Una buena tarde

CAPITULO 10

Los días continuaban pasando, la batalla iba avanzando poco a poco, aunque aún habían muchos mamodos que no habían encontrado sus humanos. Los más fuertes apenas tardaron menos de un mes. Pero afortunadamente, ese ya no era el problema de Rose, ahora su corazón cada día se volvía más valiente, se encontraba realmente feliz en su nuevo hogar, junto a Doremi. Cada día estrechaban más sus lazos de amistad, les encantaba quedarse muchas noches hablando de sus vidas, comer hamburguesas mientras veían el programa favorito de Doremi. El momento preferido de Rose se producía cuando Doremi se iba temprano al instituto, ella, fiel y contenta esperaba a su ama de libro y gran amiga ansiosa a que llegara del instituto y comieran juntas, sin duda era increíble. Pero lo que más les gustaba a ambas juntas eran los viernes, cuando Doremi llegaba ese día a casa después del instituto comían y iban a la estación de tren a viajar a los pueblos cercanos. Realizaban turismo, merendaban en cafes, compraban regalos y visitaban muchas tiendas. Doremi estaba empeñada en enseñarle parte de su entorno humano a Rose, ella encantada disfrutaba como una niña pequeña al observar paisajes y momentos tan increíbles, aunque siempre un miedo en el fondo le acompañaba por si algún mamodo podría atacarla por allí, pero suponía que en esos pueblos tan pequeños sería muy raro encontrarse con uno, así que se concentraba en pasarlo bien y olvidar los problemas. Pero eso no quitaba que de vez en cuando tuvieran que entrenar un poco los conjuros, ya que aunque disfrutaran del mundo humano, no olvidaban que esa batalla estaba presente.

Hoy efectivamente, era viernes, el reloj marcaba casi las dos de la tarde, Doremi estaba a punto de entrar por la puerta, ese día Rose preparó la comida. Su padre últimamente tenía mucho trabajo, pues parece ser que estaban produciéndose extraños destrozos cerca de Okinawa, Rose intentaba no darle importancia pero, ¿podría tratarse de un mamodo? ni idea, ahora lo importante era disfrutar y a la vez prepararse con el corazón valiente para lo que viniera. La puerta se abrió, una hambrienta Doremi entró por ella.

- ¡Ya estoy en casa! Dios, vengo hambrienta - saludó- Rose, ¿qué preparas?- observo a Rose con un blanco delantal, en la cocina, removiendo un caldo con una gran cuchara- Mmmm... - se acercó a la hoya- huele delicioso, ¿sopa?- levantó su vista hacia Rose-

-Puchero - sonrió a Doremi- madre me enseñó a prepararlos, están deliciosos y son increíbles para acumular muchas fuerzas, de vez en cuando no viene mal un plato caliente, con tanta hamburguesa te quedarás medio lela- rió a carcajada limpia mientras Doremi la miraba levantando una ceja dispuesta a vengarse de su graciosa burla entre amigas-

- ¿Ah sí? - rió- Que mala eres Rose, seguro que te gustaría que en vez de comerme yo ese puchero contigo se lo comiera ese tal Brago del que tanto andas hablando cada noche - la miró sacándole la lengua sin maldad y riendo-

-¿ Q-QUÉ ? - las delicadas mejillas de Rose se tiñeron de un rojo puro, mientras le salía humo por las orejas- ¡NO! para nada, es...- se entrecortaba en sus propias palabras- es un... no, no él seguro no agradecería nada, además no sé nada de él, solo era una amistad tonta de niños, cada uno sigue su vida, y no me importa en absoluto- se cruzo de brazos mientras seguía roja-

-Sí bueno...- Doremi la miró de reojo- tu cara ahora parece un tomate, inclúyelo en la sopa - rió- ahora enserio Rose, creo que vales mucho y el chico mamodo que esté a tu lado, debe ganarte y protegerte mucho, ¿no? esa amabilidad tuya no se encuentra todos los días- sonrió-

-Bueno, no se Doremi...- su cara chistosa cambió a una cara seria- es algo complicado, simplemente no pienso en eso, me concentro en mi vida y mis metas, por ello me esfuerzo siempre tanto- empezó a remover de nuevo el puchero para que cociera más rápido y no se pasara-

-Ya, pero... bueno, todas las noches que hablamos, quiero decir... - Doremi buscaba las palabras adecuadas para expresarse mientras se rascaba la cabeza- ¿pensaste alguna vez si en esta batalla te encontrarás con él?- miró a Rose con cara interrogativa-

Rose se sorprendió realmente mucho con esta pregunta, desde que bajo al mundo humano, no pensaba tanto en ese pensamiento, se le había olvidado por completo con todos sus miedos que tenia al principio gracias a los momentos alegres que pasaba con Doremi. La cuchara se le cayó en el puchero, entristecida intentó responder a su amiga.

