Capítulo 12



La ansiedad se detona en mi sistema en el instante en el que veo a Harry precipitarse a toda velocidad hacia el auto de Douglas Schneider. Mis entrañas se revuelven en el instante en el que observo la decisión que hay en su mirada y lo único en lo que puedo pensar es en el caos que está a punto de desatarse.

De pronto, el disparo de adrenalina que inunda mi cuerpo, hace que mis músculos trabajen primero que mi cerebro, ya que abro la puerta del copiloto a toda velocidad antes de que pueda registrarlo.

Una maldición brota de mis labios en el instante en el que me percato de que el cinturón de seguridad me impide salir del vehículo. Entonces, empiezo a trabajar en él con dedos temblorosos. Me toma unos instantes poder liberarme, pero una vez que lo logro, me precipito fuera dando trompicones.


Por un doloroso instante, creo que voy a estrellar mi cara en el asfalto, pero logro recuperar el equilibrio justo a tiempo para mirar cómo Harry toma al hombre vestido en traje y corbata y lo estrella contra el auto más cercano.

El pánico trepa por mi cuerpo a toda velocidad y un grito de puro horror se construye en mi garganta. cuán violento puede ser Harry. cuán fuera de control puede ponerse...


— ¡Harry! —Grito cuando noto cómo presiona con fuerza contra el torso del abogado. Mi voz suena decidida y temblorosa al mismo tiempo.

Trato de llegar a ellos lo más rápido que puedo, pero no estoy muy segura de qué haré para detener al chico furioso que sostiene al abogado con expresión desencajada. Sé que está furioso. Todo su cuerpo irradia violencia y hostilidad. La ira con la que observa al abogado es tan cruda y poderosa, que no puedo evitar sentirme más allá de lo aterrorizada.

Una parte de mí no deja de decirme que Harry sería incapaz de hacerme daño; sin embargo, verlo en ese estado, saca lo peor de mí.


Douglas trata de quitarse a su agresor de encima, pero no lo logra. El agarre de Harry es tan firme, que no es capaz de moverlo ni un centímetro. Entonces, escucho cómo sisea algo que no logro entender. Harry, por otro lado, responde casi en un gruñido; sin embargo, su voz suena tan distorsionada que no logro distinguir qué dice.

El abogado sostiene las muñecas del chico de las cicatrices con tanta fuerza, que sus nudillos se han puesto blancos; sin embargo, Harry ni siquiera se inmuta.

Hacía muchísimo tiempo que no lo veía actuar de esa forma. Hacía mucho tiempo que no estaba delante del hombre al que apodan Bestia. Tengo que hacer algo ahora mismo o esto va a terminar muy mal.


— ¡Harry, basta! —El grito sale de mis labios sin que pueda detenerlo. No estoy muy segura de qué hacer para conseguir que esto pare, sin embargo—, ¡por favor, no hagas esto!

Un gemido adolorido brota de la garganta del abogado y me percato de la forma en la que Harry empuja su antebrazo contra el pecho de su víctima, de modo que apenas permite que respire.

— ¡Dios mío, Harry!, ¡detente ya! —Chillo, con horror y ansiedad—, ¡estás haciéndole daño!


Mi corazón ha acelerado su ritmo a una velocidad alarmante y mi pulso golpea con violencia detrás de mis orejas. Estoy aterrorizada. Si el abogado llega a presentar cargos en contra de Harry, todo se irá a la mierda. Descubrirán a qué se dedica y pasará el resto de sus días en la cárcel.

No puedo permitir que eso pase. La parte de mí que aún se preocupa por Harry desea impedir a toda costa que algo así suceda. Si algo llegara a sucederle, no sé qué diablos sería de mí. Me tomó mucho tiempo hacerme a la idea de que se había marchado para hacer lo correcto y, a pesar de que en realidad no se entregó, no puedo evitar sentirme horrorizada ante la idea de que todas las cosas que llegaron a pasar por mi cabeza se vuelvan realidad.


La ansiedad ha formado un agujero grande en mi estómago, pero no permito que eso me paralice. No puedo dejar que Harry se arruine a sí mismo de este modo.


—Harry, por favor, déjalo ir—la desesperación se filtra en el tono de mi voz, pero no puedo evitarlo. Estoy asustada hasta la mierda—. Iré contigo. Iré contigo a donde sea, pero déjalo ir.

Por un momento, nada ocurre...

Entonces, noto cómo la mandíbula de Harry se aprieta con fuerza. Los músculos de sus brazos se tensan cuando mis palabras llegan a él. Sé, por la forma en la que todo su cuerpo parece haberse agarrotado, que ha escuchado cada una de ellas; sin embargo, no se mueve ni un milímetro.


