MK Maestro #2
Espero que les guste~
Nota: Y una vez más, creo que hasta aquí llego mi cerebro con ese Au xD
Nota-2: Ignoren mis errores, los arreglaré en cuando puedo :3
-¿Por qué no nos podemos quedar?- Wukong volvió a preguntar, sonando como niño pequeño, quejumbroso y algo molesto, MK dejando escapar un largo suspiro. Están sobre su nube, alejándose de la montaña y el pueblo, dirigiéndose a destino desconocido para ambos monos pero él conoce perfectamente el camino. -¡Somos grandes guerreros, podemos quedarnos solos unos días!- hace grandes gestos, Macaque deteniendo la mano del mono castaño antes de que pudiera golpear su rostro, gruñendo algo entre dientes. -¡Vivimos por nuestra cuenta durante años!-
-¡Cállate de una vez, maldita sea!- el domador de sombras ya no se aguanto y medio se lanzo encima del otro, ambos peleando. Uno quejándose con más fuerza, mientras el otro intentaba bajarle algunos dientes a ver si se callaba. Qi Xiaotian respiro profundo, convocando a toda la paciencia del mundo, frotando su pecho de manera distraída. El entumecimiento y el dolor pasado ya no se sentían tan mal, no después de casi una semana de encierro y soledad en una siesta profunda, pero aun estaba algo sensible y su deseo de ver a su amiga estaba más presente que nunca. Aun así, en su momento, dudo y pensó mucho en que hacer a continuación, teniendo a dos seres revoltosos bajo su mando, además de algunos problemas con los de arriba. Temía dejarlos solos. El emperador no planeaba dejarlo en paz por lo que podía ver, ese tipo en serio tenía un deseo muy morboso de muerte, y Nezha tampoco iba a retroceder, había intentado arreglar las cosas entre ambos durante años. Se sentía un poco acosado si lo pensaba demasiado.
-¡Suéltame, bastardo!- Wukong gruño, casi mordiendo la mano del domador de sombras en cuanto este intento taparle la boca.
-¡Solo cuando te calles, idiota!- Macaque se negó a ceder, su sensible audición ya harta de escuchar las quejas del tonto que tenía por supuesto amigo.
MK suspiro con cierto cansancio. Empezaba a pensar que debió dejarlos...y estaba tentado a tirarlos al agua en su primera oportunidad, ¿eso es malo?
-Si no se callan los dos en este mismo instante, les puedo asegurar que se arrepentirán- uso un tono firme y serio pero lleno de amenaza, mirándolos solo de reojo. Eso fue suficiente como para erizar el pelaje del par, quienes no dudaron mucho en obedecer, quedando arrodillados y con la boca cerrada, luciendo un aterrados, tiesos y hasta con las colas extrañamente quietas. -Ahora, no me importa que tan fuertes se crean o que tan mayores sean...- la nube se detiene en seco y él aprovecho eso para pararse, mirándolos desde arriba, los monos luciendo avergonzados y nerviosos, apenas evitando desviar las vistas con cierta ansiedad. -...están bajo mi cuidado...- entrecerró los ojos y ellos se erizaron, sintiendo que habían llegado al límite de la paciencia ajena. Un récord para ambos. -...y no pienso perderlos de vista, no cuando ellos están tan al pendiente de nosotros...- hizo un gesto hacia el cielo en un gesto claro. -...¿Entendido?-
-Si, maestro- no dudaron en decir y MK dejo escapar un ligero suspiro, relajándose un poco en su lugar, mientras los monos se permitían desinflar sus posturas con alivio.
-Bien...- tarareo, sonriendo con cierta diversión. -...les doy un segundo para taparse al menos las orejas- comento y ellos solo pudieron parpadear con confusión, antes de que la nube se moviera a toda velocidad, esta vez hacia abajo y dirigiéndose al agua directamente. El par chillo, nariz y boca llenándose de agua, antes de que de repente, todo estuviera seco una vez más.
-Agh, eso fue horrible- Wukong, apenas pudo pisar algo parecido a tierra firme, no dudo en sacudirse cual animal y hacer una mueca, estornudando, sin poder quitarse del todo la sensación del agua entrando por su nariz.
-Secundo eso- Macaque lo imito, estremeciéndose, agradecido de haberse tapado las orejas justo a tiempo. Qi Xiaotian, extrañamente seco, bufo con burla ligera.
-Oh, visitas~- una nueva voz suena y llama su atención, el castaño sintiendo mientras los monos se sentaban y observaban. No muy lejos de donde están, saliendo por la gran puerta que aquel hermoso y muy brillante lugar tiene, hay alguien de cabello blanquecino, con mechones verdes en frente, algo pálido y de ojos verdosos pero manteniendo una gran sonrisa en su rostro, incluso cuando tropieza un poco con lo larga que le queda la ropa que tiene, apenas logrando mantenerse de pie. -¡Monkie Kid!- agita las manos cubiertas por las largas y holgadas mangas que usa, luciendo casi infantil mientras se acerca.
-Ao Lie...- sonrió, extendiendo su mano para agarrar el brazo ajeno justo cuando tropezó y evitando su caída. -...lamento haber venido sin avisar- lo ayuda a quedar sobre sus pies una vez más, divertido ante la carcajada ajena.
-¿Bromeas? ¡Siempre eres bienvenido aquí!- su sonrisa es radiante y grande, alzando los brazos para poder abrazarlo, un gesto que no dudo en corresponder. -¿Y ellos?- se separó, fijándose entonces en los monos, quienes se enderezaron. Wukong tenía una mala relación con el último dragón con el que se encontró, porque le robo en su cara, así que solo pudo sonreír con cierto nerviosismo. -Oh...- se cubrió la boca con las mangas, los ojos bien abiertos al fijarse en las coronas doradas. -...¿Los celestiales...?- miro al castaño con preocupación notable.
-Estoy muy cerca de matar al Emperador...- hizo un gesto ligero. -...y a Nezha también- agregó después de unos segundos. El que avisa no traiciona, cree que así era el dicho.
-Oh, MK...- extendió sus manos cubiertas por las mangas de su ropa para acunar el rostro ajeno, sus frentes tocándose por unos segundos. Parece una especie de consuelo, quizás un gesto de apoyo, así que el par se queda callado pero algo llama su atención. Hay alguien más pasando por ahí en ese momento. Viste de blanco y verde como él, gruñendo algo entre dientes mientras parece pasar sus dedos por el largo y oscuro cabello suyo, luchando a simple vista con algunos nudos.
-Tonto cabello...- bufo entre dientes, con frustración notable, aunque eso pareció quedar en el olvido en el momento en el que se giro y los vio. -¡MK!- chillo con puro deleite, corriendo con emoción y una única intención.
-¡Mei!- esta feliz y aliviado de verla, alejándose de Ao Lie a favor de acortar la distancia con su amiga. Ella fue su consuelo desde el momento en el que se conocieron y solo verla, escucharla lo llena de calidez. En el momento en el que ella lo rodeo en un abrazo aplastante y dulce, ignoro todo a su alrededor, más concentrado y feliz de hundir su rostro en el hombro de su mejor amiga, relajándose a sabiendas qué nada podría pasarle mientras Mei estuviera allí.
Con eso, puede olvidarse un poco de las cicatrices que marcan su cuerpo.
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