P R Ó L O G O
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Ocurrió cierta mañana de primavera, cuando los cerezos estaban por florecer y la brisa era como una suave caricia. Su cabello bailaba con el sol matutino y sus ojos desprendían un brillo que en ese momento sólo podía compararlo con el de las estrellas.
Llevaba el uniforme impecable, no había ni una sola arruga en la chaqueta y su camisa estaba perfectamente planchada; por un momento HyunWoo creyó que aquel muchacho, de nariz pequeña y perfilada, olería a una mezcla de suavizante para telas y vainilla. Su forma de andar lo hacía ver como alguien seguro de sí mismo; mirada seria y al frente, la espalda recta y una pequeña sonrisa que se dibujaba en sus labios al responder cualquier saludo.
HyunWoo no podía despegar la mirada de aquel muchacho castaño de impecable uniforme; con cada paso que daba, despertaba su curiosidad por saber quién era.
Sabía que era de primer año, porque lo había visto en la ceremonia de bienvenida, pero mentiría si dijera que no moría por saber su nombre o por escuchar el timbre de su voz. ¿Sería tan bonita como la imaginaba? ¿Cuál sería su comida favorita? ¿Le gustarían los perros o los gatos?
—¡Hey, Shownu! ¿Me estás escuchando?
HyunWoo parpadeó un poco, desviando su atención hacia el pelinegro sentado frente a él. HoSeok tenía una manzana a medio comer en la mano.
—¿Ah? Sí, sí. Me decías algo sobre... ¿Sobre unas flores? —HoSeok lo miró con la ceja arqueada.
—Eso te lo dije anoche —dijo con una sonrisa burlona—. Has estado muy distraído estos días, ¿Qué es lo que te trae así? Y no me digas que es por lo exámenes porque recién comenzaron las clases.
—Creo que tengo hambre.
—Acabas de llegar. ¿No desayunaste algo en casa?
—Claro que desayuné... Pero tengo más hambre.
HoSeok suspiró.
—Bueno, todavía faltan unos minutos para que comiencen las clases, ¿Vamos por unos jugos? Yo invito.
HyunWoo aceptó, no sin antes voltear una última vez por la ventana sólo para confirmar sus sospechas, aquel muchacho se había ido. Suspiró. Tampoco es como si esperaba que estuviera en el patio principal todo el día sólo para que pudiera verlo desde su pupitre, pero era el único momento del día en el que podía verlo.
Esta «atracción» de HyunWoo por el misterioso chico de primer año no había pasado desapercibida por HoSeok. Conocía al moreno desde que tenían siete años y era como un hermano para él. Ya que HyunWoo no era de muchas palabras, HoSeok aprendió a leer sus expresiones; sabía cuando estaba feliz por algo, cuando algo le molestaba e incluso aprendió a diferenciar su cara de aburrimiento con su cara de «Tengo hambre, vayamos a comer algo.» Pero desde que este misterioso chico apareció en la ceremonia de bienvenida, HoSeok volvió a ver una expresión en HyunWoo que no había visto desde hacía tiempo.
Supuso que su amigo debió ver algo especial en aquel chico. Tal vez HyunWoo sentía lo mismo que él cuando veía a aquel chico alto que usaba anteojos redondos.
La máquina expendedora de jugos quedaba cerca de la cafetería de la escuela, cruzando el jardín central. Ahí, sentado en una de las bancas, con un libro en mano, estaba el chico más bonito que HoSeok hubiera visto. Lo miró de soslayo, cuidando ser discreto —algo muy diferente a cuando HyunWoo apoyaba ambos brazos en la ventana y miraba al misterioso chico de primer año— pero tomándose el tiempo suficiente de apreciar los bonitos rizos que caían por su frente; tenía la nariz más bonita y manos delicadas, sus labios eran rosados y esponjosos y podía apostar a que tenía los ojos más hermosos del mundo escondidos detrás de aquellos anteojos redondos.
Había escuchado su nombre por casualidad la semana pasada, cuando MinHyuk lo llamó durante la hora del almuerzo. HyungWon, HyungWon, HyungWon. El simple hecho de recitar su nombre en su cabeza hacía que su corazón latiera rápidamente.
Entonces cayó...