-Yo...- intentaba expresarse pero no le surgían mucho las palabras, Doremi tenía la mirada fija en ella atenta a escuchar su explicación- la verdad eso es algo que me preocupaba mucho de pequeña, cuando nos separamos le encontraba a veces en las calles, y me quedaba mirándolo impactada a lo lejos, un día antes de bajar al mundo humano, cuando nos repartían los libros, no podía evitar tener ese pensamiento mientras le observaba a lo lejos, encontrarnos seria incomodo, todo lo que pasamos de pequeños, nuestra separación... a veces pienso que a Brago no le importaría y me trataría como un mamodo más y muy cruel... él ya no es el mismo pero Doremi... quiero evitar esa situación a toda costa, no quiero ver a Brago en esta batalla...- arrugó sus puños mientras sus ojos se entristecían enormemente-

-Rose...- Doremi la cogió de los hombros y le dedicó una cálida mirada- entiendo cómo te sientes, eso debe ser incomodo, evitaremos ese encuentro a toda costa, ¿ de acuerdo? confía en mí, iremos por nuestra cuenta y cuando mi padre cobre, ahorraremos y viajaremos para buscar a esa amiga tuya, Kolulu, no te preocupes por ese chico- le dedicó una amplia sonrisa-

-Doremi, yo...- la cara de Rose mostró una gran alegría, y asintió con ganas su cabeza a todo lo que Doremi le dijo- Sí, como siempre , me salvas y me ayudas- abrazó a su tierna amiga-

-A mi no tienes nada que agradecerme, eres realmente especial para mí- se deshizo del abrazo y la miró sonriente- por eso hoy te preparé una sorpresa con unos ahorros secretos- rió-

-¡Doremi! - Rose la miró asombrada- no tenias por que hacerlo, no lo aceptaré sea lo que sea -

-Anda, calla, - rió- como sabes es viernes, ¿sabes lo que toca eh? - le guiñó un ojo - siempre viajamos a pueblos cercanos por el billete barato, pero hoy te llevaré a la verdadera capital, el centro de todo, ¡Okinawa! sé que los billetes son más caros y hay mucho más camino para ir allí, pero como te dije, estuve ahorrando, dime, ¿estás feliz?- miró a Rose sonriendo, su felicidad era muy importante para ella, no era bueno que tuviera siempre el miedo de las batallas en la cabeza-

-Pero, Doremi, Okinawa es una ciudad muy importante...- reaccionó un poco asustada- allí puede haber algún que otro mamodo- la miró entristecida-

-Oye, estoy cansada de ver pueblos, Okinawa es enorme, tiene las mejores tiendas y las casas más caras y grandes de la región, es preciosa. Ahí reside toda la gente más rica de Japón, está todo muy controlado, un mamodo allí no pinta nada, además... - alzó su dedo índice- si algún mamodo apareciese, es hora de que afrontes tus miedos, y demuestres que nos hemos esforzado entrenando, ¿ o piensas encerrarte aquí y huir de todo, sin afrontar nada escondida?- alzó una ceja mirando a Rose-

Rose, pensó profundamente esas palabras, y le dedicó una nueva mirada decisiva a Doremi, es cierto que tenía miedo, y evitaba eso a toda costa, pero ella tenía razón, esconderse no es lo adecuado, tenemos que saber dar la cara y vivir seguros de nosotros mismos para ser felices en esta vida.

-Sí tienes razón...- levantó sus brazos al aire decidida y sonriente- ¡comamos y dirijámonos a Okinawa!- alzó su voz alegre-

-¡Sí! esa es la Rose que me gusta ver- Doremi alzó los brazos con ella sonriente, dispuesta a disfrutar un gran día con emoción-

