contigo en el momento que dio positivo y se emocionaron ambos. Y luego fue Marc quien te acompañó a la primera cita con tu doctora para estar segura porque tenías miedo de ir sola. Ahí te dieron la noticia de que tenías seis semanas.
Dejaste ir un pesado suspiro y levantaste la cabeza para verle a los ojos.
–Le dije a Mike que estaba embarazada... y... amm... m-me echó de casa. Me gritó una y otra vez que cómo era posible q-que no me cuidara... me dio una bofetada y después fue a la habitación y guardó lo que pudo dentro del bolso. Dijo que no quería verme nunca más y que mañana tomaría el primer vuelo fuera de Londres que encontrara...
N-no sabía dónde más ir... no sabía a quién acudir y es que ustedes son los únicos que tengo aquí, yo—.Comenzaste a sollozar y a llorar más y más fuerte, así que Marc te tomó en sus brazos y te pegó a su cuerpo, sin importarle que tan mojado quedara y te dejó llorar mientras acariciaba tu espalda.
–¡¿QUE EL PINCHE CABRÓN DE MIERDA HIJO DE LA RE MIL PUTISIMA MADRE LE HIZO QUÉ A MI SEÑORITA?!–Escuchó a Jake desde el espacio mental donde había empezado a maldecir y patear cosas.
–Hiciste bien en venir, linda. Siempre vamos a estar para ti, créeme. Nunca te vamos a abandonar.–Marc soltó un pequeño e imperceptible suspiro al verte así, y Steven aprovechó la oportunidad de que Marc estaba distraído para tomar el control.
–Querida... ¿por qué no vas al baño para secarte y te doy de nuestra ropa para que te cambies, y mientras yo nos prepararo una taza de té? ¿Sí? ¿Te parece bien?–Steven se alejó un poco y tomó ambas de tus manos, hablándote muy suave y viéndote con esa sonrisa de enamorado que solo tenía cuando estaba contigo, pero a la vez algo triste y tragando el nudo que se le había formado en la garganta.
–S-si no es molestia para u-ustedes...–Le respondiste a la vez que secabas tus lagrimas, levantándote del sillón y siguiendo a Steven hasta el baño, sin soltar su mano.
–¿De qué hablas? ¡Tú nunca podrías ser una molestia para nosotros!
Una vez Steven te entregó la ropa y una toalla limpia y nueva, se dirigió a la cocina para preparar el té.
Apoyó ambas manos en el mesón de la cocina y soltó un suspiro, tratando de calmarse y olvidar esas ganas que tenía de partirle el rostro a golpes a Mike.
–No podemos dejarla sola. Ni ahora ni nunca. T/N me dijo que quería tener ese bebé cuando la acompañé a su doctor. Ya tiene dos meses, no puede quedarse sola.–Les dijo Marc desde el reflejo del cristal de un gabinete.
–Yo digo que hay que dejar que la dama se quede con nosotros, y cuando se duerma, vamos y le partimos la madre al pinche culero. Lo torturamos un par de días por haberse atrevido a ponerle la mano encima a mi señorita, y después nos deshacemos del cuerpo.–Pareciera que no, pero Jake estaba hablando muy enserio desde el reflejo de otro gabinete.
–O tal vez... n-nosotros podríamos hacernos cargo del bebé.–Sugirió Steven, parándose derecho y jugando con sus manos, viéndolos a ambos.
–¿Te refieres a que nosotros seamos los padres de ese bebé?
–P-pues si... siempre y cuando T/N esté de cuerdo. Dejando de lado nuestros sentimientos por ella, va a necesitar muchísima ayuda, y sus padres están en Chicago al otro lado del mundo. Nosotros tres somos los únicos que ella tiene aquí en Londres.–Por la forma en la que hablaba, Steven estaba decidido a hacerse cargo de tu bebé. No cabían dudas en su cabeza, y por la forma en la que Marc le estaba mirando, pareciera que también.
–Yo le entro. Ese chamaco o chamaca no se va a quedar sin padre. No tuvimos la mejor niñez, pero estoy seguro de que podemos darle lo mejor del mundo a ese bebé a medida que vaya creciendo.
–¿M-marc...?
–Tienen razón... nosotros, o al menos Jake y yo, no tuvimos la mejor infancia, pero eso no significa que no podamos darle una a ese pequeño o pequeña.–Les dijo Marc con una pequeña sonrisa. No iba a mentir que le daba miedo, pero se trataba de ti y tu bebé, y él haría lo que fuera por ustedes.
–¿Steven?–Escucharon tu voz desde atrás de ellos.
Jake tomó la oportunidad y ahora era él en control del cuerpo.