Uno...

Dos...

Tres segundos pasan... y entonces, Harry libera al abogado de su agarre.

Toda la tensión de mi cuerpo parece ser liberada poco a poco, pero el chico de las cicatrices sólo luce un poco más alterado que antes. Sé que ha tomado todo de él apartarse de Douglas, y no sé cómo sentirme al respecto.

No logro comprender qué demonios es lo que ocurre o porqué está así de molesto, pero definitivamente deseo averiguarlo.

Una parte de mí, la ridícula y soñadora, no para de susurrar una y otra vez que esto sólo es producto de un ataque de celos irracionales; sin embargo, la otra, esa que es un poco más centrada y realista, dice que hay algo más detrás de todo esto.

Harry jamás había reaccionado de esta manera con nadie, además. A pesar de todo, nunca fue el tipo de hombre que te arma un escándalo sólo porque está celoso. A decir verdad, las únicas veces que lo vi perder los estribos, fue cuando alguien suponía un peligro para mí.

Ni siquiera con Jeremiah, quien nunca terminó de gustarle, me hizo una escena de esta magnitud.


La forma en la que Douglas mira a Harry -con cautela y cuidado-, no me pasa desapercibida. Su postura es hostil, sin embargo. Está listo para defenderse de cualquier cosa que Harry trate de hacer.

Él, sin embargo, se limita a sostenerle la mirada.


No sé cuánto tiempo pasa antes de que Harry vuelque su atención hacia mí. El nerviosismo apenas me permite pensar con claridad, así que me limito a observarlo mientras toma un par de respiraciones profundas para intentar calmarse.

Entonces, sin decir una palabra, se encamina hacia mí a toda velocidad. Sus dedos se envuelven alrededor de mi brazo para guiar mi camino en dirección opuesta a donde Douglas se encuentra mirándonos, y reprimo el impulso que tengo de rodar los ojos al cielo. No puedo creer que todo esto esté ocurriendo.

— ¿Se puede saber qué estás haciendo aquí? —Digo, en un susurro, mientras que Harry me empuja lejos de Douglas, pero este no responde. Se limita a avanzar rápidamente. Estoy a punto de replicar algo, cuando sucede...


—Styles... —Un escalofrío recorre mi espina dorsal al escuchar el apellido de Harry en la voz de Douglas Schneider y me detengo en seco. La sensación viciosa y enfermiza que esto trae a mi sistema es insoportable. Yo no mencioné el apellido de Harry en ningún momento. ¿Cómo demonios es que ese hombre lo sabe?, ¿qué está pasando?...

Mi cuerpo entero se gira sobre su eje y encaro al hombre enfundado en un traje cuyo precio podría pagar el alquiler de mi casa durante unas cuantas semanas.


— ¿Cómo lo llamaste? —Las palabras salen de mis labios en un susurro tembloroso y noto, por el rabillo del ojo, cómo Harry se gira también y mira al abogado con aire retador.

El hombre frente a nosotros parece haber sido empapado por agua helada. La conmoción en su rostro es tan grande, que todo mi cuerpo se estremece de repulsión y coraje.

—Yo... —balbucea, mientras que niega con la cabeza.

Mi vista se vuelca hacia Harry a toda velocidad.

— ¿Lo conoces? —Suelto. Una mezcla de incredulidad, coraje e impotencia se apoderan de mí y entonces, miro al chico que se encuentra a mi lado como si fuese un completo desconocido.

Harry no dice nada, se limita a sostener mi mirada. La intensidad con la que me mira es tan grande, que no soy capaz de interpretarla del todo.

"¿Qué diablos está pasando?"


Mi atención se fija en el hombre que se encuentra frente a mí y la confusión se arraiga en mis venas.

— ¿Quién demonios eres? —Las palabras salen en un susurro tembloroso y son dirigidas al abogado.

Los ojos del hombre me miran fijamente, pero soy capaz de notar la indecisión en ellos. Está nervioso. Su piel ha palidecido varios tonos y su nuez de Adán sube y baja cuando traga saliva con dureza.

Luce ansioso y frustrado y, cuando abre la boca para hablar, parece pensarlo mejor, ya que la cierra de golpe. Sus ojos viajan a un punto a mi lado y que está mirando a Harry.

Mi vista se dirige al hombre que se encuentra de pie a mi lado y noto cómo toda la tensión se va de su cuerpo.


Me saca de balance la forma en la que su expresión se ha transformado en una cargada de serenidad y tranquilidad. Sus ojos claros están fijos en Douglas y casi puedo jurar que una pequeña sonrisa ha comenzado a tirar de las comisuras de sus labios.