Ahora, en otro lugar, nos concentramos en un escenario oscuro, en una gran mansión. Un cuarto destrozado, y una chica a punto de clavarse un gran cristal, pero, ¿qué razones la llevaron a ese acto tan cruel y repentino? la respuesta tenía un nombre oscuro, Brago. El oscuro mamodo se encontraba por todo el morro en casa de la humana Sherry, y convivía con ella con gran odio, presionándola, dejándola siempre atrás y avanzándose a sus pasos, yéndose a buscar el solo con su libro a mamodos, forzándola a grandes entrenamientos, aparte de repetirle cada día la misma frase -'' en esta batalla porque debemos emparejarnos con seres tan débiles como vosotros, presas de vuestros sentimientos''-. Realmente, Sherry estaba pasándolo muy mal. Soportaba grandes miradas de asco de Brago hacia ella, su orgullo siempre se anteponía y no la dejaba descansar nunca, la ignoraba y se dedicaba a usarla para su beneficio. Por si fuera poco en los entrenamientos a los que Brago le sometía, soportaba grandes puñetazos y golpes de él para aprender muchas movilidades, pero ese día, Brago se pasó de la raya y ella harta decidió por fin actuar. Brago, con grandes rabias porque ella aún no era capaz de leer más conjuros, le gritó diciéndole que los poderes oscuros de su libro no surgirían si ella no era capaz de controlar sus sentimientos, olvidándose del daño que sufrieran los demás, solo pensando en su propio beneficio, amenazándola si no le hacía caso. Brago se encontraba estrechando entre su fuerte mano y sus afiladas uñas el cuello de Albert, que insistió en proteger a Sherry de ese acto tan salvaje. Sherry, lo decidió. Acabaría con su vida y daría una lección a Brago dejándolo solo sin que nadie leyera sus conjuros, perdiendo su oportunidad al trono. Apretó con fuerza el cristal, provocando heridas en sus cuidadas y delicadas manos, amenazando a Brago con perder su vida si se atrevía a provocarle algún dolor a Albert.

Brago, reaccionó con gran ira, viendo que una simple humana acababa de ganarle en una de sus amenazas. No le importaba que ella muriera, pero su trono se iría al traste, así que soltó al viejo. Con gran rapidez y provocando fuertes andares, mostrando sus afilados dientes, dejó la sala, yéndose a saber dónde.

Albert, fue corriendo a por un botiquín para sanar las delicadas manos de su señorita Sherry, y decidido a proponerle un descanso, Sherry ante esto reacciono bastante mal, -'' él se cree más superior que nadie, no pienso rebajarme, no descansaré estaré a su altura y le daré una lección a este niñato egoísta, lo que él pueda hacer, yo lo haré por doble''-mostraba ira en sus ojos. Realmente esto estaba comenzando a preocupar mucho a Albert... pero nada podía hacer él... solo observar o protegerla cuando pudiera de vez en cuando y acompañarla siempre a todas partes donde ella acudiera para cuidarla, no pensaba dejarla sola con ese malcriado arrogante.

No sabían donde se había dirigido Brago, pero sabían que en media hora darían las cinco de la tarde, a esa hora todos los viernes Sherry y Albert debían esperarlo en la puerta principal de la mansión, para coger la limusina y recorrer Okinawa para salir a las afueras. Allí entrenaban con más poder y más libertad que en la mansión. Sherry a veces se preguntaba si podría llevar a Brago a ver Okinawa , y pasar una buena tarde con él, ella siempre ha sido una chica generosa, pero él no se merece eso y además igualmente él no estaría por la labor. Ojala Brago fuera otro tipo de persona, él se quejaría de que pelea con un débil humano, pero ella se quejaba de que aguantaba a un maleducado que solo pensaba en hacerse más fuerte cada día, pero algo tenía claro, cuando pudiera leer más conjuros, ella viajaría por todo el mundo en su helicóptero privado para acabar con todos los mamodos y cuando fuera lo suficientemente fuerte, acabaría con el mamodo que controla la mente de su dulce amiga, Zofis.

A las cinco, Sherry con sus manos vendadas y Albert, esperaban a un Brago que con paso decidido y mirada muy cortante, se acercaba a ellos.

-Señorita Sherry...- Albert miró sus vendajes preocupados- ¿De verdad hoy es necesario? con las manos dañadas, no podrá someterse a los entrenamientos que él le impondrá, y lastimará aún más sus manos-

-No te preocupes...- Sherry le miró decidida- he decidido actuar, y definitivamente nada me frenará, demostraré a Brago que él no puede controlar ni subestimar a los humanos, le enseñaré lo fuertes que pueden llegar a ser nuestros corazones...- no pudo evitar recordar la cara de Zofis, el incendio y la tierna Koko a su lado... su dulce Koko... ahora todos los momentos junto a su amiga estaban nublados-

Brago con muchísima rabia, callado sin decir nada, se subió a la limusina, con sus brazos cruzados, como siempre. La limusina arrancó, Sherry y Albert entablaban algo de conversación, Brago como siempre, callado, sin involucrarse, analizando su entorno y observador, serio.