–Buenas noches, mi dama.–Te saludó caminando hacia ti con tu taza en la mano para entregártela y dejarte un beso en la mejilla.
Su pequeño gesto te hizo sonrojar ligeramente. Ellos siempre tenían ese poder en ti. Siempre eran muy afectuosos y cariñosos contigo, cosa que Mike nunca era.
Te sentaste en una silla de la pequeña mesa de la cocina mientras Jake iba al baño y volvía rápidamente con un paquete de toallas desmaquillantes en sus manos y una crema facial que dejó sobre la mesa, que casualmente era la misma que tu usabas.
–¿Desde cuando tienes esto?–Le preguntaste soltando una pequeña risa a la vez que él se sentaba en una silla frente a ti y sacaba una.
–Desde que a veces usted venía y se quedaba con nosotros y no teníamos nada para que pudiera quitarse el maquillaje. Ahora mire hacia acá.–Puso su mano en tú barbilla y con delicadeza volteó tu rostro para comenzar a limpiar el maquillaje por sí mismo.
–No tienes que hacer esto, ¿sabes? Puedo hacerlo yo misma.–Intentaste tomar la pequeña toalla desmaquillante, pero Jake la apartó y arqueó una ceja.
–¿Quién está trabajando aquí? Yo. Así que usted quédese quieta y déjeme terminar.–Su comentario te hizo reír y le dejaste terminar tranquilo.
Una vez terminó, se levantó y mojó una toalla para pasarla por tu rostro y limpiarlo. Después lo secó y abrió el frasco de crema para aplicarte un poco en la cara con mucha suavidad y cuidado.
–Listo, mi bella dama. Usted es maravillosamente hermosa. ¿Lo sabía?–Te dijo con una sonrisa, limpiando sus manos en la toalla a la vez que tus mejillas se sonrojaban.
–No tenías que hacer eso.–Murmuraste tomando un sorbo de tu té.
–Vas a tener que acostumbrarte porque de ahora en adelante, así van a ser las cosas. Siempre y cuando aceptes lo que te queremos proponer.–Te dijo Marc dejando las cosas a un lado y viéndote a los ojos.
–¿Qué quieres decir con eso?
–T/N. Sé que tal vez es algo apresurado preguntarte esto ahora. Pero con los chicos estuvimos hablando, y pues...–Marc soltó un suspiro y tomó ambas de tus manos en las suyas.–Queremos hacernos cargo de tu bebé... queremos... queremos ser sus padres, y que vivas aquí con nosotros. Sé que este lugar no es muy grande, pero luego podemos buscar algún departamento o casa con más habitaciones y—
–¿Marc qué estás diciendo? ¿Acaso es una broma?–Le preguntaste soltando una pequeña risa confundida, sin poder realmente creerle.
–Linda... ¿cuando te he hecho yo una broma a ti?–Rió ligeramente, tomando tus manos en las de él.
–¿Ya no recuerdas ese día en el parque de diversiones cuando me vendaste los ojos y me llevaste a una casa del terror?–Arqueaste una ceja viéndolo con una pequeña sonrisa.
–Okey. Primero, teníamos catorce. Y segundo, jamás podría bromear con lo que te estoy proponiendo ahora. Jake, Steven y yo lo hablamos. De verdad queremos estar presente en la vida de tu bebé de ésta manera, si nos lo permites.–Te dijo con cuidado, acercando su mano lentamente a tu vientre en caso de que te incomodara.
Soltaste un pequeño suspiro con una gran sonrisa en el rostro, las lágrimas comenzando a acumularse nuevamente en tus ojos a la vez que tomabas su mano y la acercabas a tu vientre por debajo de la gran playera de pijama de Steven.
–No quiero obligarlos a nada, Marc...
–No lo estás haciendo, linda. Créeme que no.–Susurró acariciando tu piel.
Te acercaste y le abrazaste con fuerza, escondiendo tu rostro en su cuello a la vez que llorabas.
–Gracias... por nunca dejarme sola...–Le susurraste al oído.
–Siempre vamos a estar aquí para ti, no importa el qué. Y tenga por seguro, mi dama, que éste bebé va a tener la mejor infancia y la mejor familia del mundo.–Jake tomó el control y dejó un beso en tu cabeza.–S-supongo que ahora nosotros también vamos a ser padres...–Steven soltó una pequeña risita, alejándose un poco de ti para secar sus lágrimas y las tuyas también.
–Supongo que si...–También reíste volviendo a tomar su mano para dejarla en tu vientre bajo la atenta mirada de Steven, que tenía esa sonrisa de enamorado reservada solo para ti.
—————
Tal y como lo había dicho, Mike desapareció y nunca más volviste a saber de él. Jake se ofreció para buscarlo y darle una paliza, pero los chicos y tú se lo prohibieron.
