O 1
· · ─────── ·𖥸· ─────── · ·
Capítulo Uno
❝ Flores ❞
Esa mañana se despertó poco antes de que sonara el despertador; tomó un baño caliente y se vistió con el uniforme que había preparado la noche anterior. Los zapatos estaban perfectamente pulidos y se aseguró de peinarse correctamente el cabello; se miró al espejo una última vez y salió de su habitación con mochila en mano.
Saludó a su madre y a su hermano al sentarse a desayunar. Poco o nada intentó esconder su necesidad por salir lo más pronto posible hacia la escuela; su madre lo miró por el rabillo del ojo, dejó la taza de té y dijo con voz suave:
—Vas a atragantarte si comes así, cariño. Come despacio.
—Lo shiento mamá —dijo con la boca llena—, pero quedé con Shownu para terminar un trabajo de biología en la biblioteca.
Ella lo miró con una pequeña sonrisa.
—La semana pasada fue un trabajo de física.
—Tenemos muchos trabajos últimamente —dijo HoSeok con una sonrisa tímida. Su madre lo miró una última vez antes de seguir comiendo; conocía lo suficientemente bien a su hijo como para saber que había otro motivo detrás de su repentino cambio de rutina.
—Lávate los dientes antes de irte, ¿de acuerdo? —dijo con voz suave.
HoSeok asintió, recibiendo una mirada divertida por parte de su hermano mayor.
Después de desayunar y lavarse los dientes, tomó una manzana verde de la cesta de fruta y la metió a su mochila; se despidió de su madre con un pequeño beso en la mejilla prometiéndole que la acompañaría al supermercado después de la escuela. Y tal y como se había vuelto costumbre en los últimos días, se despidió de su hermano mientras este caminaba a su auto, excepto que ese día le preguntó algo.
—¿Qué flores vas a llevarle hoy?
—Tal vez le dé margaritas.
—¿Llevas la nota?
—Aquí la tengo —dijo, palpando el bolsillo de su chaqueta.
Su hermano se despidió con un movimiento de cabeza y se alejó en dirección opuesta.
HoSeok caminó por las calles del vecindario; no se había puesto los audífonos esa mañana por lo que podía escuchar perfectamente el canto de las aves. Podía sentir la caricia del sol de primavera sobre su pálida piel y respirar la frescura de los árboles. El cielo estaba pintado de un precioso color azul; las nubes, blancas y esponjosas, se movían lentamente en lo que parecía ser el infinito. Le gustaba. Y le gustaba pensar en él al ver los cerezos, al ver sus pétalos caer en una delicada danza que sólo podía comparar con la delicadeza de sus manos. Aquellas manos que tanto anhelaba sostener mientras recibían las caricias del sol.
Al final de la calle, poco antes de doblar a la derecha, había una pequeña florería. En la entrada se exhibían macetas de diferentes tamaños y había todo tipo de flores, desde las más pequeñas y sencillas, hasta las más llamativas. Afuera había un letrero en donde se leía «SE HACEN ARREGLOS PARA BODAS Y EVENTOS ESPECIALES» escrito con tiza blanca y un pequeño corazón dibujado con tiza de color rosa.
HoSeok conocía muy bien aquel pequeño local. Lo atendía una elegante señora que siempre llevaba el cabello recogido en un moño y lo decoraba con un listón del mismo color que su vestido; sus manos tenían pequeños cortes que se escondían detrás de un par de anillos de oro y de un esmalte que daba brillo a sus uñas largas y almendradas. Esa mañana la señora Kim llevaba un vestido blanco con girasoles, por lo que su cabello tenía un precioso broche de girasol.
—Buenos días, señora Kim —saludó HoSeok con una de sus mejores sonrisas.
—¡Ah! Buenos días, hijo. En un momento te atiendo, sólo debo mover estas macetas.
—Permítame ayudarla, parece pesado.
HoSeok tomó la maceta y la movió con cuidado de no quebrarla o de ensuciarse el uniforme, recibiendo una gran sonrisa por parte de la mujer.
—Eres todo un caballero, cariño. Dime, ¿qué flores vas a llevar hoy?