En otro lugar, no muy alejado ya, un tren se encontraba avanzando hacia Okinawa, Rose y Doremi encontrándose en él, con un folleto de Okinawa realmente emocionadas y preparadas para disfrutar de una gran tarde entre amigas en un lugar totalmente nuevo para Rose. Doremi acompañada de su cámara y su móvil con música y auriculares observó como el tren se acercaba cada vez más. Cuando llegaron a su destino, bajaron y corrieron emocionadas hacia el centro de la gran ciudad. Rose miraba todo impactada, realmente era todo precioso, enorme, grandes edificios, mansiones, tiendas lujosas demasiado caras, incluso con dependientes que te abrían las puertas para entrar a la tienda, era genial. Doremi no paraba de echar fotos y reía mucho con Rose. Le encantaba ver como se asombraba con el mundo moderno. Rose, alzaba sus brazos y miraba al cielo girando y dando vueltas, emocionada y contenta, no paraban de visitar calles.

-¡Mira Rose!- Doremi señaló un gran coche que se aproximaba al semáforo- es una limusina, son coches lujosos y carísimos, se ven mucho en Okinawa- el semáforo estaba en rojo y la limusina paró cerca de ellas-

Rose desvió estaba distraída con el escaparte de una tienda, apenas giró la vista y el semáforo estaba a punto de ponerse en verde, la limusina comenzó a arrancar.

-Odio esperar en los semáforos, hay tanta gente paseando por las calles de Okinawa que debemos esperar más de lo que toca.

-Los humanos sois irritantes... - dijo una voz profunda y seria-

-Déjame en paz Brago, no empecemos, y más después del espectáculo de hoy. Albert ve arrancando se pone en verde ya, no quiero esperar más- desvió su mirada enfadada de Brago , y la dirigió a la ventana, la limusina arrancó-

-Vaya ya arrancó- Doremi desvió la mirada hacia Rose- tonta, viendo escaparates a veces pierdes ver cosas muy impresionantes, algún día me gustaría subir en una de ellas- rió imaginándose en una limusina-

-Bueno, un poco si la vi cuando giré la vista, pero apenas, los cristales eran muy negros- Rose comenzó a caminar-

-Bueno, yo estaba más cerca...- Doremi le siguió el paso- ¿sabes Rose? la gente rica es tan rara, aunque los cristales fueran negros algo pude ver, una chica y un chico estaban dentro, el chico parecía un gótico, todo de negro- rió- no pude ver sus caras pero ojala yo fuera tan rica como ellos, te llevaría a ver todo el mundo-

-Doremi, me basta con tenerte a mi lado, no me importa nada lo material, lo importante son los momentos que compartimos juntas. Siempre estarán en nuestros corazones, jamás se borraran ni se venderán como las cosas materiales, y en los momentos duros, nos harán sonreír- le dedicó una sonrisa amplia a su amiga-

-Canija realmente me llegas al corazón- rió abrazando a su amiga mientras andaban, de pronto levantó su dedo índice señalando una estatua enorme- ¡ corre vamos a tomarnos fotos!- la cogió de la mano y se la llevó corriendo, definitivamente estaba siendo una buena tarde.


En otro país, un pequeño niño rubio se despertó dentro de una casa. Sentía que le iba a estallar enormemente la cabeza, le escocía.¿ Dónde se encontraba? De pronto, una puerta de corredera, se escuchó cómo se abría, de ella aparecio un chico aparentemente de 14 años con el pelo castaño y unos grandes ojos café. El pequeño se levantó corriendo poniéndose en guardia.

-Eh mocoso, tranquilo, estas en mi casa- le miró despreocupado sin interés-

-¿Quién eres tú? – el pequeño le miró desconcertado-

-Me llamo Kiyomaro Takamine, escucha, sinceramente no me importa quién seas, simplemente te doy cobijo porque mi padre que trabaja en Inglaterra te encontró inconsciente y medio muerto en un bosque al lado de la facultad donde trabaja- seguía con un rostro inexpresivo – debido a mi 14 cumpleaños se le ocurrió la absurda idea de mandarte aquí acompañado en avión con un equipo médico atendiéndote, con una carta , donde esperaba que al ayudar a un niño pequeño cambiase como persona, ideas tontas que mi padre siempre tiene en la cabeza- añadió- él dijo que puedes quedarte todo el tiempo que quieras, no me importa siempre le hago caso pero no te metas en mis asuntos- dicho esto se giró dispuesto a marcharse-

-¡Espera! – El pequeño chilló alzando su brazo para suplicarle que no se marchara de su lado- puedes... ¿puedes decirme como me llamo y quién soy?- mostró unos ojos llorosos-

-¿Qué? ¿Cómo dices? – por primera vez el gran genio, que se aburria en la escuela y ya ni acudía, Kiyomaro Takamine, acababa de sorprenderse, y ese extrañó libro con el que llegó el niño junto a los médicos... ¿ en qué idioma estaba? Un genio como él debería entenderlo. Sin duda, el extraño niño daría muchos problemas en esa casa...

FIN DEL CAPITULO 10

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