☀️: Tragedia

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TRAGEDIA

—¡Bakugō, cuidado!

El grito de Shōto a lo lejos consigue evitar una posible tragedia. Katsuki logra esquivar, por muy poco, el fuerte ataque del oponente. Gruñe, intentando cavilar en su próximo movimiento sin poner en peligro a él ni a los demás. No logra siquiera poner sus pensamientos en orden, ya que el villano insiste y vuelve a atacar, pero esta vez con mucha más fuerza que antes.

A lo lejos, Todoroki se percata que su compañero está en problemas, así que sin pensarlo dos veces crea un enorme muro de hielo entre él y el villano. Por fin, luego de varios minutos, Bakugō puede tomar un respiro.

—¡Te he dicho que no te metas, mitad-mitad! — A pesar de la ayuda, no se ve muy interesado en agradecer. Esta cansado y muy enfadado. Ni siquiera tienen las licencias provisionales, así que lo más que podían hacer era distraer al enemigo en espera de la ayuda —¡Déjame esto a mí y preocúpate de los civiles!

Shōto aprieta la mandíbula sin cambiar mucho su expresión estoica, ¿en serio Katsuki busca pelea en un momento como este? Quiere responderle de vuelta y decirle que el panorama es algo desfavorable si se encarga solo una persona; que dos son mejor que uno, pero Bakugō tiene un gran punto: la enorme cantidad de civiles alrededor, que más que asustados, parecían admirar y disfrutar la pelea.

El rubio cenizo se limpia el sudor de la frente y se deshace de la chaqueta gris del uniforme de la academia que ya se le ha roto casi por completo y no hace más que estorbarle. Está harto de esquivar; es como si estuviera jugando al gato y al ratón. Desea entrar a la acción y acabar con todo de una vez. Podría usar sus explosiones para noquearlo, pero no era tan simple.

El muro de hielo que Todoroki había creado se rompe luego de que el monstruo de roca lo golpeara. Enormes fragmentos de hielo vuelan por los aires y por poco aplastan a las personas que estaban a lo lejos observando la pelea.

La situación se estaba tornando delicada y la ayuda brillaba por su ausencia.

—Hazme el maldito favor de alejar a esos idiotas de aquí —brama Katsuki volteando su mirada a Shōto, quien se estaba preparando para entrar al combate junto a él —. Hemos avisado a los héroes y ni siquiera se dignan en aparecer. Yo me encargo de esto, vete ya o esto terminará mal.

El de mirada heterocromática duda por un momento, pero debido a la urgencia asiente con la cabeza y corre en dirección a los civiles dejando a su compañero atrás, confiando en que podrá encargarse de todo.

Es el mismísimo Katsuki Bakugō, no tendrá problemas.

Se centra en su única tarea: alejar a las personas de allí, lo más lejos posible. Primero los agrupa y luego les da indicaciones para una evacuación segura. Por suerte, un policía está cerca y le hace el trabajo mucho más fácil. Se aleja considerablemente, perdiendo de vista por un momento a su compañero de clases.

Desea terminar e ir en su ayuda.

☀️☀️☀️☀️

Cuando Bakugō se percata de que no hay civiles a su alrededor sonríe con malicia y satisfacción. Crea una explosión tan grande que le ayuda a impulsarse lo suficiente como para quedar arriba del villano; posición perfecta para usar otra explosión, mucho más fuerte que la anterior, y atacarle en el rostro. Ante la adrenalina del momento suelta un grito tan fuerte y lleno de furia acumulada que de seguro se ha escuchado a varias cuadras de distancia.

El golpe ha dado en el blanco. Cuando los pies de Katsuki tocan el pavimento, el enorme monstruo cae aturdido al suelo.

—Maldita sea —bufa, adolorido. El salto que ha hecho ha sido demasiado alto y no ha caído de la mejor manera. Quizás se ha lastimado la rodilla, porque le es doloroso apoyar todo su peso en el pie —. Tanto espectáculo para nada.

La pelea había durado demasiado para su gusto. Sí no fuera porque no tiene la licencia en sus manos todo habría sido muy distinto. Sabe que se meterá en problemas con la policía, pero no ha tenido otra opción ante la nula ayuda de los héroes profesionales. Habían pillado a ese villano robando la cartera a una mujer fuera de una tienda: era un hombre pálido y debilucho, que cuando lo enfrentaron se convirtió en un enorme monstruo con armadura de piedra de más de dos metros que no dudó en darles pelea.

