Capítulo XXVIII: Historia del Pasado ¿otra vez?

-¿?: ¡¡Vuelve aquí pequeño ladrón!!

Un hombre con serios problemas de obesidad persigue a un niño que acaba de robarse unos panes de su puesto en el mercado. El niño es rápido y no tarda en perder de vista a su perseguidor corriendo entre callejones y mezclándose entre la gente.

-¿?: Fiuf, creo que lo perdí.

El pequeño se limpia el sudor de la frente con la manga de la camisa y continúa su camino mientras come un trozo de pan. Tras caminar unas cuantas calles entra en un callejón oscuro yen dónde hay una pequeña y única casa, abre la puerta y sigue hasta una habitación donde hay una niña de cabello negro rizado acostada sobre una cama, el único mueble en el lugar.

-¿?: ¿Estás despierta Emma?

La niña se voltea en la cama y responde con una sonrisa.

-Emma: Sí, bienvenido hermano.

-¿?: ¿Cómo te encuentras?

-Emma: Mucho mejor, creo que incluso mi fiebre desapareció.

-¿?: Me alegro mucho, ten, come un poco de pan.

La chica agarró el pan y lo comió lentamente, su hermano se quedó mirándola hasta que escuchó que tocaban la puerta.

-¿?: Espera aquí, iré a ver quién es.

El niño se acercó a la puerta y la entre abrió, fuera estaba de pie un hombre de aspecto intimidante que se dirigió al muchacho, era un recaudador.

-Recaudador: Vine a por lo de este mes, espero que lo tengas a mano.

-¿?: Lo siento, por favor dame un poco más de tiempo.

-Recaudador: Te di tiempo, y aún así me debes cinco meses. Si no me pagas te pondré a ti y a tu hermana de patitas en la calle.

-¿?: Por favor, te prometo que te pagaré.

Unas pequeñas lágrimas se formaron en los ojos del niño y el recaudador a pesar de su apariencia de tipo duro cedió un poco.

-Recaudador: Un mes Hagdiel, te doy un mes para que me pagues al menos dos de los que me debes, sino tendré que echarte.

-Hagdiel: ¡Muchas gracias! Prometo que te pagaré todo.

El recaudador se marchó y el pequeño Hagdiel cerró la puerta de un tirón, secó sus lágrimas y volvió a su expresión de indiferencia.

-Hagdiel: Como si pudiera pagar, será mejor que encuentre otro lugar para vivir antes de que me echen de aquí.

De regreso en la habitación de su hermana se sentó en la cama y suspiró pesadamente.

-Emma: ¿Quién era hermano?

-Hagdiel: Un amigo.

-Emma: Ya veo. Anoche estuve pensando un poco.

-Hagdiel: ¿Sobre qué?

-Emma: Una manera de pagar nuestras deudas más pronto, creo que lo mejor es que empiece a trabajar.

-Hagdiel: ¡No lo permitiré!

Hagdiel se levantó exaltado.

-Emma: ¿Por qué? Si trabajamos los dos podremos-

-Hagdiel: Estás enferma Emma –interrumpió Hagdiel– Si tú enfermedad empeora no sabemos que podría pasarte. Yo conseguiré un trabajo, no te preocupes por esas cosas y descansa.

-Emma: Está bien...

-Hagdiel: Me voy, no vayas a salir y tampoco le abras la puerta a nadie, ¿Vale?

-Emma: Sí.

Antes de salir Hagdiel tomó una bufanda pues afuera empezaba a hacer frío y la primera nevada estaba cerca. Caminó por la ciudad en busca de un sitio donde trabajar pero no encontró nada en esa época del año. Al pasar frente a una tienda de juguetes recordó algo.

-Hagdiel: Olvidaba que estamos en esas fechas.

Cuando apartó la vista del cristal de la tienda se tropezó con dos hombres muy raros, ambos tenían el cabello blanco y ojos dorados, casi parecieran hermanos de nos ser por sus rostros. Uno de ellos se veía como una persona amable, el otro no se veía como una mala persona a excepción de la cicatriz sobre su ojo izquierdo, a Hagdiel le parecía intimidante. Ambos se miraron entre sí y el primero se agachó para quedar a la altura de Hagdiel.

-¿?: Hola pequeño, me llamo Tatsuya y el es mi compañero Sei. Hemos vendido a buscarte porque nos dijeron que necesitabas trabajo.

-Hagdiel: ¿Cómo me encontraron?

-Tatsuya: Nos dijo el señor de la panadería al que le robaste en el mercado. Tranquilo, no le diremos nada.

-Hagdiel: No sé, no es buena idea confiar en extraños.

-Tatsuya: Bueno eres precavido. ¿Te parece bien si vamos a un sitio con mucha gente?

-Hagdiel: No es mala idea. ¿De qué trabajo se trata?

-Tatsuya: ¿Así que te interesa? Mejor discutamos el tema mientras comemos algo.

