Capítulo III: Entrenamiento.
Nos adentramos entre los bellos parajes de la isla siempre atentos a nuestro alrededor. Robert nos contó acerca del Qurupeco, nos dijo que usa un órgano ubicado en su garganta con el cual imita sonidos que hacen otros monstruos y los atrae a la pelea.
-Robert: Espero que hayan venido preparados.
-Kaede: No tienes de que preocuparte,he traído pociones de más solo por si acaso.
Mientras hablamos el viento comenzó a soplar más fuerte sobre nosotros, miré hacia el cielo y lo ví. El monstruo con apariencia de ave batía sus alas con mucha fuerza tratando de aterrizar sobre la tierra.
-Robert: ¡Ahora! ¡No dejen que grite!
Siguiendo la voz de mando de mi compañero desenvainé mi espada y me lancé contra el enemigo, Hagdiel imitó mi acción y saltó dispuesto a dar un golpe vertical con su espada. Estando ambos a punto de golpearle el Qurupeco hizo fricción con las puntas de sus alas creando una chispa que terminó quemándonos.
-Kaede: ¡Maldición! *De no ser por mi nueva armadura me habría ido muy mal*
A la vez que Hagdiel y yo nos levantabamos Robert saltó sobre el monstruo con su espada logrando quebrar la parte superior de su pico.
-Robert: Gracias chicos.
-Hagdiel: Cabrón, no nos uses de cebo.
-Robert: No se enojen, acabemos rápido y regresemos para darnos unos tragos.
Desde tres direcciones diferentes sería imposible para nuestro objetivo protegerse, o eso creímos. Girando en el mismo sitio repelió nuestras armas con sus alas para seguido cantar apuntando al cielo con su cabeza.
-Robert: Ha cantado, parece que tendremos un invitado.
Miré hacia la misma dirección en que miraba mi compañero dónde se acercaba volando un monstruo de unos dos metros, su apariencia era bastante común con su cuerpo cubierto de escamas verdosas, de seguro pertenece a la raza de los Wyvern.
-Robert: De todos los monstruos tenía que ser una Rathian. Kaede, tú y yo vamos a por la grande, Hagdiel por favor encárgate del Qurupeco.
-Hagdiel: Déjamelo a mí.
Dejamos a Hagdiel peleando contra el objetivo principal mientras esperamos a que el Rathian descendiera provocando grandes ráfagas de viento con sus enormes alas.
-Kaede: ¿Tenemos que matarlo?
-Robert: Para nada, basta con que evitemos que se acerque a Hagdiel, aunque si lo matamos conseguiremos materiales de primera.
-Kaede: ...Matar...
-Robert: No lo hagas. Si te golpea con su cola el veneno te matará, lo mismo pasará si te alcanza con el fuego que escupe.
-Kaede: Vale, gracias por la información.
Haciendo caso omiso a las advertencias de Robert cargué arrastrando mi espada hacia la invasora, esquivaba sus ataques a la perfección pero incapaz de dañarla, cada vez que intentaba hacerle un corte me veía obligada a esquivar de nuevo los coletazos y mordidas de la Rathian. En un momento se quedó quieta y la consideré una oportunidad perfecta. Me lancé a por su cabeza, la Wyvern se percató de mis intenciones y estuvo a punto de envolverme en su aliento de fuego cuando un proyectil impactó en su cabeza liberando agua desde su interior.
-Kaede: ¿De dónde han disparado?
-Robert: Kaede, mira al fondo.
Detrás nuestro había una chica usando una armadura de metal sosteniendo un cañón entre sus manos. Disparó un segundo proyectil, esta vez explosivo y con un tercero perforante derribó a la Rathian atravesando su cabeza. Parece que estaba tan ocupada que no me percaté que también había acabado con el Qurupeco.
-Robert: Es fuerte...
-¿?: Creí que habíamos acordado que no te volverías cazadora.
