Sunday
Cuando es de mañana, Bakugou se da cuenta de que el alfa está levantado. Siente incomodidad en sus pezones así que intuye que el bicolor ya hizo de las suyas, pero ahora en cambio, en vez de sentir la lengua áspera del chico donde supone, la siente en su entrepierna. Eso lo pone ansioso, pero no abre los ojos y finge seguir dormido.
Con la bata de dormir que Fuyumi le había comprado en una tienda omega –además de algunas ropas más, de las que Katsuki no tuvo corazón para decirle que él no ponía esas mierdas y que solo le daría el gusto en esa casa– era fácil dejarlo desnudo. Es decir, solamente con levantar la bata ya estaba casi en pelotas, y con el bicolor bajándole la ropa interior pues estaba como cuando nació.
Así que sus bóxers están colgados de uno de sus pies y la bata levantada sobre su pecho. Sus pezones hinchados y con rastros de saliva, sus piernas abiertas para que Shouto tranquilamente esté entre ellas, deleitándose con el sabor de sus fluidos omegas. Con los ojos cerrados, sentía un aumento en su sentido del tacto y del oído.
Esperaba ansiosamente que Todoroki lo tomara, que su posicionara sobre él, que le metiera su gorda polla y que lo follará tan fuerte como para destrozarle el interior. Por lo general, al rubio no le gustaba hacerlo de frente, ya que era vergonzoso verse las caras y de esa manera evitaban el querer besarse. Pero si estaba "dormido" entonces no había problema.
Pero metido en sus propios asuntos, se quedó algo confundido cuando las sensaciones se detuvieron. Sintió a Shouto dejarle las piernas y retirarse de ahí, lo escuchó maldecir y lo que parecía la caja de pañuelos que usaban cuando cogían.
– Maldición, no puedo hacerle esto, sería una violación y eso es un delito. Ah, perdóname, Bakugou. Nunca lo volveré a hacer – Comenzó a murmurar el bicolor mientras le limpiaba toda la entrepierna.
Cuando terminó y acomodó sus ropas nuevamente, lo escuchó levantarse, tirar los papeles a la basura y luego como deslizaba la puerta corrediza para salir, escuchando los pasos alejarse.
Solo entonces, Bakugou finalmente abrió los ojos, el ceño fruncido y la boca en un puchero.
– Cualquier otro alfa me hubiese cogido. ¿Por qué tienes que ser tan diferente?
Cuando Fuyumi entra en la casa al mediodía y ve a su hermanito con su amigo acostados en el sofá de la sala, sonríe y dice mentalmente un aww esperando que no la noten. Ambos ven televisión, Katsuki acostado sobre el pecho de Shouto mientras una manta los cubría por el frío. Una escena tan doméstica y adorable.
– Tu hermana nos está viendo con una cara extraña – Escuchó. Quizá no fue tan invisible. De pronto tiene los dos pares de ojos sobre ella.
– ¡I-Ignórenme! – Tartamudeó con nerviosismo, su cara color escarlata – ¡Solo venía de comprar algo, voy a preparar el almuerzo!
– Espera – La detuvo el rubio – Dame 20 minutos e iré a ayudarte.
– ¡N-No, puedo hacerlo por mí misma!
– ¡Te dije que esperaras, maldición!
Bakugou le gritó haciéndola sentirse abrumada, aún más avergonzada y claro, regañada. Realmente quería irse a preparar la comida pero sabía que el rubio no la dejaría hacerlo.
– Nada personal, solo está molesto porque estamos pegados – Dijo su hermano, metiéndose a la conversación.
El ruido fuerte de la carne azotada resonó en la sala, Fuyumi miraba sorprendida la marca roja que había quedado en la mejilla izquierda del bicolor ante semejante cachetada.
– Ouch.
– ¡No tienes que decirle a cualquiera que se te cruce que andamos pegados, imbécil! – Regañó un sonrojado Bakugou.
Fuyumi entendió entonces porque parecía que estaban muy cariñosos, en realidad habían terminado anudados en la sala y habían utilizado la manta para cubrirse. Su rostro se coloreó tanto, sino es que más que el cabello de su padre, abrazó la bolsa de compras y siguió su camino.
– ¡L-Lamento haberlos molestado, m-me voy!
– ¡Oye, espera, carajo! – Bakugou intentó moverse, pero como sabrán, seguía pegado – ¡Ah, maldición, ¿Por qué mierda tarda tanto en desinflarse?!
– Estoy en mi rutina, tal vez sea por eso.
– ¡Tú cierra el pico!
– Ya no puedo andar tranquilamente por esta casa porque en donde yo cruzo están Shouto y su novio.
– Creo que no son novios...
– ¡Lo que sean! ¡Estoy harto de que en cada habitación no pueda pasar porque están ellos! – Se quejó Natsuo – Quiero ver televisión en la sala, están pegados en el mueble; quiero ir a la cocina, están pegados y comiendo algo; quiero ir al baño y ahí están ellos aun pegados; quiero ir hacia mi habitación y ¡Sorpresa! ¡No puedo cruzar porque están pegados en pleno pasillo!
