-Alguna vez lo intentaste verdaderamente?
Levante mi vista al pequeño que no aparentaba más de 10 años, era ese chiquillo quien me preguntaba eso, el no sabía lo que era vivir aquí, pero tenía razón, nunca lo intente, me límite a imaginar que algún día podría, pero no lo intente.
-No. Susurre y volví a esconder mis ojos, sabía que habían vuelto a cambiar, por lo relajado de su voz, lo sabía por que había visto esperanza en su mirada, ya no eran grises, habían vuelto a recobrar lo que me hacia diferente.
- Mi madre me dijo una vez...-el chiquillo estaba un poco avergonzado pero aún así continuo- que las esmeraldas eran las joyas más bellas del mundo... Nunca pude ver una, pero tus ojos se me asemejan a como las imagino.
Sonreí, estaba feliz que me entendiera, o que tratara, pero me confusión el hecho de que comparo mis ojos azules, con una Esmeralda.
-Tus ojos verde me tranquilizan, me gusta mucho el color que tomaron.