Capítulo II: Compañeros.
-Kaede: ¡Date prisa! Aún soy muy joven para morir.
-Hagdiel: Corro lo más rápido que puedo, ¿por qué terminamos así?
-Kaede: Es tu culpa, te dije que esperaras. ¿Por qué demonios la despertaste?
-Hagdiel: ¡No lo sé!
-Kaede: ¿…?
-Hagdiel: No pensé… Ha… que hubiera más de una.
¿Cómo llegamos a esta situación? Ah lo siento, olvidé mencionarlo. Últimamente olvidó muchas cosas.
20 MINUTOS ANTES:
-Kaede: ~Entonces ¿Nuestro objetivo es esa Gran Jaggi?~
-Hagdiel: ~Así es, no debería haber problemas siendo dos contra una.~
-Kaede: ~Hagamos un plan, tratemos de acercarnos usando el sigilo y des… ¡Oye! ¿Qué demonios haces?~
JUSTO AHORA:
-Kaede: Si no la hubieses despertado Ha...Ha…no habrían salido las otras.
Justo entonces Hagdiel se detiene y realiza un corte en la pata de una de las G. Jaggi que casi sigue de largo.
-Hagdiel: Así no podrá ponerse de pie. Este lugar es mucho más amplio que la cueva, hay que matarlas ahora que solo quedan dos.
-Kaede: Será lo mejor.
Mientras mi compañero hablaba conmigo el monstruo le lanzó un coletazo, por suerte tenía su escudo para defenderse. Me gustaría poder ayudarlo pero tengo un problema que atender por aquí. La G. Jaggi me lanzó poderosas mordidas que esquivé por muy poco, arremetí contra ella pero no conseguí tocarla con mis espadas. Así me mantuve por varios minutos, esquivando sus ataques sin oportunidad de contraatacar. Di un vistazo a mi aliado que aún estaba luchando.
-Kaede: *Debo ganar, definitivamente debo hacerlo.*
Corrí a toda prisa contra mi objetivo, salté y cuando iba a golpearle mis espadas se cubrieron de una especie de aura rojo vivo que al tocar el cuerpo de la Jaggi le hicieron un profundo corte en su cuerpo.
-Kaede: -cogiendo aire- Ha…la derroté…Ha…
Miré nuevamente hacia Hagdiel quien al parecer recién terminaba.
-Hagdiel: ¡Ufff! Eso fue intenso… Estoy agotado.
-Kaede: Por fin lo hemos logrado...
De repente me sentí muy débil y caí de rodillas en el suelo apoyada con solo mis manos, intentaba moverme mas no encontré fuerzas para hacerlo. Observando mis espadas, el aura roja que había en ellas se había desvanecido.
-Hagdiel:¡Kaede! ¿Estás bien?
-Kaede: No tengo idea, de repente me siento muy cansada aunque ni siquiera me esforcé tanto.
Hagdiel miró el cuerpo de la G. Jaggi que había matado y se mostró algo pensativo.
-Kaede: ¿Sucede algo?
-Hagdiel: De casualidad estás familiarizada con la palabra “Demonización”.
-Kaede: No, nunca la había escuchado.
-Hagdiel: Me sorprendes, deberías conocer mejor el tipo de arma que usas.
-Kaede: ¿Vas a decirme qué es o me sermonearás?
-Hagdiel: Vale, tranquila. La Demonización es un poder exclusivo de las espadas gemelas, digamos que utiliza la energía del cazador para fortalecerse, algo así como una especie de parásito.
-Kaede: ¿Parásito?
-Hagdiel: Normalmente deberías ser capaz de activarla a voluntad pero supongo que ni siquiera has entrenado tu habilidad.
-Kaede: ¿Cómo sabes tanto sobre la Demonización?
-Hagdiel: Buena pregunta. Antes solía usar espadas dobles pero en un momento dejé de hacerlo.
-Kaede: ¿Por qué?
-Hagdiel: Me canso muy rápido, si no tienes una buena resistencia no podrás usar la Demonización por mucho tiempo y acabarás justo cómo estás ahora. Alguien me recomendó que usara una espada y escudo y desde entonces es lo que hago.
-Kaede: Al parecer mi resistencia tampoco es muy alta, debo entrenar mucho o seguiré siendo débil.
-Hagdiel: De todas formas te pasaré el consejo que me han dado, si no te es factible usar un arma es porque simplemente no es tu tipo.
-Kaede: Bueno, gracias por el consejo.
-Hagdiel: No hay de que, después de todo somos compañeros, ¿no?
