FINAL (parte 1)

Me quedo estático en mi lugar cuando escucho la vaga amenaza de Mavis. Ella no puede hacerle daño a mi madre, no puede.

Sin embargo, me siento muy intranquilo, esa mujer es peligrosa y rencorosa, una víbora venenosa.

Relajo mis músculos y me dispongo a emprender rumbo hacia la casa de mis padres. No me siento tranquilo teniendo a esos entes oscuros tras de mí y mi familia, que en realidad solo es Amanda.

Estiro mis piernas y aprovechando mis habilidades fuera de lo común, corro a toda velocidad por las calles, parcialmente vacías.

En pocos minutos llego a lo mansión, me sorprendo al ver las luces apagadas, intuyo que podrían no estar, pero mis padres no salen juntos a esta hora de la noche desde que se casaron, y ¿dónde está el servicio?

Cuando me adentro a la casa me llevo la gran sorpresa de encontrarlos a todos tirados en el suelo. Abro los ojos como platos al ver a mi nana con una profunda herida en el abdomen.

—¿Qué ha sucedido? —le pregunto cuando llego hasta ella y me arrodillo en frente.

Toco su piel y está demasiado fría, busco su pulso, pero no tiene. Está muerta.

—Esto no puede estar pasando —susurro. Luego observo a las demás personas, todas están muertas, en su mayoría eran empleados de la familia.

Siento que mi mundo se viene abajo en el momento en el que diviso a mi padre tirado cerca del sofá.

Corro hacia él y trato de no explotar de ira al ver que tiene la misma herida de todas las víctimas.

—I –ian –trató de pronunciar, pero de su boca comenzó a salir un poco de sangre.

Sostengo su mano con fuerza. Esto está mal, muy mal.

—Padre... Todo va a estar bien ¿sí? No te preocupes —quise alentarlo, pero estaba demasiado ansioso. Mi padre tosió un par de veces y después me dijo.

—Perdóname por no ser un buen padre. Por no darte un ejemplo, por pedirte más de lo que puedes dar...

En ese momento no pude describir el dolor tan grande que sentí al ver como su vida se esfumaba, como me estaba dejando solo.

—¡No! —intenté que volviese a hablar, pero se había ido. Coloco mis manos sobre su pecho e intento reanimarlo, pero ya no había nada qué hacer.

Comencé a respirar demasiado rápido y a querer asesinar al causante de todo esto que estoy seguro que es Black.

Tiro de las hebras de mi cabello y sin más me echo a llorar, sé que tenía problemas con él, pero era mi padre y hacía parte esencial de mi familia. No se merecía esta muerte tan violenta.

N –no lloressusurraron a mi espalda.

—L –lo asesinaron –solloce.

Emma se acercó a mí y me abrazó por la espalda, ella también estaba sufriendo, lloraba conmigo, sentía mi dolor, aunque fuese un espectro conservaba su humanidad.

Han arruinado mi vida con esto, ya no tengo nada, solo me tengo a mí mismo, todos los que amo mueren o me abandonan. No merezco tanto desprecio por parte del destino, daría mi vida por no tener que sufrir y hacer sufrir a los demás, tan solo soy un hombre.

V –vamos a salir de esta, hermanito. Te lo prometo, solo no llores más que me haces sentir muy mal —juntó nuestras cabezas y limpió con sus pequeños dedos mis lágrimas.

—Emma, ya no tengo nada, ni a ti, ni a Elsa, y ahora mi padre. Yo... No quiero seguir con esto. Llévame contigo —supliqué.

No, aún tienes mucho por que lucharme alentó —Ian, no te rindas, yo estaré contigo.

Solo eres un fantasma

Soy más que eso, soy tu ángel guardián.

Limpié mis lágrimas y luego me levanté del suelo. Tenía que encontrar al infeliz que acabó con mi vida.

—¡¿Dónde estás maldito?! Grité con fuerza —¡Muéstrate ahora!

No recibí respuesta, pero estaba más que seguro que él estaba aquí, sentía su aura oscura.

Pasaron un par de minutos hasta que escuché risas por todo el lugar, se me calentó la sangre al escucharlo.

