°•Parte única •°
Misako contenía la respiración. Ya no podía resistir más. Se aferró con fuerza a la mano de Wu, a tal punto en el que bien pudo llegar a romper sus dedos. Él no sabía cómo actuar, se estaba apanicando y eso sólo empeoraba las cosas.
-¡Quita esa cara! -le exigió la chica, entre dientes.
El rostro de ella estaba cubierta de sudor y a pesar del dolor que parecía estar experimentando, consiguió imprimir tal furia en su rostro que Wu se llenó de temor. Él no tenía porqué estar ahí, eso era trabajo de Garmadon. Su esposa estaba a punto de dar a luz a su hijo y la única razón que podría justificar su presencia era que estaba ahí para apoyar a la madre. Aunque, en lo que respectaba a él... sabía más de leyendas y combates que de partos...
-¿Dónde está Garmadon? -gruñó Misako. Era increíble que aún lo estuviese esperando.
Wu se sobresaltó y la miró con miedo. Había estado esperando a que hiciera aquella pregunta, pero seguía sin estar listo para responderla. Agachó la mirada, hacia el suelo de la habitación. Quizá así se libraría de la afilada mirada caoba de Misako.
-¡WU!
No lo hizo. Era aún peor de como lo había imaginado. Apretó los ojos al escuchar el grito de Misako. La ira y el dolor se habían acumulado para otorgarle una fiereza temible a la voz de la chica.
Wu finalmente se rindió. Dejó de cubrir a su hermano y lanzó un suspiro.
-Dijo que tenía miedo de lo que podía hacerles a ti y al bebé.
No podían culparlo. Garmadon bien sabía lo malo que era con las mentiras. Misako miró a Wu, aunque él seguía sin mirarla a ella. Fue lo mejor para él. De haberlo hecho, habría notado lo vacía que se veía la expresión de Misako.
-¿Se... fué? -su voz era apenas un susurro. Era increíble como de sonar como un monstruo embravecido había pasado a sonar como una niña pequeña. Soltó la mano de Wu, sin darse cuenta.
Ahora libres, las manos de Wu se cerraron en puños firmes. Misako volvió a lanzar un grito de dolor. El bebé ya no esperaría más. Las parteras entraron en la habitación enseguida e intentaron sacar a Wu para poder iniciar con el parto.
-¡Iré por él! -prometió Wu, asomándose por encima del grupo de mujeres que preparaban todo para el nacimiento del bebé.
Aunque Garmadon no le había dicho a dónde iría, tenía una ligera corazonada. Se encontró a Morro fuera de la habitación, esperando en una banca y con los brazos cruzados. Al ver a "su padre" se puso de pie, como un soldado que recibe a su general.
-Tengo que buscar a mi hermano -le explicó al niño.
Morro frunció el ceño y se paró más derecho.
-Iré contigo.
Wu esbozó una sonrisa cálida. Colocó una mano sobre el hombro de Morro, con cariño, y se inclinó para quedar a su altura.
-Tengo una misión más importante para ti -le dijo, alegre-. ¿Cuidarías a Misako y a tu primo por mí?
Los ojos esmeralda de Morro lanzaron chispas al escuchar el encargo. Asintió con seriedad, como si acabase de hacer un juramento. Wu asintió, sonriente. Tomó el bastón de bambú que había dejado recargado en la pared y emprendió su camino. Gracias a su dragón elemental, llegó en un santiamén al monasterio que les había heredado su padre. Tal como había imaginado, se encontró a Garmadon sentado en uno de los escalones de la gran escalera que iba de principio a fin en toda la ladera de la montaña.
Vió con tristeza como su hermano apretaba los ojos y juntaba los dientes. Un aura carmesí se hizo presente a su alrededor por unos instantes, como un velo de neblina brillante. Wu se acercó de inmediato a su hermano. La recaída pareció pasar. Garmadon estaba conteniéndose para no hacerle daño a su hermano.
-¿Cómo están Misako y el bebé? -le preguntó a Wu, con voz cansada.