El rubio cenizo observa, en silencio, como el villano vuelve a ser el hombre de antes. Camina en círculos con algo de dificultad alrededor, inspeccionando con atención cualquier tipo de movimiento que pudiera indicarle que se levantará de nuevo. Por suerte, parece inconsciente, así que simplemente espera a que Todoroki regrese.

—Vaya día de mierda —balbucea con rabia. Saca su teléfono celular del bolsillo que por suerte solo se le ha roto la pantalla y llama a Shōto para avisarle que las cosas se han calmado, pero no obtiene respuesta—. Maldita sea, ¿Tienes el móvil de adorno o qué?

—¿Tu amigo no contesta el teléfono?

Katsuki voltea con tanta brusquedad que siente que se lastima el cuello. Ignora el dolor y se pone a la defensiva dejando su celular en el bolsillo de su pantalón. En frente de él hay un hombre bajo y delgado; tiene aspecto enfermo, cabello gris claro y unas ojeras que le dan un aspecto mucho más demacrado. No tiene pinta de ser un civil al azar, y aunque no se ve para nada fuerte, Bakugō decide no bajar la guardia.

—¿Qué mierda quieres?

—Qué boca tienes, ¿Eh? — El hombre habla y suelta una risita que apenas se le escucha, puesto que trae una mascarilla de tela negra que le cubre la boca y la nariz —. Veo que juegas a ser héroe — Dirige su mirada al hombre que Katsuki había derrotado hace solo unos minutos y se cruza de brazos —, y que usaste a mi compañero de saco de boxeo.

—¿Y eso qué? Vete a la mierda.

Aprieta los puños y respira lentamente. La situación no le da buena espina. Si bien el tipo que está parado frente a él parece ser un contrincante sencillo, no conoce ni su quirk ni si está acompañado de alguien más. Si quiere acabar con esta locura debe actuar ya, o en su defecto hacer tiempo hasta que llegue Shōto.

¿Por qué se tarda tanto?

—¿Qué te parece si me usas de saco de boxeo también? —le pregunta en tono burlón. El de ojos rubí retrocede unos pasos, haciendo un enorme esfuerzo por no caer en las provocaciones —¿O es que el pequeño héroe de juguete se ha lastimado su pierna y no puede pelear más? ¿Quieres que llame a una ambulancia?

—No me voy a gastar en un debilucho como tú —suelta, chasqueando la lengua. Queda confundido al ver que el tipo no hace más que reírse como un verdadero psicópata —¿Qué es tan gracioso? Cuenta el chiste para reírme también, bastardo.

—Eres muy divertido, niño —murmura. Su tranquilidad molesta de sobremanera a Katsuki —. Comencemos, el tiempo no me sobra.

Desborda confianza por todos lados, como si Katsuki no fuera más que un simple estorbo en su camino. Con mucha rabia acumulada, Bakugō se alza nuevamente con la ayuda de unas explosiones. Planea romperle la cara de un solo golpe tal y como lo hizo con el otro, sin importarle mucho los problemas en los que podría llegar a meterse con los héroes profesionales.

—¡Muere!

El hombre, con una tranquilidad envidiable, solo levanta la cabeza y observa atento cada movimiento de Katsuki: desde que dobla las rodillas hasta que se impulsa para quedar arriba; todo lo analiza con detalle. Espera pacientemente hasta que el rubio cenizo está lo suficientemente cerca y se quita la mascarilla, para luego simplemente sonreír.

La sonrisa emite un brillo tan potente que Bakugō se ve obligado a cubrirse el rostro con los brazos y, con ello, a cancelar bruscamente su maniobra. El dolor no solo recorre sus ojos, sino que también todo su cuerpo como una fuerte corriente eléctrica. Cae al suelo con tanta violencia que se golpea la cabeza, terminando aturdido y muy adolorido.

—Gracias por ser tan estúpido, héroe.

El sujeto, con la misma tranquilidad de antes, se pone la mascarilla y va en busca del otro villano en el suelo. Cuando pasa por el lado de Katsuki le propina una fuerte patada en el rostro que le deja aún más aturdido, casi al punto de quedar inconsciente. Con la misma serenidad y sigilo con el que ha llegado a escena se retira con su compañero al hombro.

Mientras tanto, Bakugō se retuerce de dolor en el suelo sobándose los ojos exageradamente intentando, sin éxito, quitarse la sensación de ardor. Siente la sangre escurrir desde su nariz y su cabeza, pero eso no parece estar dentro de sus preocupaciones.