—¡Sorpresa! —exclamó —¿Qué tal el recibimiento?

Apreté los puños a mis costados. Anhelaba poder golpearlo con toda mi fuerza después de verlo patear uno de los cadáveres.

—¡Morirás por eso! —amenacé.

—Vaya, ¿de verdad crees que podrás hacerlo, niño? —me tentó.

—Sabrás lo que es dolor, te aseguro Black que recordarás mi nombre en el infierno.

Rió a carcajadas.

—¿Sabes? Eres demasiado confiado. Crees que podrás contra mí, pero yo no estoy solo y tú sí. Te abandonaron como un perro, eso debe doler, huérfano.

No pude soportar más la ira y le tiré un potente rayo a la cabeza, sin embargo, lo atravesó y golpeó el muro tras de él.

—¿Qué demonios? —espete.

—¿Te sorprende? —se burló —Pues al igual que esa niña que nos está viendo, yo también soy una ilusión, en realidad no me encuentro aquí, estoy teniendo una amena conversación con tu madre.

—¡Infeliz hijo de puta, no ta atrevas a tocarla!

El espectro dio un par de pasos hacia mí, no paraba de reírse y de burlarse de mí.

—Te haré pagar por mi fracaso, arruinaste todo mi trabajo, pero ahora te tengo en mis manos, imbécil.

Gruñi y lo encaré.

—¿Dónde está?

—Primero, comenzaremos con esta niñita de una vez por todas, no más resurrecciones.

En un abrir y cerrar de ojos y sin poder evitarlo, Aaron atacó a Emma con su energía oscura y la hizo desaparecer en un santiamén.

Apreté las mandíbulas, había acabado con mi pequeña hermana. No puedo seguir con esto necesito verlo sangrar de verdad.

—¡Hijo de perra!

—Nos vemos luego, Jack —mencionó entre risas y desapareció de mi vista.

—¡No! ¡Vuelve sabandija! —grité, pero fue en vano, Black ya no estaba.

Escucho un quejido a mi espalda, doy la vuelta y me encuentro a Emma agonizando en el suelo.

Corro hacia ella y la tomo en brazos. Ya no queda nada de ella, más que una sonrisa dibujada en su infantil rostro.

—No me dejes —le susurro.

Te quierotocó mi rostro con las pocas energías que conservaba.

—¡No! Te dije que no puedes irte, tienes que quedarte a mi lado, eres lo único que me queda —la miré a los ojos, pero ella estaba perdida en sus pensamientos.

No la dejes morir, sálvalasusurró.

Pronto su cuerpo desapareció por completo, su espíritu se disipó en el aire dejándome perdido en amargura y dolor.

Cubro mis ojos con mis manos para retener las lágrimas. Jamás había tenido tantas ganas de deshagorme con alguien, pero ya no tengo a nadie.

Me arrastro hasta el cuerpo de mi fallecido padre y lo abrazo con fuerza.

—Lo siento. Siento no haberte salvado, siento no haber sido tu hijo perfecto —apreto su mano fría.

Ya no me queda nada, más que este horrible silencio.

Me separo después de unos segundos de él. Observo su mirada desorbitada, con mis dedos cierro sus párpados, pero algo irregular en su cuello llama mi atención.

Retiro parte de su camisa y me encuentro con una horrorosa marca en su pecho.

Muelle.

Elsa

Sumerjo mis pies en la fría agua del río que está ubicado cerca de la casa de campo.

Aprovecho este momento de soledad para aclarar mi mente, para mantenerme relaja y alejada de mis pensamientos que no son nada sanos.

Sin embargo, no lo consigo. No ha pasado un día en que no piense en Jack, en el daño que debí producirle, en que no me perdonará nunca, pero me reconforto al recordar que él hizo exactamente lo mismo conmigo y que yo pude superarlo, él también podrá hacerlo, estoy segura.

Estando aquí, en la orilla del río, mi mente evoca recuerdos felices, esos días hermosos que pasé a su lado, que descubrí al Jack alegre y divertido. No puedo evitar recordar el día en que pescamos juntos y que me sentí tan en paz conmigo misma.