-Kaede: Si… supongo.
-Hagdiel: En ese caso recojamos la piel y escamas de nuestras presas.
-Kaede: No puedo esperar a regresar a la aldea.
Saqué un cuchillo y empecé a sacar las escamas de la G. Jaggi. Mirando detenidamente a mi compañero pude ver como reía de forma macabra, ¿acaso lo está disfrutando? En todo caso estábamos tan ocupados en lo nuestro que nos olvidamos de la otra Jaggi que aún vivía. Estando en el suelo emitió un aullido ensordecedor. Seguido apareció otra G. Jaggi acompañada de algunas Jaggias.
-Hagdiel: Veo que no tienen intención de dejarnos descansar. ¿Crees estar en condición de luchar?
-Kaede: No te prometo nada pero lo intentaré.
-Hagdiel: Con que lo intentes es más que suficiente.
Debo admitir que cuando apareció esa otra G. Jaggi creí que era mi fin, gracias a Hagdiel que hizo casi todo el trabajo pude regresar a salvo. Es patético que cada vez que salgo a un encargo alguien debe ayudarme o de lo contrario estoy perdida.
Para resumir luego de cobrar nuestra generosa recompensa quedamos en algún día hacer equipo de nuevo y nos fuimos cada quien por su camino. Estando tan cansada solo me vino una idea a la cabeza, los baños termales. Una vez allí pasé por el vestidor, al ser baños mixtos tuve que usar una toalla para cubrirme. Cerré mis ojos y simplemente disfruté de la relajante atmósfera.
-¿?: Que bien se siente ¿Verdad?
-Kaede: ¡Dios! -asustada- Deja de hacer eso Robert.
-Robert: ¿Hacer qué?
-Kaede: Pues aparecer de repente.
-Robert: Estás en un error, llevo aquí mucho tiempo, tal vez eres tú quien no siente mi presencia.
-Kaede: No creo que sea el caso.
-Robert: Dime ¿es tu primera vez en un baño termal?
-Kaede: Sí, en mi antigua aldea solo había casas y una granja muy pequeña y aún así alcanzaba para todos. ¿También es tu primera vez?
-Robert: Ya he venido un par de veces pero no pierdo la costumbre. Siempre se siente igual de bien no importa cuantas veces vengas. Por cierto¿Cómo van las misiones?
-Kaede: Horrible, la piel de los monstruos es muy dura como para cortarla fácilmente, no creo poder avanzar mucho así.
-Robert: Has pensando visitar a un artesano o a un herrero.
-Kaede: No conozco a ninguno.
-Robert: No se diga más, al salir de aquí te presentaré al mejor herrero que conozco.
-Kaede: ¿En serio? Te lo agradecería mucho.
-Robert: Faltaría más, los Hunters debemos ayudarnos unos a otros siempre que podamos. Me gusta trabajar con ese ideal.
-Kaede: Es muy noble de tu parte ayudar así a los demás. Ojalá todos pensaran igual.
Y bueno, así estuvimos por varios minutos, hablando de esto y aquello e incluso cosas que no venían al tema. Hablar con Robert es muy entretenido, básicamente puedes hablarle de lo que sea que él siempre te escucha y da buenos consejos. Cuando salimos del gremio mi nuevo amigo cumplió con su promesa y me llevó a un sitio donde había un hombre muy pequeño. Tenía un gran martillo con el cual estaba trabajando un metal muy raro que nunca había visto.
-Robert: Hola Kirk, como te va viejo amigo.
-Kirk: ¡Ah Robert! ¿Qué te trae por aquí?
-Robert: Quiero presentarte a Kaede, es una cazadora novata que tiene problemas con su arma.
-Kirk: Comprendo. No teman, si se trata de armas o armaduras no hay nada que no pueda solucionar. ¿Qué tipo de arma usa la señorita?
-Kaede: Espadas Gemelas.
-Kirk: Interesante, déjame verlas.
Saqué mis espadas de su funda y se las entregué al herrero. Este las analizó detenidamente hasta llegar a una conclusión.
-Kirk: Tenemos un grave problema señorita, estas espadas están hechas de una aleación de hierro y machalita. Es un trabajo muy bueno y dudo que queden herreros capaces de copiarlas a la perfección.
-Kaede: ¿Entonces no tienen arreglo?
-Kirk: Yo nunca dije eso jovencita. Tienes dos opciones, puedo intentar repararlas para que sigas usándolas o puedo crearte unas nuevas con materiales que consigas.
-Kaede: Siendo sincera no me gustaría que mis armas actuales se perdieran, son el único recuerdo que tengo de mi padre.
