Capítulo XXI: La caza del insecto y el Eclipse Oscuro.

-Kaede: No puedo más, estoy llena. ¿No crees que es un desperdicio usar tus habilidades aquí?

-Cocinero callejero: Tal vez, ¿Qué sugieres que haga?

-Kaede: La caravana con que viajo está buscando los servicios de un buen cocinero, podría ser una buena oportunidad.

-Cocinero callejero: ¿Estás segura?

-Kaede: Sí, más tarde te presentaré al capitán, de seguro se llevarán muy bien.

Me despedí del cocinero Felyne y me dirigí a la caravana.

-Sophia: Bienvenida de vuelta, ¿Cómo te ha ido?

-Kaede: El trabajo está hecho, me siento con muchas energías así que dime si disponible algo más.

-Sophia: Pues siguiendo con las misiones que tenemos archivadas hay un pedido para cazar a un Seltas.

-Kaede: No conozco ese monstruo, ¿me explicas cómo es?

Sophia buscó en un libro que tenía a mano y me mostró el dibujo de una página mientras leía.

-Sophia: El Seltas es un Neopteron con cuerpo de un color verde oscuro con rayas claras, sus patas y cabeza son anaranjados. Su tórax está armado con un enorme cuerno aserrado que utiliza como arma principal, mientras que sus patas delanteras tienen forma de cuchilla. El Seltas habita en zonas tropicales y templadas al igual que la Seltas Reina, esta utiliza sus feromonas para atraerlo y doblegarlo para poder defenderse. En solitario se vale de su agilidad aérea para cazar.

-Kaede: Entonces es un insecto volador, voy a intentarlo.

Nuevamente revisé bien el dibujo y partí a la Estepa Otoñal.

-Enrique: Vaya Kaede, que coincidencia.

-Kaede: ¿Me estás siguiendo o es mi imaginación?

-Enrique: Sucede que un pajarito me dijo que venías a matar a un Seltas.

-Kaede: ¿Y?

-Enrique: Necesito Fluido de Monstruo y ya que estaba pensé en ayudarte si me facilitas ese recurso.

-Kaede: No es importante para mi misión. ¿Para que lo necesitas?

-Enrique: Créeme, no quieres saberlo.

-Kaede: Bueno tampoco es que me interese mucho, si vas a ayudarme démonos prisa.

Junto a Enrique salí del campamento y empezamos a buscar.

-Enrique: Suele haber Seltas en la zona 4 del mapa, vamos hacia allí.

Efectivamente, Enrique tenía razón. En dicha zona de la Estepa había un insecto de gran tamaño con la mismo descripción que me dio Sophia, rápidamente nos notó y se acercó volando.

-Enrique: ¡Esquívalo!

Al instante me tiré al suelo esquivando tres bolas de ácido que disparó el Neopteron desde su abdomen.

-Enrique: Ten cuidado con esos disparos, si te da debilitará tu cuerpo y te costará moverte.

-Kaede: Lo recordaré.

Enrique desenfundó su espada y realizó un salto para después dar un corte vertical que el monstruo esquivó.

-Enrique: Mierda.

-Kaede: ¡Detrás de ti!

Tras esquivar el ataque de mi compañero el Seltas voló sobre el y se dispuso a atacarlo por la espalda, por suerte Enrique fue rápido y usó su escudo. El Seltas chocó contra este y su cuerno quedó atorado en el escudo, aproveché la situación y le hice un gran corte con el que rebané una de sus patas delanteras. Dañado con ese corte el Seltas me embistió clavando su cuerno en mi hombro para luego escapar del lugar.

-Enrique: ¿Estás bien?

-Kaede: Sí, solo me duele un poco, puedo seguir. En mi bolsa tengo pociones, dame una.

Agarré la poción y la bebí de un solo sorbo.

-Enrique: La poción solo detendrá el sangrado y no sentirás dolor, en cuanto volvamos tienes que curarte.

-Kaede: No te preocupes, no soy una niña. ¿Hacia dónde fue?

-Enrique: Hacia la zona 8, hay que matarlo antes de que se recupere.

-Kaede: Ese maldito Seltas, voy a arrancarle ese cuerno de raíz.

Para evitar que huyera hacia otra zona nos apresuramos en llegar. Allí estaba el insecto alimentándose del cadáver de un Kelbi.

-Kaede: ¡Ahí está!

-Enrique: Shhh, aguarda un momento.

-Kaede: ¿Qué quieres ahora?

-Enrique: ¿No ves que se está alimentando? Eso es señal de que está cansado.

-Kaede: Por eso, vamos a matarlo mientras come.

-Enrique: ¿No sabes que después de la comida, viene la hora de la siesta?

Luego de darse un buen festín el Seltas voló lentamente hacia una pared y se posó en esta.

-Enrique: Ahora es el momento, acaba con él.