Toda la rigidez previa se ha esfumado en el viento y lo único que soy capaz de ver, es a un Harry carente de hostilidad. Casi me atrevo a jurar que la máscara de líder de banda de narcotraficantes que sostenía sobre su rostro, se ha esfumado. Casi...


—La señorita te hizo una pregunta —su voz ronca y arrastrada inunda mis oídos y mi piel se eriza sólo porque ha usado el tono suave que solía usar cuando hablaba conmigo en el pasado.

— ¿Qué está pasando, Harry? —Mi voz está cargada de advertencia, pero él ni siquiera me mira. Su vista está clavada en Douglas, quien le sostiene la mirada con desesperación.

—Vamos a dejar que el campeón aquí te lo diga todo —dice, y una pequeña media sonrisa se apodera de sus labios. Entonces, la sombra de un hoyuelo se dibuja en su mejilla.

Mi estómago se aprieta con fuerza con el mero gesto y quiero estrellar mi cabeza en el asfalto porque no debería reaccionar de esa manera a él. No en un momento como este.


—Señorita Bassi, yo... —mi atención se posa en Douglas y sé que ha visto algo hostil en mi mirada, ya que se detiene en seco. De pronto, luce inseguro de continuar.

— ¿Usted, qué? —Escupo, con más violencia de la que pretendo; pero no puedo evitarlo.

Su vista se posa en Harry y noto cómo la máscara de amabilidad que había en su rostro hace unos instantes se resquebraja poco a poco.

De pronto, la expresión suave de Douglas Schneider se transforma en una mueca seria y calculadora.


—Sabes que no puedes hacer esto —dice, en dirección a Harry. Incluso el tono de su voz es diferente ahora.

La sonrisa de Harry se ensancha y, de pronto, luce genuinamente divertido.

¿Yo?, pero si yo no he hecho nada —se encoje de hombros en un gesto infantil y despreocupado—. Has sido tú quien la ha embarrado toda.

La mandíbula de Douglas se aprieta con fuerza.

— ¿Alguien puede explicarme qué diablos está ocurriendo aquí? —La irritación se detona en mi sistema y se filtra en el tono de mi voz.

El supuesto abogado cierra los ojos con fuerza y maldice por lo bajo antes de apretar el puente de su nariz con sus dedos pulgar e índice. Entonces, deja escapar un suspiro cansino.


—El asunto, Maya Bassi, es que no he sido del todo honesto contigo —dice, sin siquiera mirarme—. Ninguno de nosotros dos lo ha sido.

Sé que habla sobre él y sobre Harry, pero no me atrevo a sacar conclusiones aún. Necesito escuchar todo lo que tiene que decir. Sin embargo, no puedo evitar mirar de reojo en dirección a Harry. Él no parece afectado con la declaración de Douglas. Al contrario, luce completamente encantado.

—Déjate de rodeos y di lo que tengas qué decir de una vez por todas —espeto—. No eres un abogado de verdad, ¿cierto?; has estado mintiendo todo este tiempo. Eres parte de la pandilla de delincuentes que busca asesinar a Harry y por eso estás aquí, ¿no es así?


— ¿Es así todo el tiempo? —Douglas pregunta en dirección a Harry y no me pasa desapercibido el destello irritado que hay en su voz.

—Es encantadora, ¿no es cierto?

— ¡Dejen de jugar conmigo de una maldita vez! —Escupo—, ¡alguien tiene que empezar a hablar ahora mismo o voy a volverme loca!

—El problema, Maya, es que no podemos decirte qué ocurre. No sin autorización de nuestros superiores —Douglas habla—. Confórmate con saber que soy un abogado real y que el juicio contra tu padre se llevará a cabo, justo como te dije que pasaría. Confórmate, también, con saber que no soy un delincuente como este imbécil.

—No entiendo...

— ¿Recuerdas que te dije que debías confiar en mí? —La voz de Harry me interrumpe. El tono que utiliza es suave y tranquilizador—, bueno, a esto me refería. Confía en mí, Maya.

Mis ojos se posan en los suyos y la confusión aumenta otro poco. La frustración y la angustia atenazan mi corazón y amenazan con ahogarme, pero no permito que eso me domine. No en este momento, no cuando necesito respuestas.


Un bufido proveniente de Douglas hace que nuestro contacto visual se rompa, y me vuelco para mirarlo. El chico vestido en traje sonríe con ganas, pero el gesto luce más bien amargo.

