Cuatro 😎💅🏻
Los tres chicos se dirigieron al salón de clases, allí planeaban presentarle a Eddie a otros amigos.
Entraron y como siempre pusieron sus revistas entre sus libros para que pareciera que estaban leyendo.
— ¡Amigo la moda monstruosa esta súper mona! —susurró Robert—. Algún día diseñaré la mejor moda monstruosa que haya.
— ¡Obviamente lo harás! —exclamó Eddie.
— ¡Monísimo!
Gracias a que llegaron unos monstruos atrasados al salón, el maestro pasó por alto que los tres veían revistas.
— Señor McKagan, ¿otra vez tarde? —preguntó el profesor Osbourne que enseñaba... pucha no sé, enseñaba algo si para eso le pagaban.
— Estaba... en... —el jirafón iba a excusarse—. En el baño, defecando.
Los demás alumnos rieron.
— Solo siéntese, McKagan... —bufó Ozzy y el nombrado obedeció sentándose con un azabache narigón que estaba muy abrigado.
— Ese es Duff —explicó Roger en un susurro—. Salí con él.
Brian, quien estaba tomando agua al lado de Roger, se le salió por la nariz, por las orejas y por el poto, además de escupirla.
— ¡Qué mono! —exclamó Eddie.
— ¿Por cuánto tiempo? —preguntó Brian interesado tras limpiarse.
— Hm... tres años —Roger se encogió de hombros y Brian volvió a escupir—. Ay, Bri, no tienes que ponerte celoso.
— ¡No estoy celoso! ¡Tú estás celoso!
— ¿Señor May? ¿Se encuentra bien? —preguntó el maestro mirándolo confundido.
— Eh... sí, profesor Osbourne —respondió Brian y se acomodó en su asiento.
— ¿Y Sammy? —preguntó Robert riendo bajo, Roger rodó los ojos y Brian volvió a escupir.
— No hablo de Hagar —dijo—. ¡Dijo que se me había corrido el maquillaje!
— Por eso no era bueno para ti ese tipo, bebé —dijo Brian abrazándolo y colocando su cabeza en su hombro haciendo al contrario sonreír.
— ¡Pero para Eddie estaría súper mono! —sonrió el rubio.
— ¿Qué clase de monstruo es? —preguntó este.
— Oh, no es ningún monstruo —sonrió Roger—. Es humano.
Como Brian no tenía nada más que escupir, terminó botando su intestino hacia el mesón para volver a tragárselo. Súper turbio.
— Brian, cielo, ya sabías que era humano —dijo Roger.
— ¡Es que fuiste el novio de un humano!
— ¿Y? Ahora soy tú novio.
Y nuevamente se besaron logrando Eddie junto con Robert recrear una copia exacta de Terrorstitlán, ciudad monzteca, con cartas y hasta un sistema eléctrico para recrear la salida del sol.
Una vez se separaron, Roger exclamó.
— ¡Pero qué mona representación de Terrostitlán! ¿De donde salió?
Los dos amigos se miraron y rieron levemente, dispuestos a seguir viendo sus revistas de moda monstruosa.
Al salir, se toparon con Duff y el azabache narigón.
— ¡Duff! —saludó Roger volviendo hacer a Brian escupir su intestino, junto con su páncreas.
— ¡Hola, Rog! ¿Cómo has estado? —preguntó este.
— Monstruosamente —sonrió Roger—. Así que... ¿tú e Izzy?
— Quizás, es demasiado frío a veces —bromeó el de cabellos de fuego mal teñidos¿ haciendo reír un poco a los demás, menos a Eddie que no entendía un zapallo.
— ¿Por qué? —preguntó.
— Izzy es hijo del Yeti —explicó Robert—. Duff lo derretirá literalmente.
— Sí, seguro, con suerte me toma en cuenta —bufó Duff algo triste—. ¿Y tú eres nuevo?
— Sí —sonrió—. Eddie Van Halen.
— Ya has dicho eso los últimos tres episodios —dijo Robert.
— ¡Oh es verdad!
— Bueno, debo irme —dijo Duff.
— Sí, McKagan, ve —dijo Brian notoriamente celoso provocando una pequeña risa en Roger.
— Nos vemos, chicos —sonrió esto último y se fue.
— ¡Amiga si es muy guapo! —exclamó Robert tras que el teñido en fuego¿ se alejase.
— ¡Ay sí! —respondió Roger y Brian estuvo a punto de escupir sus riñones—. Brimi deja de ser tan celoso.
— No soy celoso...
Roger bufó y se dirigió a sus amigos.
— Siempre es así.
— Es así porque es retardado —dijo Robert u Brian lo miró mal—. No te quiero, hermano.
— Yo tampoco te quiero, Robert —bufó Brian a modo de respuesta.
— Bueno, iré a dejar mis libros —dijo Eddie—. Ya vuelvo.
Se dirigió caminando como toda una perra hacia los casilleros, sacó sus libros y al cerrar el casillero se encontró con Duff tras él.
— Hola —saludó—. Eddie, ¿no?
— Síp —sonrió el nombrado—. Duff, ¿no?
El contrario asintió.
— Oye me preguntaba si podrías prestarme la tarea...
— Oye tú deja al señorito —sintió una voz a sus espaldas, se dio vuelta y vio al chico medusa, o sea a John, tras él.
— Pero solo le estoy pidiendo la tarea...
John se sacó los lentes y petrificó a Duff —porque pensó que estaba molestando a Eddie cuando simplemente le pidió la tarea—.
— ¡Mi héroe! —exclamó el hijo de Frankenstein de forma algo gei.
— No es nada —sonrió John algo tímido.
— ¿QUÉ HACES CON MI NOVIO, MALDITO ZORRO?
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