—¡Lo siento mucho! Déjame ayudarte —dijo el pelinegro, preocupado, extendiendo su mano hacia la chica frente a él, siendo poco consciente de que daba la apariencia de un príncipe a los ojos de la muchacha—. ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? Realmente lo siento.
—Discúlpeme usted a mí, no me fijé por dónde iba —dijo ella, con la mejillas sonrojadas, haciendo una reverencia—. ¿Se encuentra bien?
HoSeok asintió con una pequeña sonrisa. La chica lo miró un par de segundos antes de ser ligeramente empujada por sus amigas para llegar a clases.
HyunWoo miró divertido a su amigo y antes de que pudiera decir algo, HoSeok se le había adelantado diciendo «Ni se te ocurra decir algo al respecto, Son.» Aún así, HyunWoo se echó a reír.
—Y decías que yo era el que estaba distraído —dijo entre risas, rodeando el hombro del contrario con su brazo—. Debes dejar de andar soñando despierto, lees demasiadas historietas.
HoSeok suspiró y miró en dirección a la mesa donde estaba HyungWon, preguntándose si vio algo de lo que había pasado. Sin embargo, parecía que HyungWon no había levantado la vista del libro en ningún momento.
—Al menos tengo cuidado de leerlas en mi tiempo libre y no en la madrugada —dijo HoSeok, acercándose a la máquina expendedora. Sacó unas monedas de su bolsillo y presionó el código de las bebidas—. Con la de ayer, ya van tres veces que te quedas dormido en clase en lo que va del semestre.
Tomó las latas de jugo y le entregó una a HyunWoo.
—Sabes que apenas tengo tiempo libre ahora que NamJoon se graduó. El comité está organizando las elecciones para escoger al próximo presidente y, mientras eso ocurre, tengo qué hacerme cargo.
—¿Por qué no simplemente te dan el cargo? Eres el vicepresidente, ¿No sería más fácil?
HyunWoo negó, dando un sorbo a su bebida.
—Lo rechacé. Con la vicepresidencia y el club de natación me es suficiente.
Comenzaron a hablar sobre una nueva película que HoSeok había visto con su hermano el fin de semana, HyunWoo se limitaba a asentir y a hacer algún comentario ocasional.
Tomaron las otras escaleras para llegar a su clase, fue entonces cuando la voz de HoSeok se volvió un eco para HyunWoo. Frente a él, a unos escasos metros de distancia, estaba el muchacho por el que había estado suspirando desde hace días y que sólo podía ver a través de la ventana. Era un poco más bajo que él, parecía que tenía la estatura perfecta para poder depositar un beso en su frente. Sus ojos eran bonitos, mucho más bonitos de lo que pudo imaginar; tenía las mejillas redondas, como las de un hámster y el cabello le cubría un poco las orejas, mas no había ni uno solo fuera de su lugar. Estaba mirando un afiche pegado en el tablón de mensajes. HyunWoo estaba tan hipnotizado en la delicadeza de sus movimientos que no se percató en qué momento había tomado un bolígrafo del bolsillo de su chaqueta y se había retirado.
HoSeok se percató de aquello y le dio un ligero empujón al moreno, sacándolo de su trance.
—¿Qué decías de la película?
HoSeok negó con una sonrisa.
—Voy a hacer de cuenta que no me ignoraste estos últimos cinco minutos. ¿Esos no son los afiches que estaba haciendo el comité la semana pasada?
HyunWoo asintió. Dio un último sorbo a su bebida antes de darse cuenta de lo que había pasado. Depositó la lata vacía en el contenedor de basura y se acercó al tablón de mensajes bajo la mirada de un divertido HoSeok.
Su amigo no mentía, eran los mismos afiches que habían diseñado la semana pasada durante los preparativos para las elecciones del próximo presidente.
— CAMPAÑA DE ELECCIÓN PARA PRESIDENTE DEL CONSEJO ESTUDIANTIL —
¿Tienes lo que se necesita para darle voz al cuerpo estudiantil? ¡Escribe tu nombre para postularte!
Y ahí, justo por debajo de otros cinco nombres, estaba escrito el nombre del chico que tantos suspiros le había robado. Escrito en tinta azul y con una bella caligrafía rezaba su nombre: Yoo KiHyun.
🐻 🧃 🐹
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