Monster 2
2
Su segundo encuentro fue algo decepcionante.
Aquel ser impasible se mantuvo sentado en el suelo desde la llegada del profesor Lim, dificultándole la tarea de estudiarle. Changkyun se mordió el labio un poco frustrado, aún no se rendía.
—H...Hey— se apresuró en hablar con voz dócil.
Por muy extraño que fuera, su capacidad de socialización dejaba mucho que desear; había estudiado más que otras personas, sí, pero al momento de relacionarse sus conocimientos no le servían en los temas casuales.
—Soy Lim Changkyun... — presentarse no era muy original, pero creyó fielmente que era lo correcto —. Yo... voy a venir a verte seguido.
Sin respuesta.
Entonces, mientras reunía todo su coraje, volvió a inhalar.
—¿Tienes nombre? — inquirió cuidadosamente, dando dos pasos hacia él. Deseaba oírle nombrarse, confirmar que seguía siendo un humano razonable.
La criatura ladeó la cabeza levemente, como si mirase sobre su hombro, después volvió su vista al frente. Una reacción, sólo eso quería.
—Lo tienes, ¿cierto?
Estaba empeñado en estimularlo a hablar, pero cuando su ancha espalda se volvió lo único que veía, se dedicó a escribir pura teoría. Y sin saber qué más hacer, caminó hasta uno de los lados y se agachó en cuclillas, pudiendo observar el perfil de su rostro.
Esta insistencia hubiera sido absurda para los pasados investigadores, pero el pelinegro quería hacer las cosas de otro modo, donde pudiera compenetrarse con el llamado monstruo y no resignarse a estar detrás de un microscopio. No obstante, era un proyecto que se había salido de control, realmente no parecía tener interés ni curiosidad en su persona, como si al estar solos no tuviera unaimagen que pretender.
<<La agresión es mayor cuando hay uniformados cerca>>. Redactó Shin Hoseok en su libreta, muy acertado de su parte. Era uno de sus biólogos preferidos, porque había sido el único en preocuparse por detallar su comportamiento lo mejor posible.
Para su buena suerte, la persistencia del pelinegro comenzó a darle frutos. La criatura por fin le miró indiferentemente, pero algo había cambiado: sus pupilas eran de un espectacular azul cielo.
Casi se le caen las gafas de la impresión. ¿Acaso su condición había mutado de tal forma, como para cambiar su físico a voluntad?.
¿Qué significaban esos finos ojos? Intimidarle era lo más probable, pero había tenido el efecto contrario, mientras más miraba, más hermoso se volvía. Sin embargo, no hubo ninguna otra interacción.
Y después de algunas horas, Changkyun revisó su reloj, moría de hambre y si no se daba prisa, pasaría otro día sin comer.
—Ya debo irme — avisó estirando los brazos. Luego pensó en Shownu, nombre por el cual se había decidido a llamarle temporalmente, ¿que le darían de comer a él?. Nada apetitoso se imaginaba — ¿Te gustaría que te trajera algo la próxima vez?
El silencio era absoluto en aquel lugar... podría mandarle al diablo por lo menos.
—Tal vez consiga traerte algo bueno.
Lo había intentado.
Despedirse a sabiendas de que no recibiría un adiós de vuelta, era algo deprimente, pero en su pecho, su corazón ya anhelaba esa siguiente vez.
La comida que le servían en la universidad era mil veces mejor que laque le habían puesto en la bandeja de aluminio; arroz blanco con frijoles no era precisamente su definición de un almuerzo completo.
—Vete acostumbrando, Changkyun — se consoló a sí mismo. Nunca fue alguien mimado y debía conformarse con lo que le daban.
Se había sentado en una de las mesas más retirada del resto, completamente solo. No le disgustaba estar de esa forma, así no tendría que preocuparse por nada más, en especial cuando todavía podía escuchar los murmullos de los uniformados, ni se habían molestado en ocultar su rechazo al profesor de gafas graciosas.
—Ese es el nuevo.
—No está en forma, parece que no durara mucho.
—Dicen que está loco.
—La bestia no tendrá mucho que comer esta vez.
Ni durante la guerra se salvaba de los crueles comentarios ajenos, el acoso parecía ser una constante en su vida a causa de su tímida y rara personalidad, alguien que parecía no encajar en ningún lugar. Ya estaba acostumbrado y, haciendo todo lo posible por ignorarles, recordó sin querer los chistes que solían hacerle sus viejos alumnos, y entonces rió por lo bajo.