Pasados ya varios minutos Shōto llega a la escena junto a algunos héroes profesionales y policías. Cuando se percata de que el villano ha desaparecido y que Katsuki está a lo lejos en el suelo gritando de dolor corre hacia él para intentar auxiliarlo y saber lo que ha ocurrido.

—¡Ahg! —balbucea sin dejar de moverse. Shōto se agacha e intenta ayudarlo a incorporarse, sujetándolo de los brazos. Se da cuenta de la sangre en el suelo y de sus heridas —¡Cómo duele esta mierda!

—Tranquilízate, Bakugō —murmura el de cabello bicolor, muy serio. Intenta mantener la calma buscando transmitirle lo mismo a su compañero, quien parecía estar al borde de una crisis de pánico —. Quédate quieto, la ambulancia está por llegar.

—No me pidas que me tranquilice, mierda, como duele.

¿Cómo fue que la situación cambió tan rápido?

—¿Qué fue lo que te pasó? —pregunta, presionando su mano en la herida de la cabeza del rubio cenizo, evitando que esta siga sangrando —Creí que lo tenías todo controlado.

—El maldito hijo de puta no estaba solo —gruñe, sin quitar sus manos en ningún momento de sus ojos —, vino otro que hizo no sé qué mierda y me dio en los ojos, joder...

La policía no tarda en cerrar la calle y los héroes profesionales que llegaron a escena intentaban ofrecer su ayuda. Todoroki solo pensaba en lo inútil que era el apoyo de ellos ahora y que si tan solo hubieran llegado antes quizás Bakugō no estaría herido. Siente rabia e impotencia, pero se tranquiliza cuando escucha el sonido de la ambulancia.

Todo estará bien.

—Debes mantenerte despierto, Bakugō —le dice al darse cuenta de que ha dejado de quejarse y que está mucho más relajado que antes —. Es peligroso que te duermas luego de un golpe en la cabeza.

—Lo sé —murmura en un hilo de voz que hace que a Todoroki le dé un escalofrío —. Hago todo mi jodido esfuerzo, maldita sea, haz que se apresuren.

A diferencia de los demás, los de la ambulancia sí actuaron bastante rápido. Shōto no duda en ningún momento en acompañar a su compañero en el vehículo camino al hospital. En todo momento le sujeta la mano para intentar darle calma, aprovechándose de que Katsuki no estaba en condiciones como para apartarlo o quejarse.

Patético.

Luego de unos minutos bastante tensos que parecieron horas en los que los enfermeros hacían lo posible por examinar a Katsuki y estabilizarlo teniendo el movimiento de la ambulancia en contra, por fin llegan al hospital. Todoroki no logra siquiera formular una palabra, puesto que tan rápido como lo metieron a la ambulancia se lo llevan al interior de la clínica. Se queda allí parado, asimilando todo lo que acababa de ocurrir mientras se observa las manos, las cuales están manchadas con la sangre de su compañero. Siente el corazón en la garganta, y por un momento un sentimiento de culpa y preocupación inunda todo su ser, haciendo que se le cristalicen los ojos. Ignora sus propias heridas e ingresa al recinto para sentarse en la sala de espera como corresponde.

Pasan algunas horas y Shōto continúa sentado en la sala de espera de emergencias en el hospital, tecleando en su celular cosas al azar, pensando a quién avisarle sobre la situación. Han pasado muchos médicos a su lado y a todos les pregunta sobre su amigo, pero ninguno le da la respuesta que quiere. Cuando ya está perdiendo la paciencia un doctor alto, viejo y de lentes se le acerca. No parece traer buenas noticias; Todoroki conoce muy bien ese tipo de expresión.

—¿Eres el que vino con el chico rubio? —pregunta, a lo que Todoroki asiente con la cabeza inmediatamente. El doctor le observa con mayor detenimiento y termina por sentarse a su lado, soltando un suspiro — También estás herido, ¿No te han revisado aún?

—No es necesario —asegura, tragando saliva —¿Cómo está Bakugō?

—El chico está estable, por suerte —le informa desviando su mirada a la carpeta azul que trae en las manos. Shoto suelta un suspiro de alivio y siente que el peso y la tensión de sus hombros ha desaparecido —. El golpe en la cabeza no ha sido nada grave, vaya que tiene la cabeza dura.

Sí, es un cabeza dura.

—Lo que me preocupa, más que sus contusiones y huesos rotos, son sus ojos — A la cabeza de Shōto vuelve el recuerdo del rubio cenizo cubriéndose los ojos y gritando de dolor ¿Qué le habrá hecho ese maldito villano? —. No hemos podido examinarlo bien por la hinchazón, pero se ven muy mal. El oftalmólogo llegará pronto y nos dirá con exactitud qué tiene, pero desde ya hay que estar listos para la posibilidad de que haya perdido la visión.