-Kirk: Eso también tiene solución, puedo reforjar estas espadas y fusionarlas con tu nueva arma.
-Kaede: Eso sería muy bueno, así nunca perderé el recuerdo de mi padre.
-Kirk: Dime ¿Qué materiales tienes a mano?
-Kaede: Pues solo he matado a una Gran Jaggi, ¿es suficiente?
-Kirk: Absolutamente, deja tus armas conmigo y mañana a primera hora estarán listas.
-Kaede: ¡Oh! Antes que lo olvide si es posible transformarla en una única espada sería muy útil.
-Kirk: Ese es muy fácil, yo me encargo.
Dejé al herrero hacer su trabajo y caminé por la aldea junto a Robert. Necesitaba ir a cumplir un encargo así que nos despedimos y regresé a mi casa. Ya no estaba tan cansada pero de igual forma caí rendida nada más acostarme en la cama. En la mañana todavía me encontraba muy somnolienta pero parece que el sol tenía otros planes. Sin más remedio me puse de pie y me incorporé de un salto. Recordé que debía recoger mi nueva arma donde el herrero así que me puse en función de eso, admito que estaba ansiosa por ver el resultado.
-Kaede: Buenos días.
-Kirk: Buenos días señorita. Si has venido a por tu arma enseguida te la traigo.
El pequeño herrero entró en la caseta y regresó con una espada dentro de su funda, tanto esta como el mango estaban recubiertos de piel de Jaggi. Saqué ligeramente el arma y noté que la hoja era de color oscuro al igual que mis anteriores armas.
-Kirk: Y bien ¿Qué te parece?
-Kaede: Se ve muy confiable, ¿Cuánto le debo?
-Kirk: Por ser amiga de Robert no te cobraré nada por esta vez.
-Kaede: Se lo agradezco, la verdad es que no tengo mucho dinero en este momento.
-Kirk: ¿A que esperas? Ve a probarla, y recuerda que también puedo hacerte una buena armadura.
Me despedí de Kirk y tomé la misión urgente del gremio, aún no me sentía preparada pero nunca lo estaré si no lo intento. Estando en Misty Peaks busqué al Arzuros pero no tardé en encontrarlo, estaba en el mismo sitio donde lo vi por primera vez. Estaba comiendo de un panal no obstante en cuanto notó mi presencia me atacó sin dudar un segundo
-Kaede: Ya he visto pelear a Robert contra él, si ataco en el pecho, las patas inferiores o los codos le haré mucho daño -pensé en mis adentros- ¡Puedo hacerlo!
Esquivando el ataque le hice un profundo corte en la espalda, se giró para intentar golpearme con sus garras pero en un veloz movimiento corté uno de sus brazos. Gritando de dolor el monstruo intentó escapar así que corrí hacia él y con mi espada recubierta por un extraño filo blanco corté su cabeza.
-Kaede: Por fin... lo maté...
El brillo blanco de mi arma no desaparecía y también era distinto a la Demonización que mencionó Hagdiel. Esta vez mis energías no se esfumaban y mi potencial de ataque se vió incrementado. No desaproveché la oportunidad y maté a un par de Jaggis aprovechando ese raro poder que mas que agotarse parecía volverse más intenso. Así luego de un rato hice que me vinieran a buscar, de camino a la aldea el cielo se oscureció, no había nubes de tormenta pero poderosos rayos retumbaban en la lejanía.
-Kaede: ¿Una tormenta?
-Felyne Conductor: Lo que daría por qué así fuera, últimamente ese nuevo monstruo, el Zinogre, ocasiona muchos problemas en las cercanías. La mayoría de monstruos y animales de la zona huyen de sus hábitats e ingresan a las aldeas.
-Kaede: ¿Nadie ha conseguido matarlo?
-Felyne Conductor: Hubo un cazador que casi consigue eliminarlo pero las cosas no salieron como esperaba. Un monstruo de una especie distinta apareció para ayudar al Zinogre y casi lo matan, apenas pudo regresar a la aldea.
-Kaede: ¿Qué monstruo le ayudo?
-Felyne Conductor: Creo que fue un Rathalos.
-Kaede: ¿Rathalos?
-Felyne Conductor: Eso es lo que me contaron, no sé si es cierto.
-Kaede: No importa, gracias.
-Felyne Conductor: Anda no te desanimes, mira que ya estamos en Yukumo.
Me distraje tanto pensando en el Rathalos que no me di cuenta que recién entrábamos en la aldea. Entré al gremio y sí, hablé con la recepcionista.
