Jake es el tipo de esposo que cuando va a despedirse de su hijo por la noche a su habitación, y este le pide que le lea un cuento a pesar de que Jake ya le haya dicho que no, lo termine convenciendo de todas maneras.
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–Ya niño, ve a tu cama para taparte que me tengo que ir.–Le dijo Jake mientras entraba en la habitación y veía a su hijo abriendo su cama.

–¿Puedes leerme un cuento?–Le preguntó con un brillo en sus ojos, a la vez que se metía en la cama y Jake la cubría con las frazadas.–Por favooor.

–Alonso, te dije que tengo cosas que hacer. Ya te leeré algo otro día, ahora tengo que salir.–Le dijo seriamente a la vez que lo arropaba, para luego dejarle un beso en la frente.–Buenas noches chamaco, descansa.

–¡Pero papá por favor! ¡Solo uno y ya!–Le insistió tirando de la manga de su chaqueta, dándole esos ojos de gatito a los cuales no se podía resistir.

Jake rodó los ojos para evitar la sonrisa que estaba aguantando, y sacó el primer libro que encontró por ahí, para luego sentarse junto al niño en la cama.

–¡Siiiii!

(.....)

Ya había pasado una hora desde que Jake había ido a la habitación de su hijo, así que fuiste a buscarle. Y cuando te asomaste por la puerta, viste a Alonso durmiendo abrazado a su papá, y a Jake con el libro encima, roncando junto a su hijo y con su abrazo alrededor de él. Esto solo te hizo sonreír, y antes de irte y dejarlos dormir tranquilos, apagaste la luz, para luego irte a tu habitación.