Su piel lucía pálida y enferma, y sus ojos estaban hinchados y hundidos. El veneno lo estaba consumiendo por dentro y con mucha rapidez. Wu recordó cómo se veía su hermano el día anterior, cuando le habló de su plan de marcharse lo más lejos posible antes de que fuera tarde. Definitivamente no estaba tan mal.
-Están bien. Misako está a punto de dar a luz -Wu se puso de pie, esperando que su hermano lo siguiera-. Si nos apresuramos tal vez llegues a tiempo antes de que...
Se dió la vuelta al notar que Garamdon no se había movido. Tenía la vista perdida y la cabeza agachada. Wu se fijó en sus hombros y notó que estaba temblando.
-No puedo -le dijo a su hermano menor-. Sabes que no puedo.
Wu miró a su hermano, con profunda tristeza.
-Garmadon, Misako quiere que estés con ella -dijo, en voz baja y calma.
Los temblores se hicieron más notorios.
-Yo también lo quiero -a Garmadon le caía el cabello en la cara. Era imposible decir si tenía lágrimas en los ojos-. Pero también quiero protegerlos... de mí.
Wu trago saliva. Un rencor antiguo contra sí mismo volvió a surgir desde el fondo de su pecho. Sintió como si su corazón bombeara un veneno tan atroz como el del Gran Devorador. Lo estaba oprimiendo y lo estaba quemando. Había cerrado sus manos con tanta fuerza que se estaba haciendo daño con las uñas. Era su culpa. Por su culpa su hermano estaba transformándose en un monstruo.
Se sobresaltó cuando Garmadon se puso de pie y tomó sus manos. Lo hizo dejar de lastimarse a sí mismo. Wu levantó la mirada hacia su hermano, esperando toparse con los mismos ojos verdes que lo habían visto crecer, llenos de amabilidad y valentía, pero el rostro de Garmadon seguía oculto bajo una cortina de cabello castaño.
-Tengo que irme -le dijo, y está vez sí dejó sus ojos al descubierto.
No eran de un verde amable, sino de un rojo que presagiaba peligro.
Wu contuvo el aliento. No se movió. Su hermano caminó lejos de él, hacia la ladera de la montaña. Se detuvo, y estuvo en silencio unos segundos, suprimiendo su instinto de atacar. Cuando consiguió calmarse lo suficiente, giró la cabeza hacia Wu, con una pequeña sonrisa.
-Cuídalos por mí -le pidió a su hermano. Era la primera vez (y quizá la única) en la que Wu lo había escuchado tan frágil.
Garmadon juntó las manos e invocó a su dragón. Sintió un dejo de tristeza al notar que este también se había transformado. Las escamas oscuras, los colmillos alargados y afilados... no podían ser más que otra señal de su inevitable conversión hacia las sombras. Garmadon montó su dragón, intentando dejar de pensar. Antes de emprender el vuelo, se giró hacia su hermano por última vez.
-Y Wu... -el mencionado levantó la cabeza enseguida, sorprendido, Garmadon tenía una sonrisa radiante, que dejaba a la vista cuatro colmillos afilados que antes no estaban ahí-. Dile a Misako... que el bebé se llamará Lloyd.
Sin otra palabra más, Wu vió a su hermano emprender el vuelo. Se preguntó a sí mismo si aquello último lo había dicho el Garmadon que conocía... o uno que comenzaba a salir a la superficie...
.
.
.
.
.
.
¸,ø¤º°'°º¤ø,¸¸,ø¤º°º¤ø,¸¸,ø¤º°'°º¤ø,¸
.
.
.
.
.
.
.
.
¡Hello there!
Estaba revisando unas libretas y me encontré con este Oneshot que había escrito hace un tiempo y me pregunté por qué rayos no lo había publicado (la razón más probable es la flojera xD). Tengo más Oneshot's por ahí, no sé si les gustaría que los publicara (⌒_⌒;)
Pasé este a digital porque esta cortito y también porque me encanta la familia feliz de Garmadon :'3 (y porque hay cameo de Morro aquí ♡)
Sep... pude publicarlo en el libro de "Las batallas de ayer" pero ¿Qué les digo? Amo hacer portadas (*/ω\)
En fin ¡No pierdan la máscara! Los quiero ♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top