-Recepcionista: Veo que has completado tu pedido con éxito, me alegra que hayas vuelto sana y salva.
-Kaede: Entonces ¿Subí de rango?
-Recepcionista: Mmm... Aún no. El Arzuros que mataste es solo un encargo más, para subir de rango debes cazar al Gigginox, no es por subestimar tu habilidad pero actualmente no creo que puedas con él, casi te mata un Arzuros.
-Kaede: ¡Entonces dime algún monstruo que esté en mi rango.
-Recepcionista: Supongo que podrías probar con un Qurupeco o una Gran Wroggi.
-Kaede: Ya he oído hablar del Qurupeco así que iré a por él.
-Recepcionista: Vale pero deberías también mandarte a hacer una mejor armadura, ya has matado al Arzuros, te recomiendo su armadura.
-Kaede: Eso haré. Gracias.
Agarré los 3000z de la misión del Arzuros y caminé hacia donde Kirk.
-Kirk: Hola Kaede. ¿Qué puedo hacer por ti esta vez?
-Kaede: En esta ocasión vine a comprar una armadura nueva. ¿Tú las haces verdad?
-Kirk: Sí. ¿Qué materiales tienes?
-Kaede: Hace un rato maté un Arzuros, aquí tienes lo que tomé de él.
-Kirk: Muy bien espera cerca, no tardaré mucho.
-Kaede: Espera. ¿No tomarás mis medidas?
-Kirk: Jajaja, no subestimes mi buen ojo jovencita.
El pequeño herrero entró a su tienda y yo me quedé sentada sobre una roca a un borde del camino.
-¿?: Pst, pst.
-Kaede: ¿Me hablas a mí?
-¿?: Sí, ven aquí. Me llamo Kano. ¿No te interesa comprar una vieja granja.
-Kaede: ¿Una granja?
-Kano: Sí, sí. Está en perfectas condiciones no obstante sólo te cobraré 1000z.
-Kaede: *No sería mala idea. Tendría un lugar donde cultivar mis propias hierbas para medicinas* La compraré.
-Kano: ¡Bien! Esa es la actitud. La granja está en esa dirección -dice apuntando con el dedo.
-Kaede: Entonces iré a verla.
Le di la espalda al extraño mientras andaba y cuando miré hacia atrás había desaparecido. Entré a la granja y... ¿Buenas condiciones? El sitio estaba en un estado deplorable, la hierba llegaba hasta las rodillas, había un muelle para pescar, evidentemente estaba roto también, como casi todo lo que había allí.
-Kaede: Genial. -suspira- Mejor voy a ver si mi armadura está lista.
Decepcionada y cabreada al mismo tiempo volví a encontrarme con Kirk.
-Kirk: Has tardado. ¿Dónde estabas?
-Kaede: Eso no importa.
-Kirk: Tienes razón, ¿sabes que sí importa? ¡Tu nueva armadura!
Estiré la armadura muy similar a ropa. Consistía en una camisa reforzada para resistir golpes, una falda más larga en la parte trasera y guantes perfectos para mejorar el agarre de las armas.
-Kaede: Se ve muy bien, ¿cuánto es?
-Kirk: 3000z
Le entregué la misma bolsa con las monedas de la recompensa a Kirk y me llevé la armadura a casa para posteriormente usarla. Ahora mejor preparada fui al gremio donde me encontré con Hagdiel.
-Kaede: ¿Vas de cacería?
-Hagdiel: Sí. ¿Qué hay de ti?
-Kaede: Voy a por un Qurupeco, ¿has cazado alguno?
-Hagdiel: Lo intenté solo que casi me mata, el Qurupeco es el monstruo más difícil.
-Kaede: ... ¿Y si vamos juntos? Sin duda será más fácil matarlo.
-Hagdiel: No veo por que no.
-Robert: Me preguntaba, ¿puedo acompañarlos?
-Kaede: ¡Ah! Eres tú Robert, siempre apareciendo en el momento oportuno. Si vienes mejor, cualquier ayuda es bienvenida.
-Robert: Andando entonces.
Los tres nos subimos en la carreta y salimos a cazar al Qurupeco. Por esta vez iríamos a una nueva locación, Desert Island. Una isla solitaria donde todos son libres, un paisaje hermoso lleno de montañas, acantilados y un gran río que desemboca en una ensenada costera. Una vez allí recogimos nuestros suministros y partimos en búsqueda de nuestro objetivo.
CAPÍTULO II: Compañeros.
(Así se vería la armadura de Kaede en el juego).
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top