Nada en su vida había cambiado al final.
Para su tercer encuentro estaba con un nuevo ánimo, había conseguido dormir enormemente si se tomaba en cuenta su insomnio, por otra parte había logrado ponerse al día con los avances del proyecto MX como para iniciar con su propia investigación; también se las había arreglado para tomar un sándwich de atún y llevárselo a Shownu sin que nadie se percatara.
—Mira lo que te traje.
Seguramente, debía estar tan loco como decían los rumores, no podía estar bien de la cabeza si se había atrevido a meter su mano dentro de la celda de vidrio, extendiéndole un pan relleno de pescado a una bestia posiblemente hambrienta y de mal humor.
Cuando el castaño se le acercó con aires amenazantes, toda la sangre de su cuerpo subió hasta su cabeza, más no retrocedió. Acto seguido, Shownu tomó con fuerza la mano contraria y tiró de ella, provocando que Changkyun se golpeara en seco el rostro contra el cristal.
El vidrio de sus gafas se agrietó por completo y el sándwich cayó al suelo sin que nadie se acordase de el. El agarre de Shownu era extremadamente fuerte, pero su intención no era romperle el brazo; por el contrario, acercó aquella pequeña mano a su cara y la olfateó lentamente: olía a atún, pero la esencia de café le gustó más.
Su nariz y labios rozaron su blanquecina piel sin pudor, recorriendo la punta de sus dedos hasta algunos centímetros más abajo de su muñeca.
Changkyun jadeó, sentía un agudo dolor a causa del impacto, en espacial en el borde del ojo derecho; todavía no estaba seguro de si saldría con su cuerpo intacto de tan ruda situación, pero el bipolar comportamiento de la criatura lo tenía confundido. Su piel era caliente, el contacto le quemaba, ¿o era él quién estaba helado?
Y cuando éste se detuvo para mirarle con sus orbes oscuras, el rubor subió a sus mejillas.
—¿No me tienes miedo? — inquirió con voz era tersa y profunda,muy distinta a como la había imaginado.
Tardó un tiempo en responder, ni el mismo lo sabía con certeza.
—...No.
Bien podía ser una mentira, o una genuina verdad... a medias. Sin embargo, había sido suficiente.
—Eres igual a ellos —siseó el moreno tensando la mandíbula. Desconfiaba de las acciones del menor, había estado mucho tiempo solo y sin que nadie le mostrase ni una pizca de amabilidad.
—¿Me matarás también? — cuestionó valiente, como si hubiese olvidado que su muñeca era sostenida de forma dramática.
Otro jalón, Shownu no bromeaba.
—T...te demostraré que no es así — declaró armándose de valor; tenía un punto, sólo tenía que encontrarlo más temprano que tarde —. Dame una oportunidad.
El moreno bufó con ironía y su ceño se frunció al notar un brillo auténtico en los ojos del extraño.
—Entonces sácame de aquí.
Changkyun quedó atónito con lo sucedido, su corazón se había subido hasta su garganta y su mano —que había sido soltada con brusquedad—, estaba adormecida. Era una locura... pero allí estaba su razón.
Shownu se inclinó para recoger del suelo el dolido sándwich y darle un gran mordisco sin que le importase cualquier tipo de régimen de limpieza. Entonces, la teoría de que las bestias se domaban con comida tuvo sentido.
El pelinegro sonrió ante su logro, se sentía realmente feliz por haber avanzando tanto en el poco tiempo de haberlo conocido, también descubrió que Shownu era un amante de la comida por naturaleza, cosa que usó a su favor en varias ocasiones. Por otro lado, las pocas veces que ocurría, no le importaba ser la víctima de la impulsividad del individuo: el proyecto MX mostraba exorbitantes progresos, y lo único de valor que había llegado a perder habían sido sus gafas que, al final, reemplazó por unas nuevas.
—Hyunwoo— le corrigió cuando ya tenían una semana trabajando juntos. Changkyun despegó su atención de su cuaderno, recostado del cristal, volteó la cabeza hacia él —. No Shownu... es lo único que puedo recordar.
El rostro del menor se iluminó enternecido, el contrario por fin empezaba a abrírsele.
—Me gusta mucho — confesó sonriente.
En un comienzo, Hyunwoo había rechazado todo intento del menor por acercarse a él, no entendía cómo alguien tan frágil se arriesgaría tanto sin nada a cambio y, aún a sabiendas de lo que él era capaz e incluso después de haberle amenazado... seguía ahí.