—¿Dice que hay posibilidades de que haya quedado ciego?

—Sí, es probable —murmura. El de mirada heterocromática siente náuseas —. Pero no quiero asegurarte nada. Esperemos unos minutos y veremos. Por ahora necesito el contacto de los padres del chico, ¿Sabes de alguna forma de llamarlos? Hay exámenes que hacer y necesito la autorización de un adulto.

—Intentaré contactarlos.

El doctor se levanta y se retira haciendo una reverencia. Todoroki queda de nuevo solo con un sentimiento amargo y un peso en el pecho que le impide respirar con normalidad. Se imagina miles de escenarios distintos y ninguno le agrada:  si Katsuki llega a quedar ciego, no podría seguir con las clases en UA ni con su sueño de ser el héroe número uno, ni siquiera podría hacer su vida con normalidad. Era un futuro oscuro y desolador, y por mucho que le molestaran y desagradaran algunas actitudes del rubio cenizo no se lo desearía por nada del mundo, ni siquiera a su peor enemigo.

Comenzaron siendo algo así como rivales, sin embargo, con el paso de los días y teniendo que compartir constantemente por las clases extra, habían logrado crear una relación mucho más cercana. Cualquiera pensaría que las cosas siguen igual por el carácter arisco que caracteriza a Katsuki, pero para Shōto las cosas sí habían cambiado; eran pequeños gestos, desde dejarlo caminar a su lado hasta saludarlo por las mañanas o incluso mirarlo a los ojos. Tal vez Bakugō aún no lo consideraba su mejor amigo, pero sí un igual, y para él era mucho más que suficiente por ahora.

Tuvo que contactar primero con Midoriya para así conseguir hablar con los padres de Katsuki. Con el pasar de los minutos, ya toda la clase terminó por enterarse del incidente, e incluso su familia, porque recibió muchas llamadas de su hermana que terminó por ignorar.

Se siente muy angustiado como para dar explicaciones.

Pasando las horas dejó que una enfermera se encargara de sus heridas, que por suerte no eran más que algunos moretones y rasguños. Debido al cansancio y la medicina estuvo a punto de quedarse dormido en los asientos de la sala de espera.

—¿Sigues aquí, chico?

El mismo doctor de antes vuelve a aparecer, y al notarlo el de cabello bicolor se levanta con rapidez intentando que su somnolencia no se note demasiado.

—Los padres de Bakugō me han dicho que están en camino —informa y el médico asiente —, ¿Cómo sigue?

—Bastante bien, puedes quedarte tranquilo — Hojea con detenimiento los exámenes e informes médicos que tiene en sus manos y luego mira a Todoroki —. No ha despertado aún, pero ya han examinado sus ojos y, a pesar de que uno está con pérdida total, el otro tiene aún probabilidades de salvarse.

—¿Probabilidades?

¿A todos los doctores les gusta hablar con probabilidades?

—De cincuenta por ciento.

¿Y con eso debe sentirse tranquilo? Baja la mirada y aprieta los puños con rabia. Si tan solo no le hubiera hecho caso o si no se hubiera tardado tanto en alejar a los civiles quizás habría sido de más ayuda y Bakugō no estaría tan herido.

—No te sientas culpable —le dice el médico al notar su expresión —. Supe que ambos estudian para ser héroes y que se pillaron con un imprevisto. Han hecho lo que deben hacer, y estas cosas son muy comunes en su mundo. No se pueden evitar por mucho que lo desees.

Las palabras del doctor no logran hacer que se sienta mejor, si no que el efecto contrario. Vuelve a sentarse y se pasa las manos por la cara, frustrado y afligido por todas las emociones que revoloteaban en su cabeza.

En el mejor de los casos Katsuki solo perderá la visión de un ojo, y conociéndolo bien eso no impediría en nada hacer su vida con total normalidad. Si ocurre el peor de los escenarios, Bakugō quedaría completamente ciego y toda su vida se iría cuesta abajo. En cualquiera de los dos situaciones siente que tiene mucha responsabilidad en ello y que sus malas decisiones llevaron a que las cosas hayan terminado de esta manera.

Solo desea que esta pesadilla acabe.

☀️☀️☀️☀️




Recuerden que también me encuentro como El_Invierano en AO3, por si se quieren pasar por allá <3

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