Hagdiel asintió y los tres fueron a un restaurante al aire libre donde el de nombre Tatsuya ordenó mucha comida. Hagdiel se quedó mirando fijamente muchos de los deliciosos manjares que había sobre la mesa.

-Tatsuya: Adelante.

-Hagdiel: ¿Puedo?

-Tatsuya: Por supuesto, no te contengas.

El niño agarró los cubiertos y empezó a degustar la comida a la vez que algunas lágrimas se formaban en sus ojos. Al darse cuenta que lo miraban disminuyó el ritmo y secó sus lágrimas.

-Hagdiel: Y bien. ¿Cuál es el trabajo?

-Tatsuya: ¿No deberías decirnos tu nombre primero?

-Hagdiel: Cierto, me llamo Hagdiel.

-Tatsuya: Muy bien Hagdiel, será mejor que Sei te explique.

Sei carraspeó un par de veces y empezó a hablar.

-Sei: Como dijo Tatsuya te podemos ofrecer un trabajo. Somos doctores y necesitamos sujetos de pruebas.

-Hagdiel: ¿Y qué están haciendo? ¿Alguna medicina?

-Tatsuya: Algo así, tenemos ideas para crear una especie de medicina que podría salvar a mucha gente, curará enfermedades y aumentará la esperanza de vida.

-Hagdiel: ¡Increíble! ¿Ya está lista?

-Sei: Sí pero debemos probarla antes de que sea funcional.

-Hagdiel: ¿Por qué yo? Podrían encontrar a muchas personas más aptas si siguen buscando.

-Tatsuya: La cuestión es que no te buscábamos porque necesitaras un trabajo, percibimos que la medicina tendrá mucho éxito si eres el sujeto de prueba.

-Hagdiel: ¿Yo?

-Tatsuya: De cualquier forma te haremos las pruebas necesarias para comprobarlo. Entonces, ¿Qué dices?

-Hagdiel: No necesito tiempo para pensarlo, cuenten conmigo.

-Tatsuya: ¿Seguro? No hay vuelta atrás una vez comencemos.

-Hagdiel: Estoy seguro.

-Tatsuya: Muy bien, nos encontraremos mañana temprano justo aquí.

Hagdiel se despidió de los hombres y regresó a su casa. A la mañana siguiente tal y como habían quedado se reunieron en el restaurante. Estaban Hagdiel, Sei, Tatsuya y una pequeña niña muy parecida a Hagdiel.

-Hagdiel: Estoy listo.

-Tatsuya: ¿Quién es ella?

-Hagdiel: Es mi Emma, mi hermana pequeña.

-Emma: ¡Hola!

Tatsuya suspiró cansado.

-Tatsuya: No nos dijiste que tenías una hermana, ni que ibas a traerla contigo.

-Hagdiel: No me preguntaron, si voy a ayudarles ella vendrá conmigo, de lo contrario podremos cancelar todo.

-Tatsuya: No dije que no pudiera venir, no hay problema con eso.

Los cuatro fueron hacia un enorme complejo de edificaciones dentro de un perímetro completamente amurallado. En el interior guiaron a los niños hasta un habitación y les ofrecieron asiento, Tatsuya sacó dos botellas con un líquido blanco y se las ofreció.

-Tatsuya: Beban, deben estar cansados.

Hagdiel destapó la botella.

-Hagdiel: Gracias, la verdad es que si estab-

Antes de poder siquiera terminar su frase Hagdiel y su hermana cayeron dormidos. Tatsuya volvió a tapar las botellas y las guardó.

-Sei: ¿Qué usaste?

-Tatsuya: Un somnífero, a base de la saliva de un Gran Baggi. ¿Cómo vez a la niña?

-Sei: Tiene un alto índice de compatibilidad, mucho más que el chico. Si la convertimos en una buena guerrera las posibilidades serán mayores, pero hay un problema.

-Tatsuya: No puede ser. ¿Qué clase de problema?

-Sei: Su sistema nervioso está parcialmente dañado y sigue en aumento, probablemente una enfermedad. Eso le resta mucho éxito al proceso. ¿Qué hacemos?

-Tatsuya: Prosigamos, es un sacrificio necesario. Solo espero que los dioses nos perdonen por todas las atrocidades que hemos cometido.

Cada uno cargó con los niños y se los llevaron a otra área de las instalaciones donde nadie supo que sucedió.

Un tiempo después Hagdiel despertó, estaba en una habitación cerrada y frente a él una puerta se abrió, por ella salió una criatura de escamas azules y una postura cuadrúpeda. Tenía una melena azul alrededor de su cabeza y grandes alas.

(¡UPS! Imágen equivocada. Lo siento.)

-Hagdiel: ¿Qué demonios? ¡Ayuda!

Estando sujetado a una pared con gruesas cadenas de hierro no había mucho que pudiera hacer.

