Daño
Espero que les guste~
Nota: Para todos aquellos que querían a MK tuerto, aquí se me ocurrió esto
Nota-2: Se me ocurrió que, si alguno de los celestiales se enteraba de que alguien tan poderoso como MK estaba a punto de "romper el cascarón", no debió haber estado muy feliz y en esta versión, decidió acabar con aquello desde el principio
Nota-3: Espero que haya quedado bien, empecé con frases al azar y al final, lo uní lo mejor que pude ^_^
Lejos de la vista de la gente y de ojos maliciosos, puesto en un pequeño altar con buena protección, hay una piedra extrañamente redondeada y en su interior, algo poderoso crece.
El pequeño ser esta rodeado de tranquila oscuridad, con una voz femenina que en ovaciones le habla y le canta, hablándole del gran mundo que a su alrededor sigue creciendo y de todo lo que podría explorar. También le enseña palabras, explicando lo que mejor que puede que es cada cosa y para que sirve, siempre amable y dulce, como si estuviera emocionada de que el saliera de su lugar.
Un día, su tranquilidad es rota por estruendos y gritos, chillando con miedo cuando todo su pequeño mundo es sacudido bruscamente. Siente miedo mientras todo se mueve, abriendo los ojos con asombro cuando grietas brillantes irrumpen entre la oscuridad que lo rodea y de repente, esta golpeando una superficie dura.
Abrió los ojos con cierta dificultad ante toda la iluminación con la que se encuentra y luciendo confundido ante el ligero dolor que siente ante su caída, alzando la vista y abriendo los ojos con asombro ante todos los colores que inunda su entorno. Se ve mucho mejor de lo que alguna vez había imaginado pero su entusiasmo es bruscamente interrumpido, alguien alzándose por encima de su pequeña figura. Hay gruñidos profundos y amenazantes, luciendo cauteloso mientras lentamente alza la vista, sin poder ver al desconocido al encontrarse con el filo de un arma justo frente a su rostro. Grita cuando es herido, tanto de sorpresa como de dolor.
No sabe que es lo que lo lastima pero trae consigo ardor y dolor, sintiendo como algo escurre por su rostro, observando con cierta curiosidad y miedo el líquido rojizo que pronto mancha el suelo bajo suyo. Hay mucho y cree que no debería estar saliendo pero cuando levanta su mano, presionando de manera tentativa la herida, trae punzadas de dolor. La sensación es nueva y no le gusta nada.
Parte de su mundo se a vuelto oscuro.
Hay brazos que lo rodean de repente y lo cargan un chillido ahogado saliendo de su boca, sintiendo como era llevado, sintiendo alivio cuando es alejado a un ritmo rápido de los gruñidos y sabe, de alguna manera, qué quien lo sostiene es su salvadora.
Le gustaría aferrarse a ella, para sentirse protegido como antes, pero es dejado rápidamente en el suelo y hay manos en sus hombros que lo mantienen en su lugar.
-Escucha, mi pequeño...- es ella, a escuchado su voz tantas veces que puede reconocerla y algo en su interior se quiebra al no poder verla, su vista nublada por las lágrimas y sangre. -...quiero que corras y busques un lugar seguro- hay una mano en su pecho y de repente, siente que algo en su interior es atado, sin saber que su apariencia a cambiado. -Cuídate, mi pequeño, y espero volver a verte algún día- se inclina para dejar un rápido beso en la frente ajena antes de empujarlo y aunque duele, sigue el impulso.
Obedece sin pensar. Corre sin mirar atrás, sin detenerse incluso cuando sus piernas arden y le cuesta respirar, sin prestar atención cuando todo a su alrededor cambia de bosque a edificios altos y simplemente busca donde esconderse, lejos del ruido y de los ojos que lo siguen. Su respiración es agitada cuando al fin puede detenerse, cayendo de sentón mientras todas sus extremidades temblaban por el miedo y el cansancio, sin saber que hacer a continuación.