-Kaede: ¿Qué haces aquí hermana? Creí que te habías ido de viaje.
-Yami: Hace un año, pensé que te alegraría verme de nuevo.
-Kaede: Lo que no me alegra es que sé a qué has regresado.
-Yami: Ya hablaremos en la aldea, parece que tienes algo entre manos ahora mismo.
Yami colocó el cañón en su espalda y dió media vuelta para marcharse. Nosotros tres sacamos lo que pudimos de los dos monstruos y también regresamos a la aldea. Después de cobrar la recompensa y dividirla equitativamente entré en mi casa encontrándome a mi hermana jugando con Lou.
-Yami: Bienvenida Kaede.
-Kaede: Te pido hermana que si vas a regañarme que sea rápido.
-Yami: No voy a regañarte, vengo a hacerte una propuesta. Nuestra aldea fue reconstruida hace poco y me gustaría que regresaras allí conmigo.
-Kaede: Ni siquiera lo tengo que pensar, si regreso no podré dormir tranquila, al menos no hasta que acabe con él.
-Yami: Si te refieres al Rathalos te advierto que no estás en condiciones de hacerle frente, apenas tocaste a una hembra.
-Kaede: No importa cuánto me tome, voy a matarlo y no me harás cambiar de opinión.
-Yami: Ha -suspira- Eres tan testaruda desde pequeña. Parece que tendré que quedarme por un tiempo.
-Kaede: ¿Eh? ¿No te irás de nuevo?
-Yami: Le prometí a papá que te protegería y es lo que voy a hacer. Teniendo en cuenta tus pobres habilidades mañana comenzaré a entrenarte.
-Kaede: ¿En serio?
-Yami: En la tarde, no vayas a faltar.
Nuevamente mi problemática hermana me dió la espalda y salió en dirección al pueblo. Dando vueltas en mi cuarto alguien tocó la puerta, me alegré al ver que eran mis amigos.
-Robert: ¿Qué estás haciendo? Regresemos al gremio.
-Kaede: ¿Haremos otra misión?
-Robert: Pues claro, todos necesitamos subir al rango 2.
-Hagdiel: Lleva bastante agua porque iremos al desierto, dicen que el calor en el día es sofocante.
-Robert: Ya hemos tomado la misión así que salgamos antes de que anochesca.
-Kaede: No se diga más.
Nuestra próxima presa sería el Barroth, un Wyvern bastante violento que usa la fuerza bruta de sus embestidas para atacar, siempre y cuando evitemos ser golpeados no será letal. Sandy Plains, el habitat natural del Barroth es un sitio peligroso, si te descuidas los monstruos pueden convertirte en su presa si no caes antes por el calor. Explorando bajo el sofocante sol de la mañana llegamos a una zona repleta de lodo y algunas plantas que se aferraban a la humedad cercana al agua.
-Robert: Es aquí.
-Kaede: ¿Seguro?
-Robert: Absolutamente. Hace tanto calor que no siquiera él puede soportarlo, por eso entra a bañarse de lodo. Solo observen.
Robert tomó una piedra del suelo y la lanzó al centro del humedal del cual salió rápidamente el gigantesco monstruo. Al igual que la mayoría de Monsters sure apariencia recuerda vagamente a un dinosaurio pero cubierto de placas de barro y una gran protuberancia en la parte superior de su cabeza con la cual se protege y realiza sus peligrosas embestidas.
-Kaede: ¿Algún plan chicos?
-Hagdiel: Ninguno pero sus patas traseras no se ven tan protegidas.
-Kaede: Entonces ataquemos ahí.
Los tres al mismo tiempo comenzamos a dirigir nuestros ataques a sus patas traseras lo cual sorprendentemente dio resultado. Tras muchos cortes logramos hacerle una herida lo suficientemente profunda como para hacerlo cojear. Empleando pura fuerza Robert realizó un placaje contra el monstruo y le hizo otra herida en el pecho, esta vez matándolo. Antes de guardar su arma me fijé que estaba recubierta por un brillo dorado similar al que vi en mi espada.
