Niño malo con corazón puro

CAPITULO 2

Nuevo día, nuevas aventuras, nuevas experiencias, nuevas sensaciones, nuevos retos, nuevas metas, cada día es una nueva oportunidad para volver a empezar , o como simplemente como Brago suele pensar -'' un día más''- .Para él todos los días eran iguales monótonos, aburridos , el mismo camino, los mismos cobardes, la misma escuela, el mismo idiota vestido de muñeca victoriana, el mismo entrenamiento , y de nuevo a la cama, pero cabe decir que ese día se despertó con cierta curiosidad por los acontecimientos que ayer ocurrieron, aunque él jamás lo admitiría, sentía cierta curiosidad por esa niña, ¿cumpliría su promesa o simplemente actuaría como toda la sociedad? sería interesante encontrar una personalidad que valiera la pena, pero recordemos, Brago no necesita a nadie, no, él solo se basta.

-Buenos días Brago- su padre siempre le daba sus primeras palabras del día- Tengo que irme muy rápido, desayuna y no tardes en llegar a clase, recuerda, debes ser una persona elegante y puntual, cuando vuelvas, recuerda tu entrenamiento-

-Lo sé...- su padre miró a su hijo, y dicho esto, con un vago gesto de 'adiós' con la mano se despidió de su pequeño hijo-

Brago no entablaba muchas palabras con su padre, su padre no pasaba mucho tiempo con él, pero ojo, esto no quiere decir que sea un mal padre, oh no, para nada, su padre pasaba poco tiempo en casa debido a la duplicación que pidió en su trabajo después de la muerte de su querida esposa, para ganar más sueldo y así poder mantener él solo a su casa y a su pequeño hijo. Poseía un trabajo realmente respetado y admirado, gracias a su duro entrenamiento y gran fuerza consiguió formar parte de las misiones que el rey mamodo encargaba por proteger el reino, claro, es otro mundo pero como en cualquier sociedad también existen malhechores, asesinos y ladrones.

Brago cada mañana emprendía su camino hacia la escuela, siempre el mismo camino, el mismo pequeño puente con un riachuelo, siempre pensaba lo aburrido que se tornaba todo y que él no necesitaba acudir a un sitio tan tonto como la escuela, él era suficientemente fuerte para valerse por sí mismo, pero así lo ordenaba la ley, pero como todos los niños, siempre pensamos eso de pequeños. La asignatura más odiada por Brago era música, sí, esa absurda clase donde le obligaban a tocar la odiosa flauta, no entiende para que les obligan a utilizar ese instrumento tan absurdo que para nada le ayudará en su vida, eso sí, jamás cambiaría el ver lo mal que toca Zofis la flauta y como se reían todos ante esto y ese mocoso reaccionaba avergonzado y cabreado, pero la clase que Brago veía más interesante, sin duda , levitación, tenía más entrenamiento y no era tan aburrida como las otras, era más práctica, aunque no podía evitar imaginarse el hacer levitar algún día a Zofis y hacerlo girar como una peonza para reirse agusto de él y darle su merecido, sí, eso estaría bien.

Llego a la entrada de su escuela, siempre puntual, entró en clase diez minutos antes de que todo el mundo llegara, se sentó como siempre en el mismo último pupitre de atrás del todo, y esperó a que todos llegaran.

Todos iban llegando poco a poco y se sentaban en sus correspondientes pupitres, Zofis como siempre, llegaba haciéndole la pelota a la profesora, la clase no decía nada, todos estaban acostumbrados a ver lo pelota que era con todos, se le daba muy bien manipular siempre a todo el mundo.

-¿Hoy reparte el examen verdad?, no me salió muy bien y me esforcé todo lo que pude, estoy tan triste... ni salí a jugar y me encerré horas- decía Zofis a la profesora-

-Oh , pobre pequeño - la profesora de artes plásticas se compadeció, era una chica joven y muy amable con los pequeños- no te preocupes, seguro que tendrás aunque sea un suficiente, si no puedo redondearte un poquito la nota- le sonrió-

-Gracias señorita, usted es la más amable y dulce- se giró cambiando su cara a una de victoria y malicia mientras caminaba a su pupitre de espaldas a su profesora-

Brago no se sorprendía ante esto, Zofis siempre actuaba de esa manera, él sabía a ciencia cierta que Zofis no había estudiado nada y quería que le aprobaran por el morro - '' mocoso cobarde y vago'' - pensó Brago.

