Capítulo 0: Introducción
En algún lugar del mundo, dentro de una pequeña ciudad amurallada con el nombre de Glostevia -nacida de una era de conflictos bélicos entre países poderosos-, el científico genio Emmerson Cerbero creó un codiciado virus, capaz de hacer mutar a la raza humana en cuestión de minutos. Tras varios años de investigación y experimentación con humanos, usando a la población carcelaria del país por medio de pagos ilegales y sin aprobación del gobierno, encontró un modo de exponenciar la fuerza, la resistencia y la longevidad humana. El Cancerbero n°72, o C72 -nombre que le dio a la versión más exitosa del virus-, dota a su portador de fuerza, velocidad y resistencia sobrehumanas. Es capaz incluso de retrasar el envejecimiento. Pero tiene un defecto mortal, y es que abandona a su portador en cuestión de semanas, tomando consigo la vida del mismo. La única manera de sobrevivir al Cancerbero n°72 y disfrutar de sus beneficios, es incubando nuevamente el virus a través de otro portador. Dicho de una manera más simple: recibiendo transfusiones de sangre con el virus, o bebiendo la sangre de un infectado.
Tras su exitoso descubrimiento, Emmerson Cerbero adoptó a cinco niños huérfanos de un hogar de acogida y se mudó a una mansión en el sitio más alejado del centro de la ciudad, donde fundó el Clan Bloodline; un lugar de entrenamiento y adaptación para sus nuevos metahumanos, quienes se convertirían en los futuros héroes de la ciudad, persiguiendo criminales y salvando vidas.
Su plan funcionó perfectamente bien por diez años. Los jóvenes crecieron en la mansión desarrollando sus poderosas habilidades, acompañados por educadores, personal táctico-militar, otros científicos adeptos de Emmerson y hasta espías del gobierno, que le dieron su total apoyo. Hasta que un día, el quinto no apareció. Emmerson llamó a todos los jóvenes a desayunar, pero uno no bajó, así que envió a una de las empleadas domésticas a buscarlo. La mujer subió las escaleras, caminó por un pasillo largo, abrió la puerta de la habitación y soltó un grito de horror al encontrarlo rígido en su cama, en una laguna de sangre burbujeante que empapaba hasta la alfombra. Aquella sangre parecía tener vida propia, se movía como una gelatina alrededor del cadáver, hasta que de repente tomó una forma aterradora: la figura de un hombre con cuencas en vez de ojos y una boca de dientes rojos afilados.
Emmerson llegó hasta donde estaba la mujer y se enfrentó al ente, impidiendo que el resto de los adolescentes, que venían detrás de él, cruzaran la puerta.
-¡Atrás! -exclamó.
La figura lanzó un grito desgarrador y se zambulló hacia atrás, sobre el cadáver. Emmerson no podía creer lo que sus ojos veían. La sangre volvió al cuerpo por la boca de forma tan violenta, que el joven se sacudía descontrolado sobre la cama. Entonces ocurrió algo terrible, el cuerpo comenzó a mutar, transformándose en un ser que doblaba el tamaño de lo que alguna vez fue el adolescente que había consumido. Su rostro se veía completamente desfigurado, sus brazos y piernas se ensancharon hasta triplicar su tamaño, todos los músculos se desarrollaron de tal forma que aquel ser se veía enorme, deforme y grotesco. La mujer junto a Emmerson volvió a gritar, y el ser huyó, destruyendo la pared de la habitación en la estampida.
A partir de ese momento nada en Glostevia volvió a ser igual, pero la historia que conoció la ciudad fue absolutamente diferente.
Emmerson no habló con nadie sobre la mutación del virus, lo denominó como el C73 autónomo e investigó en secreto con muestras que habían quedado en la habitación. Cayó en una profunda angustia al darse cuenta que la noche anterior le había hecho una transfusión al quinto con un cultivo que había sido manipulado a sus espaldas por uno de sus ayudantes. No conforme con realizar experimentos por su cuenta, después del incidente el ayudante huyó con varios cultivos del C72 para venderlos a diferentes organizaciones criminales, creando la figura del villano. Al pasar los días aparecieron ladrones, asesinos, y otros seres nefastos con poderes extraordinarios generando disturbios a cualquier hora. La gente estaba en peligro y la ciudad era un caos, tomada por el crimen.
A pesar de su tristeza, Emmerson no se podía quedar de brazos cruzados, así que trabajó duramente por todo un año, hasta que finalmente, con su profusa inteligencia, creó la cura para el C72. Y como no perdía de vista su sueño, creó también un virus nuevo, al cual llamó "C74-Némesis", altamente contagioso y capaz de destruir por completo el C72. Cualquiera que hubiera compartido y criado por tantos años a un grupo de jóvenes, desde su niñez, encontraría desalmado lo que Emmerson hizo, pero lo cierto es que el científico siempre había tenido clara su misión, la que él mismo se impuso cuando decidió crear tal anormalidad. Así que tras haber curado a los adolescentes del C72, después de tenerlos bajo riguroso estudio hasta que sus vitales volvieron a la normalidad, los contagió con el C74, transformándolos en armas biológicas mortales.
Una simple mordida a un infectado con el C72, y la muerte era el siguiente paso. Emmerson soltó a sus creaciones por la ciudad de Glostevia, y el pánico se apoderó de las calles. Pero no por parte de los ciudadanos, sino de sus temidos criminales. Los cuatro se convirtieron en héroes adorados, idolatrados por todos, principalmente por los más jóvenes. Y tras varios años de trabajo junto a las autoridades, llegó la paz, la aceptación de aquella situación como una normalidad.
Muchos presenciaron la forma de atacar que tenía el Clan Bloodstain a estos criminales superdotados, con mordidas feroces y desgarradoras sobre sus cuellos, así que la gente desde el folclore los denominó "vampiros".
El crimen volvió a su pasividad, a atacar desde la sombras, bajo el acecho enérgico del Clan; y aunque la distribución del C72 se había frenado de forma significativa, no solo el crimen acechaba; todavía quedaba un monstruo peligroso bajo el manto de la noche.
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