-Hagdiel: No puedo creer que haya sido tan fácil.
-Robert: De seguro nuestras habilidades han aumentado mucho, casi puedo ver el rango 2.
-Kaede: No se entretengan más y ayúdenme a quitarle la piel, es muy dura y quiero irme a casa.
-Robert: Sí señora.
Habiendo terminado no pudimos contener las ganas de regresar, en el gremio todos fuimos a los baños termales.
-Kaede: Que refrescante. Espero no regresar más a ese lugar.
-Robert: Si tanto odias el calor la humedad debe gustarte.
-Kaede: ¿Por qué lo dices?
-Robert: Porque nuestro siguiente encargo será en Flooded Forest (Bosque Inundado). Cómo es un pantano estarás mucho más fresca.
-Kaede: No lo digas ni bromeando, en los pantanos hay mosquitos y también los odio.
-Robert: ¿Hay algo que no odies?
-Kaede: Bueno... Me gusta mucho el frío.
-Robert: Mala suerte.
-Hagdiel: Dejen de hablar de cosas sin importancia. ¿Cuál es nuestra siguiente presa Robert?
-Robert: Gran Wroggi. No distingue mucho de una G. Jaggi a excepción de que tiene una glándula con la que expulsa un gas venenoso a través de su boca.
-Hagdiel: Necesitaremos muchos antídotos.
-Kaede: Yo puedo hacerlos, usen el dinero para otras cosas.
-Robert: Vale. Yo me voy yendo, reunámonos mañana temprano aquí en el gremio.
-Kaede: ¡Maldición! Yo también debo irme.
Me puse mi ropa de nuevo y salí corriendo hasta mi casa donde mi hermana me esperaba.
-Yami: Pensé que no vendrías.
-Kaede: Lo siento, terminamos rápido pero me olvidé por completo del entrenamiento.
-Yami: Que irresponsable, menos mal que eres la hermana menor. Vamos a la escuela de entrenamiento.
Por cierto la escuela de entrenamiento es ese sitio a donde todo cazador novato se dirige, es el mejor lugar para aprender lo básico o probar tus habilidades de manera segura contra monstruos que hayan sido capturados. Tras entrar mi hermana firmó en unos papeles y me acompañó hasta la arena de batalla.
-Yami: A partir del momento en que entres tienes 40 minutos para terminar. Dependiendo de tu desempeño cambiaré el entrenamiento.
-Kaede: ¿Contra que monstruo pelearé?
-Yami: No te diré nada, solo entra y derrótalo.
Por motivos de seguridad en la escuela de entrenamiento se te entrega una armadura y arma eficaz contra el objetivo al que te enfrentes, en mi caso me facilitaron una espada y una armadura azul, me dijeron que estaban hechas con materiales extraídos de un Zinogre.
Con todo equipado entré en la arena, estaba bastante nerviosa a pesar de que solo mi hermana estaba mirando desde las gradas. Mis nervios se volvieron totalmente incontrolables cuando las puerta se abrió dejando salir a mi oponente, un guiverno de cuerpo totalmente negro, una cola cubierta de púas retráctiles y garras afiladas como cuchillas, el Nargacuga. Desde el instante en que salió de su jaula supe que me iría muy mal.
-Yami: Ten cuidado Kaede, puede que sea un poco rápido.
Tan solo desvíe la vista un segundo y el monstruo saltó a gran altura aterrizando detrás de mí para golpearme con su cola. El impacto fue lo suficientemente fuerte como para lanzarme lejos, gracias a la armadura resistí mejor el ataque. Un poco rápido no le hacía justicia, era muy veloz, además daba saltos hacia los lados como tratando de despistarme con su velocidad. Nuevamente dio un brinco el cual anticipé y traté de esquivar pero fue inútil. El Nargacuga no saltó hacia mí, predijo que lo esquivaría y aterrizó en el lugar al que me había movido, estaba encima mío intentando despedazar mi cuerpo con sus fauces.