La profesora repartió las notas, se repartieron suspensos, aprobados, notables, Zofis se sorprendió por el suspenso pero lloro un poco y le dijo cuatro cosas a la profesora y la manipuló para que le subiera a un aprobado bajo. Brago recibió su nota alta, no estudiaba mucho en casa debido a sus entrenamientos pero prestaba mucha atención en clase y eso le ayudaba a acordarse bien de todo en sus exámenes. A continuación la profesora anunció un nuevo trabajo que debían hacer en grupos de tres, lo que irritó bastante a Brago ya que sabía que nadie se pondría con él si no lo decía la profesora, aparte de su arrogancia, él no necesitaba a nadie para un estúpido trabajo, podía hacerlo él solo, como todo.

-Vaya vaya, Brago no tienes a nadie, que mal, al contrario que tú yo ya tengo mi equipo, te tocará hacerlo todo tú solito o te obligaran a ponerte con alguien, que patético - rió Zofis y dicho esto se dirigió hacia donde estaba su equipo para comenzar a organizar su trabajo-

Brago ante esta provocación solo gruño, como su padre le había enseñado, debía mostrar la educación que le han enseñado en su casa, él es una persona elegante que no contestará provocaciones con personas respetables delante, para nada respondería a Zofis delante de sus profesores y menos en una clase, él era elegante y no como todos los críos, este hecho era sabido por Zofis y por eso en todas las clases aprovechaba que era el único momento donde más podía reírse de Brago sabiendo que este no le contestaría y no le haría nada.

La campana sonó y todos los niños emocionados corrieron al patio, excepto Brago, él iba a paso lento y tranquilo, para él el patio no era nada del otro mundo, el mismo sitio, los mismos cobardes, y el mismo árbol en el cual bajo él siempre se sentaba, pero ese día, salió con cierta curiosidad.

Llegó a donde ese árbol se encontraba cuando vio a una pequeña niña y asombrado avanzó con los ojos abiertos y sorprendidos hasta donde ella se encontraba.

-¡Has llegado! ¿Como estas?- Sonrió la pequeña- mira, he traído golosinas para los dos, mi hermano las compró- muy contenta sacó del bolsillo de su vestidito manchado de pintura una diminuta bolsa con todo tipo de golosinas-

-No tenias porque venir- Brago le dio la espalda- ve con tus amigas niña, y no me gustan los dulces-

-Que gruñón eres - rió- yo quiero estar aquí contigo, ¿ no te gustan los dulces? ¿Acaso solo comes verduras? que aburrido eres - rió la niña con alegría sin malicia-

-¿De qué te ríes pequeña mancha de pintura? , no te rías de mí - Brago no estaba molesto pero no soportaba que le llamaran gruñón o aburrido, simplemente es distinto a los demás...según él...-

-¡Oye! - exclamó Rose molesta- no soy una mancha de pintura, he estado jugando a pintar en plástica y me he manchado- sonrió- no me rio de ti pero eres gracioso, mejor si no quieres chuches todas para mí- y comenzó a comerse sus golosinas mientras se sentaba en su sitio-

-Ese es mi sitio, levántate pequeña mancha de pintura- gruñó Brago-

-No veo tu nombre aquí -Rió Rose- puedes sentarte conmigo si quieres, yo comparto- mostró su sonrisa inocente de niña de seis añitos-

Brago no lo quería admitir pero estaba sorprendido de que esa niña no huyera de él, pero más le sorprendía el que quisiera estar con él, pensó que ella era lista ya que todos en el colegio eran manipulados por lo que Zofis hablaba, eso demostraba que no eran inteligentes para pensar por sí mismos, en cambio esa pequeña era distinta, pensaba por ella y no se dejaba manipular como Brago veía en los demás, al pensar y razonar esto, con cara gruñona se sentó a su lado , orgulloso y arrogante.

-Te sentaste, que lindo eres, toma chuches- la niña inocente intentó metérsela en la boca pero él molesto la rechazo-

-¿Como que lindo? apártate mocosa, no quiero dulces- Brago la apartó pero aún así seguía a su lado, no le disgustaba nada la idea de estar al lado de esa pequeñaja llena de pintura, pero le impresionó, ¿de verdad pensaba que él era lindo? ¿Llamarle lindo a él? eso solo se lo permitía a su madre, pero por alguna razón que él jamás admitiría, no le molesto que esa niña se lo llamase, aunque no entiende como ella pudo pensar que él era lindo, todos pensaban que su aspecto era gótico y temido, pero ella no... Esa niña no.