No pasó mucho tiempo desde ese momento que Steven encontró un pequeño pero bastante acogedor departamento con dos habitaciones. Una para ti con su bebé, y otra para ellos para que no estuvieran incómodos. Era solo temporal hasta encontrar algo más grande.
A medida que iban pasando los meses, los tres se emocionaban cada vez más al ver que tu panza iba creciendo con su bebé dentro. A pesar de que no era biologicamente suyo, los tres lo amaban como si de verdad lo fuera.
Cuando llegó el momento de saber si sería niño o niña, decidieron que lo mejor sería que Marc fuera, pero que los otros dos estuvieran co-conscientes para también estar ahí. Y no podían estar más felices con lo que su doctora les dijo.
También conforme los meses iban pasando, no podías negar que habías empezado a ver a los chicos de una forma distinta. Aunque culpabas a la hormonas del embarazo por poner esos pensamientos en tu cabeza. Pero incluso después de que su bebé naciera, que por cierto, Marc fue quien tuvo el control nuevamente durante el parto, seguías pensando en ello.
—————
–Okey... N/T/B ya está durmiendo. Me tomó mucho tiempo el lograr que se durmiera.–Te dijo una vez llegó a la sala de estar al final del pasillo donde estabas sentada en el sillón con tus piernas estiradas a lo largo de él, viendo televisión.–Quién diría que hacer dormir a un(a) bebé de tan solo tres semanas iba a ser una tarea tan complicada.–
Marc tomó tus piernas con delicadeza y se sentó en el sillón, acomodándolas encima de su regazo, dejando sus manos en ellas para acariciarlas.
–Sí... es complicado...–Dijiste con la mirada perdida en la pared en lugar de estar viendo la televisión.
–¿Todo bien, linda?–Te preguntó con el ceño fruncido, acariciando tú pierna con su mano derecha, mientras la izquierda tomaba la tuya.
–¿Alguna vez has pensado en que tal vez podríamos ser algo más que solo amigos?–Le preguntaste de pronto, volteándote para verle a los ojos.
–¿M-más que amigos?–Tú pregunta lo sorprendió bastante y lo encontró desprevenido. Jamás se imaginó que alguna vez podría oírte decir una cosa así.
–Ay no mames... ay no mames cabrón no me digas que la dama se nos está insinuando...–Dijo Jake desde el espacio mental, sonando entre feliz y con algo de miedo a la vez. Tomando el brazo de Steven y sacudiéndolo con fuerza.
–No puede ser... ¿Será que también siente lo mismo?–Dijo sin si quiera inmutarse con las sacudidas que Jake le estaba haciendo.
–S-si... bueno... lo siento, yo... e-es que desde hace tiempo que... no lo sé... dejé de verlos a los tres como si fueran sólo mis amigos... y la verdad es que me gustaría tal vez intentar algo... con ustedes...–Te fuiste deslizando en el mismo sillón hasta quedar recostada en él, evitando ahora su mirada avergonzada.
Marc se levantó y dejó tus piernas en el sofá, para acomodarse encima de ti haciendo que te sonrojaras bastante, sobre todo porque te estaba viendo con esa sonrisa que te hacía sentir cosquillas en el estómago.
Abrió tus piernas con delicadeza para acomodarse entre ellas y apoyó su brazo izquierdo junto a tu cabeza, mientras que con su otra mano acariciaba tu mejilla. Y tu dejabas tus manos en sus hombros. Su cadena soltando de su cuello.
–No sabes cuánto tiempo llevo deseando esto...
–LLEVAMOS, cabrón. No eres el único que siente cosas por la dama.–Se quejó desde el espacio mental, rodando los ojos.
–Marc ten cuidado, no la vayas a aplastar.–Le advirtió el otro.
–¿E-enserio?–Le preguntaste completamente roja como un tomate.
–Así es...–Fue acercando su rostro poco a poco al tuyo, rozando su nariz con la tuya.–¿Puedo?–Preguntó viendo hacia tus labios.
Tu solo asentiste con la cabeza, y Marc no desperdició un solo segundo más y estrelló sus labios con los tuyos.
Enrollaste tus piernas en su cintura haciendo que cayera encima de ti, pasando tus brazos por su cuello y jalando de su cabello a la vez que él sujetaba tu pierna derecha con su mano y la otra la pasaba por debajo de tu espalda baja para pegarte aún más a él, sin romper el beso desesperado y desordenado.
–¡OYE CABRÓN! ¡YO TAMBIÉN QUIERO!
–Ya vamos a tener nuestro turno, de momento solo esperemos que nuestrx prqueñx N/T/B no se despierte.
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