-Hey, chico- se sobresalta ante la repentina voz y se acurruca aun más en su lugar, demasiado agotado como para moverse nuevamente y protegiendo lo mejor que puede su rostro, quejándose al tocar su herida. -Hey, hey, hey. Tranquilo- la voz es amable, como la de ella, y eso lo impulsa a alzar la vista. Se encuentra con ojos suaves que lo miran con tristeza y preocupación, manos extendidas en su dirección pero sin tocarlo en un ofrecimiento notable. -No quiero lastimarte-
El niño está solo y asustado, perdido y herido, sintiendo que su mente se nubla rápidamente y sin saber que es por la perdida de sangre, sintiéndose repentinamente consolado ante la amable parecencia del demonio cerdo, así que se levanta y avanza, dejándose caer en sus brazos.
Siente que lo levantan con cuidado, siendo acomodado, y pronto, se están moviendo, aunque no sabe a donde. Se permite relajarse lentamente en el hombro de quien lo lleva, toda la adrenalina abandonando su pequeño cuerpo y dejando que sus párpados cayeran, cayendo en una tranquila oscuridad que es bienvenida luego de todo lo que sucedió.
Se despierta quien sabe cuanto tiempo después, sintiéndose sacudido y perdido, recostado sobre algo ligeramente blando y con su cabeza sobre algo mullido. Todo a su alrededor es blanco y hay un olor extraño que lo rodea, notando el extraño tubo conectado a su brazo y que parece estar unido a una bolsa. Sus recuerdos están tan borrosos que solo lo hace sentir más confundido. No sabe de donde viene o si tiene un nombre, y mirándose las manos pequeñas ni siquiera puede decir si se a visto así todo el tiempo, pero recuerda el miedo y el dolor de ser atacado. Siente desesperación en cuanto nota que hay algo mal en su visión y se toca el rostro, rozando sus mejillas suaves hasta que siente algo diferente, algo grande y de textura rara que tapa uno de sus ojos, el herido.
Intenta arrancar lo que sea que obstruye su vista, gruñendo con frustración ante el sonido fuerte que resuena, y de repente, hay personas
En algún momento, le dan un espejo y puede ver el daño por primera vez desde su despertar. Hay un gran corte que cruza por encima de su ojo, que empieza por encima de su ceja y llega a su mejilla, roja y con los bordes algo inflamados pero su ojos se ve rojo, herido, con la pupila de un notable color blanco.
Le dicen que el daño es permanente y no tarda mucho en entender que nada va a cambiar lo que le sucedió. No sabe como sentirse al respecto.
El resto de los días son un borrón. No presta real atención a nada de lo que sucede a su alrededor, demasiados rostros diferentes como para recordar, pero aprende todo lo que puede, palabras y significados, y cree que se adapta bastante bien, incluso si se siente diferente en más de una manera.
Se siente solo, incluso cuando esta rodeado de gente, y no le gusta la lastima con la que lo miran, algo que aprendió a identificar rápidamente. Su herida aun se está curando y eso viene con la ventaja de un parque médico, atado tras sus orejas, manteniendo su ojo ciego cubierto y escondido de todos a su alrededor.
Algo cambia con una visita.
-Hey, chico- se endereza ante la voz y es rápido en voltearse, viendo con su único ojo bueno a aquel demonio que se siente con mucho cuidado frente suyo, manteniendo una sonrisa ligera y movimientos lentos. Lo reconoce, es quien lo había ayudado, con su voz amable y su suave toque. Se siente extrañamente aliviado de verlo, especialmente porque en su mirada no hay lastima alguna, y se levanta solo para poder acercarse. Hay brazos abiertos que lo esperan y lo rodean en cuanto se deja caer contra el pecho ajeno, apoyando su lado sano contra el hombro del demonio.
No recuerda su pasado, no sabe quien es o de donde viene, pero mientras se abraza a su cuidador y se aferra a su ropa, decide que no le importa.
Todo se siente como un buen comienzo de algo.
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