¿Era tanto acaso? Más, creía gustarle eso de él.
Recostados de la burbuja, ambos habían acabado apoyándose del mismo cristal, como si el mundo les hubiese dado la espalda e inconscientemente, buscaran la compañía del otro y reconfortarse.
—Hyunwoo, ¿te gustan las flores? — preguntó con voz suave. El mayor sólo le miró — ¿Te suena familiar el nombre Delphinium?
Sin que pudiera preverlo, el aludido tomó el cuello de la camisa de Changkyun, alzándolo levemente. El pelinegro se aseguró de mantener a salvo sus gafas en todo momento; pero la sensación de asfixia no le ayudaba en nada, y en una reacción involuntaria, colocó su mano libre sobre la del contrario que le sostenía firmemente. ¿Qué le había provocado?
—Q...¿Hyun..?
Por supuesto que conocía esas flores, aunque no podría decir con propiedad si le gustaban o no. Recuerdos borrosos invadían la mente de Hyunwoo, donde flores azules se mostraban destacando del resto, sin embargo, aquellas otras sonrisas... ¿a quiénes le pertenecían?
Seguidamente, pareció retornar a la realidad al instante que Changkyun consiguió llamar su atención, sólo entonces le soltó.
Sin llegar a caer, Lim tosió varias veces antes de pasar una mano por su arrugada camisa, y le miró de vuelta.
La confusión en los ojos del castaño fue inmensa al caer en la cuenta de lo que había hecho... otra vez perdía el control y, descargando toda su frustración, pateó salvajemente uno de los lados de la celda, realmente fue increíble que no cediera ante el impacto.
—Yo...yo no quise herir a nadie... —susurró Hyunwoo en un débil lamento, estuvo a punto hacerle daño a Changkyun cuando este ni siquiera lo merecía.
Esa fue la primera y última vez que el profesor mencionaba a la Delphinium frente a la criatura. No obstante, tuvo un lado positivo tanta impotencia ya que, en los siguientes encuentros, Hyunwoo le esperaba con más ansias
Alejara la única persona que se había molestado en sonreírle, se había vuelto su mayor temor.
Pasadas varias semanas, Changkyun se había olvidado de la responsabilidad que caía sobre sus hombros.
¿Qué hacía en realidad?
Le había ocultado información al viceministro con la intención de ganar más tiempo, pues sacar a Hyunwoo de allí era imposible... o no del todo. Deseaba poder estar a su lado por mucho tiempo, pero más profundo que eso, quería permitirle volver a ser humano.
En consecuencia, su afán se centró en conocer al pie de la letra su biología.
—¿De dónde lo sacaron? — preguntóle directamente al señor Kwon.
—Son asuntos que no le conciernen, profesor — sentenció con frialdad.
No siguió preguntando, no era el tipo de persona que pudiera extorsionarse y menos en su posición, al mismo tiempo, le confirmó al joven Lim que ellos mismos se habían visto envueltos en su creación. No por nada habían ciertos artefactos y personas procedentes de América del Norte envueltas en la experimentación.
Y entre los libros heredados de los científicos, había una fórmula en particular que no sabía cómo resolver, ni en el primer intento,ni en el segundo. Apoyando su barbilla en su pulgar, la observaba fijamente esperando que tomase sentido, sin embargo, se término decidiendo por copiarla en el pizarrón transparente —del tamaño de una media pared—, y las posibles respuestas escritas alrededor.
Dio uno, luego otro paso atrás y nuevamente procedió a sacar cuentas mentales.
—¿Por qué hacer algo tan complicado? — pensó en voz alta, no lo entendía.
—Para que cualquiera no pudiera resolverla — explicó el científico Shin Hoseok sentando en el escritorio a sus espaldas.
—¿Con qué motivo? — insistió con mayor confusión el de cabellos negros, acomodando sus gafas en su sitio. Aún no se percataba de su realidad.
—Un secreto — cada vez sus respuestas se volvían más vagas, siendo inútiles para el contrario.
—¿En un algoritmo? — frunció los labios.
—¿Estás durmiendo? — ¿En qué momento había cambiado la conversación? —Comprometes el trabajo con tus sentimientos.
—Eso no importa ahora, Hyunwoo confía en mí.
—Amar a la bestia... no creo sea tan malo después de todo.
—¿De qué estas...? — sus palabras se habían desvanecido en el aire ya que, al darse la vuelta, no había absolutamente nadie a demás de él .