Enrique me dio su espada y me fui acercando al Neopteron sin hacer ruido, estando frente a él tomé la espada y lo apuñalé varias veces en el abdomen hasta que dejó de moverse.

-Kaede: Por fin.

-Enrique: Felicitaciones Kaede, has matado con éxito a tu primer Seltas; ya me imagino a Sophia diciendo eso.

-Kaede: ¿Conoces a Sophia?

-Enrique: ¿No lo sabías? Somos hermanos.

-Kaede: Imposible.

-Enrique: Me pillaste, en realidad Sophia y yo somos almas gemelas unidas por el hilo rojo del destino, estamos destinados a amarnos por la eternidad.

-Kaede: ¿En serio? ¿No me digas?

-Enrique: Ya verás Kaede, algún días Sophia caerá rendida ante mis encantos.

-Kaede: Ojalá que no, pobre Sophia. Y ahora que recuerdo no me has dicho que haces aquí.

-Enrique: No es una gran historia, conocí a una hermosa cazadora y la seguí, pero me equivoqué de barco y terminé en estos parajes.

-Kaede: Vaya error de mi parte creer que unos meses te habrían cambiado un poco.

-Enrique: No me siento seguro estando a solas contigo en este sitio tan desolado, podrías matarme y dejarme aquí para que los wyverns me devoren, mejor vámonos a la aldea.

-Kaede: No vas a extraer los fluidos del Seltas.

-Enrique: Le perforaste el abdomen y se echó a perder todo, ya cazaré algunos Bnahabras más tarde.

-Kaede: Ni modo.

Tomé el caparazón, las alas y el cuerno del Seltas y los guardé en la bolsa, nos subimos en la carreta y Enrique condujo en el camino de vuelta. Entregué el cuerno del Seltas como prueba y una vez examinado me lo devolvieron. Luego llevé al capitán donde el cocinero, estos hablaron de cosas a las que no presté atención y sin poner condiciones el capitán lo contrató como miembro de la caravana. Habiendo cumplido mi cometido fui a la casa y tras ducharme me fui a la cama tras un largo día, pero fue cuando sentí un ligero ardor en el hombro y recordé que estaba herida.

-Kaede: Haaaa... Mejor cierro esta herida.

MIENTRAS KAEDE CAZABA AL SELTAS:
(HARTH)

-Hagdiel: ¿Por qué demonios tenemos que trabajar en las forjas? Somos cazadores, que nos envíen a una misión.

-Robert: La gente de por aquí está muy atrasada por el problema que ocasionó ese monstruo llamado Nerscylla, si ayudamos nuestro equipo estará listo antes. Además en esta aldea no hay servicio gremial, no tenemos autorización para cazar deliberadamente.

-Hagdiel: Que aburrido.

Mientras ambos amigos golpeaban un gran pedazo de metal al rojo vivo para darle forma, Minna la camarada Felyne de Robert llegó sosteniendo un pedazo de papel.

-Minna: Maestro.

-Robert: Minna, ¿Qué sucede?

-Minna: Tengo una carta para usted.

-Robert: Déjame ver. Gracias.

Robert abrió el rollo de papel y analizó su contenido, al llegar al final lo volvió a enrollar y lo guardó en su bolsillo.

-Hagdiel: ¿Quién la envía? ¿Tu querida Mariam?

-Robert: No mequetrefe, es la Jefa.

-Hagdiel: ¿Y que dice?

-Robert: Varias cosas. Nos cuenta que cuando nos enfrentamos contra Amatsu, personas que habían asistido al Festival del Héroe observaron nuestras raras habilidades y empezaron a circular historias sobre todos nosotros.

-Hagdiel: ¡Wow! Ahora somos famosos.

-Robert: La gente de otras aldeas creen que Yukumo tiene algún secreto o entrenamiento especial para volverse así de fuerte y ahora hay muchos más visitantes que cuando apareció Zinogre.

-Hagdiel: ¿Qué más? ¿No menciona nada de las chicas?

-Robert: Yami aún está en el mismo estado y Kirei la cuida todo el tiempo, Mariam mantiene a los monstruos a raya junto a otros cazadores y Kaede se encuentra trabajando bajo contrato en una ciudad de este distrito llamada Val Habar. Pero lo importante según ella es nuestro nuevo trabajo.

-Hagdiel: ¿Nuevo trabajo?

-Robert: Hemos recibido una solicitud de contrato para ejercer como cazadores en Moga, una ciudad situada en una isla al sur de Oelde. El Gremio necesita que algún cazador con algo de experiencia se encargue de las peticiones en la aldea, por lo visto han habido registros de terremotos muy potentes y se nos pide investigar sobre la marcha.

-Hagdiel: Siempre y cuando no haya arañas ayudaré en lo que sea.

-Robert: No garantizo nada, hablamos con el Jefe de Harth y preguntemos si nos puede facilitar un barco.

