❤️19❤️

La pelinegra bostezó y se dirigió hasta la cocina para desayunar. Aunque la mayor parte del frío se encontraba en su cuarto quiso haberse puesto unos pantalones largos en vez de aquellos shorts de pijama. Sintió como su gata se frotaba contra sus piernas mientras ella caminaba, sonrió y la cogió entre brazos.

–Zafiro –acarició su pelaje–Buenos días chica.

La gata ronroneo y se estiró entre sus brazos para luego volver a bajar y huir hasta la cocina.
Ella se apoyó en el umbral de la puerta y sonrió al ver a Tae agachado buscando algo en la nevera de su cocina. Con su mirada buscó a Diana y frunció al ceño al no poder verla.

Dhayny se mordió el labio y recorrió la espalda desnuda de Taehyung. Tenía unos hombros anchos y una cintura estrecha haciendo un triangulo perfecto, podía ver sus músculos moverse junto a él y sintió sus dedos picar ante la necesidad de acercarse, acariciarlo y frotarse como si fuera un felino. Ahogó una risa ante la idea de frotarse contra él ¿Qué reacción tendría si lo hiciera?

Tae se movió por la cocina mientras encendida la radio encima de la nevera, esta comenzó a sonar una canción que el conocía. Movía las caderas de una manera divertida junto al ritmo y cantaba la canción con un tono ronco y desafinado. Ella apretó sus labios intentando no reír ante su intento. Definitivamente la música no era su fuerte.

Rompió unos huevos y los puso sobre el sartén. El siguió cantando y se dio la vuelta para encontrarse con su mirada gris.

–Debería darte unas clases de canto, pareces un perro –le dijo burlona.

Ella le regalo una sonrisa la cual el devolvió. Se acerco a ella y atrapó sus labios con un lento y sensual beso.

–Buenos días –dijo a escasos centímetros de sus labios.

–Buenos días. – contestó ella y volvió a besarlo. Pasó sus brazos por su cuello y lo atrajo hacia ella sintiendo sus senos aplastarse contra su duro y caliente pecho. El gimió y se separó.

–Que buena forma de saludar a las personas ¿lo haces siempre con todos? –le sonrió burlón y ella le golpeo el brazo y paso por su lado.

–Es extraño verte acá, pensé que pasabas todo el día en tu oficina...no pareces muy atraído al mundo exterior.

El hizo una mueca fingiendo estar ofendido.

–Gracias por creer que soy un desadaptado social.

–¡No me refería a eso! – rió –Digo que siempre estas más concentrado en tu proyecto que en otra cosa.

–No en realidad solo que quiero terminar con esto lo más antes posible. Algunas personas pueden ser una espina en el culo –ella rió por el comentario–Además le di un descanso a Hye Min y Diana por Navidad, tenía que comer.

–Navidad es dentro de dos semanas –recordó.

Él simplemente se encogió de hombros.

–Debo de tener una vena bondadosa, aunque me agrade Diana se que tiene mejores cosas que hacer que alimentarme y Hye... –se rasco la nuca y puso una cara pensativa– En realidad el chico ya lo estaba pidiendo, necesitaba arreglar algunos asuntos con su familia.

Ella observó como suspiraba y un brillo de tristeza se acumulaba en sus ojos mieles.

–Debe ser lindo tener una familia –susurro. El corazón de Dhayny dió  un vuelco y quiso atraerlo y abrazarlo con fuerzas.

Lo entendía con perfección. La última vez que había tenido una Navidad feliz fue antes de que su madre muriera, hace diesisiete años atrás. Carraspeo y decidió cambiar de tema.

–¿Qué cocinas? Huele bien.

–Haré unos panqueques con huevos revueltos. ¿Tienes hambre?

Ella le sonrió coqueta.

–Siempre –el soltó una risa que hizo que se estremeciera.

–Bien, entonces ayúdame.

–¿Quieres tener un postre? –pregunto él.

Si estas tu en el por supuesto.

–Claro, ¿por qué no?

– Haré una ensalada de frutas con chocolate –le guiño el ojo y pasó por su lado.

–No soy buena cocinando. Estoy acostumbrada a comer en restaurantes y eso –le comentó mientras le ayudaba a hacer la mezcla de los panqueques. Tae sacaba algunas frutas de la nevera y comenzó a cortarlas de la manera de como lo haría un chef.–¡Eres asombroso!

El rió y reunió todas la frutas cortadas en un bol.

–No soy un pobre solterón que no sabe cuidarse de sí mismo – guiñó y saco syrop de chocolate para echarlo encima de las frutas cortadas. Cogió una fresa repleta de chocolate y la acercó hasta los labios de ella.

Dhayny sacó un poco su lengua para probar el chocolate que chorreaba de la fruta. Abrió los labios y mordió un poco deleitándose de la mezcla de sabores entre ambos objetos.

–Mmm –gimió y lamió el chocolate de sus labios. Tae sonrió y acarició su mejilla.

–No puedo encontrar la razón por la que seas tan hermosa – Él se sorprendió diciendo eso en voz alta. Las mejillas de la pelinegra enrojecieron y siguió mezclando.

–Gracias –dijo por lo bajo con sus mejillas totalmente encendidas.

Siguió enfrascada en su tarea y vertió la mezcla en el sartén, ya caliente, intentó hacer un círculo con la mezcla y se volvió para hablar con Tae cuando un polvo blanco le llegó a su cara.

–¡Tae! – gritó ella, apartando parte de la harina de su cara y cogió el syrop a un lado, apretó la botella y dejo que el líquido llegara a su cara y pecho desnudo. El rió y cogió el líquido chocolatoso de su cara y lo restregó por el cuello esbelto de ella, luego con la botella esparció más chocolate por su pecho.

La cogió por su cintura y lamió el chocolate de su cuello enviando una carga eléctrica a su columna estremeciéndola por completo. Cuando comenzó a bajar por su pecho ella comenzó a reír como loca e intento apartarse.

–¡No! –chillo riendo–¡Basta, basta, basta!

Él la subió en el tope de la cocina, abrió sus piernas, se poso entre sus muslos y acaricio haciéndole cosquillas. Beso su boca con suavidad permitiéndole saborear el sabor de chocolate en su lengua, luego aumento la intensidad del beso. Levantó su camisa y acaricio su vientre plano. Zafiro subió a al tope hasta llegar a unas de las frutas en el bol.

–¡La fruta! –jadeo cuando el mordió su oreja– Zafiro las comerá.

El frunció el ceño.

–¿Zafiro?

–La gata… –él se volvió hasta la gata y la agarro para dejarla en el suelo, esta ronroneo y se froto contra sus pies para luego lamerlo.– Zafiro tiene un buen gusto –el rió y volteo los panqueques.

–Ve como quedo mi pecho – señaló ella–esta todo pegajoso.

–Yo lo limpio luego, cariño –guiño el ojo y beso su mejilla.















Quiero a este Tae en mi vida.
Tan lindo.

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