Capitulo 7
En la actualidad
—Señor, la hemos encontrado — dijo un policía a su superior.
—¡¿En dónde?! —se exaltó el pelinegro agarrándole del chaleco antibalas.
—E... En un callejón. Parece estar... Muerta —intentó decir el hombre.
Partieron con varios hombres armados, al lugar indicado. Allí encontraron a una mujer tirada en el suelo, bañada en sangre, con su vestido azul rey sucio y su cabello platinado desordenado.
—¡Elsa! —gritó el pelinegro y se lanzó de rodillas ante ella — ¡Amor! ¡¿Pero quién te hizo esto?! —sujetó su cabeza y apartó unos mechones de su rostro.
—Cuidado señor, podría lastimarla —le dijeron
—Sigue viva ¿verdad? —preguntó esperanzado en conocer la respuesta.
—Efectivamente. Pero debería dejarla quieta.
—¿Han llamado a la ambulancia?
— Sí. Pronto llegará. Solo aguarde unos minutos señor.
Tadashi la dejó nuevamente sobre el suelo delicadamente, observó las heridas de su novia, lo profundas que parecían . Pensó en quién podría hacerle tanto daño. Elsa no era problemática, nunca fue una persona impulsiva. ¿Quién podría odiarla tanto?
—Tranquila, pronto vendrán, y... y estarás bien —le susurro al oido —te amo.
Minutos después llegó la ambulancia. La atendieron como era debido, la subieron al vehículo, con sumo cuidado.
—Yo iré con ella —dijo Tadashi.
—Solo podrá ir un familiar —le dijo una mujer paramedica encargada de atender a Elsa.
—Soy su novio, y oficial del departamento de policía de Seattle.
La mujer lo dejó subir.
—Regresen a la estación e investiguen lo sucedido —ordenó Tadashi a un policía cercano.
—Si señor, ¿Le comento lo acontecido al general Henry? —le preguntó antes de que arrancarán.
—Sí hazlo y dile que estaré con Elsa.
Al llegar al hospital bajaron a Elsa de la ambulancia y la llevaron en una camilla al interior del centro de salud.
Entró en una sala en la que suturaron todas sus heridas y limpiaron su cuerpo.
—¿Cómo sigue? —preguntó un angustiado Tadashi al médico que asistía a Elsa.
—Las heridas fueron muy profundas pero con éxito logramos salvarla. Ahora está en observación.
—Llevo horas aquí y eso es lo único que puede decirme —le dijo el pelinegro exaltado.
—¿Oficial que más quiere que le diga?
Tadashi tiró de las hebras de su cabello con rabia.
—¿Con qué le hicieron esas heridas? —miró fijamente al hombre.
—Hemos descartado que hayan sido con arma blanca.
—¡¿Entonces con qué carajos?!—explotó Tadashi.
—No estoy seguro, pero la persona que la lastimó tenía una fuerza increíble. Le pido que se tranquilice.
—¿Puedo verla? —dijo ya más calmado.
—Me temo que no. Hasta el día de mañana será trasladada a una habitación adecuada.
—Bien. Esperaré.
Elsa
No recuerdo que sucedió, solo sé que siento un gran dolor en todo mi cuerpo. Los recuerdos son muy vagos, recuerdo la fiesta de Rapunzel y desde ahí nada.
Intento levantarme pero no puedo las piernas me duelen, tengo los brazos entumidos, y apenas si puedo ver. Estoy en una habitación con paredes blancas y poca decoración ¡Carajo! estoy en un hospital. Pero ¿qué me ha pasado? Observo el lugar y encuentro a mi lado una mesa de color ámbar .
¿Ámbar?...¡ ámbar!
De ese color eran sus ojos. ¿Cómo no olvidarlos? Ahora recuerdo un poco. Yo, en un callejón y... Y un joven...
Mierda, no puedo recordarle. Solo sus extraños ojos.
Estoy tan cansada que decido dejarme vencer por el sueño.
Despierto, una voz del exterior me habla, es una voz dulce. Decido abrir los ojos lentamente. Ahí esta él. Con sus preciosos ojos marrones viéndome y su gran mano sosteniendo la mía.
—¿Cómo te sientes? —me pregunta, se ve mal. Podría asegurar que no durmió nada.
—T... Tad —intento hablar pero no lo consigo mi garganta arde.
—Shh, tranquila, estás a salvo, estás conmigo. Solo relájate, sigues muy débil y temo por tu salud —y ahí esta ese lado tierno de él que tanto me fascina. Solo sonrío. —Los doctores dicen que pronto mejorarás, tus heridas fueron muy profundas, sin embargo los médicos te curaron. Pero quiero saber si recuerdas a tu agresor.
—N... No mucho —Le susurro.
—Entiendo, no te precionaré más, creí perderte y eso me dolió mucho.
—Ámbar... Sus ojos —él me miró esperando a que le dijera algo más.
—No es un color muy común. Con este dato comenzaré la investigación pertinente, quizás este hombre esté relacionado con las últimas muertes registradas —me impacta saber que mi agresor sea el asesino que la policía está buscando.
—Si recuerdas algo más no dudes en decírmelo ¿ok? —asiento, él besa mi frente con ternura —te quiero.
El resto de día estuve aquí, en esta cama y en este hospital que tanto me deprime. Después de la conversación con Tadashi, él tuvo que irse para atender unos asuntos, así que me quedé sola hasta que llegó Rapunzel. Llegó llorando a mi habitación, me imploró que la perdonará por no haberme llevado a casa y permitido que ese sujeto me hubiera atacado, claro que la perdoné no era su culpa.
Charlamos un rato sobre cuán Tad había estado preocupado por mí y su desespera reacción al saber que no había llegado a casa y que tampoco estaba en la fiesta.
Rapunzel siguió en mi cuarto colocando un florero en la mesa y decorando mi cuarto para hacer mi estancia en este lugar más llevadera.
Me quedé dormida y dejé que mis pensamientos volaron.
—¡Estúpida! ¿Qué haces por allí sola? Las personas se buscan su propia muerte y tú, has caído en mis manos —me dijo un hombre que me mantenía sujetada con su mano.
—Me estás lastimando —le dije, sus manos ahora están presionando mi cuello.
—Apuesto a que te gusta el dolor, el masoquismo. Así son las mujeres. Se visten como cualquiera queriendo llarmar la atención de los hombres, que manera tan baja de caer. ¿De qué prostíbulo vienes, zorra?
¿Qué? Me ha confundido con una prostituta, intento deshacerme de su agarre pero lo único que consigo es quitarle la capucha. Tiene el cabello blanco al igual que su piel. Pero lo que más llamó mi atención fue su rostro. Tenía unas pronunciadas cicatrices como de quemaduras, me quedé quieta observándole.
—Personas como tú no merecen vivir —me mira con desprecio.
Y sin ninguna antelación golpea mi rostro y piernas con muchísima fuerza, una fuera de lo común.
Y cuando estoy casi inconcite se marcha, dejándome ahí tirada.
No aguanto más y despierto...
***
Gracias por leer, espero les guste este cap, sigan comentando y alimentando mi ser con buenos mensajes.
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