Los dos fueron a hablar con el anciano y plantearon la situación. El viejo trovero estaba tan agradecido que les obsequió un barco que tenían puesto que estaba en desuso y se podría acabar rompiendo. Les tomó poco tiempo empacar sus cosas y unas cajas que les dio el Jefe de Harth. Una vez todo listo zarparon hacia su nuevo destino.

-Hagdiel: Me pregunto si a Kaede le estará yendo bien.

-Robert: La hirieron pero no fue nada grave.

-Hagdiel: Debió ser grave si pudiste verlo con tu habilidad.

-Robert: Lo dudo, conociéndola el momento en que fue herido es significativo para ella porque estaba muy enojado, la puedo imaginar maldiciendo todo...

-Hagdiel: ¿Qué te pasa Robert? Pareciera que te vas a morir en cualquier momento.

-Robert: Estoy bien, solo me da un poco de mareo cuando me subo a un barco.

-Hagdiel: No pareces estar nada bien, vete a recostar un rato al camarote.

-Robert: Gracias... No salgas huyendo si ves una araña.

-Hagdiel: Pfff, eres bien tonto Robert, no puede haber arañas en el mar... ¿O sí?

-Robert: Me despiertas cuando lleguemos.

-Hagdiel: ¡Espera! ¡No me dejes solo otra vez! Vaya, el tiempo se está poniendo un poco feo.

El cielo empezó a oscurecerse, las olas se volvieron más grandes y el mar reflejaba la oscuridad del cielo como un espejo. El viento se intensificó y muchos rayos empezaron a caer repentinamente.

-Hagdiel: Que problema, odio las tormentas.

-Robert: ¡Hagdiel!

Robert apareció de la nada con su habilidad activa y saltó sobre Hagdiel para tirarlo al suelo, justo por dónde estaba pasó volando un extraño monstruo. Cubierto de escamas negras, grandes alas armadas con zarpas y unas membranas de color violeta brillante. De nuevo el monstruo tomó altura y se lanzó en picada levantado el vuelo a último momento para evitar estrellarse con el barco.

-Hagdiel: ¿Qué mierda es esa cosa? ¿Por qué está en medio del mar?

-Robert: No me preguntes a mí, aunque mirándolo bien se parece al monstruo que nos mencionó Kirei cuando preguntamos por las habilidades de Yami.

-Hagdiel: ¿Gore Magala?

-Robert: Eso creo.

El monstruo lanzó varios proyectiles oscuros que impactaron en cubierta.

-Robert: Esto es malo, si es el mismo significa que puede contagiar la Cólera. Hay que tener cuidado con el polen que libera su cuerpo.

-Hagdiel: Creo que no tiene intenciones de pelear en el barco, tal vez no comprenda que es y crea que puede ser peligroso. Vi munición para las balistas en la proa y en la bodega del barco, podemos usar eso para intentar derribarlo junto a los cañones, debe haber balas en alguna parte.

-Robert:Buena idea, ten cuidado.

-Hagdiel: Sí, tú también compañero.

Hagdiel salió del escondite mientras seguía agachado y tomó munición de balista.

-Hagdiel: Trágate esto monstruo.

El primer disparo fue a parar directamente al pecho del Gore Magala haciendo que fuera prácticamente imposible acertar los siguientes.

-Hagdiel: *Fallé cinco disparos* ¿¡No queda más munición Robert!?

-Robert: ¡Tomé las que estaban en la bodega, dispara tú!

Hagdiel disparó los cuatro que le cedió Robert acertando tres.

-Hagdiel: ¡Nos quedamos sin munición!

Gore Magala lanzó otro proyectil oscuro que impactó cerca de Hagdiel debido a que una explosión se produjo en su cabeza desviando el ataque, era un proyectil disparado desde uno de los cañones. Otro barco apareció y con una Matadragones le dio de lleno al monstruo que no dudó en retirarse. Los tripulantes de ese otro navío, un grupo de cazadores, se asomaron desde la cubierta para verificar el estado de las víctimas del ataque.

-Cazador: ¿Se encuentran bien? ¿Tienen heridos?

-Robert: Todo está en orden, estamos bien y no hay heridos en la tripulación.

-Cazador: Tengan cuidado, parece que la tormenta dudará un poco.

-Robert: Gracias por la ayuda.

El barco con esos cazadores volvió a soltar las velas y siguió hacia dónde había ido el Gore Magala.

-Robert: Nosotros también deberíamos continuar.

-Hagdiel: Ahora yo también me siento cansado, y raro. ¿Cómo va tu mareo?

-Robert: Despareció de repente. Vamos a descansar, en cualquier caso el vigía nos avisará.

-Hagdiel: Sí... descansemos...

CAPÍTULO XXI: La caza del insecto y el Eclipse Oscuro.

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