– Shouto está en su rutina, tú más que nadie sabe lo difícil que eso es para un alfa.
– Sí, sí, lo sé. ¿Pero porque tienen que coger en toda la casa?
– Para tu información, hijo de puta – La voz de Bakugou hace presencia asustando a los dos hermanos – Fue solo una vez, pero su maldito nudo no se desinfla así que no es mi culpa. Ahora, pásame una perra manzana que me muero de hambre.
Fuyumi y Natsuo ven con sorpresa al omega que está en la puerta y solo muestra parte de su mitad de arriba. Intuyen lo que hay más abajo, probablemente aun su hermanito esté pegado a él. La chica toma la fruta y se acerca hacia el rubio, dándole la manzana pero sin atreverse a mirar qué hay más allá en la otra habitación.
– No crean que esto es fácil, intenten caminar como si fueran un centauro, cabrones – Les reclamó Katsuki – Y tú, muévete, imbécil; creo que ya se terminaron los comerciales – Gritó esta vez hacia otro individuo y luego se fue.
– Tampoco estoy cómoda con esto, Natsuo, ellos no suelen venir aquí. Por lo general siempre se van a la casa de Bakugou-kun. No sé si ahí se comporten así.
– Pues si aquí se pasean tan naturalmente como dos perros pegados luego de coger, estoy seguro que ahí lo harán de la misma forma. Carajo, los jóvenes de hoy en día no tienen vergüenza.
– ¿Cuál jóvenes? Si tú apenas el año pasado cumpliste la mayoría de edad.
– Oye, la mayoría de edad es a los 18, no seas tan recta. Eso de los 21 son puras farsas.
– Lo dice el niño al que no le permitieron la entrada a un casino.
– ¡Hey, prometiste no mencionar eso!
– Bien, no es que esto sea una queja. No, de hecho sí, es una maldita queja – Se corrigió el rubio – Pero ¿Qué mierda? Ya llevamos hora y media pegados, algo está mal con tu polla.
– Creo que se atascó...
– ¡No es que diga que tengo un coño flojo de puta pero ¿Cómo carajos es eso de que se atascó?! ¡Tampoco tengo el coño de una virgen menor de edad para que eso sea posible!
– Es que no puedo sacarlo, parece que el nudo no quiere desinflarse – Shouto hizo el intento, en serio que sí. Pero su nudo sigue tan grande que se niega a moverse – Diablos.
– ¡Oye! ¡No tires tan fuerte, carajo! – Gritó el rubio.
– Tal vez, debamos pedir ayuda... solo por si acaso.
– ¡¿Debes estar loco para pensar que voy a hablar con alguien sobre esto?!
– No tenemos opción. Deja que llame a mi hermano ¿Está bien?
– ¡No quiero que tu puto hermano nos vea así!
– No lo hará, solo le diré lo que pasa. Está a punto de graduarse como médico, tal vez él sepa algo.
– Ugh, bien.
Todoroki siendo el niño que es, no quiso gritar, así que decidió tomar su celular y marcar al número de su hermano hasta que le contestó. Natsuo miró extrañado el remitente en su pantalla, pero igual no le dio importancia y contestó.
– ¿Qué?
– Necesito ayuda. Bakugou y yo estamos pegados...
– Les voy a tirar agua, par de cachondos.
– Espera, no – Shouto intentó explicarse – Es que, hace ya un buen rato que estamos así, nunca antes habíamos estado pegados tanto tiempo. Intento salir pero no puedo, nos vamos a lastimar si intento separarme por la fuerza.
– Ah, entonces tu pene no lo deja ir – Se rio Natsuo a través del teléfono. Bakugou gruñó al escuchar y distinguir la risa – Debe ser porque estamos el viejo y yo en la casa. Tu instinto alfa está intranquilo, Shouto, cree que te lo vamos a quitar así que por eso no quiere soltarlo. Claro, contando también como otro factor a tu rutina.
– Oh.
– ¡¿Cuál "oh", cabrón?! ¡Dime qué te dijo el idiota ese!
– ¿Y cómo le hago para despegarnos? – Preguntó el bicolor ignorando al omega que se removía incómodo y queriendo quitarle el celular.
– Intenten relajando sus cuerpos, tomen una ducha con agua caliente, eso debería bastar. Y si no, les pondré aceite de oliva para aflojarlos – Bromeó el albino mientras reía.
– Eh, sí, muchas gracias – Y colgó decidido a no oír más risas de parte de su hermano – Natsuo dice que debemos calentarnos.
– Por estar de calientes es que nos pasó esto en primer lugar, no jodas.
– No, no – Se corrigió el alfa – Me refiero a tomar un baño, dice que el agua caliente debe relajar nuestros cuerpos para poder despegarnos.
– Para no quedarme así, estoy dispuesto a lo que sea.
– Bien, porque si no funciona, la segunda opción es usar aceite de oliva.
– Como dije, lo que sea.
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