Tembloroso, se sacó las gafas y cubrió sus ojos con una mano.
El verse solo constantemente más el no dormir, empezaba a a afectarle.
No estaba loco, sabía perfectamente que las voces y la personificación del científico Hoseok eran producto de su imaginación; él era el creador de tan molesta ecuación, pero hacía un tiempo que no trabajaba en el proyecto MX... ya no estaba y muy probablemente él tampoco.
Pero no decepcionaría a Hyunwoo, lo descubriría todo antes de perderse así mismo. Y su siguiente prioridad sería conciliar el sueño.
...
—¿Eres amigo del tipo de cejas grandes? — inquirió Hyunwoo boca a abajo, mientras subía y bajaba con gran destreza, llevaba un buen rato haciendo lagartijas sin verse interrumpido por la presencia del profesor.
—¿Del viceministro? — repitió distraído, había perdido la cuenta de sus ejercicios. —. No, realmente.
—Parecen cercanos — no sabía de dónde el mayor había sacado esa conclusión, pero definitivamente, estaba errado.
—No, no —rió a la vez que arrugaba la nariz.
—¿Por qué... — su hablar se obstruyó cuando colocó la mano diestra sobre la espalda, pero su intensidad no se vio comprometida — no le preguntas... si puedes entrar?
Changkyun pestañeó asombrado, era una sugerencia inesperada, y sus ojos brillaron con emoción, ¿hablaba de juntarse sin nada en medio?
—¿Vas a devorarme? — pregunto con osadía, ofreciéndole a su vez una mandarina que le había guardado especialmente para él.
De repente, Hyunwoo se detuvo con el brazo estirado durante algunos segundos, como si no se le hubiese ocurrido esa idea antes.
—No descarto esa opción — afirmó antes de continuar con su rutina,causando que las mejillas del pelinegro se coloraran.
Ahorrándose cualquier comentario, centró su atención en el desempeño físico del moreno, era de extrema importancia en sus anotaciones, y en su mente recreaba alguna especie de fórmula que explicase el funcionamiento de su metabolismo: a penas y había sudado en el proceso.
—Lamento decirte que tengo prohibido abrir esta puerta.
El castaño dio por finalizados sus ejercicios y sin verse exhausto, se puso de pie ágilmente para acercarse a Changkyun, quien en ningún momento le quitó la vista de encima.
—Sólo necesitas una contraseña — argumentó después de tomar la mandarina, dándole un mordisco con todo y cáscara.
Sus oscuras orbes tenían un brillo azulado, no tan llamativo como la vez que quiso espantarlo, pero era como si estas intentaran seducirle. Más, algo dentro del cerebro de Changkyun hizo 'click'.
La dichosa ecuación de caracteres extraños tenía como respuesta una contraseña. Shin Hoseok quería que todo terminase, que al final alguien pudiese darle sentido a lo que allí dentro sucedía, y no se había dado cuenta.
Tras su descubrimiento, sonrióle a Hyunwoo maravillado, mientras el contrario ladeaba la cabeza con su típica inexpresividad.
—Sé cómo sacarte de aquí — exclamó con voz baja. Contenía las ganas de gritarlo, pero más difícil era no poder abrazarle.
Acabando por tragarse la fruta, su ceño se pronunció en el centro, sólo creyó haber oído una locura.
—Aguarda un poco más — rogó con suma emoción, luego recogió sus pertenencias velozmente y se apresuró a la salida bajo la inquieta mirada del moreno.
¿Ya se iba? Pero acababa de llegar, no podía dejarle tan pronto, se sentía solo.
—¡Cha...Changkyun! — le gritó Hyunwoo desesperadamente. El aludido se detuvo en seco, pues nunca antes le había llamado por su nombre —Espera.
Girando en su dirección, el profesor Lim tenía el corazón latiendo a mil por hora, implorándole a los cielos no estar equivocado.
La duda fue clara en el rostro del más alto, después de todo, se había resignado a nunca ser libre.
—¿Y después qué? — inquirió ansioso, el mocoso lo había exaltado —¿Qué pasará después?
Changkyun sonrió con dulzura.
—Estaremos juntos.
Hyunwoo bajó la cabeza incapaz de asimilar todas las emociones que se revolvían dentro de sí, ¿qué se supone que eran?. Quizás, sólo debía dejarlo en sus pequeñas manos, confiando en que cumpliría su promesa.
Y sin decir palabra alguna, volvió a mirarle para ver como el otro se alejaba dando grandes pasos.
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