—¿Tiene margaritas?
—Por supuesto, te prepararé un ramo pequeño.
—Gracias.
—Debe ser una persona especial, por eso siempre le llevas flores, ¿verdad? —dijo la mujer mientras tomaba un par de margaritas y las ataba con un hilo blanco—. Cada mañana tienes ese brillo especial en los ojos, por eso siempre trato de escoger las flores más bonitas.
—Tiene razón, señora Kim. Es una persona especial —dijo con una pequeña sonrisa—. Pero... No soy lo suficientemente valiente para decírselo de frente.
—El amor a tu edad es una de las cosas más bellas que existen. Mientras sea sincero, todo lo demás pasará cuando tenga qué pasar —dijo—. Pero para que las cosas pasen, habrá que dar el primer paso, aunque sea con algo pequeño. —Los anillos de sus dedos brillaron con el sol que se colaba por las ventanas. Hizo un pequeño moño con el hilo blanco y se lo entregó al muchacho de bonita sonrisa—. Estoy segura de que estas flores le harán el día más bonito.
HoSeok pagó por las flores, agradeció a la mujer y se despidió con aquel brillo que provocaba tanta nostalgia en la mujer.
Al llegar a la escuela se encontró a HyunWoo con la espalda recargada en la barda, mirando a un punto cualquiera y tamborileando los dedos al ritmo de alguna canción. El moreno se giró para saludar a su amigo, después caminaron al interior del edificio.
Dejaron las mochilas en su salón de clases y comenzaron con lo que era —en palabras de HyunWoo— la operación «una flor para ricitos», que sólo era ir al aula de la clase 1–A para que HoSeok dejara las flores sobre el pupitre de alguien cuyo nombre aún era desconocido para HyunWoo. Pero había algo diferente en HoSeok esa mañana, no salió disparado hacia las escaleras como siempre lo hacía, se quedó de pie junto a su pupitre con un trozo de papel en la mano.
—¿Qué pasa? —preguntó HyunWoo.
—Le escribí algo... —dijo HoSeok en voz baja.
—Eso es genial, pero no estás así por una nota. Pasa algo más, ¿no es así? ¿Firmaste con tu nombre?
HoSeok negó. Respiró profundo y se giró hacia el moreno.
—Anda, vamos. Antes de que lleguen más personas.
Salió del aula con HyunWoo siguiéndolo a un par de pasos de distancia. Faltaban poco más de veinte minutos para que comenzaran las clases, mas esa mañana HoSeok se puso en pensar en si realmente era él quien estaba recibiendo las flores y no otra persona; ¿Qué pasaría si un día era descubierto y rechazado por esa persona? El hecho de pensar en eso le aterraba, pero después recordó la primera vez dejó las flores sobre su pupitre; ese día lo vio en la cafetería a la hora del almuerzo, comiendo con Minhyuk y Kihyun, y tenía las flores en una botella de agua que bien pudo haber sacado de la máquina expendedora del pasillo.
Sin duda alguna él sabía que había alguien que le dejaba flores todas las mañanas, pero hasta el día de hoy sabría que el responsable de aquel detalle tenía nombre... O algo parecido.
Al llegar a la clase 1–A, HoSeok deslizó la puerta trasera del aula mientras HyunWoo lo esperaba cerca de ahí; tenía un buen motivo para acompañar a su mejor amigo en sus pequeñas misiones matutinas. Un motivo que se presentaba justo después de que HoSeok dejara las flores y se alejara lo suficiente del aula. Y al igual que la pequeña inicial con la que HoSeok firmó la nota que acompañaba las margaritas aquella mañana, el motivo de Son HyunWoo también tenía nombre y apellido: Yoo Kihyun.
Parecía coincidencia que la persona especial de HoSeok estuviera en la misma clase que el presidente del consejo estudiantil, el mismo que hacía que el corazón de HyunWoo latiera rápidamente con sólo escuchar su voz o ver su sonrisa.
Siempre había un motivo para que HyunWoo estuviera afuera de la clase 1–A cada mañana, sólo que siempre lo disfrazaba con algún asunto de las actividades del consejo estudiantil.