—Eres un maldito hipócrita, Styles —suelta en una risotada y mi estómago se revuelve—. Eso también se lo dices a Paula, ¿no es así?, "Confía en mí, Paula. Sé que todo estará bien".


Todo el mundo ha perdido enfoque. Mi mundo entero parece que ha comenzado a resquebrajarse desde el instante en el que el nombre femenino resuena en mi cerebro una y otra vez.

La palabra "ella" lo invade todo y, de pronto, todo el aire almacenado en mis pulmones desaparece por completo.

Mi corazón parece haberse detenido durante una fracción de segundo para reanudar su marcha a un ritmo antinatural. Mi garganta se siente seca y una presión intensa se apodera de mi cerebro.

"Paula. 'Ella' se llama Paula." Susurra la voz en mi cabeza y mi pecho escuece con dolor.

¿Cómo demonios es que fui tan estúpida?, ¿por qué le creí cuando dijo que no había nadie más?, ¿cómo es que pude confiar en sus palabras cuando lo único que ha hecho es mentirme deliberadamente desde el principio?...


Doy un paso lejos de él y luego otro.

La traición quema en mis venas como el peor de los ácidos y lo único que puedo hacer es mirar a Harry, el chico que creí que nunca sería capaz de lastimarme. El chico en el que confié ciegamente y del que me enamoré como una estúpida, y que ahora no es más que un maldito mentiroso de mierda.

—Maya, espera un segundo, déjame...

— Cállate... —suelto, con más fuerza de lo que espero; pero sueno serena al mismo tiempo—. Cállate ya. Deja de mentirme. Te quiero fuera de mi vida, Harry. Se acabó. Estoy cansada de ti. Estoy cansada de tus jodidas mentiras.

—Es que no es lo que tú piensas.

— ¡Oh, por el amor de Dios!, ¡eres tan cliché! —Escupo, y una risa amarga brota de mis labios mientras dejo que el coraje se haga cargo. Una oleada de odio y resentimiento me invade y es tan brutal que lo único en lo que pienso ahora mismo, es en hacer daño. Quiero hacerle tanto daño como él me lo ha hecho a mí—. No me interesa saber qué es lo que tienes qué decir. Hace mucho tiempo que dejó de importarme. Lo único que quiero es que mantengas alejada toda tu mierda de mí. No vuelvas a poner un pie en mi apartamento o te juro por Dios que me encargaré de poner una orden de restricción en tu contra si es necesario. Te quiero fuera de mi vida, Harry.


Mi cuerpo tiembla debido al coraje, pero mi voz no vacila ni un segundo. El dolor en mi pecho es insoportable y sé que no he tenido suficiente. Necesito hacerle mucho más daño. Necesito hacerle pagar todas las lágrimas que he derramado por él...

Da un paso en mi dirección y todo mi cuerpo se tensa en respuesta. No puedo creer que esté intentando llegar a mí. No puedo creer que aún trate de convencerme de algo que no quiero ser convencida. No quiero más mentiras de su parte. No quiero nada que venga de él.

—He dicho que no te quiero cerca de mí, ¿es que acaso no entiendes? —Escupo.


Luce como si hubiese sido abofeteado, pero no me importa. Nada importa ahora. Ni siquiera el hecho de que tengo un nudo en la garganta, pero no puedo llorar. Muero por hacerlo. Muero por echarme a llorar como una jodida estúpida, pero no puedo hacerlo. Las lágrimas no vienen a mí y no sé por qué.

—Maya, ella no es nadie en mi vida —la angustia en la mirada de Harry sólo hace que mi coraje aumente.

—Nadie es nada en tu vida, Harry —suelto, con amargura—. Ni siquiera tu madre, quien ha sufrido durante más de un jodido año pensando que estás en prisión haciendo lo correcto. Eres una mierda de persona, ¿sabes?, no mereces ni la mitad del amor que esa mujer te tiene. No mereces ni la mitad del amor que yo te tuve. Te quiero fuera de mi vida de una maldita vez por todas.


Entonces, sin esperar por una respuesta, me giro sobre mis talones y me echo a andar por la calle a toda velocidad. Escucho cómo Harry grita mi nombre, pero no me detengo. Ni siquiera miro hacia atrás.

Las ganas inmensas que tengo de llorar apenas me permiten respirar como se debe, pero hay algo que me impide que lo haga. El odio que siento en este momento es tan grande que parece haber bloqueado esa parte de mí que lo único que desea hacer es ahogarse en sus propias lágrimas.

He terminado con esto. No estoy dispuesta a aguantar más mentiras. He tenido suficiente de toda la mierda que hay en mi vida. He tenido suficiente de Harry Styles.




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