Todo es tan diferente ahora, los papeles se han invertido, yo soy quien lo abandonó. Aunque me cueste aceptarlo, me hace mucha falta estar cerca de él.

Suspiro profundo y en un par de minutos abandono el lugar y me encamino hacia la casa.

Amo este lugar, creo que me ayuda a mantenerme viva y despreocupada. En la ciudad todo es un asco.

Abro la puerta de la cocina y dejo mis zapatillas tiradas por ahí, prefiero no tener calzado en este lugar, se siente bien.

Busco por toda la casa a mi amiga pelirroja, pero no la encuentro por ningún lugar. Empiezo a preocuparme.

Paso unos minutos buscándola hasta que le encuentro fuera de la casa golpeando un saco de boxeo que cuelga de un árbol.

—Pero... ¿Qué haces, Mérida? —le pregunto confundida.

Mi amiga pega un respingo y voltea a verme con una sonrisa nerviosa pintada en sus labios.

—Pues, verás, me cansé de que quieran lastimarme, que me vean como un blanco fácil, como una chica frágil, por eso me compré esto para hacerme fuerte —respondió rascando su nuca.

Camino hasta ella con los brazos cruzados. Mi amiga está demente. No sé si reír o decirle que no es buena idea.

—No creo que con solo un par de golpes puedas defenderte. Mérida, tienes que entrenar todos los días —le explico —Además no necesitas ser fuerte físicamente para que te respeten.

—Necesito ser fuerte. Elsa, enséñame —suplicó uniendo sus manos.

—No. No quiero que aprendas este arte tan violento, tú no estás hecha para esto.

Ella Frunze el ceño y se cruza de brazos enojada, decido alejarme porque la conozco demasiado y sé que no se quedará contenta hasta que yo le enseñe a luchar.

Regreso a la casa y me adentro en mi habitación, la cual es pequeña, pero no me importa, solo quiero estar sola por un par de horas.

Busco la laptop que había comprado para desaburrirme y mantenerme conectada con las noticias del mundo. Quiero estar alejada de todo, sí, pero estaré ahí si necesitan de mi ayuda, nunca desamparare a mi equipo por más que estén enojados conmigo.

Abro el ordenador y de inmediato recibo un mensaje de alerta.

"Elsa, tenemos problemas"

Jack

Trato de calmarme como puedo, pero no funciona. La desesperación me acoge y me consume, todo lo que ha pasado hasta ahora me está pasando factura.

No sé dónde podrá tener Aaron a mi madre, no sé si la estará lastimando o si esté jugando con su mente como siempre lo hace.

Hace un par de horas salí de mi casa, dejando atrás varios cadáveres incluyendo el de mi padre, pero ya no puedo hacer nada por ellos, sus almas han partido premeditadamente.

Paseo como un loco por las calles solitarias de la ciudad, es de noche y hace un puto frío que te congela hasta los pensamientos.

He pasado tanto tiempo buscando una señal, algo que me indique hacia dónde tengo que ir. La palabra muelle fue marcada en la piel de mi padre, pero eso no me ayuda en lo absoluto.

Busco algo diferente en el ambiente, algo que me ponga alerta o me muestre alguna señal de la peligro. Pienso que en cualquier momento se podría manifestar alguna de esas malditas sombras, pero me han dejado libre.

Un par de risas infantiles me sacan de mi ensimismamiento. Una pequeña niña me saluda a lo lejos y me invita a que la siga.

Dudo por un instante, pero luego me dije a mí mismo que no tengo mucho que perder y que esto puede ser la señal que estoy buscando.

—¿Quién eres? —le pregunto, pero se echa a correr calle abajo.

Va demasiado rápido para ser un niña, incluso tuve que utilizar mi súper velocidad para tratar de alcanzarla.

Ella cantaba y reía mientras que corría campante y segura. Me sentí tan confundido que por un momento pensé que podría ser una trampa.

—Oye, ¿dónde estás? —pregunto después de un rato. La chiquilla desapareció de mi vista en un abrir y cerrar de ojos.