—Buenos días, Kihyunah~ —dijo HyunWoo con una sonrisa.
—Buenos días, HyunWoo —respondió Kihyun, con voz educada y acomodándose el tirante de la mochila que colgaba de sus hombros—. ¿Qué necesitas?
—Es el presupuesto y las cotizaciones que discutimos en la última reunión para el festival de primavera —dijo, entregándole la carpeta que fue inspeccionada al instante por el menor—. Jihyo se tomó la libertad de hacer unas gráficas a color.
—Está bien, lo revisaré durante el almuerzo. Gracias.
HyunWoo le regaló una sonrisa que fue correspondida por Kihyun sólo hasta que el moreno se alejó.
Kihyun suspiró y entró al aula. Dejó su mochila en su lugar y comenzó a revisar los papeles con números, tablas y gráficas que le había entregado el que era vicepresidente del consejo. Cerró los ojos un momento tratando de olvidar lo bonitos que se veían los ojos del mayor cada vez que sonreía. Se acomodó los puños de la chaqueta y volvió a su tarea.
Poco después comenzaron a llegar sus compañeros de clase, entre ellos destacaba uno por ser un poco más alto que el resto de la clase. Se sorprendió al ver que tenía los rizos ligeramente más alborotados esa mañana y una expresión que era todo lo contrario a la del chico castaño que se acercó por detrás a darle un abrazo.
—Dame un momento, Min, todavía no termino de despertar... —dijo con voz suave, sus labios formando un puchero.
—¿Volviste a desvelarte, HyungWon? —preguntó Kihyun con una pequeña sonrisa divertida. El de cabello rizado asintió con pereza—. No deberías quedarte despierto hasta tarde entre semana, no sé cómo logras llegar a la escuela en ese estado.
—Apuesto lo que quieras a que no hiciste el reporte de historia —dijo Minhyuk.
—Te equivocas, fue justamente eso lo que no me dejó dormir en toda la noche —respondió HyungWon caminando hacia su pupitre. Sus ojitos adormilados se abrieron ligeramente al ver el ramo de margaritas descansando sobre su lugar de trabajo y una sonrisa no tardó en dibujarse en sus labios.
—Nuestro Wonnie tiene un admirador secreto —canturreó Minhyuk acercándose al alto, al igual que Kihyun—. ¿Quién crees que sea, Kiki?
—Alguien con un pésimo gusto.
HyungWon lo miró y le sacó la lengua, haciendo reír a Kihyun por el gesto infantil.
Los dedos de HyungWon deshicieron el nudo de donde colgaba una pequeña nota escrita a mano; el papel tenía la misma esencia natural de las margaritas y algo más que HyungWon no pudo identificar. Desdobló el papel con cuidado y sintió una presión en su pecho, la misma que crecía poco a poquito cada mañana que encontraba un ramo de flores esperando por él.
Con una bonita caligrafía y escrito en tinta azul rezaba:
«Espero que tu día sea tan bonito como el sol de primavera... ♡
— WH»
—¿Quién te mandó las flores, Wonnie? —preguntó Minhyuk, emocionado.
HyungWon dobló el papel con cuidado y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta.
—No lo sé. Pero voy a ponerlas en agua.
Mientras tanto, en el aula 2–A, HoSeok ocultaba su rostro sonrojado entre sus manos mientras escuchaba la risa de HyunWoo.
🐰 🌼 🐢
¡Hola, solecitos! Muchas gracias por leer. 🤍
Esta es la primera vez que escribo un fanfic, pero le prometí a una amiga que iba a escribir algo de los niños ambientado en la escuela. Tengo muchas ideas para esta historia y espero poder desarrollarlas apropiadamente conforme siga escribiendo.
A estas horas nuestro Nunu ya debe estar cumpliendo su entrenamiento militar, y lo extraño tanto. Esperemos que se mantenga saludable y pueda tomarse un tiempo para descansar~ 🤍😭
¡Nos estaremos leyendo en la próxima actualización! No olviden tomar mucha agüita y usar mascarilla. 😷
✨stream gambler for a cleaner skin✨
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top