La criatura alzó su cabeza y apuntando hacia Hagdiel liberó una enorme bola de fuego que avanzaba rápidamente. Creía que era su fin pero el esférico se disipó en la nada.

-Hagdiel: ¿Pero qué?

Sin saber cómo Hagdiel rompió las cadenas y pudo liberarse, a su lado había una espada que tomó apenas la notó y atravesó la cabeza del atacante.

-Hagdiel: ¿Qué mierda es esta cosa?

Por la misma puerta salió alguien que ya conocía, Tatsuya. Lentamente se fue acercando a Hagdiel, cuando estuvo frente a él se percató de que no había diferencias de tamaño.

-Tatsuya: Hola Hagdiel.

-Hagdiel: Tú... ¿¡Qué demonios me hiciste!?

-Tatsuya: Cálmate, si te esfuerzas mucho tu cuerpo colapsará. Dormiste por ocho años, o más bien, te hice dormir por ocho años.

Hagdiel miró su cuerpo, muy diferente al que tenía a los diez años.

-Hagdiel: ¿Dónde está mi hermana?

-Tatsuya: ...

-Hagdiel: ¿Dónde está Emma? ¿¡Dónde!?

Con la mirada sombría y su mano temblorosa Tatsuya señaló a sus espaldas, dónde lo único que había era el cuerpo inerte de la criatura que había atacado a Hagdiel.

-Hagdiel: No puede ser... No es cierto...

Con el rostro lleno de lágrimas Hagdiel agarró a Tatsuya de las solapas.

-Hagdiel: ¡Mientes! ¡Esa cosa no es ella!

-Tatsuya: Afronta la realidad Hagdiel, mataste a tu querida hermana.

-Hagdiel: ¡Aaaaaagh!

Consumido por la ira el chico golpeó a Tatsuya en el rostro con toda sus fuerzas solo consiguiendo que su mano se quebarara. Adolorido y con su cuerpo sintiéndose pesado cayó al suelo ahogado en su llanto.

-Tatsuya: Recuérdalo Hagdiel, mataste a tu hermana, esa a la que convertí en un monstruo, yo soy el culpable.

El hombre dio media vuelta y caminó hacia la salida.

-Hagdiel: ¡No huyas! ¡Quédate para que pueda matarte con mis propias manos!

-Tatsuya: Cuando estés preparado viaja al otro lado del mar y búscame en Midland, entonces podrás matarme como gustes.

Hagdiel quedó completamente solo con infinidad de sentimientos formándose en su cabeza. ¿Odio? ¿Venganza? ¿Rencor? ¿Qué era lo que verdaderamente sentía? ¿Qué era lo que quería?

-Hagdiel: Justicia...

Parece que era eso. Evitando mirar la cosa que terminó siendo su hermana Hagdiel salió de las instalaciones. Pasó el tiempo y Hagdiel no olvidó su verdadero objetivo, a día de hoy, no lo ha olvidado.

-Robert: Oye Hagdiel.

Robert llamó la atención de su compañero que se encontraba observando una muñeca que tenía en sus manos.

-Hagdiel: ¿Qué sucede Robert? ¿No deberías estar entrenando con Aber?

-Robert: Me dijo que podía descansar. ¿Qué es eso?

-Hagdiel: Parece que el entrenamiento está destruyendo tu cerebro. ¿No ves que es una muñeca?

-Robert: Eso lo sé, me preguntaba que hacías con ella, hasta donde sé no tienes esas inclinaciones.

-Hagdiel: Esta muñeca me recuerda a mi hermana, hace mucho las vendían en las tiendas cuando se acercaban las Navidades. Nunca dijo que la quería pero se quedaba mirándola cuando pasábamos, claro que no teníamos dinero para comprarla.

-Robert: ¿Tu hermana...?

-Hagdiel: ¿No te lo había contado? Murió de una enfermedad.

-Robert: Lo siento.

-Hagdiel: No lo sientas, no murió por tu culpa.

Hubo silencio por unos segundos, uno incómodo.

-Robert: Ahora que lo mencionaste en nuestra tierra deberían estar celebrando la Navidad.

-Hagdiel: Sí...

-Robert: Bueno debo regresar a entrenar, nos vemos.

-Hagdiel: No vemos.

Robert se alejó de vuelta al Bosque de Moga, lugar donde tenía lugar su entrenamiento. Hagdiel volvió a quedarse solo, guardó la muñeca y dio media vuelta con la mirada perdida.

-Hagdiel: Feliz Navidad... Emma.

CAPÍTULO XXVIII: Historia del Pasado ¿otra vez?

-----------------------------------------------------------

Lo siento si el capítulo no transmitió la misma alegría que las fechas, no tiene por qué ser así. A un lado el capítulo, espero que la hayan pasado de maravilla acompañados de su familia y seres queridos. Hasta la próxima.

                              
                                                X_AKUMA.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top