Sin embargo, me había traído al muelle de la ciudad.

era una señal.

Todo aquí está silencioso y tranquilo. Nada de esto parece ser normal.

Doy una vuelta por todo el lugar hasta que llego cerca de una bodega y de allí escucho gritos femeninos, me pongo alerta y agudizo mi oído.

—¡Grita más fuerte!

Mi sangre hirvió al reconocer su asquerosa voz. Había llegado ante la boca del lobo, lo tenía justo detrás de las grandes puertas del lugar.

Me preparo para tirar las puertas, pero sin previo aviso, soy transportado dentro de la bodega en un par de segundos.

—Te estaba esperando, Ian, tardaste demasiado —canturreo el pelinegro al verme tan desorientado.

Observo mi nuevo paranoma, el cual no es muy alentador. Mi madre está arrodillada al fondo de la estancia, Aaron la mantiene retenida con una daga negra en su cuello.

—¡Suéltala imbécil! —grito y preparo un buen ataque.

—Mmm, no —me tentó con su ya conocida sonrisa socarrona.

Todo mi ser se encendió al verlo sostener con más fuerza el arma.

En la bodega también estaba todo su séquito de imbéciles, desde el maldito hijo de puta que atacó a Elsa hasta el robot ese, que resultó seguir funcionando.

Todos me miraban expectantes, esperando la orden de su amo para acabar conmigo. Estaba solo y no creía poder acabar con todos ellos al mismo tiempo.

—Black, tú dinos cuándo y destruiremos a este niño impertinente —dijo Mavis ansiosa por iniciar una nueva pelea.

—Ten paciencia, mujer, tendrás con quién divertirte en un par de segundos —contestó Aaron —Para ser más exacto en tres, dos, uno...

Las puertas de la entrada fueron derribadas con facilidad por mis queridos amigos del escuadrón. Todos con sus patéticos trajes de héroes y con una sed de victoria.

—¡Alto ahí, Pitch Black, no dejaremos que sigas cometiendo más barbaries! —gritó uno de los dos castaños que estaban allí.

Aaron comenzó a reír a carcajadas y le ordenó a sus sombras atacarlos sin misericordia.

Todas las personas que estaban en ese lugar desaparecieron, dejándonos a nosotros tres solos.

Mi madre temblaba de miedo y trataba de no echarse a llorar, vi en ella la súplica y el dolor. No puedo dejar que le haga daño, es lo único que me queda.

—Ahora que estamos solos, debemos abordar un par de temas muy relevantes, como el hecho de que acabaste con el proyecto de mi vida —escupió con ira.

—Yo no tengo que ver en que tu puto virus haya sido un fracaso, me alegra que ya no puedas convertir más monstruos y agregarlos a tus tropas —me Burlé —tu jugada se ha torcido.

Doy un par de pasos hacia adelante y Black sujeta con fuerza el cabello de mi mamá haciéndola gritar.

—¡Ian! —sollozó.

Apreté los puños a mis costados.

—Tú, maldito mocoso, arruinaste mi vida —continuó alegando —Pero creo que ya he saldado algunas cuentas —sonrió —Me hice más fuerte con el temor de todas las personas  que he asesinado últimamente, todas ellas murieron por tu culpa, pero creo que no te importa.

—Vaya, qué perdedor eres, no te bastas contigo mismo y necesitas de simples humanos para alimentar tu poder. ¡Grandioso! ¡Felicidades poderoso Black!

Tenté a mi suerte con esa insinuación, porque no podía mostrarle que estaba demasiado nervioso por el futuro que le deparaba a mi progenitora en sus brazos.

—¡Pagarás por esto! —gritó colérico —¡Pagarás con su vida todo lo que me has hecho pasar!

Todo mi mundo se vino abajo cuando Aaron rebanó la garganta de mi mamá con su daga. La sangre manchó su ropa y su cuerpo cayó al suelo produciendo un sonido sordo.

Su mirada se cruzó con la mía por unos segundos hasta que sus iris perdieron vida al igual que su cuerpo.

Me dejo caer de rodillas al frío suelo con el corazón hecho mierda.

—¡No!...

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