Capítulo 9
Elsa
Despierto sobresaltada y con la respiración acelerada.
Fue un sueño solamente, me siento un poco asustada, ese hombre de verdad que me hizo daño.
¿Cómo puede existir gente como él? sin sentimientos. Aún no puedo creer que ande por ahí matatando personas, quizás sin motivo alguno.
Estoy sola en la habitación, tengo frío y mi cuerpo está entumido. Observo mis brazos y están vendados, intento levantarlos pero no lo consigo, estoy demasiado débil.
Comienza a dolerme la cabeza y como puedo levanto el otro brazo y éste sí me responde, toco mi rostro y tiene un par de puntos en mi ceja. Sigo conectada a esos aparatos médicos, decido quitármelos, son asfixiantes.
Respiro profundo...
Miro hacia la ventana más cercana, es de noche, puedo dormir otro poco. Pero... Tengo miedo de encontrarlo a él en mis pesadillas, hiriéndome como lo hizo antes.
Dudo en cerrar los ojos, pero mi cuerpo y mente están exhaustas. Y como no pude mantenerme despierta Morfeo me atrajo en sus brazos.
Las pesadillas son más fuertes que yo, no me dejan descansar, veo mi muerte en tercera persona, ya no veo solo el rostro del peliblanco, sino que ahora veo el rostro de otro hombre, él parece ser una persona que no tiene buenas intensiones, de tal manera que entierra una daga en mi abdomen, el peliblanco ríe con fuerza mientras sufro.
Ya es de mañana, no pude dormir lo suficiente, por eso me costará mucho más recuperarme.
Una enfermera entra a mi habitación, y se sorprende al verme sin los aparatos adecuados conectados a mí.
—¡Señorita! —se exalta. Toma lo que desenchufé y me los vuelve a colocar —Es necesario que los tenga para que pueda respirar bien.
—Y... Ya puedo hacerlo p...por mí misma —traté de decirle pero aún no puedo hablar bien.
—Es necesario, entienda.
Revisa los monitores y el suero y toma apuntes en su libreta, después se marcha.
—Hola —saluda mi mejor amiga que acaba de llegar, trae consigo una tablet.
—Hola Rapunzel —por fin pude hablar bien.
—Te traje esto —Señala la tablet y hago una cara de confusión —Es para que te comuniques con alguien especial para ti.
—Anna... —mi hermana Anna se marchó de Estados Unidos después de casarse con Kristoff, un joven que conoció aquí. Hace mucho tiempo no la veo. Y ahora que voy a hablar con ella me emociono al máximo.
—Exacto, esperame un momento hago la videollamada —Mi amiga se sienta a mi lado, ella hace la llamada, y lo primero que veo es a Anna en la pantalla.
—Elsa. ¿Cómo has estado? Dime que estás bien —veo sus ojos cristalizarse.
—A... Anna tranquila. Mírame, sigo viva —intento tranquilizarla.
—Elsa... ¿Quién te ha hecho esto? —la escucho decir con la voz entrecortada.
—Quien lo haya hecho pagará las consecuencias, Tadashi se encargará de eso —confío tanto en él que estoy segura que esto no se quedará así.
—No sabes lo mucho que te extraño.
—¿Por qué no me has llamado antes? Han pasado años Anna... Años —le reclamé.
—No he podido, trabajo mucho y también An... Kristoff está trabajando en el laboratorio —se corrige
—No creo que eso sea suficiente como para no sacar un poco de tu tiempo para hablarme —digo dolida.
—Es que...
—Mamá ¿dónde está mi muñeca? —escucho que una voz aguda habla en la videollamada.
—Elsa tengo que dejarte, adiós —dijo apresuradamente, cortó la llamada, y me dejó con un mal sabor de boca ¿Quién sería esa chiquilla? ¿Qué pasó con mi dulce hermana? No puedo evitarlo y dos lágrimas brotan de mis ojos antes de que pudiera parpadear.
—Lo lamento Els —pronunció Rapunzel.
—No tienes por qué. No era lo que esperaba, pero da igual.
—Lo bueno de todo esto es que ya puedes hablar bien —intenta animarme —¿Quieres algo de comer? —niego con la cabeza.
Ella me deja sola.
***
Ha pasado mucho tiempo desde mi accidente, es decir, desde que ese hombre me atacó sin motivo alguno.
Me costó recuperarme, tuve que aprender a caminar de nuevo. Conté con la ayuda de Tadashi y Rapunzel, ellos me levantaron del suelo cuando caía, el desconocido que me atacó me golpeó muy fuerte mis piernas y daño un par de nervios.
En relación con su captura, aún no han avanzado en nada, él se escabulle de la policía, no tienen rastro de él, y eso me preocupa.
Regreso a mi apartamento, todo está como lo dejé hace días. Vine en compañía de Tadashi, él trae mis cosas en sus manos.
—¿Estarás bien si te dejo unas horas? —toca mi rostro y besa mis labios.
—Sí, no tienes de qué preocuparte —sostengo sus manos.
Él se suelta y se dirige a la salida.
—Aguarda... —lo detuve, lo abracé con fuerza —atrapa a ese maldito.
Tadashi asiente y se marcha.
Suena mi teléfono, miro quién me marca con la esperanza de que sea Anna, pero todo eso se esfuma cuando reconozco el numeró que me ha marcado, es el de mi jefe.
—Hola —contesto.
—Elsa querida, me enteré que has tenido un accidente y por eso no has regresado a trabajar. ¿Estás bien? —escucho como me habla con su característico acento ruso.
—Nicolas, estoy bien gracias a Dios que no me ha dejado morir.
—¿Tan grave fue? —se sorprende.
—Podría decir que sí —este tema ya me tiene cansada, pero no se lo voy a decir a Norte, seguro se enojaría.
—Entrando en materia, te necesito lo más pronto posible aquí, requerimos de la mejor editora que tiene este país, queremos, quiero, un reportaje sobre lo que ha estado pasando en Seattle en los últimos meses.
—¿Pero eso no debería hacerlo un reportero? —me extraña que no lo sepa.
—Te quiero a ti en este trabajo, tienes la suficiente entrega y responsabilidad para hacer esto. Además te subiré el sueldo —dio en el clavo, necesito dinero.
—Está bien ¿De qué se trata? —me interesé por saber a qué me voy a enfrentar.
—Es un poco complejo. El periódico necesita contener un texto sobre las muertes de las personas a altas horas de la noche. ¿Hasta ahí me comprendes?
—Continúa —tengo un mal presentimiento.
—Lógramos recopilar un poco de información, el asesino es hombre.
—¿Hombre?
—Déjame continuar —me llama la atención —este individuo se caracteriza por siempre estar encapuchado. Una cosa Elsa, esta información no la tiene ni la policía así que no hables. Sé que tu novio es policía. Ah y una cosa más, ese hombre es peliblanco.
Peliblanco... No... No que no sea él.
—¿Elsa? —ya no lo escucho, me pitan los oídos estoy en schock.
Caigo al suelo...
***
Dedicado a @jimenaAlexandraLozan.
Gracias guapa por seguir mi historia.
Bien esto es todo por hoy.
Sonrían y no lloren
Amen y no odien
Abracen y no golpeen.
Y como siempre voten y comenten.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top