-Entrenador: La tiene atrapada, voy a intervenir.
-Yami: Todavía, ella no se rendirá tan pronto.
Usando el cuchillo con el que despellejaba a los monstruos hice varias perforaciones en su cuello logrando que me soltara, me puse de pie, agarré mi espada con fuerza y en un ágil movimiento corté su cuello.
-Yami: Muy bien Kaede. Excelente trabajo, el entrenamiento continuará mañana.
-Kaede: Nada de excelente trabajo, casi me mata.
-Yami: No seas tan dramática.
-Kaede: Da igual, me voy a casa.
Al llegar a mi casa me dejé caer sobre la cama y sin darme cuenta me quedé dormida en esa posición tan incómoda.
-Lou: Despierta maestra.
-Kaede: ¿Lou? ¿Qué sucede?
-Lou: Lo ha olvidado, quedó con sus compañeros hoy en el gremio.
-Kaede: Maldición lo había olvidado.
Tomé mis cosas rápidamente, ni siquiera tuve que colocarme la armadura pues me había dormido con ella puesta. Corrí con todas mis fuerzas hasta llegar al gremio pero no encontré ni a Robert ni a Hagdiel.
-Kaede: No puede ser... Se han marchado sin mí.
-Robert: Lamento la tardanza.
-Kaede: ¿Robert? Creí que ya se habían ido.
-Robert: Lo siento es que me quedé dormido.
-Kaede: ¿Tú también? ¿Dónde está Hagdiel?
-Robert: No lo sé, ya debería estar aquí.
Ambos tomamos asiento en el gremio a esperar a nuestro compañero que no tardó en aparecer por la puerta trasera del gremio.
-Hagdiel: Por fin aparecen.
-Kaede: ¿Dónde estabas?
-Hagdiel: Me levanté muy temprano y creí que me daría tiempo de completar otra cacería.
Me fijé en que Hagdiel ahora llevaba un escudo más grande en su antebrazo izquierdo y una afilada lanza de acero en su espalda.
-Kaede: Veo que has cambiado tu arma.
-Hagdiel: Sí. Me dí cuenta que la espada no era mi tipo de arma, he probado la lanza y la dominé fácilmente. Tú también deberías probar con otros tipos de armas, puede que encuentres la tuya.
-Kaede: Creo que lo pensaré.
-Robert: Tomemos la misión y largémonos de aquí.
-Kaede: No tengo dinero para el contrato, lo gaste en los materiales para los antídotos.
-Hagdiel: Lo siento pero yo tampoco, hacer la lanza y mejorarla se llevó mis ahorros.
-Robert: Ha... Igual la iba a tomar, vámonos.
Con la misión adquirida nos embarcamos hacia Flooded Forest. Recién llegamos y recibimos los suministros tuvimos que atravesar una zona donde el agua nos llegaba a las rodillas dificultando nuestra movilidad.
-Kaede: Espero que ese monstruo no esté en una zona como esta.
-Robert: Es verdad, no podremos esquivar las nubes de gas venenoso.
-Kaede: Vaya lugar de mierda.
Al final salimos del agua y de ahí en adelante el terreno era más elevado y por tanto no estaba sumergido. En un pequeño nido se encontraba nuestra presa, la G. Wroggi, rodeada por varias Wroggis más pequeñas.
-Robert: Ahí está, parece que todavía no nos ha visto. ¿Cómo atacamos?
-Hagdiel: ¿Qué cómo atacamos? ¡Nos lanzamos sobre ella y la hacemos polvo?
-Robert: No creo que un combate de frente funcione, hay que pensar una estrategia para pillarla por sorpresa. No la mataremos de golpe pero al menos podemos intentar romper la bolsa en su garganta o evitar que ataque primero.
-Kaede: No sé si funcione pero tengo una idea.
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