Brago sabía bien quien era esa niña, esa pequeña que tenía un año menos que él, era Rose, era una niña realmente dulce y respetada por todos, influía mucha ternura a la gente de su entorno, había oído hablar de ella alguna vez en clase cuando algún niño o niña comentó que ella le había ayudado a cualquier niño, pero cuando más escuchó que hablaban de ella era cuando Zofis a su grupito le cuchicheó que estaba intentando conquistar a una niña muy dulce de un curso menos, Rose, Zofis estaba enamorado de ella.

A partir de estos días, ella siempre le esperaba en los patios, cada día, sus amigas la buscaban pero ella siempre se iba hacia donde estaba Brago, algunas niñas le dejaron de hablar pero a ella solo le importaba su mejor amiga, y su mejor amiga la respetaba lo suficiente para que ella fuera donde quisiera, Brago por su parte, se acostumbro a que ella le esperará cada día, no lo admitía pero era su parte entretenida del día, ya que era el único momento del día donde no estaba solo, poco a poco cada día cogían más confianza, los días avanzaban y Rose poco a poco influía en Brago una especie de ternura, también cabe decir que el odio de Zofis se incrementó, ahora poseía más celos hacía Brago y sus rabietas y burlas crecieron en clase al ver que todos los días almorzaba con la niña de la cual él gustaba, Brago reaccionaba como siempre con indiferencia ante Zofis, pero debía admitir que le encantaba verlo reventando de rabia de esta manera, era bastante gracioso, cada vez que Zofis intentaba hablar con Rose para alejarla de Brago ella reaccionaba llamándole pesado y seguía su camino, lo que reventaba más a Zofis. El padre de Brago observo que su hijo estaba más motivado a la hora de hacer las cosas, no se imaginaba porque podía ser pero él no preguntaba ni ponía pegas, simplemente se alegraba por su hijo, incluso Brago comenzó a comer un poco más de dulce, solo un poco , no nos emocionemos, pero un día al final de tanto insistir y obligarle tirándoselo a su boca, Rose consiguió que probara una chuchería, Brago dijo que solo era para no escucharla día tras día y no le molestara con ese tema más, pero en el fondo él sentía curiosidad por probar ese dulce.

Rose poco a poco consiguió ver que Brago era estricto pero bueno, él ocultaba sus emociones aparentaba ser frío y distante, pero en el fondo era una persona necesitada de ternura con mucha autoestima y autosuficiencia, una persona que puede ser reservada y distante con todos pero cuando alguien gana su confianza, es capaz de entregar esos sentimientos eternamente a esa persona, por ello, Rose admiraba mucho a Brago, igual que él observo que era una niña muy activa sin vergüenza a nada, dispuesta a ayudar a todo el mundo y desprender siempre ternura afrontándolo todo con alegría y optimismo, la veía fuerte capaz de sonreír siempre hasta en malas situaciones, hecho que Brago odia admitir pero en un aspecto que le recuerda a su madre. Ella siempre le decía que podía ser un niño malo pero que no se sintiera inseguro que su corazón era puro, y por eso permanecería con él, Brago respondía con gruñidos pero jamás admitiría que le gustaba oír esas palabras de una sola persona aunque fuera ella.

Un día, el padre de Brago estaba más estresado de lo normal, no hablaban mucho pero le interesaba saber que le ocurría, la actitud de su padre le proporcionaba gran curiosidad.

-Padre, ¿qué ocurre? - le preguntó cuando se encontraban en la mesa cenando-

-Brago... no sé si es el momento para contártelo, mañana habrá una reunión en el centro del reino, ¿lo sabes verdad?- miró a su hijo-

-Sí... lo anunciaron esta mañana, ¿por qué lo dices padre?- respondió ante la mirada de su padre-

-Mañana en esa reunión anunciaran... - su padre hizo notable su preocupación en su cara- las reglas y la nueva batalla para el puesto de rey mamodo que se llevará acabo de aquí unos años- observó a su hijo con máxima seriedad-

Brago no supo cómo reaccionar ante lo que su padre le acababa de confesar, nunca respondía gran cosa pero esta vez se quedó incluso sin esas pocas palabras que respondía, sin decir nada y con muchos pensamientos corriendo por su cabeza a una gran velocidad, se levantó y se dirigió hacia su habitación.

La batalla del rey mamodo se acerca, ¿Cuáles serán las reglas? ¿Qué ocurrirá? ¿Cómo afrontarían todo eso los mamodos? mil preguntas recorrían su cabeza, pero ante todo pensaba que él podría con cualquier cosa ya que era fuerte y demasiado valiente, podría con cualquier condición que le impusieran, y ganaría el torneo costara lo que costara, pero... ¿ Debería enfrentarse a Rose en un futuro o alguien le haría daño a ella en ese torneo?